Pungista rudo y alegre, galopa Arpad por la llanura desierta. Por ahora la cosa marcha bien. Dicen que es como perder los estribos, sentirse acorralado, traicionado. Su rugido aterroriza de tal modo a los caballos que estos acabaron por desarrollar alas para volar, desbocados, algunos revoleando los arados en diferentes direcciones y otros desplomándose en el suelo.
El calor húmedo de Blackhole es insoportable. Los caballos se escurren fácilmente. Por suerte, la herradura de uno de ellos siempre puede servir para que un buen sastre pueda atenuar sus imperfecciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario