Tampoco creo que la relatividad cultural pueda ser "demostrada" con ninguna técnica. El descuido llega a su punto más alto cuando se considera al lenguaje como una de las marcas de distinción de lo humano, olvidando su existencia en el amplio reino animal.
No sé que son las "necesidades literarias" ni comparto las teorías de Taine o Marx sobre las "causas" de la literatura y del cambio en la literatura, y si bien una obra literaria puede ser (y en muchas ocasiones es) un escape de la vida cotidiana, ello no elimina la base "existencial" de la escritura. Tal distancia entre vida y obra también es parte de la vida. Y toda literatura es, creo, en ese sentido, autobiográfica. Lo que no es "nosotros" es tal vez lo que mejor habla de "nosotros", ¿no se ha discutido ya bastante esto?
Comparto sí la idea tan vituperada hoy de una historia literaria universal y el rescate, la misma reaparición, de la palabra "estética". Comparto también la crítica a los excesos del análisis y de la terminología. Lo que antes era crítico y revolucionario hoy es normal y estupidizante. Creo que tenemos que asumir el riesgo de ser considerados "demodés" y evitar y denunciar aqeullo que se anquilosa, y recordar aquello que se olvida. Hoy nos encontramos con los excluídos de los excluídos. Utilizamos teóricos europeos para denigrar su tradición. Erigimos un nuevo discurso deslegitimador que no iguala democráticamente las visiones con su supuesto "relativismo" sino que desdeña con desprecio lo que considera "parte de la vieja crítica" (desdén injustificable en un marco "relativista").
Descreo de las protecciones especiales que acentúan las diferencias y los rencores y tribalizan el pensamiento y la sociedad.
Siempre hay que luchar por la libertad. Cuando creemos que la tenemos se convierte en nuestra prisión. Hay que dinamitar la crítica pusilánime y recrear el estudio de la litertura. Creo en las obras maestras qeu no son el resultado de una conspiración de blancos heterosexuales exitosos en su marketing político. Creo firmemente que hay obras mejores que otras y uno no tiene que ser racista por creerlo. Y me inscribo en la tradición helénica: la belleza es sagrada y no necesita de mensajes morales. La literatura y la vida no pueden reducirse a una agenda política. Salvo que queramos terminar como la Academia Sueca.
Hablando de Academia Sueca, les dejo un párrafo de Borges extraído de "Utopía de un hombre que está cansado":
"Casi nadie sabía la historia previa de esos entes platónicos, pero sí los más ínfimos pormenores del último congreso de pedagogos, la inminente ruptura de relaciones y los mensajes que los presidentes mandaban, elaborados por el secretario con la prudente imprecisión que era propia del género" (pág 54, Obras Completas, 1989).
No es necesario hacer ninguna analogía
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