Hablamos de una España con posesiones en Italia que lo van a llevar a Cervantes a pelear allí. Una España pluriétnica, con católicos, moros y judíos (aunque en tiempos de Cervantes ya casi sólo restaba expulsar a los moriscos -moros convertidos-, en 1609).
Cervantes trata de viajar a América pero la lucha por los puestos es muy grande, entre otras cosas porque la crisis económica que genera el auge de pícaros y vividores también hace que muchos vean en América una salida. También es un mundo de gran corrupción.
Cervantes había nacido en Alcalá, lugar que representa también a la universidad que afirmará la tradición filológica por sobre la escolástica tradicional de Salamanca. Se emplea en la burocracia como muchos otros poetas y esritores formarán parte del clero o de la armada (de hecho Cervantes quiso seguir la carrera militar). De alguna manera eran las únicas vías de supervivencia honorable...y América. Cervantes participa de la batalla de Lepanto contra los turcos como parte de la disputa de España con el Imperio Otomano por el Mediterráneo. Vive durante la derrota de la Armada Invencible (a la que no puede ir y seguramente con celos de Lope de Vega que sí fue).
Vive entonces el siglo de Oro, de grandes obras literarias (el Guzmán, La Celestina, etc.), de Tirso de Molina, Calderón, Mateo Alemán, el mismo Lope de Vega, el siglo del gran honor español, de la posesión de América, y el desengaño de una España que no supo sacar provecho de ello, que dilapidó todo el oro y la plata que obtuvo, que degeneró en burocracia y corrupción.
Una España movil, que cambiaba de capital con la corte, que tuvo emperadores extranjeros e, insisto, marcada por el debate sobre que hacer con tanta riqueza (material y espiritual), con el erasmismo, el protestantismo, el iluminismo.
En síntesis, una vida de "fracasos" en una España "fracasada", desmembrada y que había querido ser épica como el mismo Cervantes. Una España que se cierra con Felipe II como Alonso Quijano volviendo a su casa. La España de la Inquisición y de la Santa Hermandad, del Index (y esto está también en Don Quijote). Económicamente devastada, ya no pudiendo competir con los productos americanos, fruto de una centralización tan férrea y burocrática.
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