"Und Ist so Wunderlich Als Wie am Ersten Tag".
Tan olvidados como este estudio sobre la inflación en la República de Weimar recuerda a los aspectos humanos. Si este libro no es un estudio económico es porque en la economía también los términos se devalúan. En Alemania todo era una locura de calles tristes como las de Greta Garbo, por un lado, y del desenfrenado jolgorio nocturno de los especuladores delirantes de millones, por el otro.
Si las personas no ven lo que quisieran ver, si la credibilidad de un Estado como el de Weimar se deteriora, Fergusson sostiene que no hay nada más obvio que un líder, que la imperiosa necesidad de un líder ante la irrelevancia consiguiente de la política y la consabida "maldad intrínseca" del "otro".
Confusión y desilusión, pesimismo y descontento, inseguridad más sentido épico generarán un antídoto, un antitodo, posibilidades de guerra civil, y el hecho de que nadie esté dispuesto a sacrificarse más por el Estado. La principal preocupación de los alemanes y austríacos de entonces consistía en comprobar día a día, hora a hora, la cotización del dólar mientras se generalizaban el miedo, la codicia y la corrupción: "Las viejas virtudes, como el ahorro, la honestidad y el trabajo habían perdido su atractivo; lo qeu pretendía todo el mundo era enriquecerse rápidamente, y los especuladores les estaban enseñando que era mucho más fácil conseguirlo comprando y vendiendo divisas, o acciones, que dedicándose a trabajar".
La ética salió hecha pedazaos pues para Fergusson "comer es más necesario que la libertad". Y sobrevino. Vino encima de uno. De más. Ni siquiera escucharon a Mirabeau, recordado por el autor, quien unos meses antes de morir pronunció su famoso discurso sobre la situación de las finanzas francesas: "La banqueroute, la hideuse banqueroute, est là. Elle menace de consumer vous, vos propiétés, votre honneur, et vous délibérez".
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