Pensamos también en todos aquellos momentos de "compromiso" o impulso que lanzan a los individuos a la realización de un acto al parecer sin salida, pero que de momento ponen en tela de juicio la existencia del hombre entero y por consiguiente significan un absoluto. Si todo es posible porque Dios ha muerto, dice Dostoievsky, se debe a que Dios representaba la lógica inevitable.
Se trata de manifestaciones irrepetibles atravesadas por una iluminación que pone en tela de juicio la propia estructura de la sociedad en que se encuentra. Todas las civilizaciones se protegen contra ese enfrentamiento con el azar que trastoca el ordenamiento de las instituciones: flujos del juego que barren el territorio existencial de las sociedades.
La conmemoración es a la fiesta lo que la regla al juego: una tentativa del establecimiento social para absorber aquello que lo uno y lo otro tienen de inaceptable para el orden establecido.
Los que no aceptamos el mundo como va, ni la sociedad donde estamos, ni los hombres y mujeres como son, sabemos que es imposible "reformar" el deporte sin cuestionar los fundamentos económicos de la sociedad que lo produce, que la identificación con el campeón es una subordinación del individuo a una tipología conformista, que el fútbol aparece como hecho social masivo al mismo tiempo que el turismo de masas y el ocio popular en el momento de las grandes luchas sociales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario