Identidades en movimiento
Ernesto es un personaje móvil en cuerpo y alma. Como los migrantes, al querer dejar de ser algo pasamos a ser otra cosa que tampoco somos nosotros. Anselmo fue uno en la Amazonía y otro en Piura, igual que Bonifacia y Lituma. Hablamos de personalidades móviles, desconcertadas, rotas, en un territorio fragmentado que atraviesa lo que ha sido llamado un proceso de cholificación:
“la afirmación de nuevas identidades -ya no indias pero tampoco criollas o mistis- en las que se entrelazan elementos étnicos, regionales, clasistas y ciudadanos. Arguedas habló de un Perú de ‘todas las sangres’, ‘donde cualquier hombre no engrilletado y embrutecido por el egoísmo pueda vivir, feliz, todas las patrias.” 71
Si cada piedra es diferente, si no están cortadas, si “se están moviendo”, si “parece que caminan, que se revuelven, y están quietas”, tal vez habría que ser como ellas, o como “ese río imperturbable y cristalino, como sus aguas vencedoras. ¡Como tú, río Pachachaca! ¡Hermoso caballo de crin brillante, indetenible y permanente, que marcha por el más profundo camino terrestre!”72 .
Según bien ha observado Luis Loayza, Fushía es también otra identidad en movimiento o el movimiento mismo:
“Huye de Campo Grande a Iquitos, de Iquitos a su isla cerca de la frontera con Ecuador y luego deja la isla y atraviesa la selva peruana para llegar a San Pablo. Fushía es también...el movimiento en la sociedad .”73
Las identidades en movimiento son como aquella piedra que tanto viajó que, casi al llegar, la venció el cansancio y se detuvo. Y lloró sangre.
(71) Degregori C. I. y Grompone R., op. cit.
(72) Citas extraídas de J. M. Arguedas, Los ríos profundos, caps. I y V.
(73) Luis Loayza, El sol de Lima, op. cit., p. 175.
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