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Dramatis Personae

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Cartógrafo cognitivo y filopolímata, traductor, escritor, editor, director de museos, músico, cantante, tenista y bailarín de tango danzando cosmopolita entre las ciencias y las humanidades. Doctor en Filosofía (Spanish and Portuguese, Yale University) y Licenciado y Profesor en Sociología (Universidad de Buenos Aires). Estudió asimismo Literatura comparada en la Universidad de Puerto Rico y Estudios Portugueses en la Universidad de Lisboa. Vivió también en Brasil y enseñó en universidades de Argentina, Canadá y E.E.U.U.

jueves, 8 de junio de 1989

Etica militar. Manuel M. Davenport, James B. Stockdale y otros. Sudamericana, Buenos Aires, 1988

A medida que en el prólogo leemos que el cuestionamiento ético nos incita a establecer distingos entre el bien y el mal, a medida que los autores exponen sus opiniones este planteo ingenuo y simplista, además de peligroso, deja lugar a algunas reflexiones más profundas y a un pensamiento menos esquemático. Para nosotros, lectores subdesarrollados y subamericanos, el conjunto "ética militar" estalla dentro de la cabeza y vemos surgir infinidad de imágenes de un pasado no muy lejano que a menudo se nos aparece impúdico y desafiante amenazando convertirse en un presente perpetuo. Esta recopilación de ensayos, que originalmente fueron conferencias y artículos del Journal of Proffesional Military Ethics de la Academia de la Fuerza Aérea de los EEUU, reúne trabajos de coroneles, vicealmirantes, mayores, almirantes y tenientes que ejercen la docencia en academias militares norteamericanas como profesores de Filosofía, Ética Cristiana, Ciencias Políticas, Leyes e Inglés.

Las ideas principales alrededor de las que giran los ensayos son la necesidad de pautas éticas que impongan límites precisos a la misión de las fuerzas armadas en una nación democrática y la responsabilidad inherente al hecho de ser por mandato los detentadores de la violencia legal. Desde ese punto de partida surgen cuestiones pasibles de interesantes analogías con la conducta y la ética de los militares argentinos. En uno de los trabajos leemos: ..."si un superior legítimo nos ordena hacer algo inmoral (por ejemplo matar gente inocente) no es posible tener la obligación moral de obedecer esa orden: y si uno obedece, tal obediencia no es virtuosa sino viciosa", como una de las reglas de un proyecto de Código de Ética (que el autor juzga necesario junto a una educación ética que enfrente a líderes y subordinados al hecho de que con demasiada frecuencia no perciben la índole ética de los problemas que encaran). También comparten la pretensión de que la estructura militar sea permeable a la forma de vida de sus "clientes" civiles y se encargan de elaborar posibles "vías seguras de disenso" y "protesta moral" institucionalizadas dentro de la cadena de mandos (al extremo de considerar en algunos casos a la desobediencia como el curso de acción éticamente preferible).

Más allá del contenido informativo, lo más valioso de la lectura para nosotros lo constituyen las resonancias que provoca y que nos brindan un punto de vista alternativo (esto no implica una valoración positiva) desde el cual leer nuestra realidad. Los límites para este ejercicio son obvios. "Pensemos en un pugilista. Se considera legalmente que sus puños son armas letales; debe ejercer una especial contención para usarlos. Aunque otros sientan la tentación de responder aunte un insulto pegando al ofensor, el pugilista lo tiene prohibido. La analogía del pugilista aclara qué significa la contención para los militares". ¿Qué expectativas podemos generar respecto de nuestros militares cuando el paradigma de nuestros pugilistas "tira por la ventana lo que no le sirve", según reza un grafiti de una pared porteña?

miércoles, 7 de junio de 1989

Tradición y poder: La Sociedad Rural Argentina (1955-1983) Mirta L. de Palomino. CISEA/Grupo Editor Latinoamericano. Buenos Aires, 1988.




La primera vez que tuvo contacto con usted fue en una exposición en el predio de Palermo. ¿No me diga que la maestra no lo llevó? Entonces, ya mayorcito, vio por televisión o escuchó en la radio el discurso de la exposición. La escuela y los medios. En el colegio secundario, los manuales de educación cívica no se cansan de repetir que la familia constituye la célula básica de la sociedad. Esos manuales, cuyos contenidos mantienen incólumes "ciertos principios morales", son tan antiguos como la Sociedad Rural Argentina (SRA), de la que hablamos, tan poderosos como ella, como aquella excursión o como la TV. Aunque, si de poder se trata, y sin olvidar su capacidad de presión política, sus socios lo poseen más que ella.

El libro que aquí nos ocupa busca describir la lógica organizativa de la SRA, obsservar cómo se ha constituido su dirigencia y analizar las características de la misma junto a las posiciones asumidas por ésta a lo largo del período analizado. La SRA es definida en este trabajo como un órgano de defensa corporativa de los grandes propietarios de tierra de la pampa húmeda, a la vez que como una organización de reunión, integración y autoreconocimiento de un sector de la clase alta argentina que busca allí su reproducción social, sin dejar de lado a otros baluartes institucionales como el Jockey Club y el Círculo de Armas.

Mirta L. de Palomino encuentra una gran homogeneidad interna en el seno de la SRA, tanto económica como social e ideológica, lo que favorece la realización de los objetivos mencionados. La permanencia prolongada en los cargos y la alta estabilidad en su dinámica política interna contrastan claramente con el devenir tormentoso e inestable de la política nacional entre 1955 y 1983: en la SRA no se observan prácticamente conflictos internos. Sucede que cuando las verdades que sustenta un grupo social se convierten en mandatos divinos, apoyados en la tradición y el pasado, la nostalgia y la armonía se aparean mutuamente.

"Producto histórico de un proceso particular" (¿qué cosa no lo es?), la SRA también es un espejo de la intimidad política: muchos socios fueron presidentes u ocuparon cargos relevantes en los gobiernos nacionales o provinciales; en forma inversa, la SRA nombra como socios honorarios a las más importantes figuras de la política en el poder. todo esto es, sin duda, más intenso durante los gobiernos militares: Martínez de Hoz, socio añejo por alcurnia familiar, fue apoyado por la entidad durante toda su labor en el Ministerio de Economía, para dar aquí sólo un ejemplo didáctico al alcance de todo el mundo. Tampoco pueden obviarse, como queda claro en el texto, las relaciones con las FFAA, la policía y la Iglesia.

Apoyada en una gran acumulación de datos y citas textuales de las Memorias de la entidad (fuente principal de la investigación), la autora realiza también un análisis institucional sistemático y exhaustivo que, aunque limitado en su alcance temporal y metodológico, logra los objetivos que se propone.

El gran tema de esta investigación, sin embargo, no se zanja con este libro: la relación entre las organizaciones corporativas y la democracia. Se inscribe sí, como el mismo prólogo lo indica, en los estudios de "gobernabilidad" que el CISEA realiza con el "apoyo material, intelectual y operativo" de la Fundación Ford.

"Libres, occidentales y cristianos", puede verse en el análisis que los socios de la SRA (y esto constituye un aporte nuevo a esta temática) actúan  en ámbitos económicos diversos, con una fuerte presencia en entidades financieras y bancarias.

En el final, Mirta L. de Palomino nos advierte que "no se ha trabajado sobre las acciones sino sobre las declaraciones de la SRA". No vendría mal a este respecto revisar la teoría de los actos de habla de Austin y Searle para pulir los fundamentos epistemológicos y sociolinguísticos de una investigación sociológica de este tipo. Pero en esta carencia abunda, en general, la sociología argentina misma. Dejando de lado estos detalles, creo que nos encontramos ante un gran trabajo que, sustentado en informaciones, documentos y cuadros de variado tinte, desarma una institución de la que poco se sabe, tan poco como del resto de los organismos más importantes de la estructura social argentina (y menos se conoce de ellos cuanto más poderosas son).