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Cartógrafo cognitivo y filopolímata, traductor, escritor, editor, director de museos, músico, cantante, tenista y bailarín de tango danzando cosmopolita entre las ciencias y las humanidades. Doctor en Filosofía (Spanish and Portuguese, Yale University) y Licenciado y Profesor en Sociología (Universidad de Buenos Aires). Estudió asimismo Literatura comparada en la Universidad de Puerto Rico y Estudios Portugueses en la Universidad de Lisboa. Vivió también en Brasil y enseñó en universidades de Argentina, Canadá y E.E.U.U.

jueves, 6 de septiembre de 2001

Twentieth Century Spanish-American Social Thought

 

Spanish 490—Selected topics in Spanish-American Literature of the Twentieth Century

Twentieth Century Spanish-American Social Thought


In this course we will explore: a) the notion of literature as hidden social theory and b) the correspondences among different “worlds of life,” as a way of understanding a historical and literary sensitivity that traces meanings linking theoretical and everyday thoughts.

We will develop our topic as a socio-historical dimension and as a literary dimension. This course will find its way where thoughts governed by fiction meet thoughts guided by historical activity in certain “written thoughts”. We will have a dialogue with this documents regarding their internal and conceptual trajectories, their social thoughts and their historical images. These three directions will help us to understand what it means to read a document and to create a theoretical, critical, historical, utopian and literary experience of reading, agitating social documents through a fictional look.


Major texts:

José E. Rodó, Ariel

Octavio Paz, El laberinto de la soledad

José C. Mariátegui, Ocho ensayos de interpretación de la realidad peruana

Ezequiel Martínez Estrada, Radiografía de la Pampa

José Vasconcelos, La raza cósmica

martes, 4 de septiembre de 2001

¿Qué TAL?

¿Qué TAL? 

¿Qué TAL? Pregunta por el estado de la situación, del alma de las cosas. ¿De dónde vendrá esta expresión que derivaría en la Argentina juvenil en un coloquial, amigable y risueño “¿Qué TALco?, hoy casi impronunciable en tiempos de anthrax.

Y, “aquí andamos”, respondemos, es decir estamos donde no podemos sino estar, andando por los mismos lugares en un estado de las cosas que suponemos no cambia demasiado. Repuesta que incluye cierta resignación a un lugar y a un caminar que se excluyen y miman mutuamente.

“ReTALiation” era la voz más escuchada en los primeros días posteriores al atentado contra las torres gemelas del 11 de septiembre. Es decir, venganza. TAL para cual. Palabra que deriva de “TALión” y su famosa ley que uno aprendió en la clase de historia del viejo colegio secundario: “ojo por ojo, diente por diente”. Es decir, respuesta árabe si las hay para el mundo “occidenTAL”.

¿Y la “reTALiation” contra quién? Bueno, contra los TALibanes, es decir, los “buscadores del conocimiento religioso”, ya que eso es lo que la palabra TALibán significa. Complejo, ¿vió?, ¿Qué TAL?

Mientras todo eso ocurre y cuesta despegarse del fascismo ideológico y mediático de las cadenas de televisión yo me había propuesto escribir una nota sobre el CEJ, con una jota que suena bastante árabe también. Pero en este caso no se trata de ningún grupo terrorista sino de unos jóvenes que conocí en un viaje a Venado Tuerto. Yo no sabía de que se trataba porque nadie me lo había contado previamente. Yo suponía que iba a dar una charla sobre “Como sobrevivir en caída libre” a la gente de la vieja “Facultad Libre” de la Biblo que yo había conocido años atrás. Tampoco sabía que iba a ver gente en caída libre arrojándose desde las torres un poco después.

Ya pasaron varios meses desde entonces. Se me mezclan las fechas. Fue TAL vez en agosto, o en julio. Y los nombres que ya no recuerdo. Puedo ver sus rostros, sin embargo. Y recordar algunos hechos. Como el traslado en taxi desde la estación de ómnibus hasta un bar donde conocí a estos tímidos jóvenes que me mostraban una carpeta con el historial de una murga. Creo recordar que la chica que guardaba esta carpeta y que me explicaba por primera vez un poco lo que hacían tenía el apodo de “pulga” o algo así. Luego charlaría basante con ella y me dejaría impresionar por su sensibilidad. En casi todos resaltaba, por otra parte, el bajo tenor de sus voces. Yo seguía pensando que iríamos a la Biblio pero acabamos en un Viejo galpón de ferrocarril. Allí comencé a comprender: el olor a asado, algunos torsos desnudos, algun que otro tatuaje, las vías desiertas, y jóvenes que le hablan a uno con un respeto y una distancia cortesana inmerecidas.

Esa noche tocaba un grupo de rock de Buenos Aires. Estaban insTALados con su trailer o casa rodante o lo que fuera junto al galpón que, ahora ya sabía, era el CEJ: Centro de Expresión Juvenil, o algo así. En la mesa nos tocó estar cerca. No se diferenciaban mucho de los jovenes del CEJ. Pero entre ellos algunos parecían más propensos a soltar la lengua, como uno. Y yo había ido allí a hablar.

Luego de un asado de agasajo era la hora de seguir hablando, pero ya en otra escena. El galpón pasó rápidamente a convertirse de un salón comedor en un centro de conferencias con una velocidad y un realismo pasmosos. Alguien entre esos jóvenes me hacía notar esa versatilidad del espacio.

Éramos dos expositores. Cuando me tocó hablar a mi sobre “como sobrevivir en caída libre” me sentí desubicado y en caída libre. En realidad se habían invertido los roles y yo estaba allí para escuchar, mirar, entender, comprender, aprender a “sobrevivir en caída libre”. Y hablé de textos inútiles, de libros distantes, de realidades imaginarias. ¡Y encima después querían pagarme el viaje!

A la noche tocaba la banda que era del norte del Gran Bs. As: Olivos, Martínez o alguno de esos barrios, no recuerdo exactamente. Decidí quedarme. Algo me hacía quedarme: un proyecto interesante, recuerdos de mi infancia, el aroma a asado y cerveza, las breves palabras de los jóvenes, la sensación de estar en un ambiente de dignidad y utopía, de recuperación, quien sabe, TAL vez.

La sala de conferencias ya se había convertido en una sala de conciertos, Ya no había mesas ni sillas. Sólo una barra donde se conseguía cerveza. Muchos sentados en el piso, otros parados, escuchamos el concierto. Recuerdo que un tema me impactó: hablaba del derrumbe de Manhattan, o algo así, sin duda premonitorio. ¿Qué TAL ese tema?, me  dije. No le faltaba cierto oscuro candor que hoy ya no tiene en mi memoria. Antes de la banda tocaron unos niños para el encanto de sus papás y de todos los que estabamos allí.

Al día siguiente desfilaba la murga. Podía irme o quedarme. Me quedé, a ver que TAL esa murga. Estarían de recorrida, se suponía que los encontrara en un TAL Barrio de la Carne. Recuerdo que caminé varias cuadras hasta encontrar la plaza donde estarían. No había nada. Entonces le pregunté a una señora que estaba allí con sus hijos. El evento, me dijo, se había suspendido por la lluvia o el viento, ya no recuerdo puesto que, como dice la canción, eran dos hermanos. Pero después se iban a cantar y a bailar a otro barrio. La señora lo averiguó todo y me acompaño hasta una casa donde había un servicio de remise. Anduvimos bastante en el remise, no era cerca. Yo esperaba una tarifa alta acorde a la distancia. Pero creo que me salió solo dos pesos o menos. Es que dos pesos eran mucho más de lo que yo pensaba. ¿Qué TAL?

El desifle era en una calle polvorienta. Era el día del niño y los jóvenes del CEJ se proponían llevar un poco de alegría en esa tarde a los niños del lugar. Yo llegué bastante antes. Entré en una pequeña casa/almacén a comprar unos doscientos gramos de queso de máquina y un par de pebetes ya que tenía hambre. Me los preparé en la calle mientras miraba a los niños de la cuadra corer carreras de carretillas descuajeringadas. Todo con una enorme precariedad, y no siempre abundaban las sonrisas. No era Afganistán pero algo había en común en esas calles desoladas y en esas ruidosas carretillas, algo unía a Kabul y Venado Tuerto, y yo ni lo intuía entonces.

Los distribuidores de mercancías para los almacenes locales, por su parte, habrían donado algunas bebidas y  comida para la celebración, según entendí. Cuando la murga llegó, asisitimos a una explosion de alegría simulada, triste, bochinchera, como son todas las murgas. Pocas cosas más melancólicas que una murga, ese digno intento de revivir lo invivible.

Allí me junte con ellos y nos fuimos a otro lugar donde la murga volvería a esforzarse por arrancar alguna sonrisa en los niños que no siempre parecían prestos a festejar. Ahora se trataba de una escuela. Entonces recordé a mi madre, mi infancia y mis años en la escuela primaria de Ingeniero Brian, en La Matanza. Era el escenario del esfuerzo barrial, era un mundo de solidaridad y, no casualmente, de abundantes perros callejeros. La murga era el arrojo y la fuerza de la dignidad juvenil por alegrar el mundo, el de los niños y el suyo propio. Un muchachito rubio, el más joven de la banda, la dirigía. Recuerdo muy bien la serenidad de su sonrisa. Otro tocaba el tambor y estudiaba. Algunos viajaban a Rosario para estudiar en la semana, otros aún no habían terminado la escuela secundaria. 

Ahora miro por la ventana de mi oficina y veo el mar y las montañas. Ahora pienso en el país vecino oscilando entre Doris Day y Terminator. Y en bin Laden, un nombre que pronunciado suena casi como un jerarca nazi salvaje y criminal. ¿Qué pasa cuando la “santidad de la vida” es puesta en cuestión y aparece una “santidad de la muerte”? ¿No habrá demasiada santidad dando vueltas? Pienso en Venado Tuerto, pienso en Kabul, pienso en Nueva York y no puedo dejar de tener un sentimiento religioso. Y sigo pensando: lo que necesitamos no es “reTALiation” ni castigos sino redención, piedad humanas. No se trata de una baTALla del bien contra el mal como lo plantean Bush y bin Laden ambos citando a Dios y creando una otredad que no es TAL para acabar con la otredad que sí es TAL.

Veo herramientas usadas y demonizaciones fáciles. Kabul y Venado Tuerto no tienen torres gemelas que proteger. Afganistán es un país donde la gran mayoría de la población es analfabeta, un país de polvo, de un polvo que se extendería en Manhattan haciendo sentir su presencia primero gris, disfrazándose de cemento, oficinas y cenizas de las víctimas de Nueva York, sin sangre, y que recuerda al Fuego Gris de Spinetta, y luego blanco como la leche, como el polvo del ánthrax, como la leche en polvo.

Mr Bush nos quiere con ellos o con los terroristas. Y yo no estoy con ninguno de ellos sino con los chicos de Venado Tuerto. Esa “cruzada” santafecina parecía interesante y no la de ninguna “justicia infinita” de ningún bando. Escuché unos días después del atentado a un senador norteamericano diciendo que harán todo lo que sea para obtener información de los terroristas y que no van a jugar a los abogados ya que los terroristas serán considerados prisioneros de Guerra. Igual que la dictadura militar argentina. O se estaba con los militares o se era subversivo. Y nada de cortes jurídicas, y mucho menos internacionales. En estos días se habla en los periódicos de supuestas órdenes de matar a Bin Laden.

¿Qué TAL? ¿Qué hacer? Volver a Venado Tuerto, quedarme en Canadá, volver a Buenos Aires? Uno se va pensando en una vida mejor. Yo no tengo ya idea de que es una vida mejor ni dónde está mi casa. Desenraizado y a la deriva, Venado Tuerto fue un espejo y el recuerdo de un hogar. En cada lugar nos encontramos con preconcepciones sobre quien somos o deberiamos ser. Y una vez que uno es TAL cosa es difícil convencer a la gente de que se tiene algo más para ofrecer. Pero los chicos del CEJ parecen haberlo logrado. En la última noche después de la murga asistí a una representación teatral, la sala de conciertos se había transformado en un teatro. Ese galpón parece tener siempre algo más para ofrecer. Ese galpón se reinventa a sí mismo. 

Pienso que a esta chica en Estados Unidos nadie podría llamarla “pulga”. Sería demandado. En el EEUU de lo “políticamente correcto” hacen su hogar la hipocresía y también el otro fanatismo religioso de un fundamenTALismo de cruzados que incluye universitarios y cantineros, minusválidos y válidos, negros y blancos, feministas y machistas, latinos y orientales. Un país hoy sórdido, de pocos matices, que le teme a lo tenue y en donde buena parte de la humanidad quisiera vivir por razones entendibles. Ya hemos perdido, entonces.

Frente a un mundo implacable y frívolo, de Bin Laden a Bush, los chicos del CEJ me hicieron pensar que TAL vez nada esté dicho en una Argentina cada vez mas precaria, país de exiliados y de encantos atroces, ajados. Y sin embargo a mí Buenos Aires se me parece cada vez más a Nueva York y otros lugares en la Argentina me recuerdan a California o a Egipto, donde nunca estuve. Y mucho se parecen entre sí el terrorismo artesanal y el de alto nivel tecnológico, el de ambos fundamenTALismos religioso y mercantil, el de desesperados y poderosos, delirantes y profesionales. Todo se parece mucho, sospechosa y terriblemente.

 Ya no se sabe quien es quien. Algunos caminamos a los tumbos sin saber donde está nuestra casa y todos somos enemigos potenciales. El Departamento de Estado norteamericano ve terroristas anti-norteamericanos en todas partes, de Cuba y Colombia a Sri-Lanka y las Filipinas. Y siguen tratando al enemigo como al villano de una película. Lo mismo hacen los Talibanes  con respecto a la amenaza occidental. Y el mundo se indigna debidamente de lo ocurrido pero porque ocurrió en New York y no en Guatemala o en Venado Tuerto. No hubo una sola línea en los diarios canadienses de la aparición de “ántrax” en la Argentina. Venado Tuerto ni siquiera figura en la Enciclopedia Británica que seguramente hojea Blair.

   Entonces, yo me pongo a escuchar jazz norteamericano, digo que soy afgano cuando me preguntan mi nacionalidad y me pongo a mirar el mar y las montañas desde mi oficina. Pero por momentos el mar se me vuelve desierto, las montañas se derrumban. E imagino todo esto como parte de mi formación viTAL para un día poder llegar a ser un gran argentino.

lunes, 3 de septiembre de 2001

Survey of Medieval and Golden Age Spanish Literature

Term I. September-December 2001

SCHEDULE

Week Topic

September 5-7 Introduction to the Course

Introduction to the History of the Spanish Language and to Medieval Spain.


September 10-14 Early lyric poetry -- the jarchas.

The mester de juglaría -- Poema de mío Cid. 


September 17-21 Poema de mío Cid.  (Video available)

The mester de clerecía .

Early prose narrative -- Calila y Dimna , Sendebar

September 24-28 Sendebar

Disciplina Clericalis


October 1-5 Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, Libro de buen amor.

Don Juan Manuel, El Conde Lucanor.


October 8 THANKSGIVING DAY - No classes


October 10-12 Sem Tov, Proverbios morales

La Celestina


October 15-19 La Celestina  (Video available)

Diego de San Pedro -- Cárcel de amor


October 22 MID-TERM EXAM


October 24-26 Introduction to the Golden Age.

The Golden Age Theater -- Lope de Vega, Fuenteovejuna. (Video available)


October 29 Lope de Vega, Fuenteovejuna


October 31 Calderón, La vida es sueño ESSAY # 1 DUE


November 2 Calder—n, La vida es sueño

November 5 The novel: Lazarillo de Tormes


November 7 Quevedo, El Buscón


November 9 Cervantes, Don Quijote --  selections


November 12 HOLIDAY IN LIEU OF REMEMBRANCE DAY -- No clases


November 14-16 Cervantes, Don Quijote -- selections.


November 19-21 Poetry of the Golden Age: selections from Garcilaso. Spanish Mysticism: Fray Luis de Leon, San Juan de la Cruz.


November 23 Santa Teresa de Jesús: El libro de la vida --selection.


November 26-30 Quevedo and Góngora (Selections).

General Review and Discussion

December Examination

ESSAY II due on Friday 4, January 2002.

DEPARTMENT OF FRENCH, HISPANIC AND ITALIAN STUDIES

Spanish 356a: Survey of Spanish Literature

Fall Term 2001: The Middle Ages and the Golden Age

Information for Students


a) Instructor

Dr. Daniel H. Scarfo Office: Buchanan Tower 720

Assistant Professor Phone: 604-822-4679

Office Hours: By appointment e-mail: scarfo@interchange.ubc.ca

Chat hours: To be determined


b) The Course

Spanish 356a is intended to introduce students to some of the main literary genres and trends of the Middle Ages and the Golden Age in Spain through a study of representative works from both periods. The first purpose here is to read, enjoy, and interpret these texts. 

Term I will begin with an overview of the ethnic, linguistic and political complexities of the medieval period, and their developments in the Golden Age, followed by a study of the prescribed texts. These will be read, not necessarily in chronological order, but in separate groups to provide an idea of the evolution of the different literary genres (if time permits). 


c) Prescribed Texts

Term I: Antonio S‡nchez-Romeralo and Fernando Ibarra, eds., Antolog’a de autores espa–oles antiguos y modernos. Vol. I. New York: Macmillan, 1972.


d) Additional Materials for Term I

The following materials will be supplied by the instructor :

- - Readings from other authors or other texts from the same authors (if time permits)

- - A general bibliography of background reading, plus recommended readings on specific authors and texts.


e) Marking Scheme (Term I)

Essay I (4 pages) = 100 (due Wednesday, 31 October 2001).

Essay II  (8 pages) = 100 (due Friday , 4 January 2002).

Mid-term exam =   50

December Exam = 150

In class participation =   50

On-line participation (chats and discussions) =   20

Video assignments =   30

Total = 500/5 = 100 (- number of absences)


Each absence results in a one-point deduction from the Final 1st Term Grade.  Minimum attendance requirement to pass the course: 29 classes out of 38: 75% approximately.

The Final Mark for the whole course (356a + 356b) will be the average of Terms I and II.


f) Essays

Your aim in your papers should be to situate the chosen text in relation to the general problematic or topic of the segment of the course. Try  to indicate the specific character of the text, describing its central thesis or preocupation and its mode of presentation in such a way as to clarify its differences from other readings in the course. The second paper can be a continuation and rewriting of the problems discussed in the first one, revised and expanded into a final, 8 page paper.


g) Participation

All members of the class are encouraged to participate actively in on-line and off-line discussions and debates. Such participation is an important part of your performance. Please come to class with written notes, your questions and thoughts about the possible meanings of the texts your have read. What strikes you? What paragraphs or points seem to you to  be the most significant or enigmatic? Why? Students will be asked to read these notes vand make very short (5 minutes) presentations on the spot and these will count as an important part of their participation mark.


THE UNIVERSITY OF BRITISH COLUMBIA


DEPARTMENT OF FRENCH, HISPANIC AND ITALIAN STUDIES


Spanish 356: The Middle Ages


Select Bibliography


Histories of Spanish Literature


J. L. Alborg, Historia de la literatura española, I, 2nd. ed., Madrid, 1970.

G. Bleiberg and J. Marías, Diccionario de la literatura española, 3rd. ed., Madrid, 1964.

G. Brenan, The Literature of the Spanish People, 2nd. ed., 1957.

A. D. Deyermond, The Middle Ages, vol. 1 of A Literary History of Spain, London and New York, 1971. Now also available in a revised version in Spanish, Historia de la literatura espa–ola, 1. öLa Edad Media., 12th. ed., Barcelona, 1987.

G. Díaz Plaja, Historia general de las literaturas hispánicas, vols. I, II and III.

J. M. Diez Borque, ed. Historia de la literatura española, I. La Edad Media.

Otis H. Green, Spain and the Western Tradition  (also available in Spanish version, España y la tradición occidental ). 

A. del Río, Historia de la literatura española.


Histories of Spain


W. C. Atkinson, A  History of Spain and Portugal, Penguin Books, 1960.

T. Burckhardt, Moorish Culture in Spain, New York, 1972.

A. G. Chejne, Muslim Spain, Its History and Culture, Minneapolis, 1974.

J. A. Crow, Spain: The Root and the Flower. A History of the Civilization of Spain and of the Spanish People, New York, 1975.

J. H. Elliott, Imperial Spain

G. Jackson, The Making of Medieval Spain, London, 1972.

H. V. Livermore, A History of Spain, New York, 1968.

- - - -, The Origins of Spain and Portugal, London, 1971.

S. de Madariaga, Spain: A Modern History, New York, 1958.

Menéndez Pidal (director), Historia de España.

J. Callaghan, A History of Medieval Spain, Ithaca, 1975.

S. G. Payne, A History of Spain and Portugal, Madison, WI, 1973.

J. Read, The Moors in Spain and Portugal, Totowa, N. J. , 1975.

B. F. OReilly, The Medieval Spains, Cambridge, 1993.

J. B. Trend, The Civilization of Spain, 2nd. ed., London, 1967.

Vicens Vives, Aproximación a la historia de España.


Cultural and Historical Interpretation and Approaches


D. Alighieri, De Vulgari Eloquentia.

E. Auerbach, Mimesis

M. Bataillon, Erasmo y España.

D. Bethurum, ed. Critical Approaches to Medieval Literature, New York, 1970.

H. Bloom, The Anxiety of Influence  (new edition, with new preface, 1997); Kabbalah and Criticism

J. L. Borges, Selections from essays and stories dealing with medieval texts.

A. Castro, The Spaniards: An Introduction to their History, Berkeley, 1971.

- - - -, The Structure of Spanish History, Princeton, 1954. Reissued in Spanish as La realidad histórica de España, México, 1962.

E. R. Curtius, European Literature and the Latin Middle Ages, New York, 1953.

Also available in Spanish, with additional material on Spain, as Literatura Europea y Edad Media latina, trans. M. Frenk Alatorre and Antonio Alatorre, 2 vols., Madrid, 1984.

M. Foucault, The Order of Things (Les mots et les choses).

J. Huizinga, The Waning of the Middle Ages, Penguin Books, 1965 (but frequently reprinted). Now available as The Autumn of the Middle Ages  in a new unabridged translation by R. J. Payton and U. Mammitzsch, Chicago, 1996.

Hutchinson,  Cervantine Journeys

F. López Estrada, Introducción a la literatura medieval española, Madrid, various editions (try to use the most recent you can find).

M. McKendrick, Theatre in Spain

H. R. Patch, The Goddess Fortuna in Medieval Literature, Cambridge, Mass., 1927.

 D. Pike, Passage through Hell: Modernist Descents, Medieval Underworlds.

C. R. Post, Medieval Spanish Allegory, Cambridge, Mass., 1915.

F. Rico, El pequeño mundo del hombre: varia fortuna de una idea en las letras españolas, Madrid, 1970.

de Rougemont, Love in the Western World.

C. S‡nchez Albornoz, España, un enigma histórico, Buenos Aires, 1962.

Said, Orientalism; The World, the text and the critic.

S. Sarduy, Barroco.


Poesía


R. Menéndez  Pidal, La epopeya castellana a través de la literatura española.

- - - - , Lírica española y antigua épica.

- - - -,  Reliquias de la poesía épica española.

- - - - (ed.), (El) Cancionero de Juan Alfonso de Baena 

- - - - , Flor nueva de romances viejos

- - - -, Romancero hispánico

- - - -, Romancero tradicional

Stern, S. M., Les chansons mozárabes

A. Alonso, Materia y forma en poesía.

D. Alonso, Poesía española


General linguistic and historiographic problems and history of the literary and philological narratives of medieval Spain as they have developed since de middle of the 19th century


R. Lapesa, Historia de la lengua española.

Lloyd, From Latin to Spanish

R. Menéndez Pidal, Orígenes del español


Al-Andalus and Sefarad - -and their legacies, for a better knowledge of both the fundamental texts of the non-Castillian cultures of medieval Spain, especially in the tenth through twelfth centuries (for the lyric) and the twelfth through fourteenth centuries (for the narrative).


Brann Ross, The Cumpunctuous Poet: Cultural Ambiguity and Hebrew Poetry in Muslim Spain.

López Baralt, Las Huellas del Islam en la Literatura Española.

D. Metlitski, The Matter of Araby in Medieval England

M. R. Menocal, The arabic role in medieval literary history.

- - - -, Shards of love

Monroe, Islam and the Arabs in Spanish Scholarship.

Ortega y Gasset,  Prólogo a El collar de la paloma  de Ibn Hazm (ed. y trans. García Gómez).


Orality and variation versus authors and texts, for the principal questions surrounding the textual nature and the establishment of criitcal editions of the Cid  and the Libro de buen amor, the hermeneutics of orally-produced texts in general, the relationship of the romancero to the epic tradition.


Lord, The Singer of Tales

Editions of the Cid: Menendez Pidal, Colin Smith.

Editions of the Libro de Buen amor


sábado, 1 de septiembre de 2001

Introduction to Comparative Literature: History and Methodology


 Comparative Literature 500A

Introduction to Comparative Literature: History and Methodology

September-December 2001

SCHEDULE

Week Topic

September 10 Comparative Literature: Definitions. Its many faces. Methods.

* Wellek, R. “The Name and Nature of Comparative Literature”. Discriminations: Further Concepts of Criticism. New Haven: Yale UP, 1970.

* Chevrel, Yves. La littérature comparée (selections).

* Pageaux, La littérature générale et comparée . Paris: Armand Colin, 1994. (selections).

* Texts from J. Texte, B. Croce, Gayley, Baldensperger, and Van Tieghem from Vega y Carbonell: La Literatura Comparada: Principios y Métodos.

* Bassnett, Susan. Comparative Literature. A critical introduction . Oxford: Blackwell, 1993. (selections).


September 17 Classical texts in literary criticism: The critical tradition

* Calvino, I. Why read the classics? (selections).

* Richter, The Critical Tradition (selections from Plato, Aristotle, Longinus, * Nietzsche, Tolstoy, Eliot, Heidegger, Sartre, Frye, and Auerbach).


September 24 The Western Canon and Comparative Literature. The literary tradition.

* Curtius, E. European Literature and The Latin Middle Ages (selections).

* Bloom, H. The Western Canon (selections).

October 1 Comparative Literature and World Literature

* Birus, H. “Main features of Goethe’s concept of World literature” in Comparative Literature and Literary Theory.

* Kirby, John T. The Comparative Reader: A Handlist of Basic Reading in Comparative Literature, 1998.


October 8 THANKSGIVING DAY - No classes

October 15 What do we do when we read?


* Manguel, A.: “Ways of reading: From St. Augustine to computers” in A History of Reading.

* Blanchot. L’espace littéraire (selections).

* Godzich, W. “Caution! Reader at work!” in Paul de Man, Blindness and Insight.

* Proust, M. Sur la lecture.

* Bourdieu, P. “Lectura, lectores, letrados, literatura” en Cosas Dichas (in translation).

* Bloom, H. How to read and why (selections).

* Levi-Strauss, Lire...


October 22 Culture in the 900. INTERDISCIPLINARY READING

* La cultura del 900.

* Culler, J. “Literature and cultural studies”, in Literary Theory: A Very Short Introduction.

* Serres, M. and Latour, B. Conversations on Science, Culture and Time. University of Michigan Press (selections).


October 29 Comparative Literature and crisis. Identity and travel: possible ways of defining the search of the comparatist. Comparative Literature as a field between Myth and Heresy.

* Wellek, René. “The Crisis of Comparative Literature”. Concepts of Criticism. New Haven: Yale U. P., 1963.

* Remak, “CL: Its definition and function” (1961).

* Fokkema: “CL and the new paradigm” (1982).

* Ruprecht: Littérature comparée et rationalité teorique” (1986)

* Laurette: La LC et ses fantômes théoriques” (1986).

* Philips, J. “The myth”, inContested Knowledge .

* Culler, J. “What is literature and does it matter?” in Literary Theory: A Very Short Introduction.

November 5 J. L. Borges as a comparatist ESSAY PROJECT DUE

* “Pierre Menard, autor del Quijote” en Ficciones; Arte Poética.

* “El escritor argentino y la tradición” en Discusión.

* “Kafka y sus precursores” y “Sobre los clásicos”, en Otras Inquisiciones.

* “La poesía”, en Siete Noches (in translations).


November 12 HOLIDAY IN LIEU OF REMEMBRANCE DAY -- No clases


November 19 Comparative Literature and Literary education

* Felman, Sh. “Education and crisis, or the vicissitudes of teaching” in Testimony . Crisis of witnessing in literature, psychoanalysis, and history.

* Borges, J. L.: His classes.


November 26 Comparative Literature Today: Theory and practice. Challenges.

* S. Totosy de Zepetnek, From CL Today toward Comparative Cultural Studies (on-line) , “An introduction to CL now” in Comparative LIterature Now. Theories and practice ; and Comparative Literature. Theory, Method, Application (Selections).

* Guillén, C. The challenge of Comparative Literature . Cambridge: Harvard UP, 1993. (selections).

* Chaitin, “Otherness” (1989-1997)

* Chevrier, “Les litteratures africaines dans le champ de la recherche comparatiste”.

* Ashcraft and others, The empire writes back.


December Examination on selected terms from: Cuddon, Dictionary of Literary Terms and Literary Theory


ESSAY due on Friday 4, January 2002.


THE PROGRAM IN COMPARATIVE LITERATURE

Comparative Literature 500a

Fall Term 2001: Introduction to Comparative Literature: History and Methodology

Information for Students


a) Instructor

Dr. Daniel H. Scarfo Office: Buchanan Tower 720

Assistant Professor Phone: 604-822-4679

Office Hours: By appointment e-mail: scarfo@interchange.ubc.ca

Chat hours: To be determined


b) The Course

The course is designed to introduce students to the discipline of Comparative Literature and provide practical exercise in its methodology. Both its potential and its problem areas will be highlighted. Students will be required to present exposés on representative research areas of the discipline, apply a specific interdisciplinary approach to a text of their choice, and produce an essay focusing on the inter-cultural factors affecting the detailed comparative analysis of a number of texts.

The course aims at stimulating a creative spirit and a critical outlook in the students. The course mission is to present a field and an object of study defined by the supranational and transdisciplinary; to study literature in relation to other artistic expressions and discursive formations; to offer the students a preparation that will help them to identify the innovative without ignoring the weight of tradition.

The course is open to graduate students from other programs and departments.


c) Marking Scheme (Term I)

Essay project (2 pages) = 25 (due Wednesday, 31 October 2001).

Essay (8 pages) = 150 (due Friday , 4 January 2002).

Interdisciplinary reading of a text = 150

In class participation and exposés = 50

On-line participation (chat, discussions) = 25

December Exam on literary terms = 100

Total = 500/5 = 100 (- number of absences)


Each absence results in a one-point deduction from the Final Grade for the term. Minimum attendance requirement to pass the course: 7 classes out of 10: 70%.


d) Participation

All members of the class are encouraged to participate actively in on-line and off-line discussions and debates. Such participation is an important part of your performance. Please come to class with written notes, your questions and thoughts about the possible meanings of the texts your have read. What strikes you? What paragraphs or points seem to you to be the most significant or enigmatic? Why? Students will be asked to read these notes and make very short (5 minutes) exposés on the spot that will count as part of their participation mark.


e) On-line Resources

Research Guide

http://www.library.yale.edu/rsc/complit/index.html

http://clcwebjournal.lib.purdue.edu/clcweb99-3totosy99.html

Selected Internet Resources

http://kokopeli.library.yale.edu/rsc/complit/intsrcs.html

Online Journals

http://www.library.yale.edu/rsc/complit/journals.html

http://www.arts.ualberta.ca/clcwebjournal/library.html

Basic links

http://rrpac.upr.clu.edu:9090/~humanity/litcomp.htm

http://rrpac.upr.clu.edu:9090/~humanity/litcomp/enlaces.htm


THE PROGRAM IN COMPARATIVE LITERATURE


Comparative Literature 500a


Fall Term 2001: Introduction to Comparative Literature: History and Methodology



Some Other Cultural and Historical Interpretation and Approaches

Auerbach, Mimesis.

Bernheimer, Ch. Comparative Literature in the Age of Multiculturalism. Baltimore: Johns Hopkins UP, 1995.

Chaudhary, Angraj. Comparative Aesthetics, East and West. New Delhi: South Asia Books, 1991.

Guillén, Claudio. Múltiples Moradas: Ensayo de Literatura Comparada.


Other Theories of Literature and Books on Literary Theory

De Man, Paul. Resistance to Theory.

Eagleton, T. Literary Theory: An introduction.

Jefferson, Ann, and David Robey, eds. Modern Literary Theory: A Comparative Introduction. 2nd ed. London: Batsford, 1986.

Marshall, Donald G. Contemporary Critical Theory: A Selective Bibliography. New York: The Modern Language Association of America, 1993. A fundamental resource in the field for English language books. An annotated bibliography with sections devoted to individual shcools/theories and theorists.

Selden, Raman, and Peter Widdowson. A Reader’s Guide to Contemporary Literary Theory. 4th ed. New York: Prentice Hall/Harvester Wheatsheaf, 1997.

Webster, Roger. Studying Literary Theory: An Introduction. 2nd ed. London; New York: Arnold, 1996. Essays on literary theory, including fundamentals and background. Includes a brief bibliography.

Wellek, Rene and Warren, Austin: Theory of Literature. New York: Harcourt, Brace & World, 1956.


jueves, 2 de agosto de 2001

Al que le quepa el (en)sayo que se lo ponga

Al que le quepa el sayo que se lo ponga. Aunque este sayo fue diseñado en primer lugar para mí mismo y para mis colegas argentinos. Este es un sayo que pretende alertar sobre el abismo entre la vitalidad del viejo ensayismo latinoamericano y la timidez de los responsables por preservar su tradición, entre la exhuberancia de los primeros y la torpeza de los últimos.

Este sayo (a la manera del capote de Gogol) es sobre la agonía de un estilo peculiar de mirar el mundo. El ensayo esta aprisionado en un sayo: algo llamado Simposio sobre el ensayo. Y este ensayo no puede sino ser sobre esa agonía y prisión del sayo. Por lo tanto, no soy feliz escribiéndolo. El riesgo de perderse uno mismo en los viajes de la escritura del ensayo es sólo suavizado si lo vemos como una posibilidad de recuperar identidades perdidas. El temperamento libertario, aristócrata, voluntarista y lúdico del ensayista se conjuga con una percepción nómade, parcelaria, incompleta, en el viaje a la identidad que caracterizara a buena parte de la ensayística latinoamericana.

Sin duda la mayor dificultad ha siempre residido en la administración del deseo de ser enciclopédico y sintético al mismo tiempo, en el desprestigiado deseo ensayístico latinoamericano de ir a todas partes, de no perderse nada, de construir un mundo. Pero nuestra era, en contraposición, solo ha  respondido ofreciendo fragmentos de corto alcance.

La separación entre el ideal científico y la tentación literaria que ha marginado a la tradición ensayística es bastante reciente, al menos desde la ilustración y quizás solo desde la era de la universidad contemporánea que tanta ignorancia ha sembrado. Aquellos con un buen conocimiento de las ciencias duras y de los clásicos nunca serán engañados por las tonteras de turno. Este tipo de entrenamiento en las ciencias y en la escritura ha desaparecido dando lugar al reino exclusivo de las ciencias sociales. El desarrollo de las ciencias sociales y su influencia en la literatura ayudaron a ignorar y destruir la tradición del ensayo: los carreristas de hoy aseguran inclusive que nuestros ensayistas eran sexistas, racistas y hasta explotadores. Una vez que la terapéutica y las ciencias sociales entraron con fuerza en la universidad, el ensayo se debilitó. Estos cambios significaron también cambios en el la ética/patética por un lado, con consecuencias en la escritura en lo que refiere al ritmo, la repetición y el flujo literario. Pero sin duda las consecuencias más graves las ha heredado la universidad, donde hoy deberíamos hablar de la necesidad de deseducar.

El matrimonio entre el capitalismo de mercado y la libertad democrática esta barriendo nuestras casas de estudio ofreciendo lo más banal de nuestra cultura. Para empezar, la mayoría de los estudiantes en las universidades desconocen los orígenes e historia de su propia cultura. Y ni hablar de las ciencias. Todos deberían tal vez tomar al menos un semestre de matemáticas para menguar un poco la tendencia al énfasis en uno mismo por cierto inevitable en las ciencias sociales y humanidades. Hay una razón por la que los estudiantes de matemáticas o ingeniería son los mejores en las clases de literatura, mucho mejores que los de sociología, y por la que no son tan narcisistas como los de literatura que han crecido con tanta auto-identificación.

El conocimiento necesita tensión, lectura. Atacan los ensayos latinoamericanos y su tradición casi sin leerlos. Y los acusan de idealistas y conservadores. Y encima no hay derecho a exigir cierto rigor intelectual. La ignorancia que predomina en la profesión académica tiene que ser denunciada si nos interesa rescatar la independencia intelectual y la independencia de nuestro país. Fue paradójicamente una alegría escuchar al presidente De la Rúa anunciar nuestra dependencia en el día de la independencia. Como diría Martínez Estrada, es hora de descorrer los velos que ocultan la realidad profunda. No se trata de ser excepcionales sino de ser independientes. El país , como el ensayo, es la producción de un pensamiento. ¿Debemos entonces escribir ensayos? Riesgos: Cuando la impotencia carece de ingenio, se vuelve quejumbrosa. A pesar de que hay muchísimo que hacer, mucho más de lo se que puede expresar con necesarios manifiestos y protestas. Y también hay muchísimos escritores quienes, lejos de la petulancia de querer ser la “conciencia de la nación”, se dedican a las degradadas “nimiedades” de la democracia y la política. Los banqueros, los contadores, los profesores. eran esclavos en la antigua Grecia. El verdadero mal de la esclavitud en la antigüedad era una virtual no existencia en la vida política de la comunidad, algo mas amargo para cualquier griego que lo que es concebible para nosotros.

Muchos de los pocos que emergen de los doctorados han tenido otras “nimiedades” de las que ocuparse. Han hecho exactamente lo que les dijeron, leído precisamente lo que se les asignó, y se han modelado a sí mismos copiando a sus directores. Y están ansiosos por publicar. Pero frecuentemente saben muy poco de literatura. Y algunos no sabrían distinguir con claridad qué es un ensayo. Nadie parece en la academia preocuparse demasiado tampoco por la relación de esta ignorancia con los otros millones de ignorantes afuera de los doctorados. ¿No están ligadas ambas ignorancias? Tantos nuevos acercamientos, tantas nuevas teorías, tantas charlas de títulos inteligentes como ésta, libros, artículos, mesas redondas. Tanto esfuerzo para tan pocos, tan poco para tantos.

La mayor parte de nosotros corremos de una presentación a otra e intercambiamos chismes académicos. ¿Cómo nos distanciamos tanto de aquellos ensayistas  en quienes en algún momento nos inspiramos? Insisto: Es muy importante que el 9 de julio del 2001 hayamos declarado la dependencia en la casa de Tucumán. Ahora se trata de escribir los ensayos de nuestra independencia. Y para eso hay que empezar por una autocrítica. Si queremos entender la falta de ética en nuestros lideres políticos, por qué nuestros doctores, abogados, políticos, periodistas, empresarios ven al conocimiento como una acumulación de datos y desconfían del ensayo, tenemos que mirar a quienes les enseñan y les dan los títulos. Y mirar los muertos. Si nuestros jóvenes no tienen valores, cultura ni ética, entonces hay que ver qué se les enseño y qué no.  ¿Podemos asombrarnos de que no sepan que es la política, la democracia, la ética, el ensayo?

La erosión de la palabra escrita y hablada, la falta de compromisos, la rendición al presente: Eso nosotros lo hicimos, hasta con cierta arrogancia intelectual en algunos casos.

Hoy apenas sabemos qué tenemos que hacer si queremos resucitar estas cosas y el ensayo ligado a ellas. Todo está destinado al fracaso sin un gran renacimiento argentino. Ninguna reforma universitaria de ocasión puede deshacer décadas de educación familiar y escolar arrasadas por dictaduras y transformarlas en productividad y conductas éticas. Sin embargo, creo que el estudio de nuestros propios ensayos y de nuestra historia como puntos de partida para la recreación de un sentimiento nacional o regional no deberían perturbarnos. La ignorancia de los estudiantes y de muchos profesores argentinos sobre sus propias tradiciones históricas es vergonzosa.

Sin país y, en el caso de los que nos fuimos, no pudiendo vivir en ninguna parte, estamos muy obligados a comenzar un proyecto. Perdidos y con tormenta,  tenemos la necesidad de construir una balsa consistente, y proveerla de herramientas, abrigos, y de las reflexiones de nuestros ensayos históricos, pasando del frío al calor, enfrentando la desgracia y la gravedad de los acontecimientos, buscando un estilo propio. ¿No consisten la filosofía y nuestros ensayos en tal serie de mejoras domésticas?

La alternativa es simple con nuestra escritura y nuestra sociedad: o elegimos la distancia, y es el frío, pero evitamos las heridas; o preferimos la proximidad, y nos lastimamos, pero escapamos al frío. Volvemos a la vieja dicotomía que ha cultivado nuestra ensayística en Latinoamérica entre el mundo latino y el mundo anglosajón, hoy más viva y entrelazada que nunca. Me parece que hay que volver a discutir estos modelos. Repensar la raza cósmica de Vasconcelos, de una actualidad que asusta.

Del lado del frío llegamos al mundo profesional, académico, de tesis y doctorados.

Pasamos del amateur-ismo del ensayista al frío y entrenado profesionalismo del escritor académico emancipado, “liberado” como escritor, virtuoso académico que espera un tratamiento preferencial. De su lado, el saber canonizado. Del otro, el ensayo tolerado e incluso explotado, a condición de que se quede por fuera, del lado del sueño.

Y también hay corrupción en la academia. El ajuste no ha llegado a la academia, plagada de revolucionarios en teoría que en la escritura y la práctica social son bastante tradicionales, carreristas y elitistas. Prima la irrelevancia, la incoherencia y la autopromoción profesional. Hemos perdido vista de cualquier objetivo intelectual o educacional y, con ellos, la pasión por explorar, por ensayar.

Necesitamos profesores que puedan enseñar cursos centrales de varias disciplinas. Y entonces la amplitud, profundidad y curiosidad serian los primeros criterios a considerar en un profesor y no las artificiales y burocráticas especializaciones de instrucción e investigación. Las ambiciones de la academia de hoy son demasiado estrechas. Y, en otro sentido, demasiado amplias: se pretende la escritura de una tesis. En lugar de la tesis doctoral los alumnos deberían escribir cinco o seis ensayos largos en base a amplias preguntas sobre la literatura. Estos ensayos deberían ser leídos por todos los profesores y luego no ser publicados.  La capacidad del estudiante para manejar las fuentes, para construir un argumento claro, para usar una buena prosa castellana (o argentina), la originalidad e imaginación en la escritura deberían ser los únicos criterios para dar un titulo de doctorado. Toda la facultad debería examinar los ensayos y someter extensos informes. Debería también leerlo un miembro de otra disciplina y un carnicero o un carpintero para certificar un interés amplio en la comunidad.  La publicación vendrá mucho después cuando se haya vivido un poco más, cuando te hayan pisado un poco, cuando se te hayan muerto tus viejos.

La idea de la escritura del ensayo del viejo estilo puede solo retornar si se alteran los mecanismos de investigación y regresamos al ensayo filosófico. Un ensayo filosófico es distinguible de un ensayo académico. El ultimo, cargado de citas y notas, nos impone su erudición y muestra sus credenciales. El ensayo filosófico está desnudo, indefenso, no intentando ser exacto pero abalanzándose hacia nuevas intuiciones. Nos habla Martínez Estrada con un buen ejemplo: de       

“Valentín Alsina y sus notas prolijas, sopesadas, calibradas y dirgidas certeramente, más que a los puntos vulnerables de la obra de Sarmiento, a herir su amor propio, a quitarle la fe en sí mismo, a traer al primer término de los méritos el de la exactitud documental. Valentín Alsina era un erudito, hombre estudioso formado en las aulas universitarias, mucho mas desdeñoso que Sarmiento de la incultura y la improvisación. Conocía el manejo del instrumental de la hermenéutica y la crítica, en tanto Sarmiento se había formado por sus propios recursos, al azar de lecturas diversas, aunque ansioso de un saber coherente y firme. Los reproches de Alsina, sobre cuestiones en las que Sarmiento se había aventurado sin mapa, guiado por su instinto de rastreador y de baqueano, son su tragedia intelectual, su complejo de insuficiencia. Alsina habria de demostrar, más tarde, que el problema social e histórico del Facundo estaba fuera de su visión; y que Sarmiento estaba en lo cierto”.

De Hudson Martínez Estrada hereda un hacer de la “sensibilidad” una forma del pensar intelectual con no menos exigencias y sastisfacciones que las del  “pensar científico”. Recuerda que Thoreau, doctorado en Harvard, había dicho del capitán John Brown, ahorcado por defender a los esclavos negros en Concord:

“No fue al colegio universitario llamado Harvard, a pesar de la buena Alma Mater que constituye. No fue alimentado por la papilla que allí se suministra. Pero fue a la gran Universidad del Oeste, donde se dedicó asiduamente al estudio de la libertad; y habiéndose graduado de muchas cosas, comenzó finalmente el ejercicio público de la humanidad, en Kansas. Tales eran sus humanidades y no estudio alguno de gramática. El habría pasado por alto la declinación errónea de un acento griego, pero en cambio habría sostenido a un hombre tambaleante.”

También Dante había tenido que abandonar el latín y adoptar el italiano que no era entonces lengua literaria, sino la del “popolo basso”, haciendo lo que los poetas gauchescos y, de alguna manera, lo que John Brown. Nos falta vigor intelectual y plebeyo.

El viaje del ensayo es un viaje a nuestras palabras, a nuestros recuerdos, a nuestros países perdidos, “allá lejos y hace tiempo”, cuando dejamos de contar. El hombre de la acción fracasada y el idealista son mal vistos por los comités administrativos, políticos y literarios. Y la crisis, nos dice Ezequiel, es la derrota del improvisador, del ensayista si se quiere, fracaso de los fracasos. ME no quiere olvidar las derrotas, el inevitable fracaso de toda sofisticación. Detestaba los métodos pedagógicos, las aulas colonizadas. Hudson lo habría ayudado a deseducarse leyendo obras “políticamente incorrectas”. Por otra parte, las escuelas y maestros que Sarmiento formó olvidaron su terror hacia el saber escolástico, académico, de cátedra. Pero Sarmiento, humillado desde su niñez, no habría podido evitar buscar amparo en los laberintos de la política haciendo demasiadas concesiones a la vulgaridad de los doctos. Y tal vez ese sea también nuestro dilema de humillados, si es que estamos a la altura del dilema.

Estos doctores sostienen hoy que nuestros ensayos latinoamericanos exhiben grandes fallas, debilidades y patetismos. Sin duda que hay descuidos de toda índole, sino no podrían haber sido escritos. Pero los ensayistas latinoamericanos saben lo que es el discurso académico. Y precisamente por ello buscaron convertirlo en un terreno de productividad como proyecto vital/social y no sólo profesional/laboral.

Nuestros ensayistas nos recuerdan que hay variadas maneras de saber y de escribir en una academia pluralista. Sin embargo, los académicos fomentaron la idea de que sólo existe un género de crítica, la que se rige por las normas académicas, las del MLA.

Todos esos “papers” tan instruídos en los cuales cada palabra esta flanqueada por un número y cuyas notas al pie atribuyen esa palabra a un dueño son  asombrosos. Cuando uno esta ocupado escribiendo, nada es menos importante que realizar todo ese operativo y  “situarse” a sí mismo. O uno hace eso, lo que lleva una enorme cantidad de tiempo dado el numero astronómico de nombres y bibliografía a incluir, o uno trabaja.

 “Paper”: siempre hallé esta palabra burocrática un tanto divertida. Hay menos riesgos en las artes menores como el “paper”. Y muchos escritores de “papers” tienen miedo a ser llamados “poetas” si escriben ensayos. Y el miedo a que los malentiendan. El miedo a no ser tomados en serio. El miedo a fracasar. Por eso la antítesis del plebeyo ensayista dispendioso es el asegurado burgués escritor de “papers”. Hay que recordar que el bárbaro es aquel cuyos sonidos articulados no producen sino un conjunto de fonemas incomprensibles. Y aquí las dos ignorancias se juntan, burguesa y proletaria. En el reino de los “papers” estamos también en el reino de los bárbaros. Ajustémosles las notas al pie, que les llegue el recorte a ese medio de recompensar a amigos y castigar enemigos. La corrupción está también en nuestra escritura, en nuestra casa. Los escritores de “papers” somos con frecuencia como Ronsencrantz y Guildersten, damas de companía, privilegiados oportunistas viajando en la corriente de la moda, obedientes a un formato burocrático de corte que Borges ha calificado como “una tristeza, una desdicha”. 

Si uno tuviera que rescribir todo lo que ha leído, esta repetición no haría los libros muy interesantes. Cuando cada texto resume la parte de la biblioteca que le toca entramos en la era de la tesis y de los medios. Tanto como se detestan entre sí, los medios y la academia tienen esta repetitividad en común.

Pero los nuevos ensayos y las nuevas ideas vienen del desierto, de seres solitarios que no se sumergen en el sonido y la furia de la discusión repetitiva. Esta última siempre hace demasiado ruido para permitir el pensamiento. Tenemos demasiados debates. La ciencia necesita discusiones públicas continuas; esto mata a la filosofía. Si estuviéramos practicando una ciencia, tendríamos que pertenecer a una disciplina estructurada en su contenido y en sus instituciones, con rigurosos controles (que a veces llevan a la conformidad), con laboratorios de investigación y publicaciones. La filosofía supone una conducta totalmente diferente: independencia, libertad de pensamiento y soledad. En el ensayo filosófico no se trata de ser excepcional sino de ser independiente. Entonces es necesario dar un salto al costado para evitar ser llevados por la corriente, es necesaria

La gesta del salvaje”

No sin razón

el foso está apartado

en este país salvaje.

Esto quiere decir

que el lugar del amor

no está en las rutas trilladas

ni en torno a las habitaciones humanas:

habita los desiertos.

El camino que conduce a su retiro

es duro y penoso. (extraído del Tristan e Isolda de Gottfried von Strassburg).

 

Y así los ensayistas se acercan a la poesía. Muchos fueron ridiculizados y exiliados por sus colegas académicos. ¿Pero fueron alguna vez discutidos? ¿Puede discutirse una intuición? ¿No están las grandes invenciones basadas en una intuición?  ¡Qué signo de los tiempos en la literatura cuando para criticar a un escrito se dice que es poético! La poesía, como todos sabemos, significa invención, creación. Y lo que necesitamos es inventar conceptos, algo que se obtiene con soledad, independencia, y libertad. La discusión académica es conservadora; la invención requiere intuiciones, bibliografías ligeras y un cierto hermetismo que define la libertad de movimiento del ensayista como vagabundo de los saberes que va estableciendo conexiones, definiendo un estilo y una ética/patética.

Un estilo único llega a partir del gesto, el proyecto, el itinerario, el riesgo. No hay ensayo digno de ese nombre sin la manifestación de un estilo. Producir formas aún con las dudas de un pensamiento que se busca, crear un tono, es ensayar la producción de una obra sin duplicación. Cada paso dado contra el ensayo busca garantizar que no emerjan escritores de carácter con un estilo propio que no venga de ninguna “aplicación”. Las repeticiones de contenido y método no son arriesgadas, mientras que el estilo refleja en su espejo la naturaleza del peligro, inclusive el de un autismo patético. Y de allí entonces la relación con una ética/patética. El ensayo enfrenta un problema ético que no significa evitar la ley sino llevar carne a la ley, a la escritura. El ensayista practica una ética de la altura y la afirmación, una inocencia, una audacia y una vitalidad que hacen de su ética también una estética. Prefiere el estilo y la energía, lo trágico y lo sublime, la elección y la virtuosidad. De allí que los ensayos me gusten menos por lo que fueron históricamente que por lo que permiten en el registro de lo ético. De allí el lazo entre ética y patética. El querer del que opta por la confusión de una ética y una estética, en el diseño de una patética en la obra, encuentra resistencias. Una patética es una estética de las pasiones éticas.

Los ensayistas son acusados hoy de inapropiados, irrelevantes, imprácticos, inmorales, o viejos “guitarreros” elitistas, pedantes, viejos hombres con tiznes blancoeuropeos y con marcas de clase. Y quienes los acusan escriben protocolos de agendas impuestas pidiendo por la igualdad de géneros, razas y orientación sexual. Pero nadie se preocupa demasiado en la academia literaria por los millones de chicos abandonados, la falta de hogar y de trabajo, el asesinato, la drogadicción. Sucede que es un riesgo acercarse a esas calles. Como a los piquetes. Pero no imagino filosofia sin el ensayo comprometido que la permita frente a la complicidad de los pensadores oficiales que, entre la academia y los medios, borran todo lo que podría representar un riesgo. Frente a esta escritura oficial de profesores y medios persiste la posibilidad de una escritura radical. Muchos temas importantes han sido tratados, escritos y discutidos por ensayistas muertos, mucho más agudos y mejor educados que muchos carreristas de hoy. Hay que revisarlos.

Puede aplicarse a nuestro ensayista la definición del escritor de Martínez Estrada: un hombre que agita,

“vikingo de mares incógnitos, un viajero que sueña en continentes desconocidos, el más fecundo proveedor de materiales de fermento para la cultura  filosófica; un hombre en rebeldía, como lo llamó Camus, un hombre que hace en su persona entera el experimento de ensayar otras formas superiores e inéditas de vida” (En torno a Kafka y otros ensayos).

 

Finalmente, el ensayista ha leído todo pero actúa como si no lo hubiera hecho. El académico ha leído poco pero actúa como si lo hubiera leído todo. Porque el ensayista se familiariza con todo y luego comienza a olvidarlo para ponerse a pensar. El académico se familiariza con poco y luego lo reproduce para evitar pensar. El ensayista amante de la filosofía va del conocimiento a la suspensión del juicio, el cuestionamiento. La filosofía no insiste en este balance entre todo y nada. Una obra filosófica contiene todo comenzando de nada, a través de una novedad obtenida mediante el salto al costado del que hablábamos. 

Nuestros aprendices de ensayistas, trovadores del conocimiento, aprenderán sobre la desgracia en todas las áreas y las calles. Desgracia: palabra de la que tanto se huye en una academia pasteurizada por las ciencias sociales. La sabiduría trágica del ensayista consiste en conservar la noción de que no se construye un estilo, un país, sino sobre abismos. Por lo grave que se nos escapa. Por el conocimiento que sólo puede aparecer a través de la escritura personal y no puede separarse de ella, y que tiene que ser precoz. Frente a estas desgracias, frente a lo grave, no podemos sino negar algunas narrativas institucionales. Es hora de dejarnos de engañar si queremos hacer algo frente a las horas que nos tocan vivir. El ensayista sabe de antemano que no hay tiempo para descansar, porque sabe que no hay descanso en la comprensión. Sospecha que hay siempre algo que falta. Y a veces el escritor cuanto más controla más se pierde: una mirada agotada no ve nada. Y ese cansancio produce una ceguera que lleva a la entrega o el apresuramiento para salir de una situación: la posada del ojo. Así que ojo con el ojo, con nuestros cansancios.  El ensayista usualmente esta sólo y su frenesí lo socava. Por eso hay que desconfiar también del ensayista.

Necesitamos hoy mucho mas que una moralidad y corrección política, como se predica ahora. Necesitamos, por lo menos, una religión. Tal vez una religión argentina. Tal vez una religión latina. Sobre esto alguien debería proponer un nuevo ensayo. Al que le quepa este (en)sayo que se lo ponga.