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Dramatis Personae

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Cartógrafo cognitivo y filopolímata, traductor, escritor, editor, director de museos, músico, cantante, tenista y bailarín de tango danzando cosmopolita entre las ciencias y las humanidades. Doctor en Filosofía (Spanish and Portuguese, Yale University) y Licenciado y Profesor en Sociología (Universidad de Buenos Aires). Estudió asimismo Literatura comparada en la Universidad de Puerto Rico y Estudios Portugueses en la Universidad de Lisboa. Vivió también en Brasil y enseñó en universidades de Argentina, Canadá y E.E.U.U.

lunes, 11 de octubre de 2010

Día de la madre

Frasesita para el día de la madre: 

"La madre viva y la muerta son la raíz de la verdadera sabiduría. La madre viva puede ser uno mismo, que encontramos en la madre o en Eros, en el amor y la madre muerta que es la sabiduria, la cifra deseable de cada persona. Quien no se convierte en su madre y no busca a su madre, no ha vivido, no ha justificado el don que le dieron de vivir." 

José Lezama Lima

sábado, 9 de octubre de 2010

El enigma argentino




Lucio Félix José Weil nació en Buenos Aires en 1898 y murió en E.E.U.U. en 1975. Hijo de familia judía alemana, fue el principal impulsor financiero y fundador de la Escuela de Frankfurt gracias al comercio de granos que sus padres realizaban en Argentina. Preocupado por la necesidad de un centro de estudios que analizara la sociedad del momento Weil, quien estudiara precisamente en Frankfurt y en Tubinga doctorándose en Ciencias Políticas, se negó a dirigirlo e incluso a que éste llevara su nombre. Era uno de esos tantos judíos alemanes burgueses e ilustrados con inclinaciones a la acción pública prestigiosa y el mecenazgo que protagonizaron el primer período de la Escuela de Frankfurt.

Por entonces, la expresión "investigación social" suponía "las interacciones entre la fundación económica, los factores político-legales, hasta las ramificaciones finales de la vida intelectual en la comunidad y la sociedad", tal como declarara su director Gerlach en su memorandum inaugural de 1922. Y en particular del Instituto se esperaba principalmente la investigación sociohistórica del movimiento de los trabajadores.

A pesar de la procedencia argentina de los fondos, nuestro país no tuvo un lugar relevante entre los intereses intelectuales del Instituto. Sólo Félix Weil, que luego residiera muchos años en nuestro país, fuera asesor de Pinedo y redactara leyes para el gobierno de Justo, le dedicó a la Argentina importantes estudios, entre ellos The Argentine Riddle, un notable libro sobre la economía argentina publicado en Nuewva York en 1944 y traducido aquí por primera vez al idioma castellano.

Es decir: quien usara la riqueza agrícola de su padres para fundar el pensamiento marxista independiente en Alemania integró a su vez en los años 30 el equipo económico del gobierno oligárquico argentino. En este libro vemos cómo analiza el débil intento de este equipo por cultivar la industria y lo compara con el "New Deal" de Roosevelt.

Luego de hurgar en la historia y coyuntura de la época, Weil se interroga en este libro sobre lo que iba a pasar en la Argentina al hallarse el país ante una encrucijaa en 1944. A sus ojos, la elite oligárquica había iniciado una política de fotalecimiento del rol del Estado con un marcado intervencionismo para hacer frente a la crisis pero buscando en realidad salvarse a sí misma y a sus propios negocios, sin intención real de realizar ningún cambio social o político profundo o de convertirse en una burguesía industrial: si bien el país transforma su estructura productiva, no hay ningún proyecto claro de industrialización. Weil se preguntaba entonces por el destino del país del gran estanciero donde predominan el latifundio rural y una cultura rentística y antidemocrática, aún con gobiernos constitucionales. Yrigoyen, por ejemplo, aún luego de tres intentos no había podido imponer en sus gobiernos un impuesto sobre los réditos que el Senado, con mayoría conservadora, le negaba, y el mismo hubo de esperar hasta 1932, después de la crisis, para su aprobación legislativa. Entonces era la propia subsistencia del Estado nacional la que dependía de la modificación de la estructura tributaria.

Ese irregular desarrollo de una nueva política se ubica hacia finales de 1933, con el ascenso al poder del equipo político encabezado por Federico Pinedo, que influirá decisivamente hasta 1943 y que prolongará su gravitación en los primeros actos del gobierno militar surgido del movimiento del 4 de junio. Su gestión marcará las pautas iniciales para algunos cambios en la política. En diciembre de 1933 se anuncia un Plan de Reestructuración Económica que incluye el Control de Cambios, la creación de Juntas Reguladoras de la Producción y el Desarrollo de un Plan de Obras Públicas. Tras una apreciable disminución del déficit en 1939, el año 40 se presenta otra vez difícil por el cierre de los mercados europeos a las exportaciones argentinas, derivado de la guerra. Entonces el Ministerio de Hacienda elabora un Plan de Reactivación Económica. El plan de Pinedo, otra vez en el Ministerio, articula medidas para superar la recesión y contiene disposiciones para la defensa del sector industrial pero puede significar un intento de reforzamiento de la hegemonía "oligárquica": un proceso de industrialización bajo control conservador se había llevado a cabo, después de todo, a lo largo de los años 30.

Argentina no era para nada tan enigmática para nuestro autor. Se hallaba, sí, claramente en una encrucijada, con una enconada batalla campal entre la nueva industrialización y los viejos intereses creados agrarios de los estancieros, que resistían. Y, según Weil, a menos que éstos fueran desbancados de su posición, a menos que la tarea de desarticular las grandes propiedades fuera sinceramente llevada a cabo, la democracia genuina no sería lograda. Porque, afirmaba, es la industrialización la que promueve las tendencias hacia la democracia. Pero como no hubo una industria a gran escala hasta que la misma tomara un rumbo ascendente después de 1930, no había habido hasta entonces lugar para una clase media industrial y sí nos encontrábamos con los restos de una economía colonial asociada con el sistema político de botines y de acaparamiento de los cargos públicos por parte del partido victorioso: una masa amorfa en política y en filosofías políticas, nos dice Weil, que fácilmente se vuelve objeto de manipulación de hipócritas maquinarias políticas al servicio de intereses particulares.

Weil nos muestra también aquí cómo el rumbo de la Argentina seguía siendo el mismo desde que los conservadores recuperaran el poder en 1930, puesto que cambiaban los nombres pero seguían gobernando los estancieros, con la misma estructura social.

Poco importa la corrupción puesto que la indignación pública no es causa de las revoluciones, nos alerta, y la política en el país siempre ha estado permeada de sobornos y privilegios. El texto es lapidario sobre la política argentina pero asume que la industrialización tenderá a modificar esa situación, constituyéndose así, en la única esperanza para un desarrollo hacia una verdadera democracia. Es la industrialización la que anuncia el fin del latifundio y su desarrollo tendrá lugar para Weil como consecuencia de un proceso histórico natural estimulado por la situación internacional.

La transformación de una economía agraria e industrial supone cambios sociales y políticos profundos. Weil creía que la misma podía desacelerarse pero no detenerse, que la aristocracia terrateniente peleaba una batalla clave perdida. Pero luego su tesis se volverá un fundamento importante de publicaciones que resaltarán las "oportunidades perdidas" de la Argentina para el desarrollo industrial.

Aunque Weil nunca rompió con el grupo de Horkheimer se sintió poco afectado por la Teoría Crítica. Su El enigma argentino no se publicó bajo los auspicios del Instituto ni se empleó en él una "metodología" afín a tal teoría.

No deberían omitir su lectura aquellos interesados en conocer mejor la Argentina de las vísperas del peronismo ni aquellos que continúan en la ardua tarea de preguntarse a sí mismos sobre los enigmas de la argentinidad.




domingo, 3 de octubre de 2010

Educación

Una educación que amenace la coherencia pero aumente la flexibilidad y las posibilidades, que entrene en humildad y reconocimiento, que implique una tolerancia a la incomodidad y una temporaria humillación, que convierta el dolor de la incomprensión y la inseguridad en el placer de la contemplación, que brinde una ambivalencia de códigos que ayuden a detener conflictos, un dialogismo donde sentirse cautos y precarios