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Dramatis Personae

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Cartógrafo cognitivo y filopolímata, traductor, escritor, editor, director de museos, músico, cantante, tenista y bailarín de tango danzando cosmopolita entre las ciencias y las humanidades. Doctor en Filosofía (Spanish and Portuguese, Yale University) y Licenciado y Profesor en Sociología (Universidad de Buenos Aires). Estudió asimismo Literatura comparada en la Universidad de Puerto Rico y Estudios Portugueses en la Universidad de Lisboa. Vivió también en Brasil y enseñó en universidades de Argentina, Canadá y E.E.U.U.

domingo, 28 de febrero de 2016

Pergamino encontrado junto al Nilo




-¡Espera! ¿qué vas a hacer?
-¿Quién es?
-Soy tu ba
-¿Qué quieres?
-Mostrarte que el sol está aún vigente.
-¡Me engañas, el sol ya se ha puesto! Y ya no sabemos qué va a ocurrir...
-Precisamente por eso es que debes calmarte. Hay quienes están pensando en construir pirámides.
-Pero hay robos continuos, ya no se respeta a los ancianos, los bárbaros son legión.
-Y aún así no sabemos lo que ocurrirá. Sigue el día.
-Mi nombre apesta... los conocidos son malvados y la bondad es rechazada en todas partes. Aquél que debería enfurecernos con sus crímenes hace que todos se rían de sus maldades.
-Igual podemos construir juntos nuestra morada.
-Pero nadie nos escucha...
-Alguien nos leerá.

Antes de que ya sea tarde

Observa, advierte, divisa, contempla, distingue, percibe, nota, descubre, revisa, curiosea, examina, abre. Antes de que ya sea tarde.

viernes, 26 de febrero de 2016

Curso Del Apocalipsis al amor: la literatura como cura (MALBA)

Curso
Del apocalipsis al amor: la literatura como cura
Kafka, Heidegger, Pessoa, Quiroga, Dante y Rimbaud
 
Por Daniel Scarfo 
Viernes 18 de marzo, 1, 8, 15 y 22 de abril de 18:30 a 20:30. Biblioteca



En este curso se explorarán libremente funestas visiones de la existencia y las resistencias a las mismas, planteando la posibilidad de una nueva educación sentimental que recupere la pregunta sobre una vida buena ligada a otras formas de lectura, un conocimiento de nuestros orígenes y la antigua relación de la literatura con las formas curativas. Kafka, Heidegger, Pessoa, Quiroga, Dante y Rimbaud serán algunos de los autores citados.
Costo: $1075. Descuentos especiales para MALBA Amigos. Jubilados y estudiantes con credencial: -20%. Inscripción en recepción de lunes a domingos (excepto los martes) de 12:00 a 19:30. 

Daniel H. Scarfo

Es Ph.D. en Spanish and Portuguese (Yale University), Lic. y Prof. en Sociología (UBA) y Diplomado en Estudios Portugueses (Universidad de Lisboa), habiendo asimismo realizado estudios de maestría en Literatura Comparada en la Universidad de Puerto Rico. Enseñó en universidades e instituciones de la Argentina, Canadá y los Estados Unidos y es autor de Literaturas Imposibles y de numerosos ensayos y artículos en publicaciones académicas y culturales. El diálogo entre la sociedad, la naturaleza y la literatura, la ética, la educación sentimental y los dilemas de la llamada tercera cultura son sus habituales temas de estudio.

Programa

Clase 1. Introducción: Del apocalipsis al amor
Introducción a la temática. Los desiertos del amor. Las raíces de las pasiones. Los límites de la acción. El lugar de la esperanza. La imaginación poética y el tiempo.
Lecturas sugeridas: Nietzsche, Friedrich. Así habló Zaratustra. Arendt, Hannah. Del desierto y los oasis. Bordelois, Ivonne. Etimología de las pasiones. Giddens, Anthony. Modernity and self-identity. Self and society in the late modern age.Alighieri, Dante. La Divina Comedia y La Vita Nuova. Pessoa, Fernando. El Libro del Desasosiego. Rimbaud: Selección de poemas.
Clase 2. Como leer en contextos de encierro apocalíptico
Formas de lectura. La raíz utópica de la literatura. Qué significa la poesía. El encierro y el refugio. ¿Por y para qué leer?
Lecturas sugeridas: Paul de Man. Blindness and Insight. Fernando Pessoa. “Libertad”.
Clase 3. Leyendo nuestros orígenes
Literatura, inmigración y sociedad (1880-1920). Del apocalipsis al amor en la fragua de nuestra identidad.
Lecturas sugeridas: Horacio Quiroga, El hombre artificial. Eugenio Cambaceres, En la sangre
Clase 4. Casa tomada: Ética, comunicación y cultura en tiempos apocalípticos
¿Por qué actuar moralmente? ¿Con qué ética debemos vivir? Culturas de guerra y violencia simbólica. La nueva educación sentimental. El sentido de lo humano. La solidaridad de destinos. Modelos conflictivos y cooperativos.
Lecturas sugeridas: Bauman, Zygmunt. “En busca de la política”. Platón, La República. Heidegger, M. “Construir, habitar, pensar”.
Clase 5. La literatura como cura
El arte de la cura y el arte de la lectura. La relación literatura/medicina en la historia. La historia de esa relación en la Argentina.
Lecturas sugeridas: Franz Kafka, La metamorfosis.Roberto Arlt, selección de relatos. Julio Cortázar, selección de relatos. Juan José Saer, Las nubes
Inscripción al curso en la recepción del museo, de lunes a domingos (incluidos los feriados, 
excepto los martes) de 12:00 a 19:30. 

+54 11 4808 6545
literatura@malba.org.ar

http://www.malba.org.ar/evento/curso-del-apocalipsis-al-amor-la-literatura-como-cura/


lunes, 22 de febrero de 2016

Una palabra que guarde el silencio

Hay que encontrar una palabra que guarde el silencio. 
El imperativo para contar ciertas historias está habitado por la imposibilidad de contar y el silencio sobre la verdad comúnmente prevalece.
No escribo sino callando lo que me inspira.
Me acosa la plenitud del mundo, soy un gran texto de silencios: mi lenguaje ha sido geológicamente fracturado y todo desaparece, viaja.
Aquí andamos, dubitativo y ansioso, inventando una metafísica de la ausencia y una mística del trazo.

Buber

...yo a veces había formado el proyecto de abandonar la literatura, y especialmente el comercio de un autor. Yo me había asqueado de los hombres de letras por todo lo que últimamente me había pasado, y había aprendido por experiencia que era imposible continuar en el mismo camino sin tener algunas conexiones con ellos. No estaba mucho menos insatisfecho con los hombres del mundo, y en general con la vida ambivalente que había últimamente llevado, mitad para mí y la otra mitad dedicada a sociedades en las cuales no encajaba 

                                                                                                                Martín Buber

Logros previos sin importancia

Rimbaud se dirige a Abisinia para hacer su fortuna en el comercio de esclavos; Wittgenstein, después de un período como maestro, elige un trabajo de criado como enfermero de hospital; Duchamp se volvió al ajedrez. Acompañando estas ejemplares renuncias de una vocación, cada uno de estos hombres ha declarado ver sus logros previos en la poesía, la filosofía o el arte como triviales, de ninguna importancia.

sábado, 20 de febrero de 2016

We are such stuff as dreams are made on

We are such stuff As dreams are made on; and our little life Is rounded with a sleep. Sir, I am vex'd, Bear with my weakness; my old brain is troubled: Be not disturb'd with my infirmity: If you be pleas'd, retire into my cell, And there repose: a turn or two I'll walk, To still my beating mind. 

                                                                  Prospero to Ferdinand in Shakespeare's  "The Tempest"

martes, 16 de febrero de 2016

Timon will to the woods

Timon will to the woods, where he shall find Th' unkindest beast more kinder than mankind 

                                                                                                             Shakespeare's Timon of Athens

Desconozco mi lengua

Cuando trato de excavar debajo de las historias, de alcanzar regiones sin memorias, desconozco mi lengua y solo conquisto tartamudeos.

domingo, 14 de febrero de 2016

Contra todos los males del mundo

Siempre tuve cara de adulto cuando era niño. Ahora que ya no soy niño tengo cara de niño. Soñaba con ir en cohete a Venus y, tal vez por eso, dormía poco. Mi mundo siempre fue de viajes y fábulas. A los tres años cantaba “El corralero” y a los cuatro ya leía las revistas de la peluquería de mi madre.
Me gustaba más jugar solo que con los chicos de la cuadra. Mi primera pelea fue con uno de ellos que cazaba pajaritos con una hondera. Allí conocí la crueldad real, con la que podía enfrentarme. El miedo estaba reservado al “cuco” y al “hombre de la bolsa”, temibles personajes imaginarios.
A los seis años fui enviado a un conservatorio para estudiar guitarra. La primera canción que aprendí fue un tango: “Sus ojos se cerraron”, de Gardel y Le Pera, que escuchaba en versión de Julio Sosa en el Winco de casa y repetido a capella por mi padre. Luego vino “Adiós muchachos”. Allí fui todas las semanas hasta que cumplí doce años. Si bien tengo la sensación de que todo lo que sé de música lo aprendí solo después de los veinte años, esa percepción es engañosa. No hubiera podido aprender todo lo que aprendí después de los veinte años si no hubiera tenido esa base del conservatorio. Mucho tiempo después (a los veinte, justamente), me le declaré a una chica en mi propio cumpleaños cantándole una canción de Piero: “Uno, te quiero y son dos, somos tres y por qué…”, estrategia que solo podía conducir al fracaso.
En la escuela primaria estaba entre los últimos de la fila, luego me fui quedando hasta estar por la mitad de la misma a fines del colegio secundario. Porque hacíamos fila, ¿te acordás? Hubo un día en que no hice fila: me atropelló un coche, bajo la lluvia, al ir a la escuela semidormido. Me levantó y volé literalmente. Quedé paralizado al aterrizar. Llamaron a la ambulancia y tardé un par de días en recuperar los movimientos: estaba duro por el estrés del golpe, no tenía lesión alguna pero mi cuerpo se había vuelto tieso, como una momia: una especie de contractura muscular total debido al miedo: porque fue un segundo, mientras estaba en el aire, en que sentí que me moría. Segundo en el que, como reza buena parte de la literatura apropiada a esos momentos , te pasa toda la vida como una película frente a tus ojos. Pues así efectivamente me ocurrió. No era una vida muy larga aún, pero la vi enterita.
En cuanto a mis lecturas, ya me habían cautivado “Cinco Patas”, “Mi amigo el pespir”. “Vívora Verde” y “El misterio del reloj chillón” en la escuela primaria, oscilando entre el mundo de las fábulas y los relatos de enigmas y misterios. No me parece casual hoy entonces que tanto me atraparan varios años más tarde Borges y Monterroso. De alguna manera seguía maravillándome como un niño. El primer cuento que leí de Borges fue “El muerto”, la osadía de Benjamín Otálora. Allí aprendí que uno perfectamente puede no saber lo que sucede. Justamente cuando más cree ser dueño de lo que sucede. Recuerdo cómo me sacudió el final que memoricé desde entonces “Suárez, casi con desdén, hace fuego”. En ese desdén había mucho para aprender, intuía a los dieciséis.
Recuerdo ahora también la varicela que escondí a los ojos de mi madre, para poder jugar una semifinal importantísima de un torneo de tenis. Porque si se enteraba no me hubiera dejado entrar a la cancha. Fui solo -y sin avisarle- al médico el día anterior al partido: me diagnosticó varicela y me ordenó reposo. Le dije que tenía un partido impostergable, me miró severamente y ordenó: “Vos no podés jugar”. No le hice caso y, como era invierno, nadie sospechó que vistiera una remera de mangas largas y un pantalón buzo. Así no se verían las manchas en el cuerpo. Por suerte no había salido aún casi ninguna en el rostro. Ese día le gané a quien siempre me ganaba. Pero ya en el segundo set vomité un par de veces en los cambios de lado. A pesar de que querían que abandonase yo no podía perder ese partido. Y al terminarlo me tomaron la temperatura: 40 grados. Mi vieja no sabía si felicitarme por el partido o matarme cuando le conté la verdad.
Me peleaba mucho entonces, porque no soportaba las injusticias. Y practicaba con la mano izquierda para poder tener tanta fuerza como con la derecha. A tal punto que terminé pegando más fuerte con esta última. Una vez me asusté porque dejé inconsciente a otro chico del golpe. Tardó bastante en reaccionar y sus guardaespaldas (porque yo lo había citado en la esquina, como correspondía, y el cobarde se vino con otros dos) se asustaron al ver que su amigo no respondía y trataban de reanimarlo. Me había avergonzado frente a la chica que me gustaba y yo no podía dejarlo pasar.
Nunca me hice “la rata” de la escuela. Una vez, como terminaba el secundario y no me la había hecho nunca, llamé a mi madre desde un teléfono público para avisarle que la haría. “Mamá, me puedo hacer la rata?”, le pregunté. Estaba en quinto año y sentía que tenía que hacerlo al menos una vez. Pero si le avisaba a mi madre que no entraría a la escuela ya no era más “rata”, ya sé. Pero bueno, así de obediente y buen hijo era. Nunca sentí necesidad de rebelarme contra mis padres. La rebelión era contra el chico de la hondera, contra el que simulaba en la cancha una falta que no había existido, contra el atorrante del barrio, contra el que le decía a la chica que a mí me gustaba que yo estaba “atrás de ella”. El mal eran ellos, no mis padres. El mal estaba en el mundo, no en mis padres.
Ahora me sorprendo soportando injusticias. Podría decir que he envejecido pero no es solo eso. Fue la terapia la que me ayudó a soportarlas. ¿Cinismo? De ninguna manera, sigo sufriendo mucho. Pero creo que he perdido las ganas de pelearme, mi carácter se debilitó. Y tengo muchos miedos que antes no tenía. Por otra parte, veo que son demasiados. No voy a poder. Antes luchaba junto a El Zorro, Guillermo Vilas, Ricardo Bochini, Bertrand Russell y Patoruzú. A mis ojos todos ellos, por igual, combatían el mal en el mundo. De la misma manera en que, salvando las enormes distancias, peleaba yo junto a ellos entonces. Pero ahora que me dejaron solo sigo luchando aunque de otra manera, sin pelearme, y mucho menos buscando algún tipo de venganza, esa cosa inútil. Ahora solo lloro y escribo. Doy un abrazo y escribo. Tiro un beso y escribo. Sonrío y escribo. Te doy la mano y escribo. Sé que en cualquier momento llega el puñal. Yo igual escribo. Canto y escribo. Me río y escribo. Te busco y escribo. Sé que es improbable que te encuentre, igual yo escribo. Y si no te gusta, pues entonces es para vos que escribo. No en vano en la escuela me bautizaron “Calefón”, porque me calentaba en seguida. Así que ojito. Si no te agrada lo que escribo te espero en la esquina de esta hoja. Venite con una birome y ahí te quiero ver. Hoy los lectores se hacen todos los guapos. Puedo haber perdido las ganas de pelearme, pero si me provocás soy capaz de sacar la lapicera Sheaffer 303 celeste y mancharte. A ver cómo se lo explicás después a tu mamá. No te va a ser fácil conseguir papel secante.

sábado, 13 de febrero de 2016

San Valentín

Solo encontramos palabras para lo que ya está muerto en nuestro corazón
                                                                                                                        Friedrich Nietzsche

miércoles, 10 de febrero de 2016

Two thieves kissing

Menas. -You and I have known, sir. 
Enobarbus.-At sea, I think 
Menas. We have, sir. 
Enobarbus..You have done well by water. 
Menas. And you by land. 
Enobarbus. I will praise any man that will praise me, though it cannot be denied what I have done by land. 
Menas. Nor what I have done by water. 
Enobarbus. Yes, something you can deny for your own safety: you have been a great thief by sea. Menas. And you by land. 
Enobarbus. There I deny my land service. But give me your hand, 
Menas: if our eyes had authority, here they might take two thieves kissing.

                                                                                        From Shakespeare's "Antony and Cleopatra"

martes, 9 de febrero de 2016

Desolation and a better life

"My desolation does begin to make / A better life" (Cleopatra, in Antony and Cleopatra).

Carta a mi viejo, tirando del carro en este carnaval


Hola, viejo. Hace ya un año pero me parece que fuera hoy que tuve que verte morir penosamente con una pésima cobertura hospitalaria del PAMI. Es que la guita de los jubilados ya sabemos a dónde iba. Bueno, al menos pude estar a tu lado, para eso volví a la Argentina, aunque arrojara así por la borda mi carrera puesto que aquí tenía que transar con lo que nunca acepté transar.

La vieja sigue siendo un toro, viejo, como siempre –toro golpeado después de tu partida pero toro al fin- y sigue laburando a los 75 años porque con la jubilación docente no le alcanza (ella que se rompió el alma y puso el cuerpo por los pibes, sin licencias ni feriados, en las escuelas más humildes de La Matanza durante toda su vida y que –viendo lo que ocurre ahora allí- siente que fue todo inútil).


Ya tengo 51 años, viejo, y he renunciado a mi trabajo hace cinco meses para mantener mi dignidad. Aún no apareció nada, viejo. Sé que te hubieras agarrado la cabeza pero sé que también estarías orgulloso, aunque no me lo dirías, temeroso de que te haya salido un hijo tan éticamente porfiado. Pero no te preocupes por mí, viejo, yo me arreglo. Y aquí estoy calladito, rebuscándomelas como puedo hace meses, no sin dificultad y sin saber por cuánto tiempo más, pero sin quejarme o culpar a nadie por eso. Aunque no sepa bien cómo va a seguir mi vida. Quería contarte esto: ayer conocí a otro que no soy yo, mi antítesis, bastante más joven y con muchísima menos trayectoria y formación, que se quedó sin tres sueldos por haber perdido su dignidad y que aúlla, protesta, resiste, añorando los privilegios indebidos de los que gozó durante tanto tiempo. Hay una grieta insalvable entre él y yo, viejo.  Yo,  humildemente, pertenezco al país que soñó Alfonsín y que se frustró muy rápidamente. El, de manera arrogante, pertenece al país que nos dejó el peronismo. Esa es la grieta, viejo, capaz que escuchaste algo desde allá arriba. Yo soy un país que se está muriendo, el que estudió toda su vida, tanto que no podías entenderlo. Por eso, casi fantasmal, tal vez no se me escuche como a él. Porque él es mucho más argentino, más real que yo. Y por eso no me preocupo por él, se va a acomodar rápido, sin problemas. Vos sabés de qué te estoy hablando, viejo. Que bueno poder charlar un rato, viejo, así pasa el tiempo, recordándote. La guita va y viene, como decías, y en este carnaval con la vieja seguimos tirando del carro. ¿Sabés que nunca me gustaron las murgas, no? Pues nunca hubo tantas… Como cantaba Chico Buarque, ahí pasa el estandarte del sanatorio general. Disculpá, a vos te tengo que poner un tanguito: “y en un mismo lodo, todos manoseaos…”

lunes, 8 de febrero de 2016

Sueño y despertar

Es porque soñamos que despertamos

Despertar ético

El imperativo ético de un despertar siempre está por ocurrir...

Temores justificados e imaginarios

Los temores justificados son menos terribles que los que inspira la imaginación 

                                                                                                                                Macbeth

A tale told by an idiot

Life's but a walking shadow; a poor player, that struts and frets his hour upon the stage, and then is heard no more: it is a tale told by an idiot, full of sound and fury, signifying nothing

                                                                                                                                   Macbeth

Te gustaría elevarte

Te gustaría elevarte, porque no careces de ambición, pero te falta el instinto del mal que debe acompañarla. Lo que deseas ardientemente, lo deseas santamente. No quieres hacer trampas en el juego, pero deseas ganar. Tu ambición te grita: ´He aquí lo que debes hacer para triunfar´. Y tu temor de hacerlo es mayor que tu deseo de que se realice" 

                                                                                                                  Lady Macbeth

Los tiempos son muy crueles

"...los tiempos son muy crueles cuando sin conocerlo somos traidores a nosotros mismos; cuando sabemos que tenemos motivos para temer sin saber lo que nos hace temer; cuando flotamos y nos agitamos en todas direcciones en un mar tempestuoso" 

                                                                                                               Rosse, en Macbeth.

Los hombres de bien

El niño.-¿Merecen ser ahorcados todos los que faltan a sus juramentos? 
Lady Macduff.-Sí, todos. 
El niño.- ¿Y quién debe ahorcarlos? 
Lady Macduff.- Los hombres de bien 
El niño.-En tal caso, los que faltan a sus juramentos son unos imbéciles, porque son bastante numerosos para apoderarse de los hombres de bien y ahorcarlos". 

                                                                                                     Shakespeare, Macbeth

¿Qué haré?

¿Adónde he de huir? No me acusa de nada la conciencia; pero recuerdo que estoy en un mundo donde hacer mal es con frecuencia cosa laudable, y hacer bien es algunas veces locura peligrosa. ¿Qué haré? 
                                                                                           Lady Macduff, en Macbeth

domingo, 7 de febrero de 2016

We cry when we are born

When we are born, we cry that we are come / To this great stage of fools 

                                                                                                                 Lear, in King Lear

viernes, 5 de febrero de 2016

Luz y sombras

El Rey.-¿Qué sombras de tristezas son esas que te cubren siempre? 
Hamlet.-Al contrario, señor; estoy demasiado a la luz.

Sueños limitados de la filosofía

Hamlet.-...Horacio, en el cielo y en la tierra hay algo más de lo que puede soñar tu filosofía.

¿Qué estáis leyendo?

Polonio.-¿Qué estáis leyendo señor? Hamlet.- Palabras, palabras, palabras.

¿Quién, si esto no fuese?

 Hamlet.-¿Quién, si esto no fuese, aguantaría la lentitud de los tribunales, la insolencia de los empleados, las tropelías que recibe el pacífico, el mérito con que se ven agraciados los hombres más indignos, las angustias de un mal pagado amor, las injurias y quebrantos de la edad, la violencia de los tiranos, el desprecio de los soberbios, cuando el que todo esto sufre pudiera evitárselo y procurarse la quietud con solo un puñal? ¿Quién podría tolerar tanta opresión, sudando, gimiendo bajo el peso de una vida molesta, si no fuese porque el temor de que existe alguna cosa más allá de la muerte (país desconocido, de cuyos límites ningún caminante torna) nos embaraza en dudas y nos hace sufrir los males, que nos cercan, antes de ir a buscar otros de que no tenemos seguro conocimiento? Esta previsión nos hace a todos cobardes; así, la natural tintura del valor se debilita con los barnices pálidos de la prudencia. Las empresas de mayor importancia, por esta sola consideración, mudan camino, no se ejecutan, y se reducen a designios vanos.

Vete a un convento

Hamlet (a Ofelia).-Vete a un convento: ¿para qué te has de exponer a ser madre de hijos pecadores?

Perdonad este desahogo a mi virtud

Hamlet. -Perdonad este desahogo a mi virtud, ya que en esta delincuente época la virtud misma tiene que pedir perdón al vicio, y aún para hacerle bien, le halaga y le ruega.

Quién comprenderá la música

"Sólo comprenderá la música quien la escuche con la lejanía de quien no la entiende y con el conocimiento de ella que Sigfrido tenía del lenguaje de los pájaros". 

                                                                                                     Theodor Adorno, Teoría Estética.

miércoles, 3 de febrero de 2016

¿Should you be wise or honest?

OTHELLO Nay, stay: thou shouldst be honest. 
IAGO I should be wise, for honesty's a fool And loses that it works for.

¿Qué significa soñar?

Las imposibilidades solo pueden ser, a falta de realidad, sueños. ¿Y qué significa soñar? ¿Y qué significa desear soñar? ¿Y desear pensar el sueño? Significa enfrentar, de diferentes maneras, la realidad de una muerte.

Mantener viva esa llama

Acá andamos, intentando mantener viva esa llama que hace de la existencia una ruptura y una paradoja...

martes, 2 de febrero de 2016

Only our thoughts are ours

Our wills and fates do so contrary run That our devices still are overthrown: Our thoughts are ours, their ends none of our own 

                                                                                                     Hamlet