De este hombre se habla en el libro. Sobre este hombre se escribe, se interpreta, se busca, se enuentra, se crea el basamento de una intelectualidad radical olvidada, de una densidad ascética hispanizada, de un nacionalismo armónico, un cristianismo liberal, un organicismo plural y humanista, un liberalismo reformista felipillizado en España, alfonsinizado en Argentina.
Son mucos profesores, catedráticos y especialistas los que aquí alzan su voz. Entre ellos, se destaca A. A. Roig, quien nos expone sobre la relación entre "eticidad nacional y krausismo" mostrando la importancia del Estado protector en el esquema filosófico de Krause y la homología en su pensamiento entre los conceptos de reforma y revolución.
Compilación de ponencias junto con los debates que las acompañaron posteriormente, esta publicación encuentra en el espacio que le tocó a J. L. Abellán el anuncio de un nuevo concepto: el krauso-positivismo, movimiento filosófico de concordia entre el método especulativo y el experimental, la filosofía y la ciencia, la religión y la ciencia. El intento de conjugar el idealismo y el positivismo busca en Krause superar el dualismo racionalista de la filosofía moderna, conduciéndolo a una metafísica inductiva, a una psicología fisiológica de unión entre espíritu y naturaleza, a un "monismo positivo".
Escaso es el número de personas que conoce algo del krausismo como filosofía. algunas veces se lo relaciona con el "positivismo espiritualista" francés de la époa. Más se sabe, sin duda, de quienes se le opusieron tenazmente: Menéndez Pelayo, el clero español, el conservadurismo más tradicional. Pensamiento europeísta al fin, no podía sino irritar al nacionalismo cultural, al regionalismo cultural hispánico.
España y Argentina. Países en donde se analiza en este libro la influencia de Krause y del institucionalismo (en referencia a la ILE: Institución Libre de Enseñanza, lugar en donde mejor anclaron los apotegmas krausistas, sobre todo en pedagogía, aunque tomando también perfiles propios); aunque queda sólo para España la mención a la masonería como cultivo del hombre en su pura humanidad. La masonería especulativa, como vía educaiva, la propugnaba y practicaba Krause desde su logia "Las Tres Espadas y Verdaderos Amigos" de Dresden, primando el concepto de una educación integral, religiosa, no instructiva. Es la masonería, junto con el institucionismo, el hecho cristalizador del krausismo.
Tal vez el trabajo más interesante del texto -en cuatno a una ubicación del krausismo como filosofía de la modernidad - sea el de E. Menéndez Ureña, quien destila los rasgos generales comunes a la filosofía de la historia y teorías de la sociedad de Kant, Hegel, Marx, Freud y Habermas, incluyéndolo a Krause en ese equipo, aunque diferenciándolo en dos cuestiones: su panteísmo y la importancia de la masonería en su filosofía.
Menéndez Ureña rescata del krausismo algo no señalado por los otros exponentes en el Simposio: la importancia de lo simbólico, litúrgico y festivo en la transformación social. Por otra parte, para él, la imagen krausista de la sociedad mundial ideal como "Gran Logia de la Tierra" es formalmente equivalente a la "Sociedad Comunista Mundial" de Marx o a la "Sociedad civil ética como Pueblo de Dios" de Kant.
Karl Krause escribía de manera oscura pero no amaba el conflicto. Creía en una transformación pacífica de la moralidad objetiva, de la legalidad, con medios legales. Esta será la prédica de la UCR, del PSOE: un Estado ni todo ni nada, eurocentrista, que combine en la implementación de políticas (¿así se dice?) el liberalismo y el conservadurismo, el capitalismo y el socialismo, el romanticismo y el iluminismo, el positivismo y el espiritualismo, los especialistas españoles y los argentinos. Krause, el pre-moderno, el moderno, el posmoderno, intenta ser aquí recordado y revalorizado en un libro que tendría que haber salido a la venta mucho antes, tal vez unos seis años antes.