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Dramatis Personae

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Filopolímata y explorador de vidas más poéticas, ha sido traductor, escritor, editor, director de museos, músico, cantante, tenista y bailarín de tango danzando cosmopolita entre las ciencias y las humanidades. Doctor en Filosofía (Spanish and Portuguese, Yale University) y Licenciado y Profesor en Sociología (Universidad de Buenos Aires). Estudió asimismo Literatura Comparada en la Universidad de Puerto Rico y Estudios Portugueses en la Universidad de Lisboa. Vivió también en Brasil y enseñó en universidades de Argentina, Canadá y E.E.U.U.

domingo, 12 de julio de 1992

Es un pájaro desplumado



 

Es un pájaro desplumado (discurso de despedida del Colegio Ward)

 ¿Qué es esto de "época del desencanto"? Los adolescentes no entienden nada de "desencantos", del "fin de las utopías". Tal vez no se encanten con las mismas cosas. ¿Qué más encantador que dicho fenómeno? Se habla del fin de las utopías. Bueno, es el fin, sin dudas...para quien las tuvo. En ese sentido discrimino, discrepo totalmente: no es el reino de la adolescencia el que llega, sino el de la adultez. Voy a aprovechar este escrito a modo de despedida: no he querido concientizar a nadie, no tengo con qué. Sólo he intentado provocar un poco, ver qué pasaba, provocar la diferencia. La mayor parte de los adolescentes no tienen la más mínima idea de aquello a lo que hoy se llama "posmoderno", ni siquiera como moda. La mayor parte de los adolescentes...(¿qué es esa frase? ¿En qué puede acabar una frase que comience así?) Se habla de derrota del pensamiento cuando es el pensamiento de uno el que ha sido derrotado. La sociedad se vuelve adulta y no adolescente. El adolescente por definición no triunfa sino que cuestiona. Por eso los adolescentes están dejando de ser adolescentes: es el fin de la adolescencia. Resulta cómico ver cómo los adultos les exigen a los adolescentes "ser" adolescentes bajo las mismas conductas que a ellos los reflejaban. El ser humano empieza a aceptar su condición de paria del universo y es por ello que elige el presente y se broncea eternamente en su fugacidad. 

Adolecer es buenísimo. Poder pedir ayuda es genial. ¿Qué cuernos quiere decir "madurez afectiva e intelectual"? ¡No jodan! De la genitalidad a la palocracia o falocracia el paso es muy chiquitito. ¿Qué quiere decir "abandonar mecanismos de defensa primitivos"?  Cada vez es más difícil establecer cualquier cosa. El "haber llegado" suena a "haber acabado". No envejecer es luchar contra la muerte inevitable, es una frontal afrenta romántica.

He llegado tarde muchas veces, hay timbres de un minuto que me han asombrado. Tal vez para no ser como el perro de Pavlov, para ser serios y no graves. He sido más pedagogo de la amabilidad que de la técnica, aún ante la inamabilidad como respuesta. Me he reído de las hipocresías, de las alumnas bonitas que intentan "comprarte", de los dobles discursos, del que se hace "amigo" para "zafar", intento reírme con todos ellos...

Hacerse el imbécil, el estúpido, el ignorante. Convertirse en un payaso. Ahí está. Propongo la docencia payasesca que de una vez por todas ayude al alumno a desorientarse, que descoloque, que nos muestre en toda nuestra tragicomicidad. No es una pedagogía "light" sino muy pesada. Hay que saber bancarse el lugar del blanco, del no-elegido. Somos esposas impuestas: optimistas que creemos que todo en la sociedad debería ir bien, y entonces nos quejamos y buscamos culpables de que no se cumplan nuestras expectativas y utopías, que no piensen con nosotros, como nosotros. Con lo cual, parecemos pesimistas. En cambio, si fuéramos pesimistas convencidos podríamos mostrarnos optimistas en lo cotidiano y agradecer que de vez en cuando haya algo que no funcione tan mal. El pesimismo absoluto hace optimistas relativos y el absoluto optimismo desemboca en un pesimismo de hecho. Ser pesimista es no ser superfluo, es asumir nuestra precariedad y mortalidad. Nos hace serios y creíbles. 

Antes de llegar a la piedra filosofal, los alquimistas medievales tenían que someter sus experimentos a la fase del nigredo, al momento de negrura sin el cual jamás alcanzarían el brillo posterior. Para saber decir "yo no sé" en paz, para ser amante de las preguntas, para ser serios, para no mezclar los hechos con las explicaciones, para no querer tener todo en claro todo el tiempo, es bueno saber cambiar el cassette, especificar las propias condiciones de satisfacción de lo que pedimos, confiar si nos demuestran sinceridad, competencia y credibilidad, y no dar, nunca, oportunidad de que otros muevan las piezas; no ser víctimas de la vida, de la educación, pero aceptar la facticidad, las posibilidades, el derecho a la diferencia, para no soñar una cosa y hacer acciones en otro dominio, porque todo esto, porque la docencia, tiene que ver con el amor, porque estamos con otros en el mundo, porque indignándome me hago cargo de mi dignidad y la del otro, para escuchar mucho, para escuchar mucho, para escuchar mucho, para ver las dificultades y no las facultades, para poder pedir ayuda, para poder reclamar, para no creerse Superman, para el fin del ego, para la destrucción final del adulto (o para la prehistoria de esta utopía).