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Dramatis Personae

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Filopolímata y explorador de vidas más poéticas, ha sido traductor, escritor, editor, director de museos, músico, cantante, tenista y bailarín de tango danzando cosmopolita entre las ciencias y las humanidades. Doctor en Filosofía (Spanish and Portuguese, Yale University) y Licenciado y Profesor en Sociología (Universidad de Buenos Aires). Estudió asimismo Literatura Comparada en la Universidad de Puerto Rico y Estudios Portugueses en la Universidad de Lisboa. Vivió también en Brasil y enseñó en universidades de Argentina, Canadá y E.E.U.U.

lunes, 30 de noviembre de 1992

Los Prefacios de Wordsworth de 1800 y 1802

Wordsworth nos previene en estos prefacios sobre cómo la poesía se propone trazar las leyes primarias de la naturaleza. El acto poético consistiría en una asociación de ideas en estado de excitación. La vida rústica madura las pasiones del corazón permitiéndonos hablar en un lenguaje más llano y enfático, los sentimientos elementales que existen en su simplicidad, sobre todo en la vida rural. La naturaleza es bella y posee formas permanentes. Hay partes del lenguaje mejores que otras. La poesía debe expresar sentimientos y nociones en expresiones simples y no elaboradas.

Nada es vano. Toda buena poesía es el flujo espontáneo de sentimientos poderosos. Los poetas son hombres poseídos por algo más que la sensibilidad orgánica usual, son hombres que han pensado mucho y profundamente, hombres que se proponen comprender el Ser, o lo que el Ser es para los románticos.

La poesía son ideas y sentimientos asociados en estado de excitación. Es seguir los flujos y reflujos de la mente agitada por los grandiosos y simples afectos de la naturaleza. Trazar la pasión maternal, desplegar la fuerza de lo fraternal, de las implicancias morales asociadas con los grandes y hermosos objetos de la naturaleza. Los caracteres trazados serán simples, perteneciendo más a la naturaleza que a las costumbres. 

Wordsworth se detiene para mostrar la importancia histórica de su propuesta. Producir o ampliar la capacidad de excitación era, para él, uno de los mejores servicios en los que un escritor podía estar comprometido. Nos muestra el estado de la poesía que busca rescatar lo salvaje-natural y los grandes eventos nacionales, melancólicamente, frente al gran crecimiento demográfico urbano, frente a la ciudad-diablo. Shakespeare y Milton son los modelos. Un contrataque a las que suponían estúpidas tragedias alemanas. El río atravesando la urbe.

Se trata de adoptar el verdadero/original lenguaje del ser humano en companía de la sangre y de la carne, un lenguaje natural frente al oscuro artificio, medidas las palabras, medida su ubicación.

En Wordsworth la buena prosa es inseparable de la buena poesía. En muchas de las más interesantes partes de los mejores poemas, sostiene, encontraremos el lenguaje de la prosa cuando la misma prosa está bien escrita.

Habrá de hurgarse en las grandes y universales pasiones del ser humano y el entero mundo de la naturaleza. Muy poco el placer de la poesía dependerá del metro. Éste es importante, pero aparentemente no es nada sin lo anterior.

El fin de la poesía es producir excitación y placer. La razón, la conciencia, cumple una eficaz función en temperar y restringir la pasión mediante una intervención en los sentimientos ordinarios. Y no se puede ir más allá de las fronteras del placer sin riesgos de abandonarse al más completo patetismo.

La poesía es para Wordsworth el placer derivado de la percepción de la similitud en la similitud, , y de lo disímil en lo similar. La poesía es el flujo espontáneo de sentimientos poderosos: se origina en la emoción recogida en tranquilidad. La emoción es contemplada hasta que por una especie de reacción la tranquilidad gradualmente desaparece y una nueva emoción emerge. La emoción, entonces, se convierte en el principio y fin fundamental de la acción poética.