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Dramatis Personae
- Daniel Scarfò
- Filopolímata y explorador de vidas más poéticas, ha sido traductor, escritor, editor, director de museos, músico, cantante, tenista y bailarín de tango danzando cosmopolita entre las ciencias y las humanidades. Doctor en Filosofía (Spanish and Portuguese, Yale University) y Licenciado y Profesor en Sociología (Universidad de Buenos Aires). Estudió asimismo Literatura Comparada en la Universidad de Puerto Rico y Estudios Portugueses en la Universidad de Lisboa. Vivió también en Brasil y enseñó en universidades de Argentina, Canadá y E.E.U.U.
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viernes, 13 de diciembre de 2013
Todo lo que aún bajo el espanto prospera en belleza
"Todo lo que aún bajo el espanto prospera en belleza, es escarnio y detestable por sí mismo. Sin embargo, su efímera forma coadyuva en la tarea de evitar el espanto. Algo de esta paradoja está en el fundamento de todo arte, y hoy sale a la luz en el hecho de que el arte en general existe todavía. Una bien asegurada idea de lo bello exige que la felicidad sea rechazada y al mismo tiempo sostenida"
Theodor W. Adorno, en Mínima Moralia.
jueves, 12 de diciembre de 2013
Entrevista sobre educación alternativa
¿Qué opinas y sabes sobe educación alternativa?
La verdadera educación siempre es “alternativa”. Al mismo tiempo, no creo que haya nada ni nadie que pueda atribuirse la propiedad de esa categoría: “educación alternativa”. Es “alternativa” o debería serlo en la medida en que, socráticamente, debe examinarse a sí misma continuamente.
¿Crees que nos educan con un fin económico?
Bueno, no solamente. Y si así fuera, lo están haciendo bastante mal...
¿Qué pros y contras consideras que hay en la competencia que el sistema educativo plantea?
Muchas contras y pocos pros. El “pro” más importante es la voluntad inclusiva y el “contra” más importante es la realización “excluyente”.
¿Crees que se sigue educando con algunos métodos de rasgos conductistas?
Como te decía el otro día, no puedo creerlo. Pero, pensándolo bien, vivimos tan extemporáneamente que no debería sorprenderme...
Sobre la educación alternativa ¿Encontrás muchos problemas o crees que es algo utópico?
Encuentro muchos problemas en la educación “tradicional”. La educación alternativa tiene problemas para su institucionalización pero, a la vez, por eso mismo es alternativa. Por otra parte, siempre debe haber una dimensión utópica en la tarea educativa.
¿Qué opinas a cerca de una educación más experimental, más para el desarrollo, que no se enfoque tanto en la practicidad?
Creo más bien al revés, que es necesario recuperar lo artesanal, la relación con las cosas, con la materia, en la dirección que apunta el último libro de Richard Sennett (El artesano). La educación “para el desarrollo” es casi tan extemporánea como la “conductista” a estas alturas...
¿Crees que es posible otro tipo de educación o es imposible instalarla?
Es posible, pero hace falta voluntad política, conocimiento, recursos.
¿Qué importancia crees que juega la creatividad en la educación actual?
A veces poca, a veces demasiada. Porque para promover la creatividad hacen falta docentes creativos, que rara vez es el caso. A su vez, muchas veces se deja en manos de la supuesta “creatividad” de los alumnos demasiada responsabilidad que debería recaer sobre los docentes.
¿Por qué crees que las materias dentro del sistema educativo tienen esa jerarquía?
Bueno, es el resultado de siglos de predominio de un modelo iluminista hoy en crisis
¿Crees que el CI es realmente una forma de medir la inteligencia de una persona?
Yo nunca me lo medí, pero lo haría si tuviera la oportunidad. Es una forma de medirla, claro, lo cuál no quiere decir que sea perfecta ni que no haya otras formas de medirla. Porque, además, hace rato que sabemos que hay muchas formas distintas de inteligencia y de ser inteligente.
¿Cómo armarías un sistema educativo el cuál sería ideal o al cual vos apostarías?
Esta pregunta requiere una respuesta muy larga. Pero la resumo así: yo apostaría a un sistema educativo centrado en la educación de los sentimientos, algo prácticamente inexistente hoy a nivel del sistema.
¿Qué cosas fallan en el sistema educativo actual por lo cual se siguen acentuando las diferencias sociales?
Son muchas cosas las que fallan. Pero, como dije antes, la sociedad refuerza la exclusión social velándola a través de una falsa inclusión que, es falsa, porque la calidad educativa está por el piso. Como la “calidad” educativa no preocupa y parece ser a ojos de los burócratas de turno inquietud de privilegiados, el resultado es una pauperización de la educación que refuerza la situación de origen.
¿Qué opinás sobre la calidad de los maestros y profesores?
En general es baja, diría que en un 30% es buena solamente. Es una parte esencial del problema.
Me comentaron que tuviste alguna experiencia en la Facultad Libre de Rosario, ¿Qué conclusiones sacaste? Fui fundador y secretario académico durante su primer año. Las conclusiones son las siguientes: las mejores ideas necesitan de los mejores ejecutantes. Por eso siempre digo que prefiero un excelente docente con un mal programa que a la inversa. Y por eso los mejores docentes tienen que enseñar en los lugares más difíciles y con más exclusión social.
¿Hasta qué punto crees que los limites son buenos y necesarios a la hora de educar?
Los límites son tan necesarios como la libertad. ¿Cómo no van a ser buenos? Sin límites hay desesperación y estamos perdidos. Para poder escoger necesitamos varios caminos, no miles. Caso contrario terminaríamos como Funes, el memorioso.
jueves, 21 de noviembre de 2013
lunes, 4 de noviembre de 2013
La literatura y el río
La literatura y el río, por Daniel Scarfo
Dos destinos posibles nos depara el río: el infierno tras el Aqueronte o la liberación en el río de Siddharta. Desde Heráclito y Lao Tsé, el fluir del agua nos ha ofrecido aprendizaje en humildad: el poeta se desplaza por el río en un pequeño bote. Horacio, a punto de arrojarse al Tíber, lo llama padre y dios, pidiendo que cuide bien de su vida, y Virgilio liga el tránsito de las almas al cruce de los ríos.
“Nuestras vidas son los ríos, que van a dar en la mar, que es el morir”, escribe Manrique. Camoes y Fernando Pessoa levantan la apuesta: “navegar es necesario, vivir no es necesario”. Ulrico Schmidl será el primer cronista del Río de la Plata y Ruy Díaz de Guzmán el primero nacido aquí. Mientras tanto en España el Tajo inspiraba a Garcilaso y Cervantes. Más cerca de nuestros días en Europa el Danubio ocuparía un lugar privilegiado para Heine (como hoy para Magris), pero quizás sea el Sena el río emblema de la literatura europea y es difícil pensarlo sin recordar la visión del mismo de Rastignac al final de Papa Goriot.
El primer poeta argentino que deja su marca sobre el Paraná es Manuel de Lavardén. Luego vendrán Marcos Sastre y Sarmiento, cuyo compromiso con el Delta fue político, periodístico existencial, educativo y literario. Pero "el caballo y las estancias detestan el dinamismo del agua", se lamentaba. El río permite el escape (en la Amalia de José Mármol a Montevideo) y es potencia de futuro que espera inundar el desierto. Pero Juan José Saer nos recuerda en El río sin orillas que no se hará costumbre en nuestras tierras y que el infierno latinoamericano está franqueado por las aguas que hay que vencer para llegar al paraíso, que los ríos son refugios de narcotraficantes y pirañas.
En Estados Unidos Mark Twain encontraba a algunos de sus personajes de Las Aventuras de Huckleberry Finn en el Mississippi. Recuerdo de su niñez, lo celebraba y a aquellos que trabajaban en él, pero éste también acogía bandidos, asesinos y comerciantes de esclavos. En breve llegarían los tiempos europeos de Joseph Conrad -escribiendo a bordo en la lengua del imperio y remontando el río Congo hacia el corazón de las tinieblas. Ese mismo horror es el de los ríos de Quiroga cuyas orillas también quedan bañadas de sangre del enfrentamiento de la civilización con la barbarie. Sabemos del fin trágico de Horacio Quiroga como el de Leopoldo Lugones, que se mató de un tiro en el Delta. Otros se arrojan al río. ¿A dónde esperan ir quienes como Javert en Los miserables se suicidan en sus aguas? ¿Qué es lo que sucede en puentes como el que Ivo Andric situó sobre el Drina? ¿Cómo se conjugan en Albert Camus el desierto y La caída en el río? Las aguas también cobijaron la angustia de Paul Celan, poeta rumano que se arrojó del puente Mirabeau inmortalizado por la poesía francesa. Ahogada en un juego de palabras resulta también la mujer de “El río” de Julio Cortázar.
La reflexión sobre la muerte es una reflexión sobre el tiempo. Y si bien en poesía el río lo pintó como pocos Juan L. Ortiz, fue a Jorge Luis Borges a quien el río de Heráclito y el Ganges le ayudaron a estetizar esa reflexión sobre el tiempo. A Roberto Arlt le preocupaba otra cosa: la vida de los habitantes del Delta, y escribió al respecto. Pidió que sus cenizas se arrojaran allí. Haroldo Conti escribió también sobre su vida en él: decía que “un hombre sin barco no está completo”. Sudeste fue su primera novela con el paisaje como personaje. Otra novela representativa de la zona es La ribera, de Wernicke.
El río nos permite recorrer la literatura. En La casa verde de Vargas Llosa el personaje Fushía es el movimiento mismo del río. Carpentier sacará provecho de los Diarios de Viaje y Crónicas de Indias contemplando lo que ha perdido y debe recuperar. Para ello ficcionalizó su propia existencia en el Orinoco, remontándolo en Los Pasos Perdidos. En “La tercera margen del río” Guimaraes Rosa narra la historia de un padre de familia que manda a construir una canoa para un día internarse en el río para siempre. El autor brasileño decía que le hubiera gustado ser como un cocodrilo: este animal era para él un maestro de la metafísica y la misma palabra “rio” una palabra mágica para conjugar la eternidad. Un último recuerdo literario: con Arguedas atravesamos Los ríos profundos cuando pinta el desmembramiento de las comunidades indígenas andando “por donde nadie más que el agua camina”.
El mar dulce de Payró, la navidad en el Hudson de García Lorca, el río Masacre del dominicano Prestol Castillo, los acuáticos de Marcelo Cohen, el Amazonas de Milton Hatoum…la lista parece infinita…
sábado, 12 de octubre de 2013
LA LITERATURA Y EL RÍO, curso que estoy dictando y al que pueden sumarse en cualquier momento...
1. La literatura y el río: historia de una relación
Introducción a la temática (30 de agosto)
2. El río en la literatura norteamericana (27 de septiembre)
M. Twain: “Las aventuras de Tom Sawyer” y “Las aventuras de Huclkeberry Finn”
3. El río en la literatura sudamericana (25 de octubre)
H. Quiroga: “El paso del Yabebirí”, “El regreso de Anaconda”, “La guerra de los yacarés”,
J. Guimaraes Rosa: “La tercera margen del río”
4. El río en la literatura europea (15 de noviembre)
Claudio Magris: “Danubio”
5. El río más alla de los géneros literarios (13 de diciembre)
J. J. Saer: “El río sin orillas”
Plataforma Lavardén (Sarmiento y Mendoza). Rosario
11+1558439304/ scarfedu@yahoo.com.ar
Daniel Scarfó es Licenciado y Profesor en Sociología (UBA) y Ph. D. en Español y Portugués (Yale). Estudió asimismo literatura comparada en la Universidad de Puerto Rico y Estudios Portugueses en la Universidad de Lisboa. Enseñó en universidades de Argentina, Canadá y E.E.U.U. Temas de estudio: sociedad y literatura, etologías cognitivas, naturaleza, ética y cultura.
miércoles, 9 de octubre de 2013
martes, 24 de septiembre de 2013
domingo, 22 de septiembre de 2013
En vilo ante el futuro de la cultura
La única certeza que pareciéramos tener es la de la incertidumbre. ¿No somos ya capaces de certezas que nos permitan operar de manera más firme en el mundo real? Hace ya varias décadas la obra “Esperando a Godot” de Beckett resaltaba esa situación: tiempo, lugares, nombres, identidades en duda. Esas dudas podrían ser sin embargo hoy lo mejor que hay en nosotros. Desencantados del Leviathán, precisamos de lo oscuro, su variedad, sus sorpresas, su emotividad. Lo que no significa que no necesitemos saber lo que hacemos ni qué es lo que nos mueve. Todo lo contrario. Es necesario pensar pero, sobre todo, apreciar lo que mueve a los otros en una sociedad que ha cambiado, en la que no sabemos a ciencia cierta qué es apropiado y qué no lo es. En vilo ante el futuro, tal vez sea el tiempo de la imaginación más que del programa.
La representación sensacionalista de la violencia siempre gozó de popularidad, desde el circo romano a las hazañas de bandidos. Las ejecuciones públicas se suponía fueran instructivas y frenaran el crimen. La “cotidianización de la violencia” y la permisividad por el bienvenido rechazo a la censura generaron, a su vez, una insensibilización. Si bien el espectador siente que hay algo decisivo para comprender la naturaleza humana cuando la vida está en juego, y la visión de un lugar como Cromagnon en llamas o la de un hombre acercándose a nosotros con un cuchillo no deja de recordarnos nuestra vida y su importancia, los relatos irónicos de la violencia en películas del éxito de Los perros de la calle, Pulp Fiction o Asesinos por Naturaleza revelan una mirada entretenida pero apática, sutil pero impiadosa, desencantada pero fatal, mirada que ya está en la sociedad pero que tales visiones y relatos reproducen y potencian en el cine al menos desde Un perro andaluz, si no me equivoco primer película en incorporar la agresión como componente estructural. La violencia se aprende:
Desde la prehistoria las danzas guerreras eran una especie de embrujo para vencer en la batalla u obtener la fertilidad. Pero para que hoy nosotros creamos en la magia se hace necesario producir esa espontánea suspensión de la duda que constituía, para Coleridge, la fe poética. El surrealismo sin dudas se hizo cargo de eso negando los límites “razonables” de la lógica y el determinismo. Como decíamos, Cortázar en la Argentina bebió de esa tradición haciendo del juego una forma productiva y revolucionaria de percibir y reconstruir lo real. Si la parte juguetona de la experiencia humana nos ha sido ocultada, a pesar de ello repetidas veces en el transcurso del siglo XX el pensamiento fue trastornado por estallidos lúdicos: el dadaísmo, el surrealismo, el movimiento hippie, mayo del 68. El juego como tentación de olvidar lo peor, como posibilidad libertaria de recuperar nuestro tiempo y la preeminencia del instante, desde entonces nos está reclamando otra ética y otras epistemologías.
Vivimos como si fuéramos inmortales. William Blake decía que “el tiempo es la dádiva de la eternidad” y, remontándose a Platón, agregaba: “el tiempo es la imagen móvil de la eternidad”. Schopenhauer, como Keats, separó el mundo real del tiempo y decadencia del mundo ideal de la eternidad. Borges, heredero del primero, fatalmente era Borges. Y en esa fatalidad se nos dice disponemos de 10.000 instantes presentes de seis segundos en un solo día. En un año podríamos contabilizar 3.650.000 instantes presentes.
Arroja o con el agua de aquel río
En que Heráclito vio nuestra locura
El tiempo, ya que al tiempo y al destino
Se parecen los dos: la imponderable
Sombra diurna y el curso irrevocable
Del agua que prosigue su camino.
Está bien, pero el tiempo en los desiertos
Otra substancia halló, suave y pesada,
Que parece haber sido imaginada
Para medir el tiempo de los muertos.
Surge así el alegórico instrumento
De los grabados de los diccionarios,
La pieza que los grises anticuarios
Relegarán al mundo ceniciento
Del alfil desparejo, de la espada
Inerme, del borroso telescopio,
Del sándalo mordido por el opio
Del polvo, del azar y de la nada.
¿Quién no se ha demorado ante el severo
Y tétrico instrumento que acompaña
En la diestra del dios a la guadaña
Y cuyas líneas repitió Durero?
Deja caer la cautelosa arena,
Oro gradual que se desprende y llena
El cóncavo cristal de su universo.
Hay un agrado en observar la arcana
Arena que resbala y que declina
Y, a punto de caer, se arremolina
Con una prisa que es del todo humana.
La arena de los ciclos es la misma
E infinita es la historia de la arena;
Así, bajo tus dichas o tu pena,
La invulnerable eternidad se abisma.
No se detiene nunca la caída
Yo me desangro, no el cristal. El rito
De decantar la arena es infinito
Y con la arena se nos va la vida.
En los minutos de la arena creo
Sentir el tiempo cósmico: la historia
Que encierra en sus espejos la memoria
O que ha disuelto el mágico Leteo.
El pilar de humo y el pilar de fuego,
Cartago y Roma y su apretada guerra,
Simón Mago, los siete pies de tierra
Que el rey sajón ofrece al rey noruego,
Todo lo arrastra y pierde este incansable
Hilo sutil de arena numerosa.
No he de salvarme yo, fortuita cosa
De tiempo, que es materia deleznable.
Mas decorrê-la,
À beira-rio,
Não vale a pena
De una cultura del simulacro a una cultura del encuentro con el otro: éste sería el camino al recorrer. El primero deja poco espacio para la transformación de lo social y desacredita utopías colectivas, viviendo en una obsesión alejada de la contaminación de “lo otro”, con una sintomatología fóbica que expulsa la diferencia.
no se nos debe… Y en qué recodo estiraremos
nuestra pobre rodilla para siempre. Hasta cuándo
la cruz que nos alienta no detendrá sus remos.
por haber padecido
Ya nos hemos sentado
mucho a la mesa, con la amargura de un niño
que a media noche, llora de hambre, desvelado…
de una mañana eterna, desayunados todos.
Hasta cuándo este valle de lágrimas, a donde
yo nunca dije que me trajeran.
De codos
todo bañado en llanto, repito cabizbajo
y vencido: hasta cuándo la cena durará.
y acerca y aleja de nosotros, como negra cuchara
de amarga esencia humana, la tumba…
Y menos sabe
ese oscuro hasta cuándo la cena durará!
Las formas del aprendizaje y las derivas del lenguaje
El desafío es más sofisticado y complejo cuando se expresan las emociones en palabras. Cambian las palabras según la emoción. Cambian las emociones según las palabras. Estaríamos, sin embargo, dejando una era histórica de primacía verbal hacia una fase de lenguaje en decadencia, de silencio parcial…
no sobrevive la palabra!
¡Si después de las alas de los pájaros,
no sobrevive el pájaro parado!
¡Más valdría, en verdad,
que se lo coman todo y acabemos!
¡Haber nacido para vivir de nuestra muerte!
¡Levantarse del cielo hacia la tierra
por sus propios desastres
y espiar el momento de apagar con su sombra su tiniebla!
¡Más valdría, francamente,
que se lo coman todo y qué más da...!
¡Y si después de tanta historia, sucumbimos,
no ya de eternidad,
sino de esas cosas sencillas, como estar
en la casa o ponerse a cavilar!
¡Y si luego encontramos,
de buenas a primeras, que vivimos,
a juzgar por la altura de los astros,
por el peine y las manchas del pañuelo!
¡Más valdría, en verdad,
que se lo coman todo, desde luego!
Se dirá que tenemos
en uno de los ojos mucha pena
y también en el otro, mucha pena
y en los dos, cuando miran, mucha pena...
Entonces... ¡Claro!... Entonces... ¡ni palabra!
Las pasiones
El lenguaje y la literatura han nacido de las pasiones y las expresan. La Ilíada arranca con la cólera de Aquiles –y la cólera es la pasión por antonomasia en la tradición homérica inaugurando nuestra civilización. En dicho contexto, la pasión es la apertura humana al impulso de los dioses. El hombre se constituye en héroe gracias a su pasión. Contrariamente a dicha tradición, según la cual en la ira el héroe se mueve justificado por los dioses, en el Fedón dice Platón que las pasiones son enfermedades del alma que la fijan como clavos al cuerpo y le impiden el contacto con lo divino.
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James Cameron biographer says the "Avatar" director is half scientist, half artist James Cameron: antes de Avatar...un niño curi...
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Lo bueno es que la vida no deja de sorprenderme. Ayer me presenté a mi trabajo en el Ministerio de Justicia (concretamente en la Dirección d...
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"Nosotros (la indivisa divinidad que opera en nosotros) hemos soñado el mundo. Lo hemos soñado resistente, misterioso, visible, ubicuo ...