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Dramatis Personae

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Filopolímata y explorador de vidas más poéticas, ha sido traductor, escritor, editor, director de museos, músico, cantante, tenista y bailarín de tango danzando cosmopolita entre las ciencias y las humanidades. Doctor en Filosofía (Spanish and Portuguese, Yale University) y Licenciado y Profesor en Sociología (Universidad de Buenos Aires). Estudió asimismo Literatura Comparada en la Universidad de Puerto Rico y Estudios Portugueses en la Universidad de Lisboa. Vivió también en Brasil y enseñó en universidades de Argentina, Canadá y E.E.U.U.

miércoles, 7 de septiembre de 1988

Palacios, el último mosquetero. Raúl Larra. Leviatán, Buenos Aires, 1988.

Toda biografía es una mentira. ¿Qué sabe uno de lo que sucede en su alma? Esta reconstrucción fragmentaria de la vida del primer diputado socialista de América acepta estos supuestos. Obra dividida entre un soliloquio de la secretaria del gran orador y un recuento histórico desde los 80 años del espadachín, muestra a un Palacios actor, influído por Tolstoi, con la pasión romántica que, sujeta en un nudo de contradicciones que acabará aunando entre su formación religiosa y el socialismo, lo envolverá en la magia de la política. El duelo, el honor, la justicia, Jesús, Marx, serán cuestiones y nombres siempre rondantes en la mente del padrino de los pobres, las mujeres y los niños.

Larra muestra aquí como este político práctico y romántico a la vez es también tanto irreal como absolutamente cotidiano en su desenvolvimiento. Biografía de expulsiones evitadas mediante sugestiones verbales, seductoras, muestra el devenir de un político con una virtud poco abundante en estos tiempos y fuertemente inscripta en el imaginario popular: la dignidad. Lucha con el Sermón de la Montaña contra la libre compra de votos de Carlos Pellegrini. Su antagonismo con Juan B. Justo, el humanismo inherente a su prédica y a sus desempeños académicos están en este libro vestidos con pulcritud de detalle pero sin exceso de información. Más bien el detalle como revelador mayor de algunas cuestiones, aunque no de todas.

La vida de Palacios también puede leerse a la luz de su contemporaneidad con otras figuras de la política mundial: Jean Jaures, Charles Maurras, Lenin. Es que Larra también realiza una reconstrucción de época, para lo cual el epistolario de don Alfredo le da una gran ayuda. La carta de Héctor P. Agosti, a la memoria de quien está escrito el libro de Larra, es quizás una de las más interesantes al respecto. 

Este duelista y espadachín que se conmoviera ante las revoluciones rusa y cubana fue según el autor, un gran actor que, a la vez que rechazaba las pasiones incontrolables que el fútbol despertaba en la multitud, él mismo parecía escapado de una novela de Dumas, con su atuendo y su chambergo de alas requintadas.

Otros pensadores aparecerán en el texto, junto a la curiosa coincidencia de Palacios con el criterio del Che sobre el ejército. Este úlltimo mosquetero, que Larra trata ya no sólo como historiador sino con recursos literarios que dinamizan la lectura, nos invita esta vez a nosotros a un duelo. Pero ahora a un duelo con una forma de hacer política. Touché.  

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