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Dramatis Personae
- Daniel Scarfò
- Filopolímata y explorador de vidas más poéticas, ha sido traductor, escritor, editor, director de museos, músico, cantante, tenista y bailarín de tango danzando cosmopolita entre las ciencias y las humanidades. Doctor en Filosofía (Spanish and Portuguese, Yale University) y Licenciado y Profesor en Sociología (Universidad de Buenos Aires). Estudió asimismo Literatura Comparada en la Universidad de Puerto Rico y Estudios Portugueses en la Universidad de Lisboa. Vivió también en Brasil y enseñó en universidades de Argentina, Canadá y E.E.U.U.
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miércoles, 30 de diciembre de 2009
martes, 29 de diciembre de 2009
Llegada
La libertad sexual castró la libertad política en Blackhole. Lo obsceno ha sido justificado para poder permitir el racismo. Allí empezó el suplicio como una intrincada voz de vileza y disimulo. Para Fabián, aún en cámara, obtener prestigio y diferenciarse era una preocupación vital. Y a él también le llegaría su turno. Todos sus instrumentos poseían la elegancia de los insectos. José, preocupado por la llegada, también se dejaba obsesionar por el sexo. Y era extraña la ligereza con que ambos creían que todo les saldría bien.
lunes, 14 de diciembre de 2009
Vivir con los otros
lunes, 7 de diciembre de 2009
Cometa
–La irrelevancia les concierne. La vida es como un cuento rebosante de palabrería y frenesí sin sentido alguno, narrado por un idiota–, proclamaba el Motú, recordando alguna de sus lecturas. Y es que parecía inconcebible que una lengua espectacular de llama blanca como la leche, saliendo y poniéndose con las estrellas, noche tras noche, estuviera allí, sin ninguna razón, y que no trajera ningún presagio sobre las cuestiones humanas. Es por eso que algunos creen que el cielo lo castigó a Martín por haber creído demasiado en él. La noche auténtica habría empezado así, y el universo habría recordado que era consustancialmente hostil a la vida.
–Yo soy el universo que se mueve–, alardeaba Max.
Las estrellas son marcas, páginas en blanco de un libro en el espacio. Un pequeño cometa choca contra la Tierra y nuestra respuesta es la inmediata autodestrucción. Porque, en general, el cielo no cambia mucho. La noche, gran piel de un animal negro arrojada sobre el cielo, había sido amada con demasiado fervor como para ahora, encima, temerle. El problema es de los paganos, que viven en este mundo sin el consolador sentimiento de que hay en el cielo alguien que se ocupa de ellos y que, al rezar, atenderá a su bienestar privado y personal. La noche, disposición misteriosa de implacable manto, de inefable lógica, para un objetivo vano, recuerda a quienes la contemplan que todo lo que se construye es vacío, sin consistencia, al borde de lagos negros. Y Giovanni extiende ese manto, peor que nunca, cuando amanece.
viernes, 4 de diciembre de 2009
Dejar
Los dos extraños buches que se hacía Martín cuando aún tenía que lavarse los dientes tenían ambos un sentido. Ahora, con los fracasos ajados, ya no lo tendrían. Todos los buches deberían tener un sentido, pero no lo tienen. Ya no quedan entre los dientes ni migas de pan ni existencia. Así irrumpió el rostro impotente que ama poner y detesta sacar. Intentando despedazar su desfallecimiento, Martín Walker deja de lavarse los dientes y celebra la levísima sonoridad de las aves que se van. Había muerto en tierra extraña y desconocida, en el ambiguo lecho de una posada, viejo y afeado, ya sabiendo que no era inteligencia todo lo que brillaba, que había trampas de corbata y barba. Por ese entonces, se asustaba de los extraños y hoy, aparentemente muerto, todavía se asusta.
jueves, 3 de diciembre de 2009
Mirar
No me pregunten mi opinión. Estamos de un lado los que lo conocimos y del otro los que no lo conocieron. Igual sucedía con Macasar. Nadie que yo conozca lo vio alguna vez leyendo a Proust, aunque quienes lo conocen dicen que lo hacía. Nadie que lo llame valiente, aunque quienes lo conocen dicen que lo era. Pero, en este último caso, nadie necesitaba decirle eso a él, y el no necesitaba que se lo dijeran.
Macasar siempre llamaba y colgaba. Escuchaba y colgaba. O se quedaba ahí, esperando, y no decía nada. Como muchos, ha sentido seguramente en el subte la impresión súbita e insoportable de ser espiado por la espalda. ¡Qué angustia descubrir de pronto esa mirada, como un medio universal del que no podemos evadirnos! Pero Macasar conocía perfectamente también el lugar desde el que miraba. Y simulaba no darse cuenta, como muchos que saben que pasar por idiota a los ojos de un imbécil es un deleite de muy buen gusto. En la marca de la rodilla de su pantalón se advierte que todas las noches mira debajo de la cama para certificarse de que no haya nada ni nadie extraño. Pero en las noches de calor y pesadillas asoma por allí mismo la larga fila de enfermos que esperan el más mínimo óbolo, un tazón de arroz o una insignificante moneda, tratando de retener la atención, tendiendo manos descarnadas o mirando fijamente con una tensión ocular tan profunda como interrogante, como la mirada de un animalito perdido en el bosque. Macasar era un felino que nunca se cansaba de agazapar. Antes es, ahora era. Como Martín, no sabía rezar. Aunque era y es. Sólo quería ofrecer sus ojos caídos.-
James Cameron biographer says the "Avatar" director is half scientist, half artist James Cameron: antes de Avatar...un niño curi...
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