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Dramatis Personae

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Filopolímata y explorador de vidas más poéticas, ha sido traductor, escritor, editor, director de museos, músico, cantante, tenista y bailarín de tango danzando cosmopolita entre las ciencias y las humanidades. Doctor en Filosofía (Spanish and Portuguese, Yale University) y Licenciado y Profesor en Sociología (Universidad de Buenos Aires). Estudió asimismo Literatura Comparada en la Universidad de Puerto Rico y Estudios Portugueses en la Universidad de Lisboa. Vivió también en Brasil y enseñó en universidades de Argentina, Canadá y E.E.U.U.

domingo, 24 de enero de 1993

Borges: Violencia, derrota, traición y soledad I

Borrajear en los escombros de una fábrica de caretas un argumento breve.

                                                                        Jorge Luis Borges, La lotería en Babilonia.

Ya no seré capitán, pero he de comer y beber y dormir como un capitán; esta cosa que soy me hará vivir.

                                                                        Jorge Luis Borges, Otras Inquisiciones.

 Mi vida es una fuga y todo lo pierdo y todo es del olvido o del otro

                                                                                    Jorge Luis Borges, El Hacedor

Excusas        

 

            Me encuentro atravesado por escombros en un mundo de escombros enmascarados, y escribo estas palabras impertinentes. Tampoco yo seré más capitán. Ninguno de nosotros cree más en los capitanes pero nos gusta más que nunca el teatro. Me falla la respiración, me ahogo: Leo a Borges. Porque me habla de lo que nos pasa, de la infamia de los tiempos, con ironía, con desprecio, con el miedo que nos lleva a refugiarnos en las casas, como Asterión. Borges me cuenta lo que soy y lo que no soy, el fracaso, las tragedias, el humor, lo inútil. Borges destila escepticismo, desconfía, como nosotros, se encuentra agotado, como nosotros, busca un sentido que sabe que nunca más encontrará, como nosotros, y encuentra espectáculos, fragilidades, pérdidas, como nosotros, soledad, simulacro, desconfianza, angustia, como nosotros, fatiga. Me ahoga y me airea Borges, como Céline, Beckett, Scott Fitzgerald, Dostoiewsky, Easton Ellis, Onetti, Soriano, Fogwill, Medina, Wilcock, porque es el reino del humor y el horror, la risa y el desengaño, la historia, la nuestra, como tragedia y como farsa.

 

            Hay mutilación, prisión en Borges. Una preocupación muy profunda por la historia, una de mutilaciones y los asesinatos, como todo metafísico. Los intelectuales y, en palabras de Hegel, "los hombres de corazón tierno" terminan casi todos asesinados, ejecutados. Si lo primero con que se enfrentan un intelectual  y un poeta es con la violencia, ahí estaba Borges, frente a la violencia, como intelectual y como poeta.

            Todo lo que me gustaría incluír aquí no encuentra su espacio. Porque Borges es insondable, porque estas son irresponsables palabras de quien debe realizar una monografía con la certeza de que apenas ha humedecido sus dedos en el océano borgiano.

Porque estas líneas obedecen aún más a la intuición y al atrevimiento que a la serena contemplación. Porque el tiempo apremia, pero también porque es el cuchillo de la palabra de Borges que nos estrangula.

 

            Por lo que estas líneas no son sino deficiencias, carencias, porque hablan de muchos cuentos y algunas poesías sin ahondar en ninguna, porque no habla de muchas otras -imprescindibles- con las que aún no he podido deleitarme, porque la organización del trabajo es caótica, como la intuición.

 

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