Todos eran pobres, ilusos y trágicos en Blackhole. Tan sólo por rabia, de pura bronca, se matan cinco o seis mil personas por año en esta isla. Yoshiaki, que vivía interesado en modificar el contexto que lo rodeaba, terminó entregándose a la literatura, pobre, suicida, abandonado.
–Más vale ser rico que pobre–, alcanzó a gritarle su hermano la última vez que lo vió. – Entregá el marrón–, le susurraba. Es la única que te queda.
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