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Dramatis Personae

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Cartógrafo cognitivo y filopolímata, traductor, escritor, editor, director de museos, músico, cantante, tenista y bailarín de tango danzando cosmopolita entre las ciencias y las humanidades. Doctor en Filosofía (Spanish and Portuguese, Yale University) y Licenciado y Profesor en Sociología (Universidad de Buenos Aires). Estudió asimismo Literatura comparada en la Universidad de Puerto Rico y Estudios Portugueses en la Universidad de Lisboa. Vivió también en Brasil y enseñó en universidades de Argentina, Canadá y E.E.U.U.

martes, 27 de octubre de 2009

Perversión

Martín, como todos nosotros, era imprevisible, emocionalmente inestable y poco confiable. No se trataba de que eso estuviera de moda, sino más bien de un estado de ánimo, de una época.

A esa frontalidad de Martín era esperable que se oponiera una inhibición, que se enfrentarán espíritus y demonios. Por eso Catalina había llegado hasta a arrancarle algunas uñas de los pies y a amenazarlo con suplicios infinitamente más terribles si no cantaba. Pervertida al compás de un bandoneón, había aprendido a deshacerse de todo escrúpulo para poder darle el empujón que faltaba. Apacible y confiable en otros sentidos, al cuidado de muchos niños, Catalina, nuestra espléndida rubia de sombrero tejano, se había repentinamente transformado en una perversa.

Marcos, que intuía esto gracias a su nihilismo activo, con sus recientes años, decidió acelerar la decadencia en dirección a un posible renacimiento. Con algunas mujeres se sentía cómodo y con otras dichoso, pero todas seguían siendo mujeres.

–Tranquila, a mí también me pasa–, le decía a algunas.

–Supongo, querida, que ha venido a buscar el bizcochuelo–, le sugería a otras.

Por las noches, cuando Catalina lo tocaba, Marcos se apartaba un poco. La crueldad es uno de los placeres más antiguos de la humanidad. Cuando Marcos era el otro Marcos, quería que el charco fuera el mar. Luego Martín murió.

–Sólo tengo que estar listo y todos los hombres del mundo me mirarán–, pensaba al mismo tiempo Antonio.

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