“Existen dos maneras de ser feliz en esta vida, una es hacerse el idiota y la otra serlo.”
Freud, Sigmund
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Dramatis Personae
- Daniel Scarfò
- Filopolímata y explorador de vidas más poéticas, ha sido traductor, escritor, editor, director de museos, músico, cantante, tenista y bailarín de tango danzando cosmopolita entre las ciencias y las humanidades. Doctor en Filosofía (Spanish and Portuguese, Yale University) y Licenciado y Profesor en Sociología (Universidad de Buenos Aires). Estudió asimismo Literatura Comparada en la Universidad de Puerto Rico y Estudios Portugueses en la Universidad de Lisboa. Vivió también en Brasil y enseñó en universidades de Argentina, Canadá y E.E.U.U.
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domingo, 25 de abril de 2010
sábado, 24 de abril de 2010
Un proyecto educativo
"Un proyecto educativo tiene la misión de que la gente siga educándose por sí misma"
John Dewey
John Dewey
jueves, 15 de abril de 2010
Llegó el otoño
Cuando en las luchas por un lugar en los barcos el último cráneo estuvo partido y la última costilla rota a patadas, llegó el otoño. Lo único que les quedaba a los que se quedaban afuera era rezar con crucifijos de la última madera disponible, que luego aprovechaban para usar también como reglas con las que subrayar el libro. Tan sólo los nadadores atrevidos se lanzaban a un mar tan poco transparente.
Navíos
Los supervivientes de esta última inundación se repartieron en dos navíos, el Trinidad y el Victoria. Macasar, vistiendo en su cintura un pequeño puñal del que se sirve a la menor ocasión (una dyambiyya), buscó afanosamente alguna playa perdida entre lo que quedaba a la superficie en Blackhole. Cuando en las luchas por un lugar en los barcos el último cráneo estuvo partido y la última costilla rota a patadas, llegó el otoño. Lo único que les quedaba a los que se quedaban afuera era rezar con crucifijos de la última madera disponible, que luego aprovechaban para usar también como reglas con las que subrayar el libro. Tan sólo los nadadores atrevidos se lanzaban a un mar tan poco transparente.
miércoles, 14 de abril de 2010
martes, 13 de abril de 2010
Encuentro
Era el fin de lo lejano. A Gamin ya no le interesaba realizarse profesionalmente (si alguna vez realmente le interesó) y lo único que vislumbraba ahora en su futuro era el color negro. Buscaba desperdicios detrás de los restaurantes. Y fue detrás de uno de ellos, en una de esas búsquedas de comida, que encontró en medio de un montículo de arena el broche de Tara.
–Has abrazado el conjunto de la Tierra?–, le preguntó entonces el Motú.
Hay elementos que si se dan muy temprano pueden significar un anuncio premonitorio, una frustración, un desencuentro, aún encontrando algo, como un broche en la arena, abrochándola, descontroladamente desencontrándola.
viernes, 9 de abril de 2010
Cuatro notas rotas
Lo primero que había que hacer era escuchar los consejos a medias. No oír ni hablar de compromisos. Aquel día, exactamente al mediodía, cuatro notas extrañas habían resonado en Rynek Glowny, la vieja plaza del mercado de Blackhole. Se juntaban el sonido y la furia. Pero Martín ya hacía rato que no usaba más relojes. Era demasiado tarde para improvisar, pero no por eso podemos decir que Martín haya sido un inadaptado.
Las lastimaduras de esas notas eran como gestos agregados a la anestesia. A Guillermo o, mejor dicho, al espectro que era Guillermo, esas notas tocadas en presencia de otras personas lo lanzaban a un parloteo social frenético, en un verdadero delirio de búsqueda y elaboración de identidad. La presencia de las plantas hacía que ese delirio se relajara, se aflojase. Cuentan que esa vez arqueó las cejas. Aquellas cuatro notas lanzadas por él mismo hacía siete años volvían a repetirse ahora, mientras veía que todos sus hijos llegaban a la ciudad. Pero era otra persona quien las tocaba. Entonces, cogió nuevamente su trompeta. Buscó repetirlas en vano. Su señal paternal quedó rota en la cuarta nota, la más alta, pues una flecha había llegado hasta su garganta.
–No se nota, no interesa–, lo fulminaba Fabián.
Como si algo se le hubiera roto adentro, como una clave múltiple, Guillermo se había quedado mirando al cielo, escuchando el canto de otros pájaros.
–¿Qué propósito útil hay en el canto de los pájaros?–, se preguntaba siempre Max.
–Cantar es su deseo, en tanto fueron creados para cantar–, le contestó una vez Guillermo.
miércoles, 7 de abril de 2010
¡Y a mí que me importa!
Creo que sí, que había dicho algo así como “Y a mí que me importa”. El habitual recuento matutino de desdichas ya ni siquiera le hacía lamentarse a gritos. Quedaban tan sólo la indiferencia, la incredulidad y el cinismo. La felicidad como parodia, la bondad y la maldad como trampas. “Y a mí que me importa”, habría dicho. Era más tarde de lo que todos creían. Era mentira lo que le habían dicho. Y una de las mentiras más fecundas para Martín consistía en hacerle creer a un mentiroso que se le cree en todo.
lunes, 5 de abril de 2010
Hacerse notar
Martín estaba triste, como todos. Al final del viaje en ellos no hay más que la idea de hacerse notar. Y por eso siempre terminan mal si uno espera lo suficiente. Se acaban muy pronto sus fiestas. Y por eso les cuesta imaginarse como hacerse notar de otra manera. Podrían, por ejemplo, hacerse anotar. Ya están, de hecho, todos fichados.
viernes, 2 de abril de 2010
ltimos amantes
Mart n encontr la desdicha. Tuvo la desgracia de ser fr gil, s lo para ser abatido. La vida de George, en cambio, era una apelaci n a una pac fica sensualidad no atropellada por conceptos ni razones. Muri porque murieron su oso y su perro, sus ltimos amantes. Hab a estado internado en un hospital neuropsiqui trico durante cinco a os, cinco a os en los que sus nicas expresiones lingu sticas racionales hab an sido stas: "Mi nombre es George, con acento".
jueves, 1 de abril de 2010
Ausencia (Vacío)
El fin es la llegada al máximo de la ausencia, la muerte casi como para expresar el vacío en torno al cual se consumió la vida de los personajes. Ya que nadie les dijo que tenían que hacer cuando se acabara el fútbol, la ciencia, la sopa.
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