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Dramatis Personae

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Cartógrafo cognitivo y filopolímata, traductor, escritor, editor, director de museos, músico, cantante, tenista y bailarín de tango danzando cosmopolita entre las ciencias y las humanidades. Doctor en Filosofía (Spanish and Portuguese, Yale University) y Licenciado y Profesor en Sociología (Universidad de Buenos Aires). Estudió asimismo Literatura comparada en la Universidad de Puerto Rico y Estudios Portugueses en la Universidad de Lisboa. Vivió también en Brasil y enseñó en universidades de Argentina, Canadá y E.E.U.U.

martes, 21 de octubre de 1986

El mal nunca triunfa II (porque cuando triunfa se llama bien)

Sigamos. ¿Qué relación tiene todo esto con la concepción foucaultiana de la "visibilidad profunda"? Tiene que ver en tanto la idea de lo nómade como vanguardia que termina sedentarizando e implementando un nuevo orden "real", un orden que ve en la profundidad de las relaciones sociales, en lo inconsciente, lo latente, es una idea moderna que se encarna en la proliferación de los discursos que "develan", en el newtonianismo, en la tesis del progreso. Foucault rechaza los fundamentos, los profundidades y elige los efectos de superficie. El revolucionario, por el contrario, es el que ve lo real y por lo tanto se nomadiza y lucha contra su adversario: lo sedentario, él mismo. Al no haber para Foucault conocimiento de la totalidad no habría lo "nómade", por un lado, y lo "sedentario", por el otro, como dos bloques monolíticos, que poseerían identidades propias. Se plantea, por el contrario, la interpretación como una lucha de voluntades y en la que otro tipo de visibilidad ligada a los espacios de superación/conservación, a lo cotidiano, al lugar donde todo se mezcla, a una tercera posición innombrable. La hipótesis represiva lo que sostiene, por el contrario, es: esto es así y no queremos que sea así, llama a la lucha contra la represión teniendo como arma fundamental el discurso de la visibilidad profunda, el revolucionario, el iluminado, el vidente. La ilusión de los nómades, de los post-victorianos incluso, es haber creído que porque hablamos de lo sedentario, del sexo, eso está menos prohibido. Al conrario, al hablarlo, nosotros somos una estrategia de la represión, del sedentarismo: "se habla tanto para tapar un agujero", alguien dijo. Se ve al poder como represión oponiéndose a la verdad del discurso, que estaría al servicio de la claridad, de la ilustración. 

Pero Foucault sostiene que ese análisis también pone a sus pies otra reificación: la concepción tradicional jurídico-política del poder está relacionada con la constitución del sujeto social. ¿Por qué tiene tanto éxito la identificación del poder con la dominación?: 1) Porque es más fácil: si denuncio parecería que me desprendo de lo que denuncio: omnipotencia del discurso, al denunciar puedo proponer algo distinto; 2) Porque enmascaro la realidad a través de discursos para evitar el pesimismo de pensar en que puede no haber nada que nos libere; 3) Porque las teorías discursivas se distancian cada vez más del hecho de la denuncia: parecería que se puede usar el lenguaje para decir que no todo es lenguaje.

Los sociólogos no contaos lo que nos distancia de lo social, lo lejos que estaos de poder ver "profundamente" lo social y lo cerca que estamos de la creación de un juego de variables (poco divertido, por otra parte, como juego).

Esa ecuación de la Aufklärung: "razón-liberación del hombre" también puede encontrarse en la concepción marxiana de lo ideológico. La luha por el socialismo, por ejemplo, se originó en un proyecto de emancipación práctica, en una decisión liberadora, en una visión profunda y racional de lo social. Esta religiosidad generada por la visibilidad profunda lleva a los hombres a no conocer la historai que hacen: son a tal punto prisioneros de lo inmediato que erróneamente creen que están tomando la Bastilla. Despues de esto no es más posible dividir a los hombres en buenos y malos, nómades y sedentarios: no hay más crápulas ni identidades unívocas.

Lo social también se ha constituido en objeto discursivo generando tensiones entre esos discursos racionales y las vivencias cotidianas. El "develamiento de lo social", las diversas teorías de la ideología, también creían y se asumían como "visibilidad profunda". Las ciencias sociales y, más específicamente, la sociología, traen con ellas los criterios de distinción "conducta socialmente aceptada (normal) y desviada (patológica). El querer forzar el secreto de lo social y llevarlo a la sociedad a confesarse en su verdad sería la ironía de este nuevo dispositivo: la creencia en la "liberación", en la inmediación, en la transparencia de lo social.

Así, según Ibañez, "las ciencias humanas intentan trascender cualquier situación singular biográfica o histórica -son centrífugas-, situándose en una perspectiva inmanente a lo general humano: huyendo de las situaciones concretas, intentando escapar de la clausura del valor". Persiguen la naturaleza de lo social, el secreto del cual Foucault duda que haya sido revelada su esencia (¿existe tal secreto?) debido a la relación de estos saberes con dispositivos de control político: "Nos convencemos (...) de que nunca decimos bastante, de que somos demasiado tímidos, de que nos ocultamos la enceguecedora evidencia por inercia y sumisión, y de que lo esencial se nos escapa siempre y hay que volver a partir en su busca" (Foucault, Historia de la Sexualidad). El sexo puesto de relieve como el secreto exige persistir, "proliferar hasta los límtes de lo visible y de lo invisible, antes que desaparecer para siempre": líneas de penetración indefinida, mecánica del poder hundida en los cuerpos, deslizada bajo las conductas, se constituye en principio de clasificación del bien y del mal, de lo normal y lo patológico: infinita tarea de sacar del fondo de las cosas y de uno mismo la confesión de lo profundo, de lo inaccesible: extorsión de la confidencia, método científico. Estaría latiendo debajo de lo manifiesto la cauusa común de todas las cosas, lo inconsciente, la verdad revelada, Das Kapital o el Leviathan: de nuevo ironía del dispositivo, el orden natural encontrado es nuestra construcción. Pero no. Se prefiere jugar a las escondidas: "La gloria de Dios es ocultar una cosa, mas la gloria del rey es descubrirla; como si, conforme al inocente juego de niños, la Majestad Divina se deleitase en ocultar sus obras a fin de que se las descubra; y como si los reyes no pudieran alcanzar mayor honor que ser los compañeros de juego de Dios" (Bacon citado por McLuhan en La Galaxia Gutenberg). 

Pero las cosas de abajo están relacionadas con las cosas de arriba. El abajo y el arriba, así como lo nómade y lo sedentario, dependen del lugar de observación y del tiempo: riman, se aparean en una identificación no aniista: lo mismo siendo, son cosas diferentes. Precisamente para ser lo mismo, hace falta que posean otredad. 

Despertarse del propio sueño de la vida: ¿es posible? Norman Brown finaliza su libro El cuerpo del amor con la siguiente cita de Blake: "Siempre doble. Guárdenos Dios de la visión única y el sueño de Newton". 

Como decía Foucault en un coloquio de Royaumont en 1967: "Si la interpretación nunca puede acabarse es sencillamente porque no hay nada que interpretar. No hay ningún primero absoluto que interpretar, pues en el fondo todo es ya interpretación, cada signo es en sí mismo no la cosa que se ofrece a la interpretación, sino interpretación de otros signos. Continuará.


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