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Dramatis Personae

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Cartógrafo cognitivo y filopolímata, traductor, escritor, editor, director de museos, músico, cantante, tenista y bailarín de tango danzando cosmopolita entre las ciencias y las humanidades. Doctor en Filosofía (Spanish and Portuguese, Yale University) y Licenciado y Profesor en Sociología (Universidad de Buenos Aires). Estudió asimismo Literatura comparada en la Universidad de Puerto Rico y Estudios Portugueses en la Universidad de Lisboa. Vivió también en Brasil y enseñó en universidades de Argentina, Canadá y E.E.U.U.

lunes, 13 de octubre de 1986

Hombre mirando al sudeste

¿Es posible ir más allá de la modernidad? ¿Es posible vivir sin un "horizonte de expectativa", refugiándose en un nunca acabado "espacio de la experiencia" y en una "estética de la derrota"? ¿Hasta cuándo? La historia de la sociología es también la historia de la modernidad, forma parte de ella. La autoreflexión no ha aparecido aún en una disciplina que conserva a la duda menor como motor y a la estadística como base de lo verdadero: continúa la lógica conjuntista-identitaria. ¿Cómo saber cuáles son los momentos nómades del presente y/o del futuro en los que vale la pena anclarnos y cuáles son los momentos sedentarios de esos mismos tiempos en los que cabe afirmarse?

Muchos no lo supieron y la comprensión, que superó a la acción ideológica, los llevó a puestos de gobierno y a rellenar el recurso a la autoridad con nuevas justificaciones.

¿Por qué se unirán radicales y conservadores en una moral de la locura? ¿Qué acerca a Rantés y al psiquiatra? La desmesura en la curiosidad llevó a la aparición de una reflexión sociológica controladora de las amenazas, que comete faltas epistemológicas y busca reasegurarse signos de legitimidad socializándonos en esta Ciudad Universitaria, generando poco verosímiles lugares de status (no menos efectivos) y un grupo de presión: los cientistas sociales. La admiración recíproca no escasea y los rituales religiosos consolidan entre ellos, mutuamente, sus lugares de poder.

Así nacieron las ciencias del hombre: en lo oscuro, lo bajo, lo degradado, lo vergonzante: en la coerción corporal institucionalizada a través del Estado moderno y de estas mismas ciencias.

Con el advenimiento de lo indeterminado, de lo finito y pobre de nuestros seres: ¿cómo hacer hoy sociología realista? Por otro lado, múltiples estrategias de interpretación: ¿qué politizan? Por un lado lo ideológico, la palabra, la imagen, expresan teoría social, generan instituciones: justifican y legitiman; y por el otro, lo científico-técnico es palpable, cambia el decorado, lena de cosas inútiles la baulera: compra, compra y compra. ¿Y a mí quién me hace cosquillas? ¿Dónde se entrecruzan las piernas?

Pero claro, si además no se difunde ni se divulga el trabajo sólo el currículum crece. Y, después de todo: "¿quién quiere complicarse la vida?". Si alguien se atreve, que lo haga. Que desee, con sus limitaciones. Pero la relación de los productos de las investigaciones con su aplicación seguirá estando más que mediatizada. ¿Dónde está la discusión? ¿Dudas menores o dudas mayores? ¿El psiquiatra o Rantés? ¿Cuánto dura la duda? ¿Será dura la duda?

Hay quien está con lo interdisciplinario aunque sólo sea una mezcla de cal y arena. Es que hay una emrpesa que debe poder crecer y mantenerse: ¡por algo sois programáticos, coño! ¿Pero es que no miran donde están sentados? ¡Observen cómo coquetean con el poder, como se interesan (me intereso) por esa beca y esos financiamientos del exterior! Somos de clase media pero eso no decide nuestra ideología: es nuestra inserción institucional, entre otras cosas, lo que prima.

Si no hay historia, si no hay saberes locales, si los centros de investigación se cierran sobre sí y no hay investigación alternatia: ¿Quién piensa en el fenómeno del general Rico, en la curia católica, en el caso "crotoxina"? Los periodistas. Nosotros, los científicos sociales (y más específicamente los sociólogos) vivimos aquí y analizamos allá. Se estudia a Spencer, Marx y Durkheim y no se sabe ni por qué ni para qué mientras el río fluye. Embalsamadas las "relaciones de producción", los "tipos ideales" y el "bloque histórico", aún tratamos de incentivar la producción y la polémica: lo nómade, junto a nuevos conceptos explicativos, ¿siempre aparecerán?

Las empresas productoras de conocimiento social, segmentadas y atomizadas, funcionan de manera desconocida para muchos. Desconfianza al entrar, recelos al permanecer y prejuicios al salir configuran un cuadro de lo que sienten cuando uno entra en ellas. No vaya a ser cosa de que alguien se "robe" una idea (dinero): "después de todo, con eso como". ¿Es posible ir más allá de los yuppies? ¿Es posible ir más allá de la relación Rantés/psiquiatra? Continuará, tal vez con algo de Koselleck o Castoriadis...


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