Borges afirma en el ensayo "La esfera de Pascal" que la Historia Universal es la historia de la diversa entonación de unas cuantas metáforas que determinan nuestro fconocimiento de la realidad. No dejarían de ser metáforas términos como "período", "generación", "renacimiento", "barroco", "estilo", etc. (Aullón de Haro 337). Como una posible consecuencia de la conciencia de esta situación, los estudios de historia literaria habrían entrado en una era de decadencia y desprestigio.
El problema de una historia de la literatura universal y su relación de posibilidad con las diversas historias de las literaturas nacionales fue asumido por el romanticismo: la idea de una historia literaria universal había sido promovida por Herder y acuñada especialmente por Goethe (Curtius, GC 40-72) . Esta conciencia es la misma que Novalis expresa en uno de sus fragmentos: "Las historias parciales son absolutamente imposibles. Toda historia debe ser necesariamente una historia universal y no es posible tratar históricamente ningún tema en particular sin referencia a la historia total”( E 14).
¿Entonces cómo es posible escribir sobre lo
imposible de escribir? Aquí no escribimos una historia de las literaturas
imposibles. Estos relatos son digresiones sin fin, historias de lecturas, de
circunstancias. Nada se deduce del orden dado. Las variaciones se explican a
partir de mis limitaciones, con notorias concentraciones en la literatura
europea occidental y latinoamericana --y dentro de esta última con un cierto
énfasis relativo en las literaturas argentina y brasileña. Los escasos ejemplos o las ausencias de otras literaturas
constituyen también una manifestación de lo “imposible” literario: lo dejado de
lado, lo que me ha sido de difícil acceso, lo desconocido a los efectos de este
libro.
Allá lejos y hace tiempo
Desde Homero[1]
en adelante, hay ejemplos de exclusiones e imposibilidades literarias en todas
las épocas y regiones. E incluída en lo que Curtius llama el “inexpressibility
topoi” se halla la certificación autoral de que se pone por escrito sólo
una pequeña parte de lo que se tiene para
decir ( EL159-169).
Si con el nombre de “historia” nos referimos a lo que aconteció después de la invención de la escritura, lo registrado, los mitos orales anteriores serían parte de una “prehistoria”, como si fuera menos importante e imposible de admitir en la “historia”. Algo similar ocurre hoy cuando se nos pide dejar constancia escrita de cualquier cosa, atándonos a una historia.
Si con el nombre de “historia” nos referimos a lo que aconteció después de la invención de la escritura, lo registrado, los mitos orales anteriores serían parte de una “prehistoria”, como si fuera menos importante e imposible de admitir en la “historia”. Algo similar ocurre hoy cuando se nos pide dejar constancia escrita de cualquier cosa, atándonos a una historia.
El “anudar
imposibilidades”[2]
o "enumerar hechos imposibles" (ádúvara,
impossibilia) es un principio
antiguo. Su primera aparición habría sido en Arquíloco en el siglo VII a.c. Un eclipse de sol parecería haberle dado la
idea de que nada era imposible una vez que Zeus había oscurecido el sol
(Curtius EL 95):[3]
Ahora nada más puede sorprendernos; nada
será inesperado,
Ahora que Zeus, padre
olímpico, trayendo la noche al mediodía,
Ha ocultado el sol,
trayendo un pálido frío a los hombres.
Desde entonces, todo se
volvió posible, todo… (Ayrton, ed.
18, mi traducción)
Aristóteles, por el contrario, sostendría que
Las imposibilidades no
ocurren (CW-NHEV b. 3 300a20-300b8,
p. 492). Cuando le damos forma a un ideal podemos asumir lo que queremos, pero
deberíamos evitar las impossibilia (CW- Politics, b. 2 -1265a12-1265a18, 2007). Nadie, como regla, ama o desea imposibilidades (CW-Rhetoric, b. 2 -1392a8-1392b14,
2217).[4]
Sin embargo,
“Las imposibilidades son
justificables si sirven al fin de la poesía misma…La búsqueda de Héctor es un
ejemplo. Uno también puede preguntarse si el error sobre una cuestión está conectado
de manera directa o sólo accidentalmente con el arte poético”(CW-Poetics, 1460b23-1460b31, 2337).[5]
Lo imposible de una obra -visto
también como error, errancia- ¿es parte esencial o accidental de la poesía?
Aristóteles probaba resultados mediante la reductio
ad imposibile (CW-PRAN, book 1
27a15, 43). El propósito refiere en
él a la capacidad potencial de una obra para conmover a
los seres humanos, no a su efecto real
en una audiencia. En ese sentido, pensó que la poética clarificaría la política más
que a la inversa.[6]
Recordemos la carta que Alejandro de Macedonia le enviara, preocupado por la
divulgación del saber del maestro. Éste le responde calmándolo, diciéndole que
su tratado ha sido a la vez publicado y no publicado (Clough, IV-167). Ya entonces una tradición conducía hacia el silencio (sige, siope, hesyche) partiendo en la
dirección de un dios desconocido (agnostos
theos) que silenciaría todo pensamiento al hallarse más alla del ser (de
Certeau, MF 114).
Y si de dioses hablamos, los neoplatónicos
identificaron al dios griego Hermes con el dios egipcio Toth --escriba de los
dioses y dios del conocimiento humano-- y lo llamaron Hermes Trismegistus. Los
llamados escritos herméticos de amor
mágico y místico fueron atribuidos a éste quien continuó siendo en la Edad
Media una figura en la magia y la alquimia.[7]
Es Hermes quien transmite la luz velándola, volviéndola posible en su
imposibilidad.
Pero lo escondido o secreto no pertenece a una única
tradición. Los conceptos de Apocrypha (libros escondidos, es decir, secretos) y Pseudigrapha constituyeron, a su vez, un
bloque de literatura judía escrita en la antiguedad desde el tardío período
persa, no canonizada por los judíos. La palabra “apócrifo” se aplica asimismo a
tradiciones y escritos gnósticos, tanto por los mismos gnósticos como por sus
críticos.[8] En este siglo la
palabra significa "falso" por extensión de lo compuesto por
heréticos. Con el desarrollo de credos y teologías basadas en el canon
naciente, aquellos libros fueron desatendidos y suprimidos. La mayor parte ha
sobrevivido sólo en fragmentos.
El mismo historiador eclesiástico
Eusebio encontraba difícil crear categorías para los varios libros entonces en
circulación. Y en una división que recuerda a la enciclopedia china de la
famosa cita de Borges, habría llegado a la conclusión de que los libros podían
dividirse en “reconocidos”, “discutidos”, “espurios” y “absolutamente
rechazados”.
En el caso
bíblico, sus compiladores habrían recogido algunos
ensayos anónimos y decidido cuáles de ellos deberían ser “la palabra de Dios”.
Rechazaron algunos y votaron a otros como dudosos, como los Apocrypha. Los libros elegidos son
considerados la palabra de Dios[9], donde la palabra profeta
designaba al poeta y profesar significaba el arte de hacer poesía, de decir lo
imposible y de entonar con un
instrumento, de cantar. Estos profetas acompañaban a músicos y poetas. ¿Pero
cómo aceptar cambios en la palabra de Dios si ésta no podría existir en ningún
lenguaje humano?
La clave para entender nuestro
universo estaría en nuestra habilidad para leer sus números y letras.[10] El llamado “Libro de Libros”, advierte:
Vanas y engañosas son las
esperanzas del insensato, y los sueños exaltan a los necios. Como quien quiere
agarrar la sombra o perseguir al viento, así es el que se apoya en los sueños.
El que sueña es como quien se pone en frente de sí: frente a su rostro tiene la
imagen de un espejo. ¿De fuente impura puede salir cosa pura? Y de la mentira
¿puede salir verdad? Cosa vana son la adivinación, los agueros y los sueños; lo
que esperas, eso es lo que sueñas. A no ser que los mande el Altísimo a
visitarte, no hagas caso de los sueños. (Eclesiastés, 34, 1-6)
Este tramo es una buena definición
del escritor frente a lo imposible. Varias historias bíblicas hacen referencia
directa a literaturas imposibles: Desde Dios confundiendo el lenguaje de
quienes construyen la torre de Babel, dividiendo sus hablas, hasta el rey
Joachim quemando textos:
En cuanto Jeudí terminaba de
leer tres o cuatro columnas, el rey las cortaba con un cuchillo y las echaba al
fuego del brasero. Así lo hizo hasta quemar todo el rollo. Ni el rey ni los
altos funcionarios que oyeron toda la lectura, sintieron miedo ni dieron
señales de dolor. Elnatán, Delaia y Gemarías rogaron al rey que no quemara el
rollo, pero él no les hizo caso...
(Jeremías 36:
23, 24, 25)
o los casos de escrituras en la pared:
En aquel momento apareció una
mano de hombre que ... comenzó a escribir con el dedo sobre la pared blanca de
la sala ... Luego se puso a gritar y llamar a los adivinos, sabios y astrólogos
de Babilonia, y les dijo:
-El que lea lo que ahí está
escrito, y me explique lo que quiere decir, será vestido con ropas de púrpura,
llevará una cadena de oro en el cuello y ocupará el tercer lugar en el gobierno
de mi reino.
...
pero nadie pudo entender el significado de lo escrito
... en Daniel había un espíritu
extraordinario e inteligencia y ciencia para entender el significado de los
sueños, explicar el sentido de las palabras misteriosas ... Llame Su Majestad a
Daniel, y él le dará a conocer el significado de lo que está escrito en la
pared. (Daniel 5).
hasta que llegue la hora
final:
Pero tú, Daniel, guarda estas cosas en
secreto y sella el libro hasta el tiempo del fin (Daniel 12:4)
o haya nuevos pactos:
Y se ve claramente que ustedes
son una carta escrita por Cristo mismo y entregada por nosotros; una carta que no ha sido escrita
con tinta, sino con el Espíritu del Dios viviente; una carta que no ha sido grabada en tablas de piedra,
sino en corazones humanos ... Porque la letra mata, mas el espíritu vivifica (II Corintios 3:3, 6).
Nadie
puede leer:
Pero ni en el
cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra había nadie que pudiera abrir el
rollo, ni mirarlo (Apocalipsis 5:3).
ni escribir :
Después que los siete truenos
hablaron iba yo a escribir; pero oí una voz del cielo, que me decía: ‘Guarda en
secreto lo que dijeron los siete truenos, y no lo escribas (Apocalipsis 10:4).
Las tablas de la ley están “escritas con el dedo de dios” (Éxod.
31:18). La idea del libro de Dios en el cielo en el cual nuestros pecados son
escritos ya era conocida para los griegos en el siglo V (Dieterich 126n.). Por
su parte, los textos apócrifos o gnósticos a los que nos referimos alcanzaron
su apoteosis en el Evangelio de San Tomás,
unos “dichos secretos de Jesús”, en los que promete la resurrección a través de
un acto de comprensión. Redactado probablemente hacia finales del siglo I a.c.,
este texto podría incluir algunos dichos de Jesús que no aparecen en ninguna
otra parte.[11]
Si la aporía también ha sido definida como el
momento de lo impronunciable, lo que tenemos que forzar para encontrar una
salida, cuando estamos en una jaula para no morir “inmóviles con los brazos
levantados, aplastados contra una pared” (Kafka, RA
249, mi trad.), es en ese sentido que Pablo debe juntar en la Biblia a los
vivos y los muertos, las literaturas posibles e imposibles, en esta otra
imposibilidad.
Las literaturas imposibles nos llaman a
resistir veredictos. Si vamos a resistir veredictos, necesitamos, como Pablo,
una afuera y un adentro: un principio de resistencia. La experiencia de la
aporía es la experiencia de aquellas cosas atrapadas que necesitan lo
imposible, donde la nueva idea nace, idea con la cual Pablo agitó a los judíos.
Y para eso Pablo tiene que diseñar una salida, crear un artificio sin el cual
no habría vivido. El artificio cultural, aún cuando falso, le ayuda a eludir el
suicido o el asesinato: necesita de su ficción para ser, para diseñar una
“salida”, para perseguir el accidente, para pensar contra sí mismo, para
maniobrar el azar. Pablo persigue a los judíos que a su vez persiguen a Pablo.
Se abalanza hacia una salida. Se dice de él que está loco porque está aprendiendo, atrayendo al extranjero, al riesgo,
persiguiendo el accidente. Se dice que está en jucio con respecto a la
esperanza y resurrección de los muertos.[12]
De la teología podemos pasar a la filosofía, sin mucha
dificultad ni sobresaltos, y encontrarnos con Platón, el Sócrates posible. Porque Sócrates se abstuvo
de dejar nada escrito. Sus enseñanzas, como las de Buda y Jesús, estaban para
sugerir o recordar, no para explicar. Los libros le habrían parecido un
impedimento para el saber y, por lo tanto, escribía en el aire. A pesar de
ello, Derrida nos recuerda como Sócrates es seducido
por el texto escrito de un discurso que Fedro lleva debajo de su
vestido(Derrida, D 71). Aunque acaba
de mofarse del mito, Sócrates usa un mito para ilustrar la “verdad” sobre la
escritura (aún cuando ve tanto al mito como a la escritura como un mero “repetir sin saber”), y este es el mito
de Theuth[13]:
...Escuché que en Egipto vivía uno de los
viejos dioses de ese país…y el nombre de la divinidad era Theuth. Fue él quien
primero inventó los números y el cálculo…y, sobre todo, la escritura…Pero sobre
la escritura Theuth dijo: “Esta disciplina, mi rey, hará a los egipcios más
sabios y mejorará sus memorias: mi invención es una receta (pharmakon) tanto
para la memoria como para la sabiduría [paráfrasis en (D 75)] (Mi trad.)
Pero el rey contestaba:
...como tú eres el padre de las letras
escritas, tu buena intención paternal te ha llevado a decir lo opuesto mismo de
lo que es su poder real. El hecho es que esta invención producirá olvido en las
almas de aquellos que la han aprendido porque no necesitarán ejercitar sus
memorias pudiendo confiar en lo que está escrito, usando el estímulo de marcas
externas que son ajenas a ellos mismos en vez de, desde adentro, usar sus
propios poderes para llamar a las cosas y recordarlas [paráfrasis en (D 102)]. (Mi trad.)
Escribir sería como un tipo malo de memoria. Para
Sócrates (y para Platón con su posible) el buen
tipo de memoria sería el reconocimiento de las formas ideales que nosotros,
atrapados en las sombras, habríamos olvidado. La escritura, según Derrida,
sería como un huérfano o hijo bastardo, porque no tendría un íntimo contacto
con un origen paternal, viviente; sería mera diseminación. Thoth, el dios de la escritura, el hijo, estaría
alineado con la letra muerta, con jeroglíficos, con el sofocante significante.
La escritura se hallaría lejos del logos y la verdad. Si el pharmakon, escritura, puede ser tanto un
veneno como un remedio, entonces hay un significado imposible. Uno nunca podría
regular el juego entre veneno y remedio,
buena y mala memoria, filósofo y sofista, posible e imposible. También parece imposible separar mediante una línea exacta
los escritos genuinos de Platón de los espurios (Jowett 1 597). La
Verdad, para Sócrates, sería una
buena “escritura” en el alma,
habitando en el corazón. De allí Platón acusando a la
excesiva lectura de descuidar la memoria y llevarnos a depender de los
símbolos.[14]
La idea de que la racionalidad es
la base del conocimiento verdadero justificó la expulsión de la poesía de la
república de Platón así como del palacio cristiano de la sabiduría. Las
objeciones levantadas contra la poesía siguen de cerca esa crítica clásica (CD-Rep. 10) de la inmoralidad, ilusionismo e
irracionalidad de la experiencia poética[15]. Ésta se recrearía en codicia, locura e imposibilidades, a menos que sus poderes
sean controlados por la razón. Leemos en La
República:
Un médico o piloto de primera
clase…siente la diferencia entre lo imposible y lo posible en su arte e intenta
uno y deja ir al otro… (2
-360e-361d, CD 608)
Los hombres de mentes
perezosas…sin querer descubrir como sus deseos pueden ser realizados…dejan de
lado esa cuestión para abocarse a la tarea de deliberar sobre posibilidades e
imposibilidades (5 457e-458b, CD 697).
(mi trad.)
Platón acusa
a los magos, brujos y poetas de ser hombres de escritura siéndolo él también.
Como el habla, que es siempre ya una forma de escritura, la “verdadera”
sabiduría socrática estaría siempre ya penetrada en su interior por la falsa
sabiduría de los sofistas. Y si la escritura como pharmakon es tanto veneno como cura y ni veneno ni cura, entonces
esto acabaría, en la visión de Derrida, en un juego infinito.[16]
Pero Platón pensó peligrosa esta impermanencia y su
mundo de ideas podría derivar de su miedo a que la materia sea como el
lenguaje, engañero. Por eso habría escrito diálogos[17]:
No creía en la claridad o firmeza de lo escrito sino en el alma del que aprende[18], opuesta a “la escritura
en el agua”[19].
La escritura de los pájaros
La escritura cuneiforme, adoptada por los sumerios,
asirios y babilonios[20], se mantuvo en vigor hasta la era cristiana.
Los egipcios crearon su primer sistema de escritura en el período predinástico,
el jeroglífico, “talla sagrada” en
griego. Ante la imposibilidad de su desciframiento linguístico, los
jeroglíficos generaron la sensación de que la naturaleza adquiría un carácter
arqueológico[21]. Entre sus signos había pájaros. Los antiguos
habitantes de la Mesopotamia creían que éstos eran sagrados porque, en la
arcilla blanda, sus patas dejaban marcas como escrituras, e imaginaban que si
lograban descifrarlas sabrían lo que pensaban los dioses[22].
El caparazón de la tortuga
Hacia
el 1.700 a.c. aparece una escritura china: los textos adivinatorios sobre
caparazones de tortugas. El adivinador aplicaba calor al hueso para producir
grietas por la tensión. Tales hendiduras se “leían” para predecir el futuro.
Las inscripciones sugieren que la adivinación, la religión, el poder político y
la escritura ya estaban cercanamente ligados (Keightley 68-70). Varios siglos
después, en el año 213 a.c., el emperador Shih Huang-ti trataba de acabar con
la lectura quemando todos los libros del reino.
El ilegible etrusco
Los pueblos cretenses produjeron
tres sistemas de escritura, una jeroglífica y dos lineales. Una de estas
escrituras era una forma primitiva del griego. Las otras son un misterio. Esa
forma del griego parece haber sido utilizada exclusivamente para llevar los
registros fiscales de sus gobiernos. No
se han encontrado rastros de algo que parezca literatura, historia o filosofía
(McNall Burns 1, 126).
Muchos estudiosos han tratado de
leer escrituras cuyos códigos hemos perdido: sumerio, acadio, minoico, azteca,
maya... A veces lo han conseguido. Otras veces no, como en el caso de la
escritura etrusca. Richard Wilbur resumió así la tragedia que para una
civilización significa perder a sus lectores:
A
los poetas etruscos
“Soñad
en paz, hermanos inmóviles, que de niños
Mamásteis,
con la leche, la lengua materna,
En
cuya matriz inmaculada, uniendo mundo y mente,
Os
esforzásteis por dejar, para la posteridad, algunos versos,
Semejantes
a una huella sobre un campo nevado,
Sin
prever que todo pudiera derretirse y desaparecer”(Manguel 217)
Yhwh
Los
hebreos adoptaron en su momento como divinidad a un dios cuyo nombre se
escribía “Jhwh” o Yhwh”.[23] Su significado también es un misterio. Del Talmud, colección canónica de
“enseñanzas orales”, tenemos dos versiones. El judaísmo sostiene que una
“enseñanza oral” había sido revelada, desde los tiempos de Moisés[24] habría sido transmitida oralmente de una
generación a otra. Pero cada generación tiene que readquirir esta tradición por
sí misma contrastándola contra el texto de la “Escritura”. En contraposición al
canon, en el judaísmo y en la temprana cristiandad
también hubo numerosos libros excluídos de la lectura en el servicio divino:
“los escondidos” (áπókpvøoi).
La edad axial
Karl
Jaspers llamó “Edad Axial” a una época centrada en el siglo VI a.c. en que
grandes líderes religiosos aparecieron en cuatro áreas diferentes del mundo:
los profetas hebreos y la obra temprana de Zoroastro en Persia; en India, los
Upanishads y la vida de Buda; en China, Confucio y el temprano taoísmo; y en Europa, los filósofos jónicos. En cuanto
al taoísmo, el Tao Te Ching de
Lao-Tsé alerta: “el Tao que puede ser hablado no es el eterno Tao."[25] Gracias a una ética de la mesura, nace la idea taoísta de la in-acción. En un
texto atribuido a Lao-Tsé leemos:
El tao que la gente busca expresar no es el tao mismo; el nombre que la gente desea darle no es un nombre
adecuado. Sin un nombre, representa el origen del universo; con un nombre, es
la Madre de todos los seres. No siendo, apresemos su secreto; siendo,
acerquémonos a él. No-Ser y Ser, partiendo de un origen común, difieren solo en
su nombre. Ese origen común se llama Oscuridad. Oscurecer esa oscuridad –esa es
la vía de escape hacia todas las maravillas (Braudel 179, trad. mía).
El taoísmo supone al universo hecho de torbellinos
cósmicos, y las obras de arte nos ayudarían a relacionarnos con ellos. El yang
es masculino, brillante, celestial, activo, posible;
el yin es femenino, oscuro, terrenal, pasivo, imposible. Cada ser es una combinación de yin y yang
alrededor de una fuerza dominante. Las
lineas rotas son yin y las enteras son yang. Yin
podía ser la sombra, yang el sol; yin
femenino y pasivo, yang
masculino y activo: ‘Un tiempo de descanso llamado yin y un tiempo de actividad llamado yang nunca coexisten; se suceden el uno al otro, infinitamente, y
su alternación lo determina todo” (Braudel 177, mi trad.).
En cuanto a los presocráticos, los
conocemos a través de las impugnaciones de sus adversarios.[26] En ese contexto deberíamos considerar el
silencio absoluto de los pitagóricos. Pitágoras no dejó nada escrito. Según
este filósofo, el callar que va más allá de las palabras es el camino que nos
acercaría a la esfera de la armonía cósmica.[27]
También tenemos los casos de
Confucio y de Buda. Después de la muerte de Confucio sus discípulos compilaron
las Analectas, que registran los
dichos y hechos del maestro. La mayoría de las otras obras atribuidas a
Confucio son sólo compilaciones posteriores que es probable que estén sólo
parcialmente relacionadas con sus propias enseñanzas. Por otra parte Buda, maestro oral, también se
abstuvo de dejar nada escrito.
De
tranquilitate animi
Augusto envio al exilio a los poetas Cornelio Galo y Ovidio
y prohibió sus obras. Jesucristo
sólo una vez escribió unas palabras en la arena y luego las borró. Maestro oral
también, sabemos muy poco de él (salvando los
respetos que merecen los Evangelios). Epícteto
tampoco dejó obra escrita, pero sus enseñanzas fueron registradas por su
alumno, el historiador Flavius Arrianus.
Apolonio de Tiana se preguntaba cómo estar en silencio
cuando el silencio y la palabra son uno. Si el silencio es un logos, hay que
tener oídos para oír lo que quedase sin decir: “no os sorprenda que yo sepa
todos los idiomas porque sé lo que los hombres no dicen”.[28]
Tito Livio cuenta en su Ab Urbe Condita Libri la historia de
Roma desde su fundación, en 142 libros de los cuales sólo 36 han sido
preservados[29]. En su De
tranquilitate animi Séneca, quien también había sido prohibido, otorga a
Livio un comentario sobre la pérdida de 40.000 pergaminos en el incendio
iniciado por César en Alejandría. La gran concentración de libros, usualmente
ubicada en los centros de poder, habría sido una víctima principal de ataques,
saqueos e incendios como aquél. En consecuencia, lo que ha llegado hasta
nosotros no derivaría de los grandes centros de poder sino de lugares
“marginales”, como conventos, y de copias privadas esparcidas.[30]
En De lo sublime, Longinus discute aquellas grietas en la literatura
que resultan de intentar lo sublime y fallar, y trata los cinco orígenes (más
allá del mismo lenguaje) de lo sublime (Longinus 79-80):
...La sublimidad es el eco de un gran
alma”. Por lo tanto también una idea desnuda, en sí misma y sin una palabra
hablada, a veces excita la admiración tan sólo a causa de la grandeza del alma
implicada. Así el silencio de Ajax en el Submundo es grande y más sublime que
las palabras (Longinus 9:85, mi trad.).
Asimismo las reflexiones de Marco
Aurelio fueron conocidas desde la antiguedad tardía mediante alusiones y
extractos de eruditos bizantinos y griegos. Pero sólo dos manuscritos más o
menos completos sobrevivieron de este período; uno de ellos, ahora también
perdido, proveyó la base para la primera edición impresa: una serie de
reflexiones fragmentarias escritas en un lenguaje con frecuencia precipitado y
a veces roto. La vida y las cartas de Marco Aurelio eran, sin embargo,
extensamente conocidas para el público lector europeo algunas décadas antes de
la primera publicación de sus reflexiones en una forma ficticia. El autor de
esta falsificación fue el fraile Antonio de Guevara quien inventó cartas
escritas por Marco Aurelio y diálogos entre él y su mujer, con una pizca de
historia y mucha imaginación. El tal Libro
de Oro de Marco Aurelio fue traducido a muchas lenguas y reimpreso por
décadas. El filólogo Meric Casaubon compararía el éxito de esa impostura con el
de la Biblia (Ginzburg 8-27).
La escritura en el agua
Plotino reconoció el residuo
nocturno dejado fuera de juego por el avance de la inteligencia analítica: una
sombría profundidad de las cosas, un área indeterminada que la mente teme como
su propia abyección y caída en el no ser. En la ontología plotiniana el
lenguaje es excluído de la experiencia mística. El silencio griego todavía
corría a través del Logos de la antiguedad cristiana. Pero el pasar del tiempo
y la autonomía de la Iglesia harán que la paradoja cristiana de un lenguaje
místico tome forma: ”Es sólo con el latin medieval que se creará un verdadero
lenguaje técnico de místicos”(de
Certeau, FM 115).
La idea de “escribir en el agua” se volvió desde
entonces una imagen de inestabilidad y transitoriedad.[31]
Igualmente, la escritura en el cielo: las estrellas para Plotino son “como
letras siendo escritas por siempre en el cielo, o como letras escritas de una
vez y para siempre y moviéndose por siempre ... Si son vistas como letras (ypáuuara), el que conozca ese alfabeto (ypauuarikn) lee el futuro acorde a las
figuras que éstas forman” (Curtius, EL
307-8, mi trad.).
La mujer idiota
Gregorio de Nisa describe así a la
Constantinopla del siglo IV: “Todos los lugares están llenos de personas que
hablan de cosas incomprensibles. Deseo saber el precio del pan y uno me
responde: ‘El padre es mayor que el hijo’; pregunto si mi baño está listo y me
contestan: ‘El Hijo ha sido hecho de la nada’”(Vasiliev 1-99). Todos parecen idiotas.
Peor aún cuando se trata de una mujer. El
relato de “La mujer idiota” aparece en la Lausiac
History de Palladios, en donde se lee que “tenemos un idiota dentro”. Esto también podía significar: es nuestro
secreto más íntimo, una locura dentro de nosotros. Cuando la “mujer idiota” es
traída de la cocina (en donde se la tiene escondida) el secreto interno es
expresado, las hermanas “se ponen fuera de sí.”[32] La letra imposible puede también ser ese
espíritu femenino alienado.
El lenguaje ha sido siempre
cuestionado como recurso para indagar en la divinidad.[33] En este punto confluyen mística y nominalismo
en su crítica del lenguaje como medio para transmitir conocimiento. Para la
primera, los “nombres divinos” sólo pueden nombrar indirectamente los atributos
de Dios cuya naturaleza es, en última instancia, absolutamente inefable.[34] Para el segundo, las palabras no son más que flatus vocis arbitrarias.
La madre del libro
Mahoma
habría emergido de la oscuridad tan sólo a los 40 años. ‘Una noche en los últimos
diez días del Ramadan, en una cueva en el Monte Hira’, no lejos de La Meca,
donde estaba durmiendo, ‘el Mundo Increado fue infundido en el mundo finito, y
el Libro bajó al corazón del Profeta’. En un sueño, un ser misterioso le mostró
‘un rollo de tela cubierto de signos, y le ordenó que lo leyera. “Yo no puedo
leer", dijo Mahoma. “Lee, lee”, dijo el Angel, envolviendo la tela
alrededor del cuello de Mahoma. “¿Qué debo leer?” “Lee, en el nombre de tu
Señor que creó al hombre…” El elegido volvió en sí, conciente de que un libro
había bajado hasta su corazón’. (Braudel 47).
La azora XXVI del Corán, “Los
poetas” (As-Schoâra) es, en buena medida, una
diatriba contra los poetas. Alguien ha sospechado heréticamente que el
versículo 227, que establece una excepción a favor de los poetas que creen y
obran bien, pueda ser una interpolación de los agraviados. Leemos en Mekki: 228
aleyas:
224
Y a los poetas, síguenlos los descarriados.
225
¿No ves que ellos en todo vado merodean,
226
y que dicen lo que hacen?
227
Salvo los que creen y hacen las obras buenas, y recuerdan a Alá mucho.
228
Y se defienden después que los agraviaron, pero ya sabrán los que agraviaron,
en que trueque serán trocados.
El
Corán es visto como la palabra directa de Dios, inscripta en el cielo y
revelada fragmentariamente al profeta
Mahoma por el ángel Gabriel. El texto mismo es considerado sagrado y la
imitación de su estilo literario es vista como sacrílega.
Señala Spengler
en La decadencia de Occidente que
este libro es el prototipo del libro mágico: un libro que sería anterior a la
lengua árabe y que no se podría estudiar ni histórica ni filológicamente, pues
sería también anterior al universo. En el mismo Corán se habla de “la madre del libro”, arquetipo celestial del Corán, que está en el cielo y que
veneran los ángeles.
La oscuridad del amor
El amor es tema oscuro y
oximorónico. Para Ibn’Arabi, era su religión y su texto en una relación
estrecha entre poesía de amor y poesía mística, entre las paradojas y los
misterios del mismo. El panteísmo en él implicado era
un desafío a las verdades transparentes y decibles de las ortodoxias
religiosas, los aristotélicos y los “argumentos
racionales de la filosofía” que Ibn’Arabi condenaba como incapaces de entender
lo que podría ser el real lenguaje del amor sin que la crítica se llenase de
poesía.[35] En este terreno Auerbach representa esa falta de límites,
períodos, lenguajes y aún tipos de arte que el amor expresa: todo sería una
constelación de fragmentos, un cancionero, siendo la canción de amor y el poema
hermético potenciales actos de compromiso político.[36] Entonces las palabras son llevadas al infierno donde
Spinoza habría escrito el Tractatus
Theologico-Politicus (Manguel 29), a la hoguera. El paraíso estaba perdido,
la aventura de John Milton estaba destinada al fracaso, pero escribe Paradise Lost como Satanás luchando
contra el todopoderoso, lo que lo vuelve quijotesco.
Impossibilia: adynata, sophismata, insolubilia, vestigia
dei
Theodulf se mofaba de los poetas en la corte de Carlomagno
(Curtius, EL 95). La serie de sus adynata
(“similitudo impossibilium”;
Curtius, EL 96) refería a un mal
poeta. Pero los adynata de Virgilio habían actuado como un estímulo para la poesía
carolingia.[37] Acorde a Curtius, de este enlazamiento de impossibilia surgiría el topos de “el
mundo patas para arriba”. Adynata de este y
otros tipos serían llevados a cabo nuevamente por Arnaut Daniel, el gran y distante maestro de
Dante[38].
Leemos
asimismo en Santo Tomás de Aquino (1225-1274):
Si, sin embargo, se dijera
que el hombre deriva su especie, no de los mismos fantasmas sino de los poderes
en los cuales los fantasmas residen, a saber aquellos de la imaginación, la
memoria y la reflexión, el último de los cuales es propio al hombre y es
llamado por Aristóteles (De Anima) el intelecto pasivo, aún se deducirían las mismas imposibilidades.
Porque, en tanto el poder reflexivo opera sólo sobre particulares, las
intenciones de las que compone y divide, y tiene un órgano corporal por el cual
actúa, no excede el género del alma sensitiva. Ahora bien el hombre, por su
alma sensitiva, no es un hombre sino un animal” (SCG 1259-1264, L2, 185).
Según El
Filósofo la voluntad es referida tanto a posibles como a imposibles, pero la
intención solo a lo posible. La intención, entonces, no pertenece a la voluntad
(DQTR, Vol 3 Q 22 A 13 Obj 12, 82) (trad. mía).
La
barbarie animal, mundo sensible, representaría el dominio de lo imposible mientras que la intención
referiría sólo a lo posible y al
dominio humano del pensamiento, sin pertenecer a la voluntad, la cual sin
embargo refiere a lo posible y lo imposible.
Los Impossibilia
comprendían un tipo de ejercicios usados en la enseñanza escolástica medieval tardía. Como tales,
estaban asociados con los insolubilia,
como sub-especies de los sophismata.[39] Otros dilemas, sin embargo, se
encuentran entre los textos de un ala radical de la tradición mística[40] que habría siempre reconocido, en palabras de Norman
Brown, “el caracter neurótico del lenguaje”(22).
Pero
vayamos a la misma poesía. Las Rime
Sparse de Petrarca tienen un título latino significativo: Rerum vulgarium fragmenta (Fragmentos de
poesía vernácula): la literatura moderna occidental comienza con fragmentos.[41] El poeta sigue los trazos de Laura esperando
“vestigi sparsi ”. Mazzotta dice que
Orfeo, el poeta que quiere seducir a la muerte y recuperar a Eurídice con su
canción, la pierde, ya que “el deseo sólo conoce trizas y fragmentos, aún si la
plenitud es su siempre elusivo espejismo.”(DPD
294)[42] Habría un poema interior inexpresable del que
estos poemas serían jirones musicales.
En el siglo XIV aparecen numerosas
colecciones de sophismata physicalia. De particular interés es la obra de un
grupo de lógicos y matemáticos del
Merton College de Oxford.[43] Si, como es posible, Chaucer conocía sus
trabajos, estos pueden haber sido el mar de fondo en el cual su parodia de una
competencia escolástica podía ser apreciado.[44]
La figura del “mundo patas para arriba” ya había deleitado a los
griegos como parodia del viaje homérico al Hades[45].
Como tal aparecerá en Luciano en Menippus
y, con Luciano como modelo, en Rabelais (ver Pantagruel, cap. 30). Los adynata
se transformarán en ese “mundo patas para arriba".
Impossibilia
Sigeri de Brabantia
Varias características de los
diferentes impossibilia pueden
inferirse de la colección escrita entre 1266 y 1276 tal vez por el averroísta
Siger de Brabant, y pueden reconocerse otros ejemplos entre las colecciones que
abundan en el período. Un impossibile
es una proposición, sugerida por un sofista, que viola los dictados del sentido
común y no puede ser demostrada pero que puede ser defendida por una serie de
argumentos "lógicos".[46] El propósito de estos ejercicios era dar a
los estudiantes la práctica en reconocer y refutar falsos argumentos. En los impossibilia de Siger las refutaciones
son incorporadas al texto, del cual forman la parte principal. Estos ejemplos
deben haber sido familiares a los universitarios del siglo XIII en adelante en
la edad media, en tanto a las disputationes
se les daba un lugar importante en el currículum universitario.
En las Impossibilia
Sigeri de Brabantia no sabemos
exactamente que tenemos. Podemos tener un escrito dejado por Siger de Brabant o
una refutación de algunas tesis atribuídas a éste. Cierto sofista, dice el
preámbulo, habiendo convocado a los sabios de la escuela de París, les propuso
probar que era imposible demostrar un gran número de cosas. Su primera tesis
era ésta: “Dieu n'est pas". Al
corto preámbulo se suceden los argumentos producidos tal vez por Siger en apoyo
de su tesis. Pero quizás no tengamos el verdadero texto de los argumentos de
Siger sino un análisis poco fiel, siendo tal vez el autor de este análisis el
adversario que se ha propuesto refutarlos. El título exacto sería Impossibilia Sigeri de Brabantia refutata.
El único manuscrito que nos queda está incompleto. Por otra parte, se había
supuesto que Siger de Brabant había sido uno de los maestros citados frente al
sínode del año 1277 y forzado a desaprobar proposiciones supuestamente contrarias a la fe.
La obra comienza con una ficción
literaria:[47] Siger
pone en escena a un sofista que se presenta en la Universidad de París y
pretende sostener las proposiciones siguientes: 1) Dios no existe; 2) todos los
objetos que se nos aparecen no son sino quimeras y sueños, si bien no podemos
tener certeza de la existencia de alguna realidad; 3) la guerra de Troya no ha
acabado aún; 4) un cuerpo pesado encontrándose en un lugar suficientemente
elevado no se caería, aunque no le fuera impedido hacerlo; 5) entre los actos
humanos, no existe acto que deba ser prohibido en razón de su malicia o por el
cual se deba ser castigado; 6) resulta que alguna cosa es y no es al mismo
tiempo y que atributos contradictorios se implican mutuamente y son predicados
de un mismo sujeto (Von Steenberghen , MSB 21).
Los Impossibilia
de Siger podrían ser una serie de silogismos
contradictorios semejantes a sofismas
vacíos. Siger supone que las diferencias epistemológicas entre los hombres
deben ser atribuídas no al intelecto sino a las diversas y contradictorias
experiencias que los hombres tienen de los fantasmas, a las intentiones imaginatae, que mediarían
entre el intelecto y los diversos actos individuales de conocimiento. Según
Santo Tomás, el problema de los averroístas descansaba en su fracaso en
distinguir entre las cosas que estan fuera de la mente y sus fantasmas.[48]
La personalidad y la obra de Siger casi no han dejado
trazos durante más de cinco siglos. ¿Cómo explicar este destino para quien
dirigiera de una de las principales escuelas del siglo XIII, al que un
documento de la época llama “Sygerus magnus de Brabantia”, adversario de
Alberto el Grande y Santo Tomás de Aquino?[49]
En 1878 Potvin
publica fragmentos de los Impossibilia,
convencido de
que el escrito era de Siger. En 1898 Baeumker edita todo el texto que
poseemos (Von Steenberghen, ODSB 8-11). Es la primera vez que una obra completa
de Siger es editada, pero Baeumker la atribuye a un autor desconocido, que
refutaría los sofismas de Siger (Von Steenberghen, MSB 178).[50]
Siger podría ser, sin embargo, un espíritu que en pleno siglo XIII niega la
existencia de dios, la realidad del mundo exterior, la sucesión temporal, la
gravedad, la distinción del bien y del mal y el principio de contradicción. (Von Steenberghen MSB 20-1).
En
1892 Hauréau creyó percibir que los Impossibilia
eran simplemente “una refutación de algunas tesis atribuidas a este
doctor”(Mandonnet CXL-CXLI, mi trad.). Baeumker aceptó la teoría que consiste
en ver en los enunciados de los sofismas de los Impossibilia una representación de las ideas filosóficas de Siger,
mientras que sus refutaciones serían la obra de un adversario. Se pueden
presentir las borgianas consecuencias de una inversión que conduce a atribuir a
un autor las tesis opuestas a las suyas. ¿Qué idea por otra parte debe hacerse
de un filósofo del siglo XIII que habría sostenido que Dios no existe, que la
guerra de Troya aún dura, y que el principio de contradicción es falso?
(Mandonnet CXLII-CXLIII). Los Impossibilia
de Siger podrían no ser otra cosa que una serie de sofismas propuestos y
resueltos por el maestro en una disputa pública (Mandonnet CXLV). Baeumker se
ha preguntado si estamos en presencia de una verdadera disputa o de una simple
ficción literaria, y se inclina por la segunda hipótesis, comparando el pequeño
prólogo de los Impossibilia con el
escrito de Raimundo Lullio contra los Averroístas (Mandonnet CXLVI). Y otros
argumentos nos llevan a ver en los Impossibilia
ejercicios de sofística del mismo Siger (Mandonnet CXLVI-CXLVII).
En
efecto, el primer título “Impossibilia
Sygeri de Brabantia” testimoniaría que estamos en presencia de una obra de
Siger y no de una refutación de sus teorías. Estas impossibilia, si posibles, vistas a través del dominio de la filosofía
peripatética, serían la negación de algunos de los principios fundamentales de
las teorías de Aristóteles (Mandonnet CXLVIII). En fin, estamos frente a una
obra incompleta que no sabemos a quien pertenece, si a Siger o a alguien
escribiendo contra Siger, y en cualquiera de los casos si es defendiendo o
condenando las impossibilia.
Dante Alighieri
Para Dante no existía ya la
cultura provenzal excepto como un recuerdo de lo que la iglesia había
destruido. El padre de la lengua italiana abolió las fronteras entre teología y
poesía y es una figura clave para entender un mundo fragmentado al que
intentará dar abrigo a traves de De
Vulgari Eloquentia, salvavidas de todo lo abandonado o perdido. Dante
procura proveer de un hogar diferente a todas las voces dispersas. La poesía
amorosa, la canción del deseo irrealizable, son aliadas contra los poderes que
lo han arrojado fuera de Florencia. Nos interesa aquí su De Vulgari Eloquentia como obra abandonada, no terminada de quien,
además, suponía que conocer es amar, amar es ver, y ver es conocer con el
peregrino de la Divina Comedia, quien
vería cosas en el paraíso que no podría reproducir sino como una confesión de
sombras.[51] Para Dante hay una verdad más profunda, de la
cual la mente sólo tiene vestigia dei
y que sólo puede ser el objeto de la visión. La Comedia, por otra parte, comienza por hacer resurgir a Virgilio de
su “largo silencio”. La imaginación poética hace resurgir e intenta reunir los
fragmentos de un mundo roto. De allí la convicción de Dante de que la poesía es
el arte órfico que anima el mundo de los muertos.
Escribir poesía es, para Dante,
recuperar el discurso público, es una literatura imposible. En De Vulgari comenzó con su exilio (1302)
que disparó el proyecto poético. Nunca podría haber terminado el De Vulgari : la torre de Babel para
juntar, como en la Rayuela de
Cortázar, tierra y cielo con los lenguajes. Para subir habría que bajar, correr
el riesgo de traicionar lo real. Saber como “saltar” la rayuela, el muro de las palabras de los cabalistas, es
lo que permite salir hacia el más allá a un exilio que, como Mazzotta ha
mostrado, no es sólo un tema en La Divina
Comedia sino una “metáfora radical” para el poema.[52] “Ma qui la morta poesia resurga” pide la Comedia. Dante habría escrito el “Infierno”
como una confesión, con una poesía muerta, con un lenguaje espectral, con el
fantasma de la voz.[53] Si los dichos de la poesía deben
identificarse con los hechos, la poesía de la muerte será también la muerte de
la poesía.
La
sabiduría del exilio es la esencia de la poesía de Dante opuesta al
conocimiento lógico abstracto así como a la creencia de que el conocimiento
puede volverse acción. El encuentro con Santo Tomás en Paradiso X se centra en esto y conseguiría transformar la rigidez
del razonamiento deductivo en lo que se ha llamado el pensamiento nomádico de
la poesía (Mazzotta, DVCK 109). Dante nos figura un sendero al conocimiento
total, siguiendo los vestigia Dei.
El
juego metáforico entre visión y ceguera que comienza en Purgatorio XIII mostraría, según Mazzotta, que la imaginación es
una figura de inversiones en la cual la inmovilidad se vuelve acción y las
acciones son congeladas como imágenes. La estructura
del poema reflejaría el sentido de Dante de la paradoja de la historia
simultáneamente cerrada y de final abierto (Mazzotta, DPD 6-8). En Paradiso
XXVI, el canto donde la caída de Adán es relatada en términos de la caída del
lenguaje, Dios es mencionado como “Alfa e O” (1.17): los límites de las letras
del alfabeto que pueden ser combinadas y producen todas las palabras posibles
(Mazzotta, DPD 11).
En esta obra
Sócrates está situado en la media luz del limbo con quienes viven en deseo pero
sin esperanza. Si no se puede esperar nada de las palabras ni de la literatura,
como tampoco del amor ni de la comunicación,[54]
se escribe en contra de la escritura para que “la morta poesia resurga”. La visión de Dante consiste en este marco en su voluntad de
reconstituir los fragmentos esparcidos, caóticos, de la historia en una unidad
y orden imaginativos.
“God is in the making”
Cábala significa “lo que ha sido recibido a traves de la
tradición”; precisamente, “conocimiento
a ser transmitido sólo por palabra de boca”.[55] Este es el término usado para las enseñanzas
secretas judías, especialmente en sus formas medievales. El tema del universo
como un “libro” o “texto” se volvió una obsesión para los cabalistas cuya
misión es iluminar la oscuridad del mundo. Su modus operandi está basado en la idea de
la Escritura como texto absoluto donde nada puede ser obra del azar.
Ahora bien, si la
Sagrada Escritura no es una escritura infinita, ¿en que diferiría de un libro
de historia cualquiera? Llegaríamos así a Bernard Shaw, quien diría “Dios está
haciéndose”, como nos recordaba Borges. Pero esos libros no habrían sido
escritos para enseñar la cábala, sino para insinuarla; para que un estudiante
de la cábala pueda leerlos y sentirse fortalecido por ellos (Borges, OCIII
274). No dicen toda la verdad: como los tratados publicados y no publicados de
Aristóteles.
Asesinato con lapiceras
La obra principal de John Scotus
Erigena (810-877), De Divisione Naturae,
intentó fundir las doctrinas cristianas y neoplatónica y reconciliar fe y
razón, pero su obra fue más tarde condenada por sus tendencias panteístas y
eventualmente puesta en el Index por Gregorio XIII en 1685. La tradición dice
que, habiéndose vuelto Abate de Malmesbury, fue apuñalado hasta morir por los
académicos con sus lapiceras, “por tratar de hacerlos pensar”.
Terrorismo intelectual
En
1519 el teólogo romano Silvester Prierias había afirmado que el libro sobre el
que se fundaba la iglesia tenía que seguir siendo un misterio. Los heréticos
mantenían lo contrario: que el pueblo tenía derecho a leer la palabra de Dios.
De tan sólo un año después (1520) es el Antibarbari
de Erasmo, sátira contra la vida monástica, contra los monjes “bárbaros” que no
estudiaban a los poetas antiguos, y contra la escolástica, en la que veía un
formalismo estéril. Henricus Cornelius Agrippa von
Nettesheim escribió en 1527 Sobre la
Incertidumbre y Vanidad de la Ciencia y las Artes donde denunció el
“terrorismo intelectual” contemporáneo ejercido por los gramáticos y doctores.
Su obra fue confiscada y quemada por orden de la Facultad de Teología de Paris.
En 1532 publicó De Occulta Philosophia
Libri Tres donde intentó reconciliar la escritura con los textos sagrados
de otras religiones.
De la Iberia medieval al siglo de oro
Las
primeras manifestaciones literarias que se conocen en español son fragmentos de
canciones líricas, mozárabes o andaluzas, conservadas en las jarchas. Y entre
los primeros escritores de esta lengua ya Moses Ibn Ezra (1055-1138) defiende
la poesía y critica a los poetas. Judah Alevi (1075-1141), poeta hebreo
andaluz, no pudo acomodar lo imposible. Entre los libros de esta época, las Reglas como se debe trovar de Don Juan
Manuel está perdido junto con el Libro de
los Cantares y otros varios, enumerados en el prólogo de El Conde Lucanor (1335). Penumbras
envuelven al autor, al título y a la fecha del Libro de Buen Amor del Arcipreste de Hita (o, según él dice, Juan
Ruiz, en 1330 o en 1343, con título que le da Ramón Menendez Pidal).[56] Menendez Pidal usa el concepto de “latencia”
para probar la “vivacidad” de la tradición. La tradición está en “estado latente”,
viva pero sin saber cuándo y dónde reaparecerá, porque sus relatos han sido
esparcidos, porque la explosión del mundo los ha desperdigado e intentado
ocultar, porque es el hogar de lo que permanece en la variación, en cada nuevo
e imprevisto renacer. El
neotradicionalismo de Menéndez Pidal abolió las fronteras entre poesía oral o
popular y literatura moderna[57]. Asume que la causa del destierro del Cid es el momento
inicial del poema y reconstruye el comienzo perdido.[58]
Del año 1492 es la Cárcel de amor de Diego de San Pedro,
con su confesión al final de la dedicatoria de que estaba decidido a dejar de
escribir.[59] En 1499 Fernando de Rojas nos ofrecía su Comedia de Calisto y Melibea (más tarde
la La Celestina) cuyo Calisto tenía
por imposible hablar por segunda vez a su amada. En este siglo también Lorenzo
Valla declaraba: “At nova res novum
vocabulum flagitat”, afirmando el derecho de las palabras a nacer y la noción
de que una nueva realidad requiere una nueva palabra.
En
sus Canciones Garcilaso (1501-1536)
nos dice: “ha venido en mi a ser lo que siento de tal arte, que ya en mi
fantasia no cabe; y así, quedo sufriendo aquello que decir no puedo.” Calderón
(1600-1681) también nos trae angustia en sus paradojas. El príncipe Segismundo
(La vida es sueño, 1636), como
Descartes junto a la estufa, no se cree capaz de resolver si sueña o si está
despierto, es decir: no puede saber qué relato prima.
Antônio
Vieira (1608-1697), intérprete fantasioso de los textos bíblicos en función del
sebastianismo popular y abogado de los judíos conversos, arquitecto de sueños
malogrado en sus luchas, nos ofrecía desde Portugal un libro imposible desde su
título como su Historia del Futuro.
Don Quijote
El mas puro heroísmo
se vuelve grotesco, la mayor fe locura, cuando los caminos que llevan al hogar
trascendental se han vuelto impasables[60] . Es imposible acabar con lo que ya está
acabado. Imaginemos una novela nueva, si Don Quijote no muriese, en la guerra
que le declaró éste a su ideal no cumplido. Ésta, escrita por Don Quijote,
tendría que ser el mismo Don Quijote.
Es posible leer este libro de una manera imposible y como el tratado sobre una
imposibilidad. Don Quijote, anclado
en las apariencias para fecundar en la imposibilidad, en medio de todas esas
oposiciones ficticias por las que enloquecen los hombres inquietos, es una
paradoja del saber. Basta con pensar en la aporía del puente y en Sancho
gobernador.
Nadie se puede obligar a lo imposible. En un
mundo desencantado Don Quijote es la
imagen de un embrujo que ya no se soporta. Es un libro sobre las locuras de los
encantamientos que, paradojicamente, encanta. Pero el andante caballero acomete
a cada paso lo imposible: la ínsula en tierra firme (utopía de la aporía), el
episodio de la cueva que tiene elementos
de verdad y de sueño. Es una novela que se vuelve aquello de lo que se mofa.
También
tenemos el problema de la suspensión del texto, del juicio, de los cuerpos
colgando, pendientes. La pluma queda suspendida al final y habla. ¿Qué escribe
este texto imposible? Rodriguez Vecchini creía que el mismo Prólogo de Don Quijote nos habla de una
imposibilidad, impotencia forzada.[61] El trauma se repitiría en el prólogo a las Novelas
Ejemplares. La impotencia sería natural: ¿cómo desautorizar libros ya
desacreditados? La imposibilidad de la perfección se relacionaría con la
imposibilidad de clausura formal. Cervantes se creía acabado y de repente lo
imposible: Don Quijote.
A
través de Don Quijote, Cervantes
juega sus celebrados juegos con manuscritos perdidos, traducciones e
impresiones. La evanescencia de la escritura juega una parte también en la
escena de la quema de las novelas y en la desaparición de la mayoría de los
versos que Don Quijote ha estado “escribiendo y grabando por las cortezas de los árboles y por la menuda
arena”(I:26,316). La muerte de Don Quijote es la muerte de su escritura.
Cervantes se concentra sobre las paradojas de la escritura y la impresión. Como
Rabelais, expone y borra orígenes imposibles para sus libros. Sus manuscritos
mutilados y perdidos hacen visibles las incertidumbres que marcan toda
narrativa.[62]
Dijimos
que la misma obra parte de un postulado imposible: acabar con algo que ya estaba acabado en su tiempo: las novelas de
caballería. Creo que deberíamos leerla de todas las maneras posibles,
especialmente de la manera menos leída en cada momento. Es más: en realidad
deberíamos leerla de una manera imposible y como el tratado sobre una
imposibilidad, cómica y trágica a la vez.
En la encrucijada que se le presenta a Sancho
Gobernador aquellos que pasen un puente tienen que jurar donde van y para qué,
y si alguno es sorprendido mintiendo deberá ser colgado. Pero un hombre
juramenta que va a ser colgado, entonces Sancho se encuentra con un dilema
irresoluble, dilema que le fue llevado expresamente
para su solución:
-Digo yo, pues, agora -replicó Sancho- que
deste hombre aquella parte que juró verdad la dejen
pasar, y la que dijo mentira la ahorquen ...
-Pues señor gobernador ... será
necesario que tal hombre se divida en partes, en mentirosa y verdadera;
y si se divide, por fuerza ha de morir, y así no se consigue cosa alguna
de lo que la ley pide ...
-Venid acá, señor bueno hombre
-respondió Sancho-; este pasajero que decís, o yo soy un porro, o él tiene
la misma razón para morir que para vivir y pasar la puente; porque si la verdad le salva, la mentira le
condena igualmente; y siendo esto así, como lo es, soy de parecer
que digáis a esos señores que a mí os enviaron que, pues están en un fil las razones de
condenarle o absolverle, que le dejen pasar libremente, pues siempre es alabado más el hacer bien que mal...(51, 1003).
Sancho comienza por intentar dividir lo
indivisible y luego, certificado de la imposibilidad,
se da cuenta de que este personaje aporético tiene la misma razón para vivir
que para morir, es decir, ha superado esa frontera, ha comprendido su condición
por lo que la aporía lo salva. Quiero decir, este personaje ha reconocido su
falta de relevancia, de importancia en el juego aporético, su nadería y, al
mismo tiempo, su lógica imposible. Sancho tiene que tomar una decisión y opta
por el bien, es decir, rompe la aporía, el hechizo. Las cosas son su opuesto:
-No sé como pueda ser eso de enderezar
tuertos -dijo el bachiller (19, 254) ... Por ello es que Sancho piensa que
sería mucho mejor volver a su casa con lo que Dios le dió y no andarme tras
vuestra merced por caminos sin camino y por sendas y carreras que no las tienen
(28,838).
Las aporías del Quijote son “golpes que dan en
el vacío”, como sostiene Auerbach, pero no hay que cambiar el argumento. Porque
precisamente de eso se trata la novela: de golpes que dan en el vacío, en un
abismo, generando una suspensión del juicio en el instante como vía rota entre
lo absoluto y lo relativo, cuya claridad ante nuestros ojos parte de la
suspensión misma del mismo acto de comprensión. Veamos la reflexión de
Macedonio Fernández al respecto de los mareos y de Don Quijote:
Leed nuevamente el pasaje en que el
Quijote se lamenta de que Avellaneda publique una
inexacta historia de él; pensad esto: un “personaje” con “historia”. Sentiréis
un mareo;
creeréis que Don Quijote vive al ver a este “personaje” quejarse de que se
hable de
él, de su vida. Aún un mareo más profundo: hecho vuestro espíritu por mil páginas
de lectura a
creer lo fantástico, tendréis el escalofrío de si no seréis vosotros, que os
creéis al contrario vivientes, un
“personaje” sin realidad (404).
Don Quijote
es una novela escrita por un soldado, poeta y autor de comedias “fracasado”,
novela que escribe cansado y desilusionado, preso. Y, sorprendentemente, será
ésta la novela de su éxito. La que nace de su fracaso.[63]
Santa Teresa de Ávila
Los místicos de
los siglos XVI y XVII proliferaron alrededor de una imposibilidad, brotando de
un melting pot de lenguas; queriendo
ser los traductores de estas lenguas (de Certeau, MF 117). La perspicacia de un Luis de León o un Juan de la Cruz en
sus traducciones de la Biblia no es sino una variante de un arte de
transposición.[64]
En
el caso de Santa Teresa, ella necesitaba tener su experiencia somática porque
no era un hombre letrado. Entonces su cuerpo funciona como un texto que se da a
leer. Nos dice que si tenemos experiencia podremos leerla y quedaría disculpado
quien no la entienda: El Libro de la Vida
como texto secreto de lo indecible e imposible de publicar, lo “místico” como
el adjetivo de un secreto,[65] los secretos de Dios. La mística luchó contra
la impotencia expresiva ante lo inefable. Dios enseñaría el alma y hablaría sin
hablar, con el lenguaje del cielo y sin ningún bullicio por donde el demonio
pueda sacar nada. “Sin imaginación”, dice Santa Teresa, “esto es imposible de toda
imposibilidad”.
Teresa
continuamente pasa de un tema a otro, asimilando el alma a un “libro viviente”
(de Certeau, MF 190). La tensión entre el cuerpo hablante y el orden de la
escritura en el Libro de la vida revelaría la batalla del libro con los desórdenes de una pasión (la vida) (de Certeau, MF 191). En el umbral de las Moradas encontramos una galería de letrados, cuyo rol es mantener los
límites (de Certeau, MF 192). Sin una
tercera posición entre éstos y Teresa no hay conversar sino sólo el silencio de Teresa no encontrando ni qué
decir ni como comenzar.[66]
Las sibilas
En
el Sendebar o Libro de los engaños
(trad. 1253) se presenta la cuestión del silencio o de las palabras oportunas
como conjuras del peligro, relación de ribetes orientales. Se dice aquí que las
artes de las mujeres serían infinitas, por lo que no podrían aprenderse en los
libros. En el año 1256, el erudito
Vincent de Beauvais enumeró en su vasta enciclopedia mundial del siglo XIII, Speculum majus, los lugares de
nacimiento de las diez antiguas sibilas. Las sibilas eran oráculos que hablaban
de manera enigmática, con palabras de inspiración divina que los seres humanos
tenían que descifrar.
El libro del buscador
Shem
Tov Falaqera (1224-1295) conocido por sus libros de filosofía y ética y por su
comentario a la Guía de los perplejos
de Maimónides, se identifica a sí mismo como ex-poeta exultante cuando joven y
arrepentido a los 40.[67] Emplea
el verso y la prosa artística para denunciar la poesía en general, para
repudiar la propia en particular y para anunciar su retiro de la profesión. El
protagonista en el Libro del Buscador
es un joven buscador peripatético que sale en procura de la verdad y en esta
búsqueda la poesía se enfrenta a la filosofía. Las palabras en este libro dicen
ser sus últimas palabras de poesía. Desde entonces en adelante no participaría
de poemas ni canciones pues era tiempo de buscar al señor que le enseñararía el
camino y lo cuidaría de la transgresión verbal: conversión de la poesía a la
filosofía del buscador.[68]
Escribiendo con tijeras
Sem
Tob ofrecía por entonces La batalla entre
el Cálamo y las tijeras (1345). Aquí las tijeras se vanaglorian de su
habilidad para escribir recortando, siendo superiores al cálamo. En cuanto a
esta obra, Sem Tob dijo que la había escrito sin cálamo ni tinta. El tintero se
habría helado por la tormenta y el cálamo no puede romper el hielo. Aparecen
entonces las tijeras aunque pierden finalmente la discusión.
En sus Proverbios Morales Sem Tob dedica 21 coplas a elogiar al cálamo al
que le coresponde, en la Batalla, la
sagrada misión de reunir a los exiliados. Este cálamo fue “tomado de un árbol
arrancado por las raíces, maltratado y herido”. El árbol del que se hizo el
cálamo proporcionó madera para mesas y puertas, cosas “indefensas e
inconcientes”, que “no hablan.”[69]
Audi,
filia
Camões
sostenía que la naturaleza amaba la paradoja. Y a propósito de una parte de su
obra magna, Os lusíadas, leemos:
“El discurso de Adamastor es la contrapartida
de las palabras del viejo del
Restelo, cuando argumentó contra la osadía de viajar pero, si éste representa al humanismo renacentista, aquel es la manifestación mítica del deseo inalcanzable ... Después de haber visto a la nereida Tetis salir desnuda del mar, Adamastor es tomado por un deseo imposible” (Jackson CO, 23, trad. mía).
Restelo, cuando argumentó contra la osadía de viajar pero, si éste representa al humanismo renacentista, aquel es la manifestación mítica del deseo inalcanzable ... Después de haber visto a la nereida Tetis salir desnuda del mar, Adamastor es tomado por un deseo imposible” (Jackson CO, 23, trad. mía).
Aprender a escuchar fue un tema
clave para los místicos. Audi, filia,
el título del famoso tratado de Juan de Ávila (1588), resume una tradición. En
contrapartida, en 1559, el tribunal del Santo Oficio de Roma publicó el primer Indice de libros prohibidos para toda la
cristiandad.
El pájaro solitario
San Juan de la
Cruz escribía en sus poemas que para
llegar a lo que no sabemos debemos ir por donde no sabemos, para ir a lo que no
nos gusta debemos ir por donde no nos gusta, para llegar a lo que no poseemos
debemos ir por donde no poseemos y para llegar a lo que no somos debemos ir por
donde no somos. Esa aventura es la via
crucis de una pasión inútil que
está en el origen de todos los deseos y de todas las inquietudes. Técnica de
desgaste: como si desescriviese, consiguiendo un efecto mágico del lenguaje,
dejando a la luz lo inexpresado. Su “pájaro solitario” nos deja perplejos sin
que nos quede mucho de él. Su texto Las
Propiedades del Pájaro Solitario está esencialmente perdido.[70]
Para San Juan hay una barrera a
romper entre “los dichos del amor en inteligencia mística” y cualquier voluntad
de explicar “con alguna manera de palabras”.
Hay un frecuente uso del oxímoron, típico del lenguaje místico, como
aniquiladora fórmula de expresión de lo inefable. Perderse es ganarse; ignorar, trascender toda ciencia. La poesía es “oscura” y la prosa que la explica “insuficiente”[71].
Y en el Prólogo del Cántico se
pregunta quién podrá escribir lo que a las almas amorosas (donde él mora) hace
entender, y quién podrá manifestar con palabras lo que les hace sentir.
Como
pájaros solitarios nos acosan también los alumbrados, misteriosos y
perseguidos, cuyas doctrinas nos llegan fragmentariamente y basadas en
declaraciones bajo tortura. Los “nuevos cristianos” eran muy numerosos entre
los “iluminados” o alumbrados. Participaron en este “estilo converso” que, detrás de
la forma de la picaresca, la poesía o la espiritualidad, marcó a la literatura
de la Edad de Oro con la ironía y lirismo que Américo Castro asoció con un
“semitismo atormentado”.[72]
¿Qué nos debe Inés?
La primera de las Soledades de Góngora (1613) es una obra
inacabada. No tenemos ni la tercera, “Soledad de las selvas”, ni la cuarta,
“Soledad del Yermo”. El primer relato empieza con el naufragio de un peregrino.
El argumento son sus pasos en la soledad. Personaje “errante”, ignoraremos
siempre lo más interesante de su vida. ¿Qué quedó debiéndonos Góngora?
Lope de Vega es otro escritor que ha degustado los
imposibles y el amar sin mesura: “Si entre Olmedo y Medina no hay un mar ¿que
me debe Inés?”; ”No sé como parto y quedo, muerto y vivo. Si vuelvo será muerto
pues partir no puedo vivo” (El Caballero
de Olmedo). En La dama boba es el
amor el que hace posibles las metamorfosis. En La Dorotea cita a Camões: “que no puede quitarme las esperanzas,
que mal me quitará lo que no tengo”(trad. mía). Dorotea nos anuncia que la
indignación facilita lo imposible. Mal puede tener la voz segura quien tiene el
corazón temblando. El amor imposible, el amor cortés lindando con la muerte, se
codea con frecuentes oxímorones como “claras confusiones”. Amor que Fede
percibe imposible e intenta frenar, amor que se hace trágico al luchar contra
lo inevitable.
El Quidam
Quevedo escribía: “Enseña a morir antes y que la mayor parte de
la muerte es la vida”; “el no querer es lo que quiero”: pasión imposible. En El alguacil endemoniado se habla de tres
géneros de hombres: los que, por hallarse ignorantes, no escriben y merecen
disculpa por haber callado y alabanza por haber sido conocidos; otros, que no
comunican lo que saben (a estos se les debería tener lástima de la condición y
envidia del ingenio); y los últimos que
no escriben del miedo de las malas lenguas, "pero el sabio no dice mal de
nadie y el ignorante de sí". En el Sueño
de la muerte nos habla del Quidam: el otro, en blanco, que no tiene nada
escrito, que no dice nada, no ha de decir y no ha dicho. El narrador dice ser
el autor de los idiotas y el texto de
los ignorantes. En el Buscón (1626) leemos: "¿Qué cosa
puede ser que conviniendo tanto sea imposible y no se pueda hacer? ¿Quién le dice
que no se puede hacer? Hacerse puede, que sea imposible es otra
cosa".
En el mismo sentido, la Academia dos Singulares,
fundada en Lisboa (1628), tuvo un programa que no fue realizado ni en parte,
limitándose los académicos a glosas poéticas sobre los temas más inesperados,
representando el espiritu fútil y la incontinencia gnoseológica.[73]
El mundo del fragmento y el estallido romántico
En el tardío
siglo XVIII nos encontramos con muchos “fragmentos planeados”, desde los
fragmentos aforísticos de Lessing hasta las novelas de Stern y Diderot. La manera en que Swift enfatiza la fragmentación de sus
páginas constituye también un desarrollo de algunas de las técnicas narrativas
de Rabelais y Cervantes. Y no es casual entonces que en un cuadro de planeamiento
el Estado, según declara Schiller en su Sobre
la educación estética del hombre, sea la más bella de las obras de arte.
Ahora bien: ¿es esta obra de arte moderna posible? Tal es la pregunta que
coloca Kleist en Penthesilea.
Hablando de “estos hombres jóvenes que escriben un teatro que no existe
todavía”, Goethe no solamente fustigó la desmesura y ausencia de forma de la
obra sino que sostuvo que si ese teatro no era ni "presentable" ni
"representable", tenía por objeto lo irrepresentable. El regreso al
caos monstruoso y sublime reinaugura un teatro "que no existe aún" en
la fusión de lo sublime y de lo empírico, que no puede ser sino “informe”. Si
bien la tentación fragmentaria es rastreable en la literatura europea al menos
desde Petrarca, los textos planeados como fragmentarios proliferan
especialmente después de 1750. Pero si los tardíos
fragmentos del siglo XVIII fueron en gran medida planeados, los fragmentos
románticos posteriores serán en gran medida no planeados. El romanticismo
representará la nostalgia de lo que se cree para siempre perdido, el deseo de
lo que se sabe irrealizable. De allí el motivo
de la figura solitaria contemplando una ruina.
Tristam Shandy
La autobiografía de Tristam
Shandy de Lawrence Sterne nunca comienza y cuando su personaje llega al
punto en que debería empezar a contar su vida, ya no tiene nada más que decir.
El universo se convierte en una red discontinua de los instantes no
registrables. Los capítulos comienzan, son interrumpidos, invertidos, omitidos,
o se desvanecen para a veces reaparecer más tarde, en una obra que a medida que
avanza se atrasa. [74] Y eso porque o a pesar de que Tristam se
propone hacer lo imposible para contar la historia de su vida. En la novela Walter ve constantemente
frustrados sus planes y proyectos y el tío Toby, excluído del ejército por
invalidez, ve interrumpida su carrera militar. Ambos sobreviven gracias a sus
quimeras que les permiten atravesar las realidades más desagradables de la vida
y les ayudan a lidiar con las contradictorias ideas que acosan sus mentes.
Tristam
Shandy semeja una colección de fragmentos y "acaba" con una oración
rota. Las novelas de Sterne dependen de la "fértil oscuridad” de lo
inacabado. Hay una insistencia en la naturaleza espontánea y azaroza tanto de
las vidas como de los libros. Tristam crecerá antes de que Walter Shandy pueda
formular la Trista-poedia o que él mismo pueda componer su autobiografía, la
que no estará terminada si su vida no lo está. El pathos de las obras inacabadas es afin al pathos de las ruinas o de la página negra que marca la muerte de
Parson Yorick en el primer volumen del libro.
Falta
el capítulo 24 del libro cuarto. Tristam sostiene que lo ha arrancado y nos
cuenta lo que se perdió en el capítulo 25. Personalidades esparcidas, papeles
perdidos, tumbas desaparecidas, conclusiones y finales de novelas desvanecidos,
conversaciones frustradas, son cuestiones a las que siempre se regresa. A
través de su estancia en Lyons Tristam busca dos cosas: los papeles sobre los
que ha garabateado algunas observaciones importantes y la “Tumba de los dos
amantes". Como Rabelais y Cervantes, Sterne enfatiza la naturaleza efímera
de las palabras sobre la página. Sus “manuscritos mutilados” llaman la atención
sobre la tensión entre lo oral y lo escrito, están conectados con el yo en
huída y proliferante, y muestran como la comunión sentimental con un objeto
puede estar ligada al culto de la ruina. Siempre conciente de las absurdas
inconsistencias de “este fragmento de vida", ve infinitas posibilidades
para una vida nueva en los deshechos de la vieja.[75]
Jean Jacques Rousseau
Jean Jacques Rousseau nos retrotrae al problema de la
ilusión de la transparencia. Por una parte, la escritura es el mal, porque es
entrar en la mentira de la literatura y la vanidad de las costumbres
literarias; pero por otro lado, representa la posibilidad de un arrebato y de
entrar en una relación nueva de entusiasmo “con
la verdad, la libertad y la virtud”,
algo preciado pero que representa la perdición, ya que es pasar a ser otro que
no se era, infiel a la verdadera naturaleza[76]. Rousseau siente
que la escritura es una perversión peligrosa del habla natural que se ha
entrometido en la gracia comunal de la intimidad de las sociedades. Pero los
escritos de Rousseau se deconstruyen a sí mismos. Lo conocemos a través de
ellos y Rousseau se da cuenta de que aún cuando la escritura es artificial y
decadente, él es un escritor. Se da
cuenta de que debe apoyarse en la escritura para hacer conocer sus pensamientos
y sentimientos más íntimos, aún a sí mismo. También confiesa que al escribir la
historia de su vida se siente tentado a embellecerla, a vestir la verdad
natural. Se concluye así que la escritura es un suplemento peligroso del
habla, tanto algo que se agrega al habla como algo que lo completa. Porque el
habla no está completa si necesita de la escritura como suplemento: debe
contener ausencia.[77]
Rousseau también nota que en música la melodía es
central mientras que la armonía no es natural. Después de todo depende de la
notación, que es una forma de escritura. Argumenta que a medida en que la
civilización se complejiza, se vuelve más abstracta: así las armonías reemplazarían la gracia
natural de la melodía.
Esto no es una tesis
"Esto no es un cuento" es el título
de un cuento de Diderot y Jacques el
fatalista también podría titularse como se dice en un momento del relato,
“Esto no es una novela”. La trama de esta novela, si existe, se suspende y
desarticula sin cesar; los sucesos flotan en la incertidumbre; apenas se
insinua un episodio, el novelista lo deshace o lo sumerge en la ambiguedad,
cambiando el curso de los acontecimientos que en cualquier caso tampoco
llevaban a ninguna parte. Todo es inseguro como arenas movedizas. Se abren
paréntesis que introducen nuevas historias, lo que tomábamos por realidades
resultan ser apariencias, se nos empuja continuamente a callejones sin salida.
¿Qué pasa con esta historia que se ríe de cualquier relato coherente? Diderot
cuenta algo para convencernos de que todo lo que puede contarse está mal,
supone que cualquier representación novelesca de un orden humano significa
admitir un “Orden” con mayúscula. Y que para borrar su rastro divino había que
hacer imposible la novela.
Acusará
así a la ficción de epistemológicamente perniciosa -la ficción es la mentira-,
pero se pasará la vida intentando extraer verdad de esa mentira. Enfrentó en
este camino ciertas resistencias y contrariedades: saber por adelantado que se
será mal recibido desalienta y se comprende que no haya continuado con
proyectos como El Tren del Mundo, Mme de Linan, El Infortunado y el Shérif,
que quedaron en el estado de esbozo en parte por las dificultades encontradas.
Son textos “imposibles".[78]
La historia del hombre dormido
Georg Christoph Lichtenberg pensó:
”Darle el último toque a una obra, es decir, quemarla”. Dejó un puñado de
aforismos y nunca construyó un sistema de pensamiento. En cuadernos que nunca
publicó anotó los restos de su pensar errante. Sus
aforismos constituyen una colección de fragmentos de proyectos nunca realizados.
El título, disposición y volumen de esa miscelánea de fragmentos también irían
modificándose en sucesivas ediciones. Cultivó el humor negro, incluyendo el
gusto por la paradoja y el non-sense
alimentado por la lectura de Swift y Sterne. Elias Canetti habría sentenciado
sobre él: “que no quiera redondear nada, que no quiera terminar nada es su
felicidad y la nuestra”.[79]
Lichtenberg insiste en el estudio de los sueños como
vía hacia un mayor conocimiento del hombre: "Toda nuestra historia no es
mas que la historia del hombre despierto; en la historia del hombre dormido aun
no ha pensado nadie" (10). Los siguientes son algunos de esos aforismos
interesantes para nuestra reflexión:
No
sería bueno que los suicidas pudieran explicar con frecuencia sus razones en el
lenguaje propiamente dicho. Así, en cambio, todo el que las escucha las
reduce a su propio lenguaje y al hacerlo
no sólo las debilita, sino que más bien hace de ellas algo totalmente distinto
... (60)
Hacer al hombre tal como la religión
quiere que sea, es una empresa similar a la de los estoicos; es solo otro
escalón de lo imposible (182).
Novalis
La
obra de Novalis culminó en su novela inacabada Enrique de Ofterdingen y en los Himnos
a la noche. El alegorismo libre fue expresado claramente y como definición
de lo poético por este autor, al comentar las novelas de Tieck: ejemplo límite,
culminación del desencaje del sentido, relatos sin coherencia pero con
asociaciones, como los sueños. Poemas armoniosos, repletos de bellas palabras
pero casi carentes de sentido, que deben ser simples fragmentos de cosas
diversas.
Los
románticos alemanes también pensaron el libro único y absoluto. Escribir una
Biblia, supuso Novalis, es la locura que todo hombre entendido debe acoger para
ser completo.
Los siete mendigos
Leer
era una actividad que nunca llegaba a completarse. A Rabí Leví Yitzhak de
Beralichev, uno de los grandes maestros hasídicos del siglo XVIII le
preguntaron por qué faltaba la primera página de cada uno de los tratados del Talmud babilónico, lo que obligaba al
lector a empezar la lectura en la pagina 2. “Debido a que por muchas páginas
que lea el estudioso”, contestó el rabino, “nunca debe olvidar que no ha
alcanzado aún la mismísima primera página"(Manguel 112).
Rabbi
Nachman de Bratslav (1772-1810) escribiría copiosas notas para sí mismo, aunque
quemó tantas como escribió (Steinsaltz XII). Una historia nos interesa en
especial y es la historia titulada “Los siete mendigos”, en la que se lee:
“Aquí termina la narrativa. Por cuanto la historia del séptimo mendigo y el fin
de la historia del hijo del rey, Rabbi Nachman dijo que nunca las contará
(Steinsaltz 251).[80] La palabra mendigo es altamente significativa, ya que en Yiddish también
significa “buscador” y “suplicante”. El mendigo que tartamudea representa a
Moisés, quien fuera descripto en la Biblia como “lento de habla, y con una
lengua lenta”. Su habla era tan elevada que los otros hombres solo podían
escuchar fragmentos de ella (262-3).[81]
Stop
making sense (o el silencio de las marionetas)
Heinrich von Kleist (1777-1811) destruye el manuscrito de Robert Guiscard, un gran drama que soñó.
No puede ejecutarlo. En Sobre el teatro
de marionetas el silencio de éstas es angustioso y sospechoso. Tal vez es
que han decidido no hablar, ser cuerpos leves, antigravitacionales, dejar de tener sentido. Goethe acusó a
Kleist de haber escrito sus obras de teatro para un “teatro invisible”. Pero
eventualmente el teatro invisible se vuelve “visible”. Lo feo y discordante y
sinsentido se vuelve “hermoso”. El silencio existe como una decisión en el
suicidio ejemplar del artista (como también en Lautréamont), que testifica que
ha ido “demasiado lejos”, y en las renuncias a la vocación.
El estallido romántico
Con la modernidad se desarrolla la destrucción sistemática
del lenguaje literario: la nada verbal pasa a ser protagonista y conlleva
funciones estéticas. Pero, en realidad, frente a los silencios tradicionales y
orientales, el no-hablar moderno en Europa ya no es un punto de partida de un
camino estético-metafísico ni una especie de más allá, sino más bien un
elemento vital y polivalente de la obra.
Impossibilia: "negative
capability" y "le livre"
Para John Keats las melodías “no
escuchadas” permanecen y aquellas que cantan al “oído sensual” decaen. En una carta a sus hermanos George y Thomas encontramos su
definición de lo que llamara “negative capability”(capacidad negativa), la
capacidad para ser en la incertidumbre, los misterios, las dudas, que veía
propia de los hombres de logros literarios y que encontraba abundante en
Shakespeare (227).[82]
Por su parte, Stéphane Mallarmé
nos dice que el verdadero fin del universo es la creación de un libro supremo
--le Livre--, destinado al
inacabamiento. La producción de Mallarmé fue decreciendo en la búsqueda de ese
libro que nunca llegó a escribir y del que es famoso su “Un coup de dés jamais n’abolira le hasard” (1897). Ese libro sería un libro-límite de la propia idea
occidental de libro[83]:
“Con paciencia de alquimista, siempre he
soñado e intentado algo diferente, dispuesto a sacrificar por ello vanidad y
satisfacción, como en otro tiempo se quemaban el mobiliario y las vigas del
techo para alimentar el horno de la Gran Obra. ¿De qué se trataba? Es difícil
decirlo: un libro, simplemente, en varios tomos, un libro que sea un libro,
arquitectónico y premeditado, y no fuera una colección inspirada por el azar,
por maravillosa que fuera...Pero me domina y quizá todavía sea capaz de
triunfar, no porque realice la totalidad de esa obra (¡haría falta ser no sé quién
para eso!) sino por mostrar un fragmento que esté bien acabado...por poner de
manifiesto, mediante partes terminadas, que ese libro existe, y que yo sabía
qué era lo que no he sido capaz de lograr.” (Carta a Paul Verlaine,
16-11-1885).
Jacques Scherer editaría los fragmentos de este
proyecto[84]
que pone en tela de juicio a la literatura misma. Mallarmé
pensó que era el trabajo de la poesía limpiar nuestra realidad atorada de
palabras creando silencios alrededor de las cosas. Ese proyecto pondría
constantemente en cuestión la idea de la obra conclusa[85] y sostendría que las cosas no deben ser dichas sino
sugeridas. La literatura iría hacia su esencia: la desaparición. La experiencia
de la literatura sería la prueba de la dispersión, el acercamiento de lo que
escapa a la unidad, la vivencia de lo que no se entiende, el error y el afuera,
lo inasequible y lo irregular. Esta exigencia lo lleva a dar fuerza y
existencia poética a eso que está fuera de todo, a descubrir el centro mismo
del Libro. Es la búsqueda de una obra que lo oriente hacia una poesía de
ausencia y de negación donde nada anecdótico, ni real, ni fortuito, debía
encontrar un lugar: “avanzar más profundamente en la sensación de las Tinieblas
Absolutas”(274, trad. mía).
Mallarmé busca mantenerse en el
canto anterior al concepto donde el lenguaje está indeciso entre el ser que
expresa haciéndolo desaparecer y la apariencia de ser que es él mismo para que
la invisibilidad adquiera una figura. El crítico Richard discute por ello en la
poesía de Mallarmé el tema de los blancos, de los vacíos,[86] en quien intentó comprender la raíz de de la escritura. Habría
tratado de reubicarse con respecto a lo invisible de lo cual la escritura no
sería sino un trazo, habría salido en busca del brillo de un habla perdida. Lo
invisible escondido discretamente detrás de las palabras, íntimo amigo de los
escritores, ejerce una presión para que el arte sea algo más que un mero
fragmento de algo más fundamental y vasto[87].
La Sonata Kreutzer
Tolstoi se fue sintiendo cada vez más
insatisfecho con su mundo y con la literatura y volvió los ojos a su mísero
pueblo. Según él, los novelistas de visiones estéticas radicales no percibían
cuan desgraciadamente conservador es contar cuentos. La intensidad agonística
en este escritor generalmente es expresada como una desconfianza hacia la
literatura. Y es que Tolstoi conoció las frenéticas pasiones, la violencia de
la poesía invocando lo imposible.
Posdnyshev,
el personaje central de La Sonata
Kreutzer, necesita matar (o matarse a sí mismo) para respirar nuevamente[88]. Si la Sonata
Kreutzer es famosa porque es imposible de ejecutar, entonces habría sido
aún más difícil para Kreutzer, quien la creyó “absurda”. Esta sonata estalla
como el pensamiento de Rimbaud, golpeándolo con el arco del violín,
escuchándolo como una sonata. Blanchot intentó concebir este desastre, con la
dificultad de asumir el desastre como el mismo pensamiento[89]. El estallido de violencia es el estallido de
un fracaso. El cuerpo de Posdnyshev después del asesinato es un cuerpo caído
desde un oscuro desastre. El accidente es el alivio de un objeto, el descanso
de una nota fuerte en una débil, el alivio, la necesidad y la dificultad de
matar y hablar:
Si alguien le hablara el
respondería concisa y abruptamente...(KS 26)
...se
suponía que habláramos –sin embargo, no había nada de que hablar...(KS 51)
Tengo
esta necesidad de hablar de todo esto (KS 76, trad. mía).
El
violinista y la esposa no terminan de acabar una oración cuando inesperadamente
ven regresar a Posdnyshev (el marido). Pero no sabemos si tienen algo que
confesar. Sólo sabemos lo que el marido nos dice. Y él esperaba una confesión.
O tal vez no, tal vez esperaba “ese algo más” (KS 111) que tampoco puede
mencionar. No importa lo que ella hubiera dicho, no había escapatoria para
ella. Su marido ya estaba en el “imparable crescendo.”
Las
confesiones nos enfrentan con el problema de la tortura de ser malentendidos.
Ella intenta explicar pero él no la puede escuchar: ella ya ha sido juzgada. En
su propio testimonio en el juicio él intenta explicar pero ellos tampoco lo
pueden escuchar: él ya ha sido juzgado. Su confesión es una auto-acusación y
una acusación de la sociedad. Necesita tantas palabras porque conoce las
dificultades de la tarea, porque necesita hablar a pesar de su imposibilidad de
hablar. Tiene que reemplazar la falta de lenguaje detrás de todo aquello, la
carencia de lenguaje de los contemplativos niños que no pueden hablar así como
las mujeres en la historia no pueden ser escuchadas. Hay injusticia y
malentendidos, por eso necesitamos confesiones. Confesar es encontrar un
idioma, el idioma de la noche incierta y del ardiente día de Rimbaud. ¿Qué
podemos confesar en la casa wittgensteiniana donde no podemos hablar? Los seres
humanos destruídos sólo pueden hablar a través de la voz de otros que los
acusan, obligándolos a responder acerca de sus ignoradas desgracias. En ese
sentido, el silencio de Rimbaud es un acto de existencia poética similar al
ataque al arte de Tolstoi. Hablar o callarse. O estar en el límite, encontrar
un idioma en el borde entre un grito y el lenguaje articulado, donde el
personaje convertido oscila. Hundirse,
escribir, matarse: convertirse. Y entonces hablar con una palabra atrapada en
su libertad. Hablar sin saber cómo hablar, como la palabra inarticulada del
confesor. El personaje principal tiene una voz y ojos de fuego. La pasión no
sabe como hablar. Su temperatura se eleva cada vez más en Posdnyshev hablando
contra la pasión. Sexo, pasión y amor están completamente mezclados en un texto
que está contra ellos en la superficie, así como lo está contra el arte, pero
son exaltados por lo que no puede ser dicho: aquel “algo más” que el marido
nunca puede llamar por su nombre. Estos son los desiertos del amor. Pero el
amor también es discurso, y el silencio un sueño del amor. Y Tolstoi desea este
sueño, aquella utopía. Aún cuando tenga que condenarla en su realización
discursiva y silenciarla en su ilusión. Tolstoi condena la pasión como Platón a
la poesía. Para dignificarla. El amor, aquí, no es más que lo imposible, vida y
muerte animadas por el corazón de Rousseau, la insensible ira de Rimbaud
buscando todos los caminos del amor, las pasiones que hacen brotar las primeras
voces del fuego de cristal. La pasión es resistencia a la ley, al veredicto: la
sonrisa infinita de Afrodita haciéndonos tartamudear como el convertido esposo
que sólo puede repetir aquella palabra como un latiente corazón :
“amor…amor…amor”. La manera en que tartamudea habla contra su discurso sobre el
amor porque la confesión es una actividad del corazón. Cuando confiesa, su
corazón hablará con aquellos cortes y torrentes. De esto se trata la novela: el
golpeteo del martillo y del corazón en el vacío, generando una suspensión del
juicio y del acto de comprensión. Y no podemos ver más allá. La Sonata Kreutzer nos muestra las heridas
de una realidad solo comprensible dentro del material de la que está hecha:
ficciones, lenguaje. Estas heridas nos ayudan a leer otras heridas, los libros
y el mundo: "Cada vez que nuestros
ojos se encontraban, lo que ocurría frecuentemente en tanto estábamos sentados
oblicuamente enfrentados, apartaba su vista y comenzaba a leer su libro o a
mirar por la ventana"(KS 26) o "...Yo podia leer su mente como si
fuera un libro impreso” (KS 88).
¿No representa la mirada fijada de Posdnyshev
nuestra mirada fijada de lectura? Yo me
leía a mi mismo al leer a Tolstoi, evidentemente. Como usted se está leyendo a
sí mismo ahora. Leer es darse cuenta de lo que el texto/mundo nos hace. ¿Pero
podemos saber que es lo que realmente nos hace? ¿O todo lo que nos hace? Cuando
leemos olvidamos más de lo que sé, como en los juegos del amor. Leer es estar
atrapado en una aporía como la de Posdnyshev: él no puede reconciliar o
rechazar los significados que construye. Cuida su discurso hecho de cegueras
como un buen profesor o juez. Tiene la opción de hundirse en el vértigo de una
lectura o de matarla, descifrarla. Somos vertiginosamente arrojados al abismo
de la ilegibilidad. Regresamos al vértigo que Rimbaud y Posdnyshev trataron de
fijar, aunque de maneras diferentes. Vértigo: el estado de una persona que no
sabe más dónde está. El vértigo, entonces, anticipa una caída, revela el horror
comparable a la manera en que el primer movimiento de la sonata “horrorizaba” a
Tolstoi. Y el intento por fijar ese
vértigo sólo acelera la caída. Caída: vértigo fijado, asesinato sólo exorcizado
poetizando esa misma destrucción.
La
gracia le reaparece a Posdnyshev una vez que el conocimiento ha pasado a través
del infinito, en el cadáver. De allí en adelante, la capacidad para articular,
su ignorancia socrática declarada, será un exceso de conocimiento por la
gracia. Una vez más el texto de Tolstoi
nos enseña lo que no puede decir, así como los mejores maestros no “responden”
a nuestras preguntas pero nos ayudan a realizarlas, aquellos que piensan la
verdad como la posibilidad de un conjunto compartido de preguntas.
Es
necesario estar nuevamente listos para tocar música infinitamente, creando un
tiempo contra el tiempo. Desde esta perspectiva sólo son posibles las
reflexiones sobre “momentos”. Huir del tiempo es el verdadero escape imposible.
Estar fuera del tiempo o más allá es estar en varios lugares al mismo tiempo,
como el escritor, narrador y confesor, ser varios, múltiples, vivir todas las
experiencias. La música mueve a Posdnyshev, lo desplaza...lo arroja
temporariamente fuera del tiempo. ¿Cómo
lidiar con aporías sino? Podríamos elegir el silencio como una disconformidad
para salir de esta incómoda situación. Pero el silencio es siempre
sospechoso y "la necesidad de
prestarle una voz al sufrimiento es una condición para toda verdad"
(Adorno, ND 17-18, trad. mía).
En la novela el tren se detiene en diferentes
estaciones que corresponden a diferentes sesiones de la confesión,
interrupciones que también revelan la dificultad de hablar. Esta es una
historia sobre como relatar, como cortar. La primera intervención articulada de
Posdnyshev es para interrumpir el tedio de una conversación que era también el
tedio de sus conversaciones previas, y también la interrupción de su propio
tedio en ese momento, siempre rompiendo el discurso contínuo, las flaubertianas
“idées reçues” que reclaman saber de que están hablando. Y entonces encontramos
fragmentos, líneas rotas: testimonios para analizar en su resistencia al
testimonio. En lo que no dicen.
El
arte desplaza como un tren. Y Posdnyshev está atrapado en el ritmo del tren
como en el ritmo de la música. El rechazo del arte de Tolstoi es un intento por
evitar la anónima continuidad del ritmo: el arte puede ser muerte pero también
umbral peligroso, punto crucial, música del desastre. La Sonata Kreutzer es un libro sobre la música desafiando la barrera
del sentido donde cae la llama. Lo inexpresable atrae a la música para expresarse
a sí mismo. Nace en la pasión, como la palabra. Tolstoi no quiere la veleidosa
mentira de magos y poetas y, en un doble movimiento contradictorio, revive la
esperanza en la magia y la poesía. Enfrentar los poemas éticos no significa
evitar la ley sino llevar carne y placer a la ley, a la escritura, al libro.
Para Tolstoi la corrupción está ligada a la escritura. Y nos invita a no leerlo
mientras lo leemos. Leer entonces la
Sonata Kreutzer es no leerla. Los personajes frecuentemente no están
escuchando lo que se dice. Lo que no podemos dejar de escuchar nosotros son los
extraños sonidos que hace Posdnyshev,
como con un instrumento musical, que también representan la resistencia a
hablar, a confesar a través del lenguaje articulado, los intentos por encontrar,
como dijimos, un lenguaje nuevo para traducir el lenguaje del cuchillo. El
texto escrito para ser escuchado no puede ser escuchado, de la misma manera en
que los personajes no pueden serlo.
Una
vez convertido, los ojos de Posdnyshev son ojos “encendidos” que prenden los
cigarrillos generando su propia ceguera. Hay humo antes y después de la
conversión, oscureciéndolo todo. Cuando Posdnyshev comienza a contar su
historia está todo tan oscuro que el narrador no puede ver su cara. Necesita
una cierta oscuridad para confesar. Sólo podemos confesar desde la oscuridad
hacia claridades enrarecidas. Hay ciertas cosas que no deberían ser vistas. Ni
siquiera por el confesor. Y la niebla del humo nos alivia del terror de la
transparencia. Ese es quizás el miedo de Tolstoi: "..vivir en una niebla
perpetua, sin nunca darse cuenta de la situación en la que estábamos”(KS 75,
trad. mía). Hay también un “crescendo” del humo mientras él se acerca al
asesinato. Un asesinato que ya estaba escrito en la ley. Por eso puede verlo
por adelantado, conoce anticipadamente lo que va a suceder porque conoce la
ley. Como un profeta. El personaje parece saber que está siendo escrito por
Tolstoi y fuma tanto como para ser invisible frente a la ley del escritor. Y el
escritor hace lo mismo con la ley del lector.
El
obsesivo no descansa porque sabe que no hay descanso en la comprensión.
Sospecha que siempre hay algo que falta, que se pierde. Y a veces cuanto más
controla más se pierde: una mirada cansada no ve nada. Y ese cansancio produce
una ceguera inmensa que lleva al asesinato: la posada del ojo. ¿Cómo vivir en
paz con lo que no vemos, con nuestros fantasmas?
Tolstoi buscaba una fusión de vida
y poesía precisamente por su imposibilidad final. Y frente a lo imposible: pasividad,
pasión, paso. Inventado, inevitable salto mortal del escritor a través de cosas
innombrables. La ironía de Posdnyshev nace en esta imposibilidad que se agita
esforzándose por más vida sólo para enfrentar la muerte.
Arthur Rimbaud
Escribir acerca de Rimbaud es
embarcarse en un viaje al centro imposible de su poética: la “Cimmerie”[90]:
un lugar bajo tierra donde la luz no penetra, y el camino al cual nunca
encontraremos. Y si por alguna casualidad realmente lo encontramos, sería
entonces inexplicable: este es un lugar ideal donde comenzar la arriesgada
aventura rimbaudiana.
Yo estaba maduro para el óbito y, por una
ruta de peligros, mi debilidad me llevaba
los confines del mundo y de la Cimmerie, patria de la sombra y de los
torbellinos (“Delirios II”, trad. mía).
Nuestro poeta se emancipa de las leyes de la razón y
del verso; separa los granos: "yo desgranaba rimas en mi camino" (“Mi
bohemia”). Dijo que su obra debería ser entendida “literalmente y en todos los
sentidos”. Y sus significados no están en un diccionario, no son descifrables,
no es posible “ergoter”[91]-los:
"Yo es un otro. Tanto peor para la madera que se descubre violín, y
provoca los inconscientes que ergotizan sobre aquello que ignoran por
completo.” (Carta del Voyant a Georges Izambard, 13/5/1871, trad. mías).
La insaciable “necesidad de
interpretar”[92]
puede conducir a lecturas académicas inteligentes pero no a una relación
intelectual y vital con la obra. Y yo sospecho de que es este último tipo de
crítica el que la no-obra de Rimbaud está pidiendo. La obra/vida de Rimbaud
presta atención al misterio de la creación, del “futuro Vigor”, atormentado por
la esterilidad[93],
que trata de inventar un nuevo erotismo casi mágicamente: operación alquímica
donde todos los secretos se mezclan para hacer que la “vida verdadera” haga su
explosiva aparición, distorsionando toda familiaridad en el arte, haciendo de
la propia vida una obra de arte, un nuevo idioma donde las palabras coincidan
nuevamente con las cosas. Esa es la razón por la que la no-obra de Rimbaud es
una obra en construcción, otro eterno
proyecto de una Biblia pagana.
Rimbaud es un
hijo del romanticismo, del cual hereda una erótica y una política: una manera
de enamorarse, de luchar y viajar que funde vida y poesía. Sino, dice Rimbaud,
no estamos en el mundo, la “verdadera vida” está ausente . Cambiar la vida,
inventar la vida, es explorar existencias más vibrantes a través de la
“alquimia del verbo”.
Pero su “bateau
ivre” se escapa de la realidad en su embriaguez, en su terrible anhelo de
libertad, amor que desequilibra y eleva al bote sea al peligro del aire o al
peligro de la falta de él: inventar nuevas formas es atraer el riesgo[94].
Rimbaud creía en el poder transformador de la imaginación. Su poesía es el
deseo de “émouvoir”[95]:
"Todas las posibilidades armónicas y arquitecturales se pondrán en
movimiento alrededor de tu autour de tu sitio "(“Veinte Años”).
Cambiar la poesía/vida,
arrojar locamente como un adolescente (como aquel que adolece) una puñalada al
discurso que nos constituye, en un delirio de preguntas agitadas: el cuchillo
de Rimbaud está apuntando al arte como violencia e insurrección en la noche
brutal.
La poesía de Rimbaud
consigue estar en la vanguardia estética y social como una revolución
permanente realizada por el vanamente airado “maldito supremo”, a veces apagado
como esos “arbrolitos quemados” (“Las Primeras Comuniones”) y después encendido
de nuevo, como “sentinela alma” (“La Eternidad”) vigorizada a través de la
espera (trad. mías).
Rápidamente la experiencia
metafísica y la literatura se convertirán en un lastre despreciable para
Rimbaud. Su escritura será la escritura del rechazo, la escritura de sólo unas
pocas palabras para pronunciar ese rechazo, buscando abolirse a sí misma. De
allí el disgusto con el orgullo poético de los “accroupis”[96],
cuya altanera “bave”[97]
cae como palabras sin sentido:"...babeando la fe de su boca
desdentada"(“Castigo de Tartufo”) o "Y todos babeando la fe
mendicante y estúpida” (“Los Pobres en la iglesia”) o "...la sombra se babea
en los bosques como un hocico de vaca" (“Los Aduaneros”, trad. mías).
La suya es una eterna tarea de Sísifo, para
intentar una y otra vez en cada orilla donde sea posible testimoniar la
inocencia, la catástrofe, el renunciamiento a la obra, como notas al pie de
para un texto inexistente o un texto a reinventar, como la contemplación del
texto/historia desde sus notas al pie/personalizaciones. El día en que la
filosofía y la poesía se reconcilien había también llegado para Rimbaud. Y para
él esa reconciliación implicaba un ir más allá y más rápido que ambas:
Los filósofos: El mundo no tiene edad. La humanidad se
desplaza, simplemente. Usted está en Occidente pero libre de vivir en su
Oriente, alguna antigüedad que le falte, -y de vivir bien allí. No sea un
vencido. Filósofos, ustedes pertenecen a su occidente. Espíritu mío, ponte en
guardia. Ningún partido de salvación violento.
¡Ejercítate! -¡Ah! ¡la ciencia no va lo bastante rápido para nosotros!
(Lo imposible, trad. mía).
Rimbaud hiere tanto a la
poesía como a la filosofía en su insensibilidad hacia las convenciones del
pensamiento y del sentimiento. El sentimiento de la pérdida de sentimientos
aparece como un contragolpe a la sentimentalidad: desiertos de amor rutinizado
sólo recuperados cultivando todo tipo de amor, como la canción de un ángel
nacido del sacrificio para asir lo imposible, exponiéndose a sí mismo a la
imposibilidad, provocándola, sin esperar nada de ella.
Romanticismo perdido, mundo encantado que reinventamos
cuando rebosamos de vitalidad, cuando queremos hacer algo para no rendirnos tan
fácilmente al orden implacable de lo dado. Si la pasión es inútil, ¿significa
eso que tenemos que eliminarla en beneficio de la productividad, de una vida de
eficiencia utilitaria? El intento por inventar un nuevo erotismo, una nueva
pasión en la fusión de vida y poesía, clama menos por una explicación crítica
que por una reflexión apasionada sobre la manera en que la crítica enfrenta la
vida y la poesía. Rimbaud vitupera cada burocracia del pensamiento, cada paz
mental.
En otro sentido,
sin embargo, la manera de cantar de Rimbaud pareciera no poder ser reducida a
una melodía romántica. Se trataría de una ronca voz acusadora, un golpe al
tímpano que silencia en vez de ensordecer: la poesía tiene que perder su voz
para encontrarla de nuevo, tiene que exiliar su voz en el “livre negre” donde
la palabra...cae en un lenguaje de ausencia respondiendo a la abrumadora
presencia romántica, presencia necesaria para crear esa ausencia después.
La voz silenciada
implica la desaparición de la autoridad del Yo en beneficio de una voluntad más
fuerte, el futuro sacrificio surrealista rindiéndose al hecho de que no nos
pertenecemos a nosotros mismos; y los intentos de desafiar constantemente esa
condición con la libertad que no tenemos implican una rebelión total sin armas,
un rechazo desesperado de nuestra falta de libertad como la única “libertad”
posible: la rendición del sí de la escritura por la posibilidad de una
escritura no escrita y una vida muerta: delicias aporéticas.
La poesía de Rimbaud puede ser leída como la
historia del naufragio de la escritura y las perplejidades que esta poesía
genera me parecen más importantes que la comprensión total de ella. Escrituras
en la retirada y de las retiradas, oblicuos descubrimientos de la imposibilidad
de partir: "No se parte" (Mala Sangre). Una partida exiliada,
entonces: vagabundeos, extravíos alrededor de la ciudad soñada, partida negada
y recuperada como un souvenir de lo
que fue alguna vez soñado, de lo que pudo haber sido, la aventura a pesar del
horror, con el horror que nos permite anhelar debilidades: frágil gitano
vagando a través de los laberintos del mundo en un bote corporal, quedándose y
yéndose al mismo tiempo:
Bastante visto. La visión se ha reencontrado
con todos los aires.
Bastante
visto. Rumores de las ciudades, la tarde, y al sol, y siempre.
Bastante
conocido. Los parates de la vida. ¡-Oh Rumores y Visiones!
Partan con la afección y
los ruidos nuevos (Partida, trad. mías).
El momento de la partida imposible es una
intemporalidad provisoria donde se alcanza la eternidad:
Ella ha sido reencontrada..
¿Quién?
–La Eternidad.
Es
la mar ida
Con
el Sol. (La Eternidad, trad. mía)
Fin del tiempo, hese gran
asesino; génesis de la civilización de los asesinos del tiempo, almas
sanguinarias revolviéndose para fundar un nuevo tiempo inminente, el tiempo de
la poesía futura, ilusión donde sólo lo que no es es. Es
imposible estar en el mundo de esta manera, a menos que nos sacrifiquemos hospedando
lo imposible. Rimbaud no puede ser absolutamente moderno sino dejando de serlo,
falleciendo. Pero es imposible morir si la muerte es real y lo real es lo
imposible[98].
Rimbaud es una obra en construcción, una invitación a la inmediatez de un
vértigo: "Yo escribía silencios, noches, anotaba lo inexpresable. Yo
fijaba vértigos” (Alquimia del verbo, trad. mía). Rimbaud leyendo el vértigo,
el torbellino de la voz de Dios recordado en un instante. El vértigo de una
danza que es un alivio temporario de la necesidad de huir y la sagrada alegría
del ritmo: "Más palabras. Yo sepultaba a los muertos en mi vientre.
¡Gritos, tambores, danza, danza, danza, danza! … ¡Hambre, sed, gritos, danza,
danza, danza danza!" (Mala Sangre, trad. mía). Frenesí del ritmo que es
“furor” y “misterio”, loco juego de notas altas y bajas buscando el sonido
absoluto del lenguaje: "Acordes menores se cruzan, y tejen, de cuerdas
montan orillas" (Los puentes, trad. mía).
La danza de Rimbaud es
también parte de su voluntad de dar cuerpo a la poesía. Encontramos una
escritura danzante en Rimbaud, una escritura musical y corporal.
Estas
escrituras/vidas ofrecen y ofrecerán pensamientos rotos, ritmos incoherentes,
restos de explosiones, erupciones cutáneas, terribles tempestades alucinatorias,
colapsos bretonianos del intelecto, combustiones de desilusionados hechiceros,
tensiones, excesos, desbordados fracasos.
Rimbaud nos
invita a saltar más allá de nuestras cansadas posibilidades pero, al mismo
tiempo, nos advierte contra todo tipo de trascendencia religiosa o filosófica
de cualquier tipo de arrogancia intelectual: “outrer”, “robinsonner”.
Fragmentos de una gran confesión
Goethe consideró a sus obras como“fragmentos
de una gran confesión”: esto ocurre con claridad en Los sufrimientos del joven Werther. Su simbolismo hecho realidad se
encuentra, antes que en quienes presumen de “wertherianos”, en muchos hombres
oscuros y anónimos: los que tuvieron que renunciar al amor de una mujer, los
que llegaron tarde, los irresolutos, los desventurados. Estos Werther oscuros y
desconocidos pasan por la vida como sombras. Hay muchos diseminados en el mundo
que tuvieron que cambiar su "imposible" por la soledad. De la misma
manera hay escritores oscuros y desconocidos que renunciaron a la literatura.
Werther simboliza
tal angustia ante lo imposible, la impotencia de la sensibilidad humana para
resistir a ciertas situaciones superiores a nuestra voluntad. Significa el
aniquilamiento espiritual ante aquello que la vida nos presenta sin solución y
que somos incapaces de dominar: una actitud que hunde sus raíces en un
desengaño basado en la convicción de lo imposible de la realización humana.[99]
Leemos allí:
No sé como he de expresarme: mi capacidad
de representar es muy débil; todo flota y vacila ante mi alma de tal modo que
no puedo captar ni un perfil (39)
...no
puedo hacer nada, y tampoco dejar de hacer. No tengo imaginación, ni
sentimiento en la Naturaleza, y los
libros me dan asco (52)
Goethe publicó en 1790 la primera
parte de su Fausto. Lo que condena a
su personaje en este otro libro es su ansia de conocer y el deseo de abrazar
una razón infinita que el mundo cristiano-medieval acusaba de sacrílega: “Amaba
lo que no podía amarse” se dice en el citado libro. Eran los amores prohibidos
a una razón poderosa e infinita. La grandeza de Fausto estaría en estas
ilimitadas aspiraciones: “Es postulando lo imposible que el artista se procura
todo lo posible" (Blanchot , KK127,
trad. mía). La sed nunca saciada de saberes es la característica que confiere a
este texto un título de modernidad. La insaciabilidad de una razón que no deja
de hacerse preguntas se habría convertido en principio constitutivo de toda
realidad moderna.[100]
Al
Fausto propiamente moderno lo redimiría esa misma avidez: se salva por su sed sin
reposo, su insatisfacción y persecución que nunca llega a un acabamiento
(Subirats 51-2). Goethe formuló en otro contexto este conflicto entre el deseo
de infinitud y los límites de la comprensión: “Vivir en la idea -escribe en Sprüche in Prosa - significa tratar lo
imposible como si ello fuera posible.”[101]
Fausto afronta tanto con
insolencia su poder absoluto como se hunde después en una identidad fracasada
(Subirats 65), sintiéndose burlado por la ley de una objetividad histórica. En la dedicatoria de la obra se lee: “lo que tengo lo veo en
lejanía; lo extinguido, se me hace realidades”. Y más adelante le hace decir
Goethe a Ariel:
no
se oye lo inaudito. Deslizaos
dentro
de las corolas de las flores,
más
hondo, hasta habitar en el silencio,
en
las rocas, debajo del follaje.
Sordos
os quedaréis, si os llega el ruido. (141)
Entre
1783 y 1785 Goethe había empezado una epopeya, Los misterios, que no terminará. En el
fragmento épico de esta obra nos da una pista para la lectura del Fausto. Habla de un canto maravilloso
que nos llevará por montes y valles.
Tirarse al Etna
Empédocles es el personaje trágico mediante el cual
Hölderlin intentó representar lo irrepresentable, en un drama inacabado que
lleva su nombre. Es una proyección del mismo Hölderlin, a quien el terror de lo
irrepresentable precipita en la locura[102] así como Empédocles se precipita en el Etna.
Empédocles es la víctima trágica de lo irrepresentable, el personaje en quien
la mediación imposible de lo Bello y de lo Sublime, de la comunidad y de su
(re-) fundación se logra permaneciendo inacabada. Representa la voluntad de
irrumpir, mediante la muerte, en el mundo de los invisibles.
Preludios
El gran tema de Wordsworth es la pérdida, y la
pérdida para él es siempre en parte pérdida de poder poético. Las primeras 285
líneas del libro primero de El Preludio son
explícitamente sobre el no estar capacitado para escribir, empleando lo que
otro crítico llama “la ficción paradójica de que un poema puede finalmente
continuar sobre su fracaso para continuar de alguna manera”(Chandler 189).
En el “Kubla Khan”
de Coleridge, el poeta se halla condenado por querer poseer lo sagrado.
Coleridge se arrojó al fracaso poético. Dos de sus tres poemas más importantes,
“Kubla Khan” y “Christabel”, están incompletos mientras que el tercero, “The
Ancient Mariner”, es “en el propio testimonio del autor, insatisfactorio en su
consumación”(McFarland 6, trad. mía). Su misma Biographia Literaria es un desorden lleno de argumentos perdidos o
discontinuados, con conclusiones cruciales
“reservadas para una publicación posterior” o simplemente abandonadas
con una serie de asteriscos. The Friend
fue también visto como un prefacio infinito. Y es que la vida literaria de
Coleridge está llena de proyectos a medio hacer, tesis parcialmente escritas y
cartas sin escribir. Esto es muy claro en el caso del “Opus Maximum”, vasta e
inacabada síntesis filosófica dispersa en publicaciones menores y proyectos
inacabados, aunque algunos cientos de páginas manuscritas del mismo existen. En
palabras del mismo Coleridge:
...el tiempo que yo debería
haber empleado en los estudios académicos, lo usé para sonar proyectos...
(Leader 187).
Para comprender cabalmente y
desarrollar cualquier tema era necesario que dominara algún otro tema, lo que
de nuevo implicaba un tercero, y así sucesivamente (Leader 188)
apenas pasa un día sin que
algo nuevo real o ficticio se eleve en mí que no sea la efectiva y valiente voluntad, que está muerta o sueña
enfermizamente
...la sospecha de que toda
forma de declaración acabada es tanto inadecuada como engañosa…(Leader 212,
trad. mías)
La
obra acabada sería una mentira sobre el objeto y sobre el sujeto (Leader 213).
Coleridge requería “un lenguaje más perfecto que el de las palabras –el
lenguaje de Dios mismo- tal como lo pronuncia la naturaleza” o “…energía
divinamente deslenguada”(Leader 215,
trad. Mía). En “The Ancient Mariner” se manifiestaría su capacidad para
combinar la ternura con los fantasmas que surgen de los abismos de las
emociones para torturar al hombre con la sensación de impotencia (McNall Burns
650).
El desdichado
Debemos aquí referirnos a los
“libros imposibles”(Zink 96-105) de Gérard de Nerval quien escribía: "Recobremos la letra perdida o el signo borrado, reconpongamos la
dama disonante, y tomaremos fuerza en el mundo de los espíritus." (Aurélia
II, 1). Ese sí multiplicado presenta las ruinas dispersas de un “livre infaisable”. Angélica es asimismo un libro sobre un libro ausente: “era el dios
de Lucrecio, impotente y perdido en su inmensidad” (II, 1). Nerval escuchaba
esos secretos del alma que la palabra no transmitiría: “Esos caracteres
amarillentos, esos embrollos borrados, esas letras medio ajadas, son el tesoro
de mi único amor…Releamos…Faltan muchas letras, muchas otras están desgarradas
o tachadas…” (II,6, trad. mía)
De la convicción mística del comienzo de Memorables, el relato regresa a un
discurso incierto donde lo positivo y lo negativo parecen indecidibles.
Establecer una relación entre arte y hermetismo requiere que el artista use un
proceso hermético, algo que ilustra un poema como “El Desdichado”. De esta
manera el arte se desarrollaría trascendiendo su contenido oculto (Jeanneret
198).[103]
¡Ahora quemo al niño!
La
mujer de Richard F. Burton quemó sus diarios y la versión crítica de El Jardín Perfumado. Burton, quien se
llamó a sí mismo “un abandonado, un extraviado…una llamarada de luz, sin un
foco” (trad mía) y que fuera el primer europeo en penetrar las prohibidas
ciudades musulmanas sin ser ejecutado, traduciendo las Mil y una noches en una versión descripta como una “enciclopedia de
la evasión”, y traduciendo también e imprimiendo secretamente el Kama Sutra fue, como Rimbaud a su
manera, aquel que intentó también la literatura y las lenguas como sendero de
lo imposible a ser realizado.
La obra de Ibsen abunda también en
estos “imposibles”. Basta leer La señora
del mar o Hedda Gabler. O, por ejemplo, Solness, el constructor:
Solness. ¿Ha notado alguna vez, Hilda,
como lo imposible…como parece susurrarle y llamarle a uno?
Hilda.
¿Lo imposible? ¡Oh sí! Usted también
lo conoce?
Solness. Sí
Hilda. ¿Entonces supongo que hay algo de gnomo en usted también?
Solness.
¿Por qué un gnomo?
Hilda.
Bueno, ¿cómo lo llamaría usted
entonces? (826)
Solness. (...) ¿Cuál es la cosa más
hermosa en el mundo que vamos a construir juntos?
Hilda.
Castillos en el aire (848).
Hilda. (...) Castillos en el aire –son
tan Buenos para esconderse. Y fáciles de construir también. Especialmente para
constructores que tienen una conciencia vertiginosa.
Solness.
De hoy en adelante construiremos juntos, Hilda.
Hilda.
¿Un verdadero castillo en el aire?
Solness.
Sí. Uno con sólidos cimientos (848).
Hilda. ¡Yo quiero que lo haga! ¡Yo quiero
eso! Tan sólo una vez más, maestro de la construcción! ¡Realize lo imposible
nuevamente! (855)
La señora Solness y las damas.¡Está
cayendo! ¡Está cayendo! (859).
O en Cuando los muertos nos
despertemos
Maja
(...) -Sentía que aún en ese ruido y actividad había algo muerto (1032).
Irene. Tú lo llamaste “Día de Resurrección.”
Yo lo llamo nuestro niño (1072).
Irene. Veremos lo que hemos perdido sólo
cuando-
Rubek.
¿Cuándo?
Irene.
Cuando los muertos nos despertemos.
Rubek.
¿Sí, y qué, realmente, veremos entonces?
Irene.
Veremos que nunca hemos vivido (1080).
En Hedda Gabler el personaje principal
dice: "Ahora estoy incendiando—estoy quemando al niño" (762, trad.
mías), mientras arroja al fuego el manuscrito. Los niños siguen quemándose
mientras escribimos libros de idiotas y de niños quemándose.
La tentación
La tentación de San Antonio parece representar el sueño inalcanzable de Flaubert: lo
que quería que sus obras fueran y lo que nunca debían ser si fueran a ver la
luz del día. La Tentación existió
antes que cualquiera de los libros de Flaubert[104] y era repetida como “tentación” a superar
antes de escribir cada uno de sus textos principales. Retraso de sus otros
libros ofrece, como un negativo de sus escrituras, la sombría y murmurante
prosa que aquellos fueron llevados a reprimir. El imaginario nace y toma forma
en el intervalo entre los libros. No simplemente el libro que Flaubert soñó con
escribir por tanto tiempo; otros libros, todos los otros libros que sueñan y
que los hombres sueñan escribir -libros que son comenzados o reanudados,
fragmentados, desplazados, perdidos.
Así, La Tentación se contradice a sí misma como libro. Desde el comienzo
toma la forma de una presentación teatral desapareciendo el libro en la
teatralidad que crea. Tan pronto como las desasosegantes caras aparecen en la
noche, San Antonio enciende una antorcha y abre un “gran libro”. El libro mismo
es la tentación. Parece convocar al último libro de Flaubert: Bouvard
y Pécuchet, comenzado tan pronto como Flaubert completó La Tentación. Contiene los mismos
elementos: un libro producido desde otros libros. Bouvard y Pécuchet son
directamente tentados por libros, transformándose ellos mismos en el continuo
movimiento del libro. El libro abierto por San Antonio, el libro que inició el
vuelo de todas las tentaciones, es indefinidamente extendido por estos dos
simples hombres. Bouvard y Pécuchet,
burla a los anhelos de la humanidad, inconclusa, muestra dos clérigos que van
de un experimento abortado a otro. Se dedican a probar suerte en todas las
artes y ciencias, pero sólo cosechan fracasos. Fue considerada durante mucho
tiempo su obra más desafortunada.
¿Poesía o matemáticas?
Hay
varios ejemplos de danzas entre literatura y matemáticas. Libros imposibles en
este sentido son los libros de Alicia, del matemático Lewis Carroll. En medio
de paradojas, Alicia nunca logra las respuestas que le permitan articularse en
esa secreta lógica en la cual ha sido atrapada.[105] Otro caso es el de Valery, quien marginó la
poesía por largo tiempo para consagrarse a las matemáticas. Nunca sabía si la
obra estaba hecha. Lo que termina en un libro, lo recomienza o lo destruye en
otro. Celebrando en la obra este privilegio de lo infinito, sostiene que el
artista, no siendo capaz de acabarla, desarrollaría la maestría del espíritu.
Lord
Chandos decía que ninguna lengua conocida le podía dar un instrumento adecuado
para registrar la cualidad inefable sólo hallable en la realidad:
Quiero decir que la lengua en
la cual me sería dado, quizás, no sólo escribir sino también pensar, no es
latín, ni inglés, ni italiano, ni español, sino una lengua de la que no conozco
ni una palabra, una lengua en la que me hablan las cosas silenciosas y en la
que algun día tal vez deba, desde el fondo de la tumba, justificarme ante un
juez desconocido.[106]
Oscar
Wilde sostuvo que "entre
los libros que no hay que leer estan todos los libros argumentativos y todos
aquellos que tratan de probar cualquier cosa".[107] En The
Decay of Lying recuerda "como el gran Raleigh[108]
escribe una completa historia del mundo, sin saber absolutamente nada del
pasado"(41, trad. mía).
Masticando
lapiceras
Alfred Jarry,
reivindicado por el movimiento surrealista y bebedor de tinta china para
provocarse dibujos imaginarios, murió masticando un lapicero. La Comedia Humana,
de Honoré de Balzac, está compuesta de 85 novelas interrelacionadas (debía
tener 137, pero unas 50 quedaron inacabadas o apenas en unas notas). Debe haber también masticado unas
cuantas lapiceras.
La memoria de lo imposible en Latinoamérica
Juan de la Cosa y Colón, entre
otros, fueron cartógrafos que inventaron lo que Perez de Oliva llamó las
“imágenes del mundo que los marineros usan”. Porque la imposibilidad del
conocimiento lo llevaba ya a asumir los mapas como construcciones imaginarias.
Ante tal imposibilidad sólo nos quedaba el arrojo de un viaje mítico que nos
haga más sabios y fuertes. Pero siempre está el riesgo de la muerte. Toda
autorreflexividad conlleva una figura de muerte. Todos los cronistas están
tocados por la muerte porque narran esos agujeros, las ruinas circulares .
En cuanto a lo producido en
América en relación a nuestras literaturas “imposibles” escribió Rolena Adorno:
“En su ensayo sobre las
“crónicas de lo imposible”, F. Salomon comenta las obras de Titu Cusi Yupanqui,
Joan de Santacruz Pachacuti, Yupanqui Salcamayhua, y el autor anónimo del
manuscrito de Huarochirí manuscript en relación con los estudios de Raquel
Chang- Rodríguez, Regina Hamson, y George Uriosta respectivamente... Salomon
sugiere que aquellos cronistas trabajaban en conflicto con el sistema
conceptual de historiografía al cual se entregaron, creando así una “literatura
de lo imposible”: Si la disparidad o ambiguedad cultural que vivían
(“doubleness”, como la llama Salomon) fuese disuelta, la necesidad de escribir
desde y sobre esa condición sería eliminada también.”(OWE 4, trad. Mía.)
Las
llamadas crónicas indígenas peruanas dejaron una literatura de lo imposible: en
el punto donde la contradicción en los términos es eliminada, y desaparecen los
obstáculos a la empresa, también desaparece esta última(Salomon 9). Navegan más
cerca que cualquier otra crónica indígena de aquel punto evanescente donde la
eliminación de obstáculos al discurso elimina los contenidos del mismo
discurso. Sin embargo no alcanzan tal punto (Adorno, OWE 12).
Algunos
críticos tendrían razón cuando califican a la relación como una historia fracasada e inintelegible (Adorno, OWE 17).
Pero, como siempre,
los derrotados no consiguen ser claros. Necesariamente hablan en parte a través
de ideas y mitos ajenos, y en parte a través de aquellos que son demasiado
suyos para ser fácilmente transmitidos por una lengua extraña. La escritura de los derrotados intenta hablar
al mismo tiempo a través de dos sistemas de pensamiento cualitativamente
diferentes (Adorno, OWE 32).
Así
la literatura andina estaba destinada a un escenario de derrota. Y los
escritores derrotados hacen de la insolubilidad su los cimientos de su hogar.
Su posición es insostenible pero permanecen allí:
“La actitud de Guaman Poma
hacia el lenguaje escrito es central para nuestra comprensión de su lenguaje de
la escritura de la historia. A primera vista, él parece haber aceptado la
noción occidental de la primacía del lenguaje escrito sobre el hablado…explica
que los antiguos Andinos estaban perdidos en una oscuridad espiritual porque carecían
de una lengua escrita: ‘De como no supieron leer ni escribir, estubieron de
todo herrado y ciego, perdido del camino de la gloria’. (OWE 113, trad. mía).
Guaman
Poma convertiría así su historia de derrota en una épica de resistencia, casi
abandonando la escritura para dedicarse a los dibujos. Al conquistar México,
Cortés ordenó la quema de todos los libros que pudieran recordar a los nativos
su pasado. Bernal Díaz del Castillo decía no saber como contar lo nunca oído,
ni visto, ni soñado.
Muchos siglos más tarde (XIX), nos
encontramos con la poesía gauchesca en el Río de la Plata. En este género la
música es la voz del otro que aparece como canto y no como escritura. Y en el Martín Fierro de José Hernández, la voz de Picardía representa la literatura que sigue el esquema de
las autobiografías escritas a pedido del confesor, como la de Santa Teresa.[109]
José María Heredia
fue en Latinoamérica el poeta de la independencia frustrada. Poeta del fracaso,
de la rebelión sofocada, es el primero entre los poetas latinoamericanos que
cantaron el destierro, las esperanzas sin colmar y los tesoros perdidos. Un
ejemplo de ello es su poema “Vuelta al sur”. Su oda “En el Teocalli de Cholula”
discurre acerca de la mortalidad de las civilizaciones y y de la vanidad del
esfuerzo humano.[110]
Pero es Sarmiento
quien ofrece el libro más importante del siglo XIX en América Latina, el Facundo, obsesionado por "el
monstruo que nos propone el enigma de la organización política de la
república". En él muestra la historia que se repite, la paradoja de que
quien mejor encarna al romanticismo sea un prosista y el dilema entre
civilización y barbarie. José Martí a su vez escribía en sus Versos libres: "Lo que aquí doy a
ver lo he visto antes (yo lo he visto, yo), y he visto mucho más, que huyó sin
darme tiempo a que copiara sus rasgos."
Impossibilia latinoamericana
Una de las características de la narrativa hispanoamericana
moderna es justamente el hecho de que han desempeñado un rol destacado los
distintos procesos que van contra el verbo. Se ha hablado de empobrecimiento
estilístico (Rulfo), de despojamiento de los personajes (Macedonio Fernández),
de eliminación del argumento (Felisberto Hernández), de negación de los géneros
(Arreola). Y en particular serán los años 60 en la literatura latinoamericana
los años del cuestionamiento del lenguaje en relación con una redefinición del
compromiso político. No imagino ajenas a a esta tendencia a las lecturas
existencialistas de entonces.
Museo de la novela de la eterna
Entre los libros imposibles por no
ser escritos siendo escritos se halla el
Museo de la Novela de la Eterna
de Macedonio Fernández. Como libros en el aire, los “libros que no se han
escrito aunque estén escritos” constituyen una de las categorías con las que
puede abordarse la problemática de lo “imposible” en la literatura. En este
caso tenemos a un hombre de quien Borges decía extrañar su voz y cuyas
enseñanzas, como las de Sócrates o las de El
Zohar[111], pretendían sugerir o recordar, no explicar.
Igualmente tenemos de Macedonio Fernández la herencia de un “libro imposible”
que nos acerca a sus “literaturas imposibles”. El Museo de la Novela de la Eterna consta, a la manera del Tristam Shandy, tan sólo de prólogos que
conducen a otros prólogos. Ambos libros son como trampas zen, callejones sin
salida.
Macedonio no pensó demasiado en
escribir o publicar: esto era secundario. En diálogos imposibles intentó nuevas
y dificiles formas narrativas. En sus textos encontramos la página en blanco y
a NEC, el no existente caballero. Macedonio garantiza las curvas del oxímoron y
de lo indefinido.[112]
El zorro de arriba y el zorro de abajo
Entre los “libros imposibles” en
cuanto “inacabados” tenemos también el caso de El zorro de arriba y el zorro de abajo, novela en la que Arguedas muere
de su constante mal: la escritura. Inconclusa, con capítulos que han “quedado
enterrados” para siempre, se expresa como diario personal de un escritor que
plantea la íntima relación entre literatura y muerte. Diario y relato donde se
habla de la novela que se está escribiendo como suicidio literario, donde la
palabra herida está siempre a punto de perderse como sueño donde la “literatura
imposible” se confunde con el “libro imposible” de los zorros. La escritura
incluye aquí sus fantasmas, sus sacrificios y muertes.
Arguedas asumió el silencio para no
menoscabar la palabra. Y nos dejó esta novela abiertamente inconclusa[113] en cuyo diario habla de sus dificultades para
escribir, de cómo la novela que “nos” está escribiendo se hace y deshace. “Los
zorros” se presentan como un morirse escribiendo, y el novelar como un suicidio
literario. El diario de “Los zorros” es la sombra de la obra donde predomina la
palabra poética que circunda el silencio, interrogándose sobre su propio
sentido y a punto de perderse; en el relato, en contraste, surge la palabra
eufórica, las voces bíblicas, populares y proféticas, exaltación y celebración
de los poderes de la lengua.
La escritura póstuma de Arguedas
es un duelo fracasado: la “cosa muerta”[114], su sombra, que parece confundirse con la
cosa escrita que fracasa en su intento de exorcizarla. En el “último diario”,
el narrador-personaje se declara vencido, reconoce a los zorros como la voz
narrativa y ahora debe callar. Pero “Los
Zorros no podrán narrar...”: con la evocación de lo que no será narrado,
concluye, inconclusa, la novela. La escritura dice, para cerrarse abriéndose,
su negatividad: incluye, al extinguirse,
el fantasma de su propio novelar. Los “no”, los “ni”, iniciales en las frases,
nos hacen escuchar lo que quedará en silencio. Este no narrar, este adiós del
autor, finaliza con la actividad incesante de los zorros, escrita en un
presente anterior y posterior al del novelar mismo, en el tiempo circular de la
literatura.
José María Arguedas buscaba
recuperar la palabra perdida del indio. El
zorro de arriba y el zorro de abajo fue escrita bajo prescripción de un
psiquiatra.
Almafuerte
Escribió Pedro Benjamin Palacios (Almafuerte)
(1854-1917):
¡Sombra
de sombra que anhela
ser
una sombra inmortal!
...
Soy
la expresion del vacío,
de
lo infecundo y lo yerto,
como
ese polvo desierto
donde
toda hierba muere...
¡Yo
soy un muerto que quiere
que
no lo tengan por muerto!
Según
Borges, nadie como Almafuerte habría concebido una doctrina general de la
frustración y logrado imponerse la certidumbre de que el fracaso era el alto
destino de todos los hombres:
Yo
veneré, genial de servilismo,
En
aquel que por fin cayó del todo,
La
cruz irredimible de su lodo,
Fue
un místico sin Dios que creía que “el estado perfecto del hombre es un estado
de ansiedad, de anhelación". Estas son algunas de sus estrofas sobre lo
imposible :
...soy el ser vacilante, la
vida trunca,
la
bestia incorregible, la luz ausente. (30)
Soñe forjar, por fin, no sé
que obra,
con
mi sola, gentil conducta extraña:
y
este mundo burgués, que no se engaña,
me
pisa, sin mirar, como a su sobra.
Por eso masco el áspera
corteza
de
mi propio desprecio indefinible,
con
la vil sensación de lo Imposible
clavada,
como un clavo, en mi cabeza!...(53)
¡Pulpa sin gratitud!¡No
sabrás nunca
que
yo luché con Dios que te moldea!...
Y
se quedó de pié, como una idea
que
va del cerebro y queda trunca (61)
Sólo aquellos que ceden
consiguen ... transó la burra, y habló. De otra manera todavía estaría azotándola su amo (Balaam, 72)[116] (cit. en Palacios, PPA 74).
La inicial vocación de Almafuerte fue por la
pintura. En su escritura descuidó la excelencia formal y pudo ser acusado de
incurrir en errores gramaticales y de léxico. Supone Borges que en el Asia
Menor o en Alejandría hubiera sido un gnóstico, un tejedor de dioses
subalternos; en plena barbarie, un Antonio Conselheiro, un Mahoma; en plena
civilización, un Nietzsche. También Borges dijo que entre las obras que no
había escrito ni escribiría, pero que de algún modo lo justificaban, había una
que hubiera cabido titular Teoría de
Almafuerte.[117] Esa Teoría
de Almafuerte quedó entonces entre los libros inexistentes de Borges. En el
prólogo que hace a su antología de textos de Almafuerte se refiere a éste como
“escritor olvidado con injusticia ... que depravaron o entorpecieron la
jerigonza de los diarios y el arrabal”( 8).
Los gusanos de la gloria
Charles de Soussens,
suizo fallecido en Buenos Aires escribe un libro largamente anunciado que nunca
se publicó: su Château lyrique.[118] Este "autor" nunca editó un libro
respetando la premisa modernista de hacer de la vida una obra de arte. El autor
como expresión vital, poesía en presencia, mera voluntad, cuando el sujeto que
escribe no cesaba de desaparecer y algunos autores no dejaban de suicidarse.
Lugones escribiría:
“Irreparable, efectivamente,
ese dolor de los pobres grandes muertos, a quienes ni la salva de cañon, ni el
féretro en la cureña, ni la calle denominada, ni la estatua que los embalsama
en bronce, van a quitar ni un solo minuto de las miserias que pasaron, de la
ingratitud que devoraron, de la soledad que padecieron, porque de verlos dignos
e incapaces de pedir, juzgáronlos indiferentes a las satisfacciones de la vida;
o castigaron su altivez a ver si la quebraban, so pretexto de probarle el
temple...; y ahora vienen con su efigie de bronce hueco, sus tiros de vana
pólvora, sus calles con nombre, sus discursos más cuidados que la perra vida
del célebre infeliz en cuyo mismo despojo hallan causa para untarse de talento
ajeno, exhibiéndose, justos a destiempo, escandalosos de luto nacional, esos
gusanos de la gloria”(Lugones, HS
82-3).
Ruido y desolación
Los Poemas Humanos de Vallejo son un comentario irónico sobre el
fracaso humano: ¿había o no que seguir escribiendo?:
“Quiero escribir pero me sale espuma, quiero decir
muchisimo y me atollo...”
“Y
si despues de tantas palabras....Entonces ¡ni palabra!
“El fin del arte es elevar la vida,
acentuando su naturaleza de eterno borrador” (cit. en Freidemberg 349).
En suma, no poseo para expresar mi vida, sino mi
muerte...(Vallejo 160)
José E. Rivera hacía
escribir en una carta a A. Cova en La Vorágine:
los que al recordarme alguna vez piensen
en mi fracaso y se pregunten por que no fui lo que pude haber sido, sepan que
el destino implacable me desgarró de la prosperidad incipiente y me lanzó a las
pampas, para que ambulara, vagabundo, como los vientos, y me extinguiere como
ellos sin dejar mas que ruido y desolación.
Ruido y desolación es también lo que dice la mujer
extranjera en la Historia funambulesca
del profesor Landormy de Arturo Cancela. El sujeto que habla otra lengua es
“irreproducible” y así "se trazan a su alrededor
contornos imposibles de franquear, se ponen límites a la traducción y,
simultáneamente, se levantan las fronteras de la lengua nacional expulsando las
diferencias, los diferentes, sin posibilidad de integración" (Zubieta 73).
En el prólogo a los Seis ensayos en busca de nuestra expresión
de Pedro Henríquez Ureña, Borges nos dice que quien haya recorrido con fervor
los diálogos socráticos, las Analectas
de Confucio o los libros canónicos que registran las parábolas y sentencias del
Buda, se habrá sentido defraudado. Y esto porque ideas que están muertas en el
papel habrían sido estimulantes porque había un hombre detrás. Martin Buber
habría hablado de maestros que no sólo expresaban la ley, eran la ley. La
riqueza de una gravitación personal corroboraría paradójicamente lo secundario
de las palabras, del ruido y la desolación.
La rosa que se esconde del otro lado de la estrella
Raúl G. Tuñon nos habla de “la
poesía silenciada que truena” y del “otro lado de la estrella”. Las suyas son
historias de fracasos, rostros materiales de las ilusiones perdidas. Veamos la
dedicatoria de Miércoles de Ceniza:
“Te envio este libro --cuyo destino--justo y honroso destino de las grandes
obras- será sin duda el rincón de alguna casa de compraventa, adonde sólo tu
podrás ir a rescatarlo.”
Libro
sin tapas
Obra marginada e ignorada durante mucho tiempo, obra
de fracasos, los escritos de Felisberto Hernández recibieron la crítica de E.
R. Monegal quien no sólo le reprochó sus
incorrecciones estilísticas y gramaticales, sino que lo acusaría también de inmadurez
artística, emocional y sexual, de no poder organizar sus experiencias, de una
inagotable cháchara, de expresiones imprecisas abrumadas de incorrecciones.[119]
Su segundo libro, el Libro sin tapas
procuraba que se pudiera “escribir antes y después de él”. Los
personajes/artistas de Felisberto Hernández son ignorados y humillados, en
medio de una angustia para expresar lo inexpresable.
En Altazor
de Vicente Huidobro el Génesis culmina en el
Apocalipsis. El “ciudadano del olvido” contempla tan alto que todo se hace
aire.
Lo que no vemos morir
“El inútil
apremio de la hormiga atareada,
y al fin de tanto esfuerzo, de tanto afán
prolijo,
ni un gran
libro, ni un árbol que de sombra, ni un hijo.
La tristeza, el
trabajo y el amor para nada.”
Ezequiel
Martínez Estrada
Toda una generación de escritores
desorientados se suicida en los años 30 en la Argentina: Quiroga, Storni,
Lugones. Otros abandonan la literatura como Enrique Banchs, o se destierran,
como Samuel Glusberg. En Martínez Estrada están la paternidad fallida, la
frustración de los proyectos. Nietzsche, Martí, Hudson, Quiroga, referentes de
Martínez Estrada, también habían sido caminantes del fracaso. Sus obras hablan
de lo que no se hizo, lo que quedó en potencia, los caminos que no se tomaron,
“lo que no vemos morir”. La derrota como repetido proyecto frustrado de un
títere. Martínez Estrada reflexiona sobre la imposibilidad de escribir luego de
leer a Kafka literaturizando los huecos de Freud y Nietzsche. No se podría
escribir porque las imposibilidades, los ausentes, constituyen la obra que
refiere a unas literaturas imposibles:
Palabras sinceras y claras,
imposibles de articular.
Quiso hablar, pero solo pudo
balbucir palabras incoherentes, acaso injuriosas. La anciana repetía mecánicamente:-Si
tiene que hablar, hablará-. Más el idiota sólo atinaba a mover la mandíbula
inferior (I 26-27).
Otra
vez el idiota. El espíritu de la historia se expresa en ellos y en canciones,
no en el Estado como equivocadamente creía Hegel. Los cancioneros, junto con
los libros de caballería, llegaron a ser prohibidos en América para no aumentar
la quijotería y las distracciones. Pero eso no evitó la guitarra.
Conversar con cosas rotas
Pablo Neruda decía adorar su propio ser perdido. En el
poema “Castro Alves del Brasil” le hace decir a éste: "Canté para los
esclavos, para aquellos que no tenían voz." En “Enfermedades en mi casa”:
"Hay que sostener los pasos rotos...entre abandonadas
conversaciones...” En
"Sonata": "No sé sino las cosas que los pájaros pierden...Si me
preguntáis de donde vengo tengo que conversar con cosas rotas..."
empieza/tropieza
En Octavio Paz
leemos: ”Yo quizá no haga
nada, quizá fracase, pero quizá me realice en la poesía interior, en esa que
apenas necesita escribirse” (Vigilias). En La
invención de Morel Bioy Casares
escribe: "Este pensamiento es un vicio: lo escribo para fijarle límites,
para ver que no tiene encanto, para dejarlo." Dejar de escribir.
Imposibilidad de dejar de escribir. La
invencion de Morel constituye también un ambiente de encierro donde el
narrador dice escribir mucho, planea dejar de escribir, escribe para
contenerse.
Lezama Lima declaró: “Sabiendo que no hay caminos ni
métodos para configurar el verbo, no obstante he trabajado dentro de los
caminos de la imposibilidad”(Sariol 566). En Paradiso, el dominio de la ausencia era el más fuerte signo de
Cemí, lo que debía buscar y plasmar en la posibilidad infinita. El Oppiano Licario habla de un manuscrito
que resultará perdido: la “Súmmula, nunca infusa, de excepciones morfológicas”.
Cemí baja al centro de la tierra que es en ese instante la cafetería de la
funeraria. Lleva consigo el poema que le dejo Licario. Su ultima palabra,
“empieza” fue tachada y cambiada por “tropieza”.
Oppiano Licario se llamo antes Infierno, novela inacabada y póstuma. Si Paradiso concluye con la promesa del
recomienzo, Oppiano Licario concluye
en una página en blanco porque contiene un libro inexistente, el manuscrito de
Licario que un perro guardián de una puerta infernal y un huracán borran para
siempre. Novela originada en Paradiso, Oppiano
Licario hace del inacabamiento y de la búsqueda de lo imposible su propio
drama. En una carta Cemí anuncia a Fronesis la pérdida del manuscrito a la vez
que dice adjuntar las cuatro páginas que son parte de un poema remitido para su
posible reconstrucción. Dice a Fronesis sobre el libro perdido de Licario:
"Oye: tu vida sera por ese poema que te mando Cemí, la reconstruccion de
aquel libro sagrado[120]
en primer lugar porque se ha perdido. Y
desde los griegos todo lo perdido busca su vacio primordial, se
sacraliza." (209).
Lezama Lima cita a estos clásicos en cuanto a lo
imposible[121]:
Tertuliano (es cierto porque es imposible); Vico (lo imposible creíble); Pascal
(no es bueno que el hombre no vea nada; no es bueno tampoco que vea lo bastante
para creer que posee, sino que tan sólo vea lo suficiente para conocer que ha
perdido).
No digas nada
En El llano en llamas de Juan
Rulfo los muertos siguen pesando sobre los vivos dentro de la comarca polvorienta.
En un lenguaje que tiende más al silencio que a la palabra (“la gente allí no
habla de nada”), nos encontramos con monólogos de quien no espera ser
escuchado, o del que sabe de antemano que está condenado a repetirse ante la
misma indiferencia. Por eso Rulfo un dia se quedo
mudo.
Para no decir más
nada de esto, vayamos a "Recorrer esta distancia", de Jaime Sáenz:
...Si no tienes qué comer sino basura, no digas nada.
Si
la basura te hace mal, no digas nada.
Si
te cortan los pies, si te queman las manos, si
la
lengua se te pudre, si te partes la espalda, si te
rompes
el alma, no digas nada.
Si
te envenenan no digas nada, aunque se te salgan
las
tripas por la boca y se te paren los pelos de punta;
aunque
se aneguen tus ojos en sangre, no digas nada.
Si
te sientes bien no te sientas bien.
Si
te quedas no te quedes. Si te mueres no te mueras.
Si
te apenas no te apenes. No digas nada.
Vivir
es difícil; cosa difícil no decir nada.
Soportar
a la gente sin decir nada no es nada fácil.
Es
muy difícil -en cuanto pretende que se la
entienda
sin decir nada.
Soportar
a la gente sin decir nada.
Es
terriblemente difícil y sin embargo muy fácil ser gente;
pero
es lo difícil no decir nada.
En El Escalpelo, Sáenz anuncia una
escritura-búsqueda de un inhallable. Esta escritura indaga en los límites de la
palabra, lugar donde radicaría la posibilidad creativa y a donde sólo se llega
con el silencio: “Cuando haya cortado mi hablar y sólo mantenga relación
cristalina con las cosas”. Entonces “no habrá palabras y el silencioso mundo
vivirá solamente para ser sentido”(Paz Soldán 137).
En voz muy baja
El universo de la de Santa
María de Onetti es algo infinitamente incompleto. En El astillero la comunicación se vuelve imposible, en medio de una
violencia que la víctima no puee comprender y menos describir. De allí tal vez
que Osvaldo Lamborghini intente reducir toda “literatura” a una poesía imposible. Para leer El Fjord, en 1969, había que acercarse
al mostrador de una librería de la calle Corrientes en Buenos Aires y pedirlo,
en voz muy baja, a un librero cómplice (Drucaroff 145).
En El obsceno pajaro
de la noche (1970) de José Donoso leemos:
Mi padre suspiró por el dolor
de lo inasible, de una idea fantástica, por la pena que causa lo inalcanzable.[122]
Los armónicos de la memoria
Augusto Roa
Bastos en su Yo el supremo nos ofrecía su “circular-perpetua” y su
“memoria infinita”. Declararía:
Como escritor que no puede trabajar la
materia de lo imaginario sino a partir de la realidad, siempre creí que para
escribir es necesario leer antes un texto no escrito, escuchar y oír antes los
sonidos de un discurso oral informulado aún pero presente ya en los armónicos
de la memoria. Contemplar, en suma, junto con la percepción audítica, ese
tejido de signos no precisamente alfabéticos sino fónicos y hasta visuales que
forman un texto imaginario" (Roa Bastos, NP 129-130).
En Cien Años de
Soledad, el Macondo de García Márquez soporta la peste del insomnio y del
olvido. Todo lo escrito era irrepetible porque las estirpes condenadas a cien
años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra. Pero quien
transcribe la crónica de Macondo salva por ese hecho a los Buendía de la peste
del insomnio y nos lo pasa a nosotros, para que las estirpes condenadas tengan
por siempre una segunda oportunidad sobre la tierra. Las tribus que sobrepasan
los límites del conocimiento humano son borradas de la tierra. La ciudad de los
espejos sería arrasada por el viento y desterrada de la memoria de los hombres
el instante en que se acabaran de descifrar los pergaminos. Eso que se fuga y a
través de lo que se fuga es lo esencial para Cortázar, los agujeros: “...todo
era como un ajalea, que todo temblaba alrededor, que no había más que fijarse
un poco, sentirse un poco, callarse un poco, para descubrir los agujeros. En la
puerta, en la cama: agujeros. En la mano, en el diario, en el tiempo, en el
aire: todo lleno de agujeros...”(Cortázar, "El perseguidor").
Las manos mutiladas
El protagonista de Zama
de Antonio Di Benedetto termina con las manos mutiladas. Las interpretaciones
de este gesto narrativo son infinitas, pero no se descarta la que vincula tal pérdida con la del poder de la escritura
(Goloboff 297). Cuando se le señala, en un reportaje de 1992, que “desde hace unos años,
usted parece escribir en contra de la idea del poema como un objeto acabado”,
Juan Gelman responde: “lo que pasa es que los poemas son una cosa y otra la
poesía ... la palabra es una cosa que está rodeada de silencio”. Eso que el
propio Gelman llama “la inaferrabilidad de la poesía”, la poesía que solo
apresamos con las manos mutiladas[123]. No habría en la poesía madura de Gelman esperanzas de
saciedad porque permanentemente la incertidumbre asomaría por los agujeros de
Cortázar. La poesía apostaría a la contundencia de su propio moverse,
incorporando todo lo que le impide hacerlo (Freidemberg 349).
Entre otros cultivadores de lo imposible podemos además
mencionar a Daniel Moyano en El Vuelo del
Tigre donde imagina la situación en que a un hombre lo torturan obligándolo
a conjugar verbos que no conoce. Con las manos
cortadas de un pianista, “nadie escribe lo que quiere escribir, sino lo que
queda escrito: dos cosas a menudo distintas”(Guzmán-Reyes 130).
Un-narratives
“Estaba pasando
allí mismo: el público esperando una ponencia académica y lo único que del
papel salía no lo era”, escribía Manuel Ramos Otero en “Vivir del cuento”. “Página en Blanco y Staccato”, por su parte,
es un acto de habla que no termina, que hace un culto de la ambiguedad, que no
nos deja saber. ¿Dónde termina Sam Fat y dónde empieza el narrador en “Página
en Blanco y Staccato”? “Termina el desfile” de Manuel Arenas comienza así: “Ahora se me escapa”.
Los sujetos paranoicos siempre piensan que algo se les va a escapar y se les
escapa, los esquizofrénicos saben que nada pueden apresar, que todo se les
fuga, ellos mismos, ambiguos, ahogados. Ruben Ríos llamó a las narrativas de
Ramos Otero “un-narratives”[124],
porque si una narrativa es la espacialización del tiempo, aquí tenemos el
proceso contrario, la observación de como un cuerpo disminuye y desaparece para
ser reconocido, constantemente en busca de amantes que, como él, se desvanecen,
constantemente, en una “operación regresiva” hacia la muerte intuída,
perseguida, provocadora, política, en una estética de la desaparición que nos
reconcilia con nuestra fragilidad, nuestras debilidades.
No se está quieta
Silvina Ocampo escribía en “La continuación”:
"Cuando queria escribir,
algo se interponía para impedírmelo. La vida volvía a cautivar mi atención con
su trivialidad mágica, con sus postergaciones, con sus afectos." Y en “La
creación: Cuento autobiográfico”:
Se trataba de una canción
popular. La música iba disminuyendo hasta volver al río donde se extinguió.
Aquella obra no fue compuesta ni escrita por nadie. Ninguna orquesta la
ejecutó, no fue grabada en ningun disco ni silbada por nadie. Sin embargo, no
me asombraría encontrarme con ella mañana, en cualquier momento y en cualquier
lugar.
También podemos recordar los libros
y bibliografías desaparecidas de Baron Biza, la invisibilidad de Jorge
Guillermo Borges, la obra del olvidado Manuel Rojas. El iceberg visible de la
literatura se sostiene sobre una masa invisible de textos sumergidos.
Llevamos aquí preguntas de difícil respuesta. Como don Anselmo,
que en La casa verde “desdeñaba todos los consejos y replicaba con
frases que parecían enigmas” (Vargas Llosa 95)
. En esa novela Fushía lleva en su maleta mapas de la Amazonia. Mapas
que Aquilino quemó por considerarlos pura basura, porque “los que hacen mapas
no saben que la Amazonia es como mujer caliente, no se está quieta”(Vargas
Llosa 51).
La memoria de lo inacabado
En Los huesos del mundo de Flávio de
Carvalho nos encontramos con "formas que
pertenecen a la morfología de los residuos más remotos del mundo, de los
residuos de mundos perdidos, de aquellos que sólo el fondo del alma y una
intensa elaboración poética pueden recordar" (82-3, trad mía). Flávio de
Carvalho nos refiere a la “memoria de lo No-Acabado” y nos dice:
¿Por qué
apreciamos, por ejemplo, la estatuaria y la arquitectura mutilada por el
tiempo? ¿Por qué comprendemos toda la emoción y toda la significación de un
diseño hecho de trazos interrumpidos? ... ¿Qué lleva a un hombre a interrumpir
una obra creyendo que inacabada es mejor? ... ¿Por qué, en fin, la memoria
angustiosa retiene solamente los pasajes inacabados de la vida arrojando sobre
el campo de los muertos los episodios vencidos, conquistados y dominados? ...
Los acontecimentos que más quedan en nuestra memoria y más nos persiguen
durante el período viril de nuestra vida son los acontecimentos que en ciertas
épocas del pasado quisimos satisfacer pero no pudimos. Nuestro pesar, nuestra
nostalgia es siempre por las cosas que no hicimos, por las oportunidades
perdidas y abandonadas, y nunca por aquello que fue hecho y realizado. Todo
cuanto fue percibido por el hombre y que al mismo tiempo provocó en él un
tremor de deseo y que por motivos como el del comportamiento y del deber fue
abandonado al azar que pasa y desaparece, se conserva latente en los dominios
de la memoria y de cuando en cuando se reanima y surge como un pesar, una
nostalgia. Es la memoria de lo no-acabado (141-145, trad. mía)
Osman Lins, A Rainha dos Cárceres da Grécia
Entre
los textos que en una reflexión teórica podremos catalogar como “imposibles por
autonegación” encontramos La Reina de las
Cárceles de Grecia, de Osman Lins, donde leemos:
Al creer en la tradición, el
primer Artemidoro, analfabeto, sabía
lo que contienen los textos: lectura semejante a la de los magos que, ante el
rostro de un hombre, aprenden su intimidad. Las líneas de los escritos, se
decía, son para él transparentes como las líneas de la mano. De su famoso
libro, escrito “en el aire”, no existe el mínimo vestigio real (44n., trad.
mía)
Se
trata en este caso de un libro “imposible” porque niega su propia existencia,
constituyendo otro libro. Este libro fue pensado por su autor como su mayor
fracaso por su ilegibilidad, consistiendo en la escritura de un ensayo sobre
una novela que no existe y teniendo, ese ensayo, virtudes romanescas. Pero
también es el diario de un profesor en el que éste analiza tal novela también
llamada La Reina de las Cárceles de
Grecia, escrita por su amante fallecida, y la historia de un lector de una
novela que acaba identificándose tanto a punto de volverse uno de sus
personajes.
Libro
hecho con fragmentos de conversaciones diarias, la relación entre escritura,
muerte y voces invisibles se aclara en estas líneas:
El cementerio de los libros
para siempre cerrados (mismo en mi estante yacen algunos) abarca toda la faz de
la Tierra … Borges, en la Zoologia
Fantástica, recuerda que ni todos los animales inventados perduraron: no
encontraron eco en el corazón de los hombres. Fue necesaria por cierto una
hecatombe de monstruos para que sobrevivan los unicornios y los centauros (64).
¿Será verdad, como nos
asegura un apócrifo de S. Juan, que, en el Juicio Final, todas las palabras se
volarán de los libros, inclusive las de los libros destruidos? (65, trad. mías)
Texto atravesado por Borges,
Rimbaud y San Juan, La Reina de las
Cárceles de Grecia busca eliminar la distancia entre vivir y narrar. ¿Cómo
nombrar lo que huye en un libro descrito por el crítico como libro de fracasos,
inclusive el de su heroína frente a una burocracia de la que no puede aprender
su lengua? Libro de búsqueda de artes e identidades perdidas, libro que
distingue lecturas seculares (posibles) de oraculares (imposibles), traducción
(posible) de espanto (imposible). El libro, finalmente, como tentativa de
conocer a la novelista, tentativa de -diría Borges- alcanzar a Almotásim, que
construye otra novela procurando iluminar su propio rostro.
Su
personaje central busca comprender lo imposible en un libro que se analiza a sí
mismo en una constante tensión entre texto académico y poesía: “Escribo un
ensayo sobre una novela que no existe”(trad. mía). Libro, entonces, que ya
viene con su crítica incluída, eliminando las distancias entre vivir, narrar y
criticar. Y leemos allí:
¿Cómo
nombrar lo que nos huye, lo que se niega, lo que se oculta
-y
como vislumbrar, sin nombrar,
lo
que se oculta, niega, huye?
Nombramos.
Esto
es romper sin cesar nuestros ojos contra puntas de acero.
Pero
insistimos:
Experimentamos
el nombramiento, inventamos lenguajes. [103-4]
La Reina de las Cárceles de
Grecia excluye de su temática el triunfo. Ahí está, en la línea de Judas el oscuro, de Hambre, de Manhattan Transfer,
un libro de fracasos. La heroína, miembro de una clase oprimida, se bate durante
años contra la burocracia que la desorienta y cuya lengua trata de aprender,
siempre en vano (138).
Puedo volverme otro en la
escritura, puedo volverme todos, menos uno –éste que, real e infinitamente, soy
en el Tiempo. (197)
Dando vueltas con papeles que
no entiende, con instrucciones que no entiende, con diferimientos e
indiferimientos esotéricos, con prorrogaciones misteriosas, Maria de França reconoce
desolada que todo se le escapa y sueña con ardor la metamorfosis suprema:
transformarse en Ana, la Reina de las Cárceles, comprender lo imposible,
descifrar. (205, trad. mías)
Decíamos que la obra tiene como punto de
partida un ensayo imaginario que el narrador hace sobre una novela. Esta
última, llamada La Reina de las Cárceles
de Grecia, inédita, es escrita por una mujer cuyo amante la copia a
mimeógrafo y escribe un ensayo de crítica literaria sobre ella mientras revela
su relación con esa mujer.
El
análisis de la obra es realmente el libro que el lector tiene en sus manos.
Pero el crítico se va integrando en ella hasta convertirse en personaje.
En la primera página ya leemos: “Las charlas cotidianas, éstas se
perdieron; de ellas, con una aguda noción de lo irrecuperable, sólo fragmentos
consigo reconstituir”(1, trad. mía).
Dos
páginas más adelante aparece una referencia al abandono de la literatura de
Rimbaud: "Como escribió nuestro Rimbaud, enterraré ‘mi imaginación y mis
recuerdos’ y rumbearé ‘para el puerto de la miseria’ ”(3, trad. mía).
Dos páginas más y nos encontramos con
una referencia al Pierre Ménard de Jorge Luis Borges. Y él mismo narrador
describe lo que esta haciendo como un pensamiento: "...pienso en algo inviable: una obra
que se presentase desdoblada (…) y que fingiese ser su propio análisis” (48,
trad. mía).
Y observemos finalmente esta
referencia: "Analfabeto, su amor a la lectura adquiere una sugestiva
ambigüedad: él divulga lo que desconoce, acto evocador del fenómeno poético,
fruto de la tensión entre saber y no saber” (48).
Qorpo-Santo
Entre los libros imposibles por la ilegibilidad del propio
texto, libros de osados experimentalismos, de absurdos, encontramos La imposibilidad de la Santificación; o la
Santificación Transformada, de Qorpo Santo (1866), llamada por el autor
“comienzos de otra comedia” o por el personaje-autor “nuevísima pieza teatral
triple-llamada Comedia-Novela y Reflexiones”, donde nos enfrentamos a la
exaltación del sinsentido.
El
mundo de Qorpo-Santo fue un universo de exilio de quien repudió los recursos
racionales. De un teatro antiliterario, sus piezas proponen un puente a lo
imposible, la manifestación de un contenido oculto y latente, la sensación de
vivir en un mundo de cadáveres.
Ensiqlopedia o Seis Meses de Una Enfermedad (1877), su gran obra, estaba
compuesta de nueve volúmenes de los cuales nos quedan seis. En ella se
amontonan poemas, obras teatrales, reflexiones sobre política, moral, religión,
revisiones de los Evangelios y sugerencias sobre reformas ortográficas,
componiendo una fragmentaria y caótica visión del mundo.[125] La nota a El
Huésped Atrevido; o El Brillante Escondido explica que se trata de un
borrador que debe ser pulido: la precariedad de la escritura dramática fue
advertida por el propio autor. En Dos
Hermanos la nota final subraya la libertad para alterar la pieza o corregir
errores por parte de quien la compre o ponga en escena.[126] Ya que su producción se habría apartado de
los cánones impuestos por una sociedad que lo marginó en vida, ignoró su obra
durante un siglo y la censuró dos años despues de conocerla.
El Guesa
En la literatura brasileña también tenemos Los contrabandistas de José de Alencar,
inacabado y perdido para siempre ya que un compañero lo quemó para hacer
cigarrilos. O a Castro Alves, quien murió sin acabar su mayor empresa, el poema
Los Esclavos. Por no hablar de
Gonçalves Dias, quien funda la literatura “indianista” del Brasil con su I-Juca Pirama, su Canto del Tamoio y su Timbiras
(incompleto, escribió cuatro de los dieciséis cantos planeados), especie de
Ilíada Americana. La tenía lista o casi lista cuando volvía en 1864 de Europa.
En el naufragio en que murió se perdieron los manuscritos. También hubo un
romance autobiográfico: Memorias de
Agapito Goiaba, inédito y quemado por el mismo poeta. Pero entre todos
estos ejemplos se destaca El Guesa de
Sousândrade (Joaquim de Sousa Andrade), largo poema incompleto, clásica “obra
en construcción”. El autor se consideraba un maldito, un “guesa”: peregrino
destinado al sacrificio en la mitología de los miúscas colombianos. El Guesa Errante se compone de trece
cantos, de los cuales cuatro permanecieron inacabados.
La primera generación simbolista
en el Brasil desapareció casi sin dejar libros; los que se publicaron están
olvidados. Nombrar un objeto era para Mallarmé suprimir buena parte del gozo
del poema. Parece que los simbolistas brasileños se lo tomaron en serio.
Capítulos-instantes
Escribe Oswald de Andrade en
su poesía “3 de maio”: “Aprendí con mi
hijo de 10 años que la poesía es el descubrimiento de cosas que nunca vi”(trad.
mía). Y en Memorias sentimentales de João
Miramar nos ofrece lo que Bosi llamó “capítulos-instantes” como parte de
una estética de lo fragmentario en consonancia con el Mallarmé de Divagaciones, estética caracterizada por la discontinuidad, señal
“de una discontinuidad interior, de un lenguaje en las fronteras de lo
imposible” (trad. mía).
Los
márgenes de la palabra
En San
Bernardo de Graciliano Ramos, el diálogo es imposible entre Paulo Honório y
Madalena. En Vidas secas, Fabiano se
juzga un animal, aislado por la incapacidad de verbalización de los
pensamientos. En La Pasión según G. H.
de Clarice Lispector, la actitud de G.H., abdicando del entendimiento para ir
al encuentro de lo que es imposible comprender, lanza al lenguaje a una especie
de juego decisivo con la realidad.[127] Juzgaba a la palabra “literatura” una
palabra detestable. En "La cena" leemos: "No soy todavía esta
potencia, esta construcción, esta ruina.”(LF
77, trad. mía). Su El Aprendizaje
tal vez sea un libro sobre lo que se dice y lo que no puede ser dicho. Libro imposible, “porque es en lo imposible donde está la
realidad”(trad. mía), que niega el título porque no se aprende nada. ¿Qué es lo
que se puede aprender de lo real? ¿Qué es lo que podemos saber de la
realidad? En una carta a su traductor al
alemán, Curt Meyer-Clason, Guimarães Rosa se expresaba de la siguiente manera:
Todos mis libros son una simple tentativa
de rodear y indagar un poquito en el misterio cósmico, esta cosa móvil e
imposible, perturbadora, rebelde a cualquier lógica, que es llamada realidad,
que es la misma gente, el mundo, la vida. Antes lo obvio que lo flojo. Toda
lógica contiene una inevitable dosis de mistificación. Toda mistificación
contiene una buena dosis de inevitable verdad. Precisamos también de lo oscuro
(trad. mía).
Esa cosa
moviente imposible es, sin duda, el río, y todas las aporías de las que está
plagada su obra, perturbadoras y rebeldes a toda lógica que no sea una lógica
aporética. Las aporías son en Primeiras
Estórias la posibilidad de una
poética filosófica.
En la
canción homónima de Caetano inspirada en “A terceira margem do rio” es también
posible toda una reflexión sobre el lugar y poder de la palabra y los silencios
en el cuento. Y de las “márgenes de la palabra”: para Caetano la palabra está
hecha de agua callada, pura, iluminadora “entre as escuras duas”: el río es su
casa porque allí “el silencio vive”. Es decir, más aporías: “Aquello que no
había, sucedía”. El hijo termina el cuento pidiendo que lo “depositen” antes de
morir, en el camino a lo infinito y perpetuo, en lo infinito y perpetuo:
"nessa água, que não para, de longas beiras: e, eu, rio abaixo, rio a
fora, rio a dentro -o rio"(PE 37).
El relato “El espejo” trata de los enigmas del conocimiento y la
eternidad. El narrador dice en el cuento que se “reporta a lo trascendente” en
el primer parágrafo, para terminarlo con una hermosa oración que revela como
vivimos, “de modo incorregible, distraídos de las cosas más importantes:
‘Cuando nada sucede, hay un milagro que no estamos viendo’ ”(PE 71, trad. mía).
¿Y si la “vida” consiste en experiencia extrema y seria; su técnica
–o por lo menos parte- exigiendo el consciente despojamiento de todo lo que
obstruye el crecer del alma, lo que la abarrota y entierra? Después, el “salto mortale”…-lo digo, de esta
manera, no porque los acróbatas italianos lo reavivaran, sino por precisar de
toque y timbres nuevos las comunes expresiones, amortecidas. Y el
juzgamiento-problema, pudiendo sobrevivir con la simple pregunta: -‘Usted llegó
a existir?’”(PE 78).
Es decir,
después de la limpieza estoica, del reconocimiento de la imposibilidad, el
salto de la aporía de esos acróbatas de la tercera margen de la cuerda,
intentando recrear el lenguaje y el mundo con nuevas expresiones. Si es así, se
llega a existir. Si no, aún se está muerto, como para Guimarães lo estaba el
lenguaje cotidiano, lleno de clichés. En “Tarantão, mi patrón”, nos encontramos
con un discurso del viejo (que ya era “Tarantão”), un discurso que intuimos de
unificación, inmemorial y, por eso, inentendible y que permanece como enigma
para el lector:
El Viejo, fogoso, hablaba y hablaba. Se
dice que, lo que habló, eran tonterías, nada, ideas ya disueltas … Supremo
siendo, las barbas secas, los históricos de esa voz: y la cara de aquel hombre,
que yo conocía, que desconocía. (PE 166).
Otra vez
nos encontramos con un momento de comunión exultante en donde ya no importa el
sentido de las palabras, disueltas en el evento inspirado por un hombre que,
aporéticamente de nuevo, “conocía” e “desconocía”.
Sus
relatos están plagados de aporías, de ser/no ser, con “saltos” más allá de la
lógica, o lo que tal vez el mismo Guimarães Rosa llamaría lo “mágico” de la
lógica o, como alguna vez dijo contraponiendo su obra al “realismo mágico”,
“álgebra mágica”. Las paradojas son modalidades de la travesía del ser humano
en una obra que parte de la presuposición de que el lenguaje necesita ser
renovado para volver a transmitir “ideas” en lugar de “rutinas”. Guimarães Rosa buscaba en el sertão lo imposible, el infinito, en ese
terreno de la eternidad. En la canoa que él fabricó.
El concretismo, por su parte, buscó a través de sus representantes
más destacados una organización óptico-acústica en el espacio gráfico como
ideograma. En Galaxias de Haroldo de
Campos, leemos que “...el libro es lo
que está fuera del libro / un libro es el vacío del libro el viaje es el vacío
del viaje...” Los concretistas intentaron pensar lo impensable, leer lo ilegible,
ahondar en la imposibilidad del decir que nace de un conflicto literario
histórico entre el hablar y el callar.
La educación por la piedra
Podemos encontrar otros ejemplos de lo
imposible en la poesía de João Cabral de
Melo Neto. Leemos en “La educación por la piedra”: “para aprender de la piedra,
frecuentarla; captar su voz inenfática, impersonal”.
O también podemos encontrar esos
ejemplos en la "Antropofagia"[129], en Macunaíma que se pasó más de seis años
sin hablar o en la anti-biografía de El perfecto
cocinero de las almas de este mundo de
Oswald de Andrade; en las impresiones perdidas de Freud de Patricia
Galvão o hasta en Parque Industrial,
promoviendo su propia negación, y en la imposibilidad por aturdimiento de los
versos de Cecilia Meireles: “También busqué en el cielo la indicación de una trayectoria, pero
hubo siempre muchas nubes”.
Cecilia
Meireles enfatizó en su Vaga música
la canción que es todo: “Yo no estaba presente cuando formaban la voz tan
frágil de los pájaros. Soy la jamás nacida”. Ribeiro Couto en su El jardín de las confidencias nos habla
de “el dolor sentimental de los romances perdidos, de la mocedad inquieta y de
una espera inútil’; o Ana Cristina César en “Medianoche. 16 de junio”: "No
vuelvo a las letras, que duelen como una catástrofe. No escribo más."
Lo imposible en otras literaturas contemporáneas
Georges Bataille
Decía Bataille que la angustia en él desafiaba lo
imposible. A un oscuro deseo oponía una
oscuridad imposible :
Yo soy el muerto
El ciego
La sombra sin aire
Como los ríos en el mar
En mí el ruido y la luz
Se pierden sin fin” (OC 70, trad. mía).
La escritura de
Bataille desafía la distinción entre poesía y teoría --entendiendo a la poesía
en su sentido más fuerte como una práctica de la afectividad.[130]
Su gesto es anti-arquitectural (Hollier, AA
23). Escribir es posible, pero sólo como imposible: la escritura es el
excremento que no puede “ser” (Lechte 190), escribir se convierte en una
voluntad de escribir, una voluntad de una pérdida de sentido (Lechte 191).
El agotamiento al
cual refieren los textos de Bataille es evidente en la naturaleza relativamente
fragmentaria de la obra, en los estallidos de poesía y en la pérdida incurrida
al producir un texto sostenido. Esta pérdida es por supuesto muerte, gasto sin
retorno (Lechte 191). Mística de lo “imposible”, anti-doctrina del “no saber”[131],
como si la muerte pudiera poner un fin al juego de la escritura, para luego
sacar provecho de ella. Desde el momento de su formulación cada declaración
sería sacudida por su desaparición. En ningun lado la escritura encontraría un
lugar para encontrarse en un texto que se produciría desde su negatividad.
Escribir sobre Bataille sería entonces traicionarlo, no escribir sobre él. La
literatura implicaría trabajar contra el diccionario y la gramática,[132]
las herramientas de la academia que olvidan el lenguaje de la historia:
escribir contra la palabra y la oración.
La Experiencia
Interior es un libro autotransgresivo: no es un
libro. Bataille lo escribió desafiando el planeamiento:
La oposición a la idea de planeamiento es
tan necesariamente una parte de mí que, habiendo escrito el plan detallado para
esta introducción, soy incapaz de seguirlo (Bataille, OC I-16).
La escritura
sería el plan frustrado en su propia casa que destruye el libro e imposibilita
su cierre. El
libro más incongruente sería finalmente
el más bello, y quizás el más tierno:
Con tres
cuartos de la obra ya logrados, yo la abandonaba donde debía encontrarse el
enigma resuelto. Yo escribí El Suplicio, donde el hombre alcanza el extremo de
lo posible (EI 13).
Estar frente a
lo imposible -exorbitante, indudable- cuando nada más es posible mis ojos
tienen una experiencia de lo divino; es análogo a un suplicio (EI 55)
...yo no puedo
concebir mi vida desde entonces sino como clavada al extremo de lo posible (63).
Pero yo hago la
amarga prueba de lo imposible. Toda
vida profunda está cargada de imposible.
La intención,
el proyecto, destruyen. No obstante yo supe que no sabía nada y éste, mi
secreto: “el no-saber comunica el éxtasis”. La existencia recomenzó de allí en
adelante, banal y fundada sobre la apariencia de un saber. Yo quería huir de
ella, diciéndome: este saber es falso, yo no sé nada, absolutamente nada. Pero
yo sabía: “el no-saber comunica el éxtasis”, yo no tenía más angustia (EI 94-5)
Subordinarnos a
lo POSIBLE es dejarnos desterrar del mundo soberano de las estrellas, de los
vientos, de los volcanes (EI 272)
-¡palabras! que
sin tregua me consumen: yo iré no obstante al fin de la posibilidad miserable
de las palabras … - el soberano silencio que interrumpe el lenguaje articulado
(EI 277, trad. mías)
La
verdadera poesía sólo se alcanzaría mediante el odio de ésta. La poesía no
tenía ningun sentido poderoso a no ser en la violencia de la revuelta alcanzada
sólo evocando lo imposible. Y aún podemos responder a algo que es más fuerte
que todo derecho, aquel imposible al cual accedemos sólo olvidando la verdad de
todos estos derechos de lo posible, sólo aceptando la desaparición.
Al
final, escribir lo confunde. Está tan cansado que sueña con una total
disolución. Se acerca a la poesía para perderla[133]. La "política de lo imposible"[134] es una revuelta contra lo transparente y
acabado, recuperando el sentido de la poesía en su odio hacia ella, agregándole
la gloria de su derrota (Lala 244).
"El Informe para una Academia"
Quizás Kafka quiso destruir su
obra porque le parecía condenada a aumentar el malentendido universal(Blanchot
KK 62). Sugirió que el silencio de las sirenas era un arma mucho más letal que su
canto (Kafka MCh 81-2). Tomando sus
obras como modelo las paradojas de Zenón, sabía que tenían el deber de ser
infinitas[135]. La narrativa kafkiana se mueve en el
sinsentido donde, al decir de Hamlet, "el mundo está desencajado". El Castillo, novela inacabada, es el
relato del acercamiento imposible y de la imposible identificación de un objeto
llamado “el castillo”. El fin se desplaza, al mismo tiempo que toda victoria de
K. se transforma en derrota. Y la novela, después de ramificarse, se interrumpe
en medio de una frase, constituyendo la historia inacabada de su inacabamiento
(Thorel-Cailleteau 122-3), logrando la
obra en su misma falta de realización.
Kafka
escribió en una carta muy conocida a Max Brod su predicamento multilinguístico
-un escritor judio escribiendo en alemán y viviendo en Praga- que resulta en
“tres imposibilidades” linguísticas: “la imposibilidad de no escribir, la
imposibilidad de escribir alemán, la imposibilidad de escribir de manera
diferente.” Se podría también agregar una cuarta: la imposibilidad de escribir.
La orden de destruir sus obras revela que los escritos no satisfacieron a su
autor, quien veía sus esfuerzos como fracasos, que se contaba a sí mismo entre
aquellos destinados a fracasar.[136] La obra de Kafka iría en la dirección de la
literatura del fracaso, no lejos de Camus, de su filosofía del absurdo y de la
futilidad de toda obra humana.[137]
Muchas
de sus historias son borradores de novelas eventualmente abandonadas y las novelas a su vez son historias
interminables e inacabadas. Kafka tiene muchas razones para abandonar un texto.[138] Tal vez percibió que todo texto debe ser
inconcluso (o abandonado, como sugirió Valéry), que un texto puede leerse
únicamente porque es inconcluso,
dejando lugar para el trabajo del lector. Quizá falta la última página de El castillo porque Kafka nunca quiso
alcanzarla.
Sin embargo, el conjunto de la obra
es un fragmento al que no le falta ni esa falta que es parte de su ser: signo
de una imposibilidad en todas partes presente y nunca admitida -imposibilidad
de la existencia común, de la soledad, de sujetarse a estas imposibilidades
(Blanchot, KK 68-9). Kafka no puede dejar de escribir, pero escribe la
imposibilidad de escribir. Siente el arte en relación con la muerte (Blanchot,
KK 133). La imposibilidad de acabar no sería sino la imposibilidad de continuar
(Blanchot KK 89), los esbozos serían la obra misma. Con Kafka tenemos siempre
esa idea de la empresa imposible, alimentada de ausencia, deshecha en cada encuentro real (Semprún 285).
El “Informe para una Academia”
de Kafka es también una historia
aporética, un momento de lo impronunciable,
de lo que tenemos que forzar para encontrar una salida. El arte ayuda al
mono del relato a crear un “pensamiento del vientre” que está siempre, como el
arte, por ser revelado, a punto de hablar. ¿Cómo conquistar lo imposible en los
más intrincados laberintos?: “Para un simio siempre debe ser posible”.
James Joyce
La letra muerta. La metáfora muerta ... El
espíritu creador está en la tumba, en el montículo de residuos, en el
estercolero de la cultura. Norman Brown, El
cuerpo del amor, pp. 216.
Estercolero de la cultura, el Finnegan’s Wake de Joyce es famoso como
texto incomprensible. El lenguaje ya no es el lugar donde el sujeto se situa
confiado: se devuelve a las palabras su plena significación, tal como en los
sueños, volcándolas al no-sentido, reponiéndoles la nada o el silencio;
trascendiendo la antinomia de sentido y no-sentido, de silencio y habla: una
victoria sobre el principio de realidad (Brown 265-6). El Finnegans Wake, considerado “obra en construcción”, parece un texto
cruzado por la imposibilidad de construir con el lenguaje otra cosa que no sea
la dispersión. A aquellos que lo hallaron ilegible, Joyce les sugirió
escucharlo. Los últimos veinte años de su vida estuvo dedicado a la inconclusa
escritura de esta novela en la que intervienen elementos procedentes de decenas
de lenguas.
En el Ulises, a su vez, nos encontramos con una alegoría de “pérdidas” [139]: parece que todos intentan buscar un algo
profundamente perdido. Molly se halla obsesionada con “esa palabra que no se
puede encontrar en ningún sitio”.[140] Lo que molestaba a
Joyce era que las palabras tuvieran que escribirse. Hubiera preferido una
carrera musical a la literaria. De allí que sus obras se enriquezcan al ser
leídas en voz alta. Por eso Bloom busca extender los límites del lenguaje para
que incluya señales de un mundo inarticulado. Tal inarticulación es expresada
cuando Bloom escribe en la arena I AM A, señalando una incapacidad para
culminar en una conclusión satisfactoria.[141]
Muchos pasajes
cruciales del Retrato de un artista como
hombre joven se hallan en un idioma cargado de intensidades privadas de
manera tal de que estos se vuelven indescifrables. Joyce ya había hecho un tema
central del problema de que aquellos que saben como sentir frecuentemente no
pueden expresarse a sí mismos y de que, para cuando hayan adquirido tal
capacidad, habrían olvidado como sentir.
Toda la
estructura del Ulises podría tomar
como su paradigma la oración inacabada. El anónimo narrador de “Eumaeus”
cuanta su historia a los tropezones, con tantas interrupciones que
apenas consigue continuar. El lector es compelido finalmente a considerar no el
encuentro de los dos hombres sino el lenguaje que no consigue describirlo.
Joyce se mofa no sólo de las palabras sino de aquellos --incluyéndose a él
mismo-- que se adulan a sí mismos creyendo que pueden escribirlas. En realidad,
se ríe de toda escritura. Uno de los efectos producidos al juxtaponer tantos estilos
es la demostración de cuanto queda sin decir por cada uno de ellos. Si nuestras
palabras a duras penas son nuestras, sugiere Joyce, tampoco lo son los
argumentos, que pueden ser tomados prestados de otros autores que tal vez nunca
existieron.
La parodia es el acto de una mente que, al no poder crear
nada nuevo, desfigura las obras maestras del pasado. Joyce hizo de sus parodias
la base de un pleito contra la literatura, cuestionando los poderes expresivos
del lenguaje y la misma literatura como institución. Las parodias del
periodismo y de las baladas patrióticas, entre otras, se suman a una meditación
sostenida sobre los límites de la comunicabilidad. Ese tema había sido introducido en Dublineses, donde los ciudadanos no
podían acabar historias, canciones u oraciones.[142]
Nunca podría haber un Ulises final,
éste sería una causa perdida[143]:
CAUSAS PERDIDAS
ES CITADO UN NOBLE MARQUES
-Siempre fuimos leales a las causas
perdidas -dijo el profesor-. Para nosotros el éxito es la muerte del intelecto
y de la imaginación. Nunca fuimos leales a los exitosos. Los servimos. Yo
enseño el retumbante latín. Hablo la lengua de una raza el cima de cuya
mentalidad es la máxima: el tiempo es dinero. Dominación material. ¡Dominus! ¡Lord! ¿Dónde está la
espiritualidad? ¡Lord Jesús! Señor Salisbury. Un sofa en un club del West End.
¡Pero los griegos!
¡KYRIE ELEISON!
...
Sí,
sí. Se hundieron. Pirro, engañado por un oráculo, realizó un último intento por
recuperar las fortunas de Grecia. Leal a una causa perdida …
-Afrontaron
la batalla- dijo el señor O’Madden Burke grismente, pero siempre cayeron[144]
(169)
Bloom se
convierte en un cómico instrumento musical y, un poco antes, anticipa la
conversión para poder seguir expresándose:
Es
totalm. Subrayar impos . Escribir
hoy.
Aburre
esto (360)
Pprrpffrrppfff.
Hecho.(376)[145]
¿Quién leerá alguna vez en algún lugar
estas palabras escritas? (60)[146]
(trad. mías).
Muchas de las
frases de Bloom están inacabadas sugiriendo un ritmo recurrente de esperanza y
desilusión en su experiencia. “Pensamientos en ataúdes me rodean, en estuches
de momias” (248): Cada sección reproduce una imagen casi congelada de un centro
de ciudad; pero es un centro vacío, en
tanto ningún viaje concluye, nada acaba, y se nos deja sintiendo que la vida
real de un libro está en la periferia de sus capítulos .
Esto estaría acorde con la mencionada estocada anti-literaria
del Ulises. “Bueyes del sol”
parecería presagiar la despedida de Joyce a la tradición literaria escrita que, como dijimos, fuera
escarnecida como mortecina y excremental desde los primeros capítulos del
libro. El final de “Ithaca” es considerado la señal de que su paciencia con las
tradiciones de la literatura escrita había acabado. En
Exilios, Bertha llora por lo
irrecuperablemente perdido. En las notas del autor se lee: “el vacío y lo
imposible es su tendencia necesaria” (114).
Gestos blancos
Cuando no se tiene nada que decir, se busca una manera de
decir precisamente eso. Apollinaire dice: “Yo he hecho gestos blancos entre las
soledades”(trad. mía). Rainer Maria Rilke
preguntó una vez:
¿Es posible que la historia
entera del mundo haya sido malentendida? ¿Es posible que el pasado sea falso,
puesto que siempre hemos hablado de masas, como si estuviéramos hablando de una
reunión de personas, en lugar de hablar de la persona en torno a la cual se
habían congregado las demás, porque era un desconocido y se estaba muriendo?
Si, es posible (Manguel 345).[147]
Dada
Los
dadaístas aportaron una mirada terrorista pensando que el pasado literario debía
ser dinamitado para que la historia entrase en una fase de inocencia radical.
Su demanda de “un fin del mundo”, de un arte socialmente imposible, es a la vez
nihilista -el hombre no puede renovarse al mantener la piel gastada del habla-
y estética. Pero Tristan Tzara propugnaba la “abolición de la lógica, danzas de
los impotentes de la creación: DADA; entrelazamiento de los contrarios y todas
las contradicciones”[148]. Los dadaístas defendían la creación de un
antiarte. Nadie encarnó más eficazmente tal actitud que Marcel Duchamp: la
finalidad de la actividad artística no sería la obra sino la libertad.[149]
Xiega balwochwalcza
Según el Libro
de Schulz, en el Libro (de la Naturaleza, de Dios, del Mundo o Logos) el
significado se revela a sí mismo sólo a través de su caída: en
signficantes-libros. El libro sería el significado infinito, “un mito en el que
creemos cuando somos jóvenes” -dice el Padre; “el libro es un postulado, una
meta”--cree Joseph. El mensaje del Libro puede ser comprendido sólo “entre” el
pasado y el futuro. Sus interpretaciones heréticas apuntan más a la
reestructuración de la tradición que a su destrucción; entienden la tradición
como aventura.[150]
Poniéndole el título de Xiega
balwochwalcza (El Libro idólatra) y ennobleciendo la ortografía de este
título con una X inicial (en lugar de la Ks moderna), Schulz ha querido ubicar
su obra en el rango de los libros sagrados, sugiriendo una relación con el
“Libro” mítico del cual hace el arquetipo de todos los libros santos.
Los
huesos de Eco
La primera coleccion de poesía de
Beckett, Los huesos de Eco, toma su
título y mucho de su imagería del relato de Ovidio de la hermosa ninfa
proscripta por Hera por haberse infatuado con Narciso.[151] En el corazón de la vision de Beckett
encontramos una profunda intuición de una presencia embriónica[152], de un sí que podría haber sido pero nunca
alcanzó a nacer. Molloy, como muchos
otros protagonistas de Beckett, sería una especie de cartógrafo intentando
graficar zonas del ser de las que tal vez no pueda haber mapa. Tartamudeando
“debes seguir, no puedo seguir, seguiré”, la voz del Innombrable se dirige al
silencio.[153]
Se
trataría de leer lo que no podemos leer, el incoherente continuum de Rimbaud, la memoria de una trayectoria impronunciable.
Tres piezas para radioteatro también son relevantes aquí: De una obra abandonada,
un “pedazo” de literatura sin principio ni fin; Embers, un relato de una historia inconclusa, unos llamados sin
esperanza de ser escuchados; y Cascando,
una historia del fracaso de una historia acerca del fracaso.
Beckett llego a escribir
una pieza muda, Acto sin palabras. Su
producción fue menguando formalmente hasta el casi silencio de sus últimos
títulos. Entró en un círculo en donde daba vueltas arrastrado por la palabra
errante, sin centro, comienzo o fin. Cuando la palabra no habla, habla aún;
cuando cesa, persevera.
En
El Innombrable tenemos a Worm, el que
no nació y no tiene por existencia sino su impotencia de ser. El innombrable es
un ser sin ser que no puede ni vivir ni morir, ni cesar ni comenzar. Quizás
estemos en presencia del movimiento de donde salen todos los libros: "Yo tengo para decir, no habiendo nada que
decir, nada más que las palabras de los otros. No sabiendo hablar, no queriendo
hablar, tengo que hablar [...] Nada podrá nunca dispensarme de ello, no hay
nada, nada a descubrir, nada que disminuya lo que queda por decir, tengo el mar
para beber, hay pues un mar” (trad. mía).
La trascendencia
estética y el desencantamiento se vuelven unísonos en el enmudecer. Según
Adorno, quizás toda expresión esté muy cerca del enmudecer y la música nueva
tenga su expresión máxima en su extinguirse (Adorno, TE 110).
Aforismo o eternidad
Según manifiesta Emile Cioran en La caída en el tiempo, un libro debe ser una huída.[154] Cioran cultiva la tradición aforística de la
filosofía alemana tal como la encontramos en Lichtenberg o Nietzsche. Su método
del argumento roto testimonia el impasse
de la mente especulativa, suspendida por su propia complejidad. Para Cioran el
estilo aforístico es un principio de conocimiento: el destino de una idea sería
el de ser rápidamente derrotada por otra
idea, generada por aquella:
Llegar a no apreciar más que el silencio
equivale a realizar la expresión esencial del hecho de vivir al margen de la
vida. En los grandes solitarios y los fundadores de religiones, el elogio del
silencio posee raíces mucho más profundas de lo que suele imaginarse. Para ello
es necesario que la presencia de los seres humanos nos halla exasperado, que la
complejidad de los problemas nos haya hastiado hasta el punto de que ya no nos
interesemos más que por el silencio y sus gritos …
La fatiga conduce a un amor ilimitado al
silencio, pues ella priva a las palabras de su significado para convertirlas en
sonoridades vacías; los conceptos se diluyen, la fuerza de las expresiones se
atenúa, toda palabra dicha u oída se desintegra, estéril. Todo lo que va hacia
el exterior, o procede de él, no es más que un murmullo monótono y lejano,
incapaz de despertar el interés o la curiosidad. Nos parece entonces inútil
opinar, adoptar una posición o impresionar a alguien; el ruido al que hemos
renunciado se suma al tormento de nuestra alma. En el momento de la solución
suprema, tras haber desplegado una energía loca para intentar resolver todos
los problemas y afrontado el vértigo de las cimas, hallamos en el silencio la
única realidad, la única forma de expresión.(Cioran, CD 203)
Escritura para analfabetos
Los
escritos y el teatro de Artaud testimonian una búsqueda de identificación con
lo concreto de la “vida" ante la insuficiencia de la poesía y del lenguaje
que no conseguirían dar lugar a lo que está fuera de la palabra. El teatro le
pareció capaz de ofrecer la posibilidad de una irrupción de lo físico. Su actividad, sus textos y el proyecto de un
“teatro de la crueldad”, muestran esa identificación de su teatro con el más
allá del lenguaje. “Yo escribo para los analfabetos”, diría. Para ir
verdaderamente más allá, tendrá que abandonar también el teatro, esa última
estación de su lenguaje que quería fuese medio para la eliminación del
pensamiento como laberinto de desatinos, no un diccionario para que ciertos
pedantes canalizen sus escrituras intelectuales (Artaud OC 1-330):
“He debutado en la literatura
escribiendo libros para decir que no podía escribir nada de nada.”
“Y yo le he dicho: nada de obras, nada de
lengua, nada de palabra, nada de espíritu, nada. Nada sino un bello
Pesa-Nervios”
En Van Gogh, el suicidado por la sociedad
encontramos la idea de que la civilización moderna lanza al artista fuera del
arte y al escritor fuera de la literatura. Sus
propuestas, imposibles de implementar (Tonelli 17), le piden al teatro
sobrepasar los límites impuestos por su misma forma. Sus textos
ocuparían el lugar de la literatura, sin serlo. Su obra se negaría a ser
examinada como obra de arte.[155]
Cuando tenía 27
años, envió algunos poemas a una revista. El director de ésta los rechazó.
Artaud le escribió otra vez, tratando de explicarle por qué experimentaba tanto
apego a esos poemas deficientes. Siguió luego un intercambio epistolar y
finalmente el director, Jacques Rivière, le propuso publicar las cartas que se
escribieron entre ellos en torno de esos poemas impublicables. Esos poemas
indignos de ser publicados dejaban de serlo cuando se completaban con las
discusiones sobre su insuficiencia.
Un agujero en la
puerta
En El
extranjero de Camus, vemos a Mersault resaltando la importancia del callar
frente al ser callado, pintando una realidad de instantes incomunicables y
haciendo de la caída, de la suspensión del juicio, la tarea imaginativa de un
“Sísifo feliz”.
Por
su parte, Paul Celan vivió y escribió en los bordes del lenguaje. No encontró
orden en las palabras, sólo ocasionalmente en la música. En El sueño de un sueño habló del ser
humano amordazado e incapaz de hablar.
Finalmente, el “nouveau roman”
buscará la destrucción de un género acabando con el argumento, el tema y el
personaje, en un movimiento que tuvo a Nathalie Sarraute escribiendo novelas
sobre nada o sobre un agujero en la puerta.
Nous il est là!
En Céline encontramos una imposibilidad social y ética al
mismo tiempo. Un movimiento del pasado (“Yo nunca había dicho nada”) al futuro
(“Que no se hable más de eso”). El Viaje
al fin de la noche puede leerse como la espera del navegante predestinado
que se perdió (o de la literatura que se perdió). Los fantasmas son los
espectros de los personajes perdidos en el tiempo que pueden convertirse en aparecidos . Los cadáveres del Viaje nos muestran la literatura que
olvidamos para poder escribir. En una novela que nos invita a reconocernos en
esta caída que es también la caída del poeta pessoano, consciente de su lugar
de deserción, la postura de la muerte garantiza el acceso a una pureza. El Voyage nos invita a reconocernos en esta
caída, asume que la muerte es lo que el ser es, la decadencia como
imposibilidad de aspirar al todo. Nos presenta la impotencia como la base del
resentimiento cristiano.
Después de La Banda de Guignol Céline no habría tenido más de qué hablar
excepto de sus propias desgracias; no habría tenido más deseo de escribir. Y
siempre acaba así, las líneas de escape del lenguaje: el silencio, lo
interrumpido, lo interminable. En La
Banda de Guignol el lenguaje era sólo intensidades, una “música
menor”(Deleuze-Guattari 26).
El Viaje es también
descomposición de la lengua materna; La
Banda de Guignol, las exclamaciones suspendidas como límite del lenguaje.
Oulipo
Parte del diálogo en las piezas dramáticas de
Ionesco tienen por objeto “no decir nada”. Las palabras en su boca han muerto,
toda expresión poética es una forma del silencio. Tal actitud es examinada por
Maurice Nadeau en los novelistas que a partir de la segunda guerra mundial
cuestionaron el ejercicio de la narrativa: los aquí citados Georges Bataille y
Maurice Blanchot, entre otros (Nadeau 135-41, 219-22). Habría que volver a lo
inagotable, llegar allí donde están las fuentes de lo trágico (Murphy 227). En La Maison de
Rendez-Vous, Robe-Grillet comienza indefinidamente a contar siempre la
misma historia: un tiro en un prostíbulo donde, en un número de strip-tease, un perro rasga las ropas de
una adolescente. Todo es duda y fragmentación. No entendemos lo que vino antes
o después, los hechos se modifican en cada versión, y no sabemos quien los
relata. Según Derrida, en Numbers,
una novela de Philippe Sollers, tenemos un número infinito de textos que nunca
llegan al presente. “La diseminación” no sería un comentario sobre Numbers, estaría en Numbers.
Perec, traductor e integrante del Taller de Literatura Potencial
(Oulipo), sostuvo que Joyce mostró que es fácil destruir la escritura; el
problema era entonces reinventarla.[156] De allí su pertenencia al Oulipo como
"artesano". 53 días incluye
once de los veintiún capítulos previstos y la abundante carpeta de notas y
borradores dejada por el autor. A partir de allí, el lector puede reconstruir
el rompecabezas compuesto por una galería de espejos que proyectan la trama en
una infinita sucesión de novelas, donde el narrador se pregunta si son
importantes las páginas que faltan (Perec 67).
) (
"El Ser no es nunca un
existente" leemos en Heidegger, quien escribiera sobre Hölderlin, poeta
que hace un canto de la imposibilidad de cantar.[157] Gombrowicz escribe “Contra los poetas”,
escritos prohibidos por los nazis, los estalinistas y el gobierno polaco. Para
él la literatura estaba más bien del lado de lo informe o de lo
inacabado.[158]
He aquí un ejemplo breve, un poema del húngaro Dezsô
Tandori (Scholz 290-1):
)
(
Nos
El narrador de “La nariz” de Gogol
termina, como el personaje de "El capote", con una imposibilidad de
explicar, reflexionar y expresar, agotado. Nariz, en ruso nos, invertida significa sueño. En 1842 Gogol publica la primera
parte de Almas muertas. Por diez años
intenta escribir la segunda parte sin éxito. Deprimido, piensa que Dios lo ha
abandonado, y se entrega a prácticas ascetas. En 1852, cuando lo tenía ya casi
listo, quema el manuscrito de la segunda parte y, diez días despues, muere en
un estado de semilocura.
Otro ejemplo ruso, según Joyce
Carol Oates el sentido de lo inacabado que se siente después de haber leído Los hermanos Karamazov se explica tal
vez por el hecho de que la novela está escrita con un doble de sí misma, un
tipo de sombra o antinovela cuya tragedia se mofa de los logros positivos de la
otra obra. Dos visiones -una existencial y trágica, la otra cristiana y cómica-
estarían balanceandose en esta novela, sin resolverse a sí mismas (79).
Un mero sistema cetológico
Dos
autores norteamericanos son especialmente relevantes para nuestro libro. Herman
Melville nos entrega Bartlebly el
escribiente (con su "preferiría no hacerlo"), que prefigura a
Franz Kafka:
Mientras que de otros
copistas legales yo podría escribir la vida entera, de Bartleby nada así puede
hacerse. Yo creo que no existen materiales para una biografía completa y
satisfactoria de este hombre. Es una pérdida irreparable para la literatura…
(109)
que Bartleby había sido un
empleado menor en la Oficina de Letras Muertas … ¡Letras muertas! ¿No suena a
hombres muertos? … Sobre las diligencias de la vida, estas letras se apresuran
hacia la muerte
Pero sin duda la obra magna de Melville, Moby Dick, como un borrador, también
deja su trazo para nuestro libro:
“Pero ahora dejo my sistema
cetológico aquí inacabado, así como fue dejada la Gran Catedral de Colonia …
las pequeñas construcciones pueden ser finalizadas por sus primeros
arquitectos; las grandiosas, las verdaderas, siempre dejan la última piedra
para la posteridad. Sálveme Dios de completar algo alguna vez”. (145)
El
segundo autor es Henry James. En los personajes de La Edad Ingrata todo diálogo es huída. Lo que el lenguaje evita
nombrar, pertenece a un prohibido que existe antes del nacimiento de cada
persona y que se le impone de entrada. La
Edad Ingrata es contemporanea de Otra
vuelta de tuerca, pieza en la que él mismo reconoce que toda la
significación está constituida por lo que no es dicho. En la conclusión de La Edad Ingrata los personajes evocan la
imposibilidad de una verdadera palabra. La señora Brook remarca: “Y pensar sin
embargo que después de todo ha sido un mero hablar!”
Y Van responde: “Mero, mero, mero. Pero quizás es exactamente ese “mero” lo que
nos ha llevado tan lejos”(trad. mía). Ya en La
Princesa Casamassima la revolución es imposible porque el revolucionario
fue educado por la impotencia. En la obra de James el cambio es ilusorio porque
lo nuevo no tiene discurso, la palabra no viene sino del pasado.
Cosmopsis
Pero lo imposible
en la literatura norteamericana obviamente no se acaba en esos dos autores. Ni
en los que mencionaremos ahora:
Decía Henry Miller que su Trópico de Cáncer no era un libro sino un canto, y que todo lo que
era literatura lo había abandonado. Los Trópicos
fueron prohibidos en Inglaterra y Estados Unidos. Casi todos los personajes son
intelectuales o fracasados artistas sin talento.
Joe Gould, egresado de Harvard,
pasó cuarenta años de su vida en las calles de Nueva York como un mendigo,
escribiendo en cuadernos escolares una obra diez veces mas larga que la Biblia
que iba a llamarse Una historia oral de
nuestro tiempo. En su libro El
secreto de Joe Gould, Joseph
Mitchell cuenta la historia de Gould. Ezra Pound y e.e. cummings lo elogiaron.
Al morir, no dejó ningún papel. La Historia
Oral de Nuestro Tiempo no existía.
Los
Cantos de Pound, texto inacabado,
fragmentario e informe, funde en su lírica todo tipo de mitos, cultura y
lenguas. Sus últimos cantos los escribe con refranes sobre logros fallidos.
Gradualmente fue abandonando la escritura, y aún el habla.
Thomas
Pynchon escribe en su El arco iris de gravedad : “Por supuesto que pasó. Por supuesto que no pasó”.
Encontramos en su obra estrategias de desaparición o autocontradicción y
estructuras recursivas como en un conjunto de cajas chinas o babushkas, paradigmáticas para el escritor
postmodernista. Aquí un gran número de fragmentarios mundos posibles coexisten
en un espacio imposible asociado con la Alemania ocupada pero que se localiza
en el mismo texto escrito (McHale 45).
John Barth sostiene en La opera flotante que deberíamos
preocuparnos por el proceso, no por el producto. En la novela Todd se siente
avergonzado por los botes incompletos que él ha tratado de construir. Pero la
misma construcción tiene más valor que un producto acabado. El oscuro fin de la
búsqueda de George demuestra lo mismo: Salir de búsqueda tiene en sí sentido,
por eso no necesita acabarla.
En
The Sot-Weed Factor muchas de las
situaciones y los temas desarrollados dependen de pares de opuestos:
América-Europa, inocencia-experiencia, oprimido-opresor, virginidad-sexualidad,
posible-imposible. El par de opuestos que engloba en un arco a la mayoría de
los otros es el de civilización y barbarie. Parte de un título de capítulo
menciona este par y nos repite la vieja pregunta: “¿Está al acecho la barbarie
esencial debajo de la piel de la civilización, o se esconde la civilización
esencial bajo la piel de la barbarie?” Si en una gran medida los pares de
opuestos abarcan la historia, una persona que deseara operar en ella debería
aprender a lidiar con ellos y con lo posible-imposible. A veces Eben lidia tan mal con este problema
que, como el Jake Horner del Fin del
camino, sufre de “cosmopsis”: está
tan confuso por el mundo al punto de no poder actuar, o a veces ni siquiera
moverse. Un buen ejemplo de este mal aparece en la escena del librero.
Queriendo comprar un cuaderno de notas, aprende que cuatro variables entran en
la elección -espesor, presencia o ausencia de líneas, tipo de encuadernación y
medida- y cada variable tiene dos posibilidades opuestas. El librero enumera
las posibles combinaciones de estas variables, lo que abruma a Eben, quien si
no puede elegir entre dos opuestos, mucho menos puede entre tantos. Eben huye a
América y a la inocencia, porque no puede lidiar con opuestos. En vuelo al menos
escapa a la inmovilidad que lo afectaba al comienzo del libro. Barth organiza
esta novela sobre el principio de oposición para luego negar la validez de este
principio.
En Desde el Reino de Morfeo de Steven
Millhauser tenemos al soñador Carl Hausman en la biblioteca donde se pierden y se encuentran todos los
libros escritos por ficticios autores de ficción y todos los finales de los
libros inconclusos. En Pálido Fuego, Vladimir Nabokov describe
la vida del hombre como “un comentario a un poema abstruso/Inacabado”. Scott
Fitzgerald describía en “El Colapso” su propia idea de “fracaso”: “Toda vida es
bien entendida un proceso de demolición”, en un texto que impone silencio. Aggripa, de William Gibson, es un libro
que desaparece y que nadie lee para que no se destruya, ya que una vez leído
eso ocurre con este texto electrónico.
En el famoso relato de Ernest Hemingway, Las nieves del Kilimanjaro, el
agonizante protagonista recuerda las historias que nunca escribirá: “Sabía por
lo menos veinte buenas historias del mundo exterior y nunca había escrito
ninguna. ¿Por qué?”.
Hõganbiiki
En el extremo oriente los textos
no están por lo general hechos para explicar algo sino para sugerirlo. En el
Japón encontramos a Sugawara no Michizane
(845-903) quien muriera durante su exilio en Kyushu, siendo luego venerado
como el dios de la poesía y el academicismo y como el santo tutelar de los fracasos. También
tenemos el ejemplo de Minamoto no Yoshitsune (1159-1189) cuyo fracaso mundano se volvió la base de su popularidad
como gran héroe romántico de la historia japonesa, y cuya memoria está fijada
en la lengua con la palabra hõganbiiki (simpatía con el perdedor). El término hõganbiiki (que literalmente significaba “simpatía con
el teniente” y venía de su rango en la Policía Imperial) se ha fijado en el
lenguaje para describir esta simpatía con el perdedor(Morris 67-8).[159]
En
el caso del budismo las hojas de las escrituras sagradas se usan para toda
clase de fines, aún innobles, para indicar que lo importante es el espíritu y
no la palabra. Zen es la desimbolización del mundo: Una transmisión más allá de
toda enseñanza que no se apoya en palabras ni en letras escritas. Nuestra
mirada mental debe ser trascendida y de allí el sometimiento a una paradoja a
través del koán y el mondó.
El mondó es un diálogo entre maestro y discípulo o entre maestros. El koán es una paradoja para comprender la
realidad[160]. Se dice que si alguien toma un koán
y lo investiga sin cesar, su mente morirá y su voluntad será destruida.
Es como si un enorme abismo se abriera sin lugar donde apoyarse. El camino
sería un hombre con los ojos abiertos cayendo en un pozo.
En
la China del siglo XV, una colección de relatos de tiempos de la dinastia Ming
conocida como Historias Viejas y Nuevas
tuvo tanto éxito que hubo que incluirla en el Indice chino para no distraer a los jóvenes eruditos del estudio de
Confucio[161].
En la India, es interesante el
caso de las tres colecciones preservadas de la poesía de Kabir: la Oriental (el
Bijak), la Rajasthani(el Kabir Granthavali) y la Punjabi en el Adi Granth, la sagrada escritura del
Sikhismo. Frecuentemente sus versos están en un lenguaje “dado vuelta” o
“invertido” (ultavamsi) que presenta
al lector un acertijo para demostrar que el/lo absoluto está más allá del pensamiento
y lenguaje racional.
La liga del viento divino
Ya en el siglo XX, Anagarika
Govinda en su Foundations of Tibetan
Mysticism escribía: “La gente no es convertida y transformada en su ser más
íntimo a través de la palabra audible sino a través de aquello que va más allá
de las palabras y fluye directamente de la presencia del santo; el inaudible
sonido mántrico que emana de su corazón. Por esto el santo perfecto es llamado
Muni, el 'Silencioso' ” (Brown 273).
La predilección japonesa por
héroes que fueron incapaces de lograr sus objetivos concretos nos puede enseñar
mucho sobre estas sensibilidades y sobre las nuestras. Akutagawa Ryûnosuke, el autor de Rashomon, se sentía amenazado de esterilidad a la vez que temía ser
alcanzado por la locura. No encontraba el sueño. En él hay una sensación de que
el arte está ligado a la crueldad y a la muerte, como lo ilustra el cuento
“Figuras infernales”. También tenía el deseo de la gran obra imposible.
Veamos un haiku de un kamikaze de
la Unidad de las Siete Vidas, quien muriera en combate a los veintidós años:
Liga del
Viento Divino
¡Si sólo
pudiéramos caer
Como cerezas en
flor en la Primavera-
Tan puras y
radiantes!
“Viento
Divino” era un nombre tomado de los enormes tifones que, acorde a la tradición,
habrían salvado al Japón de la furia de los mongoles en el siglo XIII. Por
entonces pasó a designar las tácticas de suicidio organizado de 1944-45 que,
como se esperaba vanamente, tendrían un efecto similar preservando a la nación
del desastre.[162]
Tamazight
El largo pasado del África Negra
es poco conocido, como el de todos los pueblos cuando carecen de una lengua
escrita. La literatura africana nos lleva de regreso a una civilización
esfumada, mucho más antigua que la contemporánea. La literatura negro-africana
joven es diferente. Se halla altamente occidentalizada, comenzando por el hecho
de que usa lenguas europeas: hay pocos experimentos literarios en lenguas
africanas, las que son fundamentalmente orales y solo tardíamente y con
dificultad han sido transcriptas. Tomemos por ejemplo los Nouveaux Contes d’Amadou Koumba, del escritor Birago Diop. Su estilo occidental ya denota
una literatura “desenraizada de las comunidades con las cuales continúa
soñando”(Braudel 149).
Caso
interesante es el del tamazight, idioma
oral de los tuareg, que tiene un origen discutido: según algunos es de origen
semítico, según otros es autóctono. El problema se agrava si se considera lo
que quedó de la lengua escrita, tifinagh,
en grutas, rocas y estelas: un alfabeto de veinticuatro caracteres fonéticos
que puede ser de origen púnico, sinaítico o cretense. Para complicar aún más el
asunto, parece que se puede escribir de derecha a izquierda, de izquierda a
derecha, de arriba hacia abajo, de abajo hacia arriba y...en espiral.[163] En todo caso hoy los tuareg casi no lo pueden
leer[164], y su variante más utilizada es romántica:
los amantes se trazan algunos signos en la palma de la mano para darse citas
galantes.
Conclusión
En este capítulo
hemos recorrido nuestra biblioteca de literaturas y libros imposibles, lo que
nos ha otorgado un material más que suficiente como para reflexionar
teóricamente sobre estas expresiones en el próximo capítulo. Asimismo, hemos
acompañado el devenir de algunos de los dispositivos con que se ha intentado nombrar
la imposibilidad en la historia de la literatura que hemos construído, con las
concentraciones y limitaciones ya
especificadas y justificadas. Creemos haber mostrado la abrumadora presencia de
lo imposible, es decir, la presencia de una ausencia constitutiva, que creemos
fundamental para poder reflexionar, ahora sí, sobre el quehacer literario y la
función que estas imposibilidades desempeñan en tal quehacer.
Se mostró aquí, además, como los
idiotas, los pájaros, y los niños quemándose son parte esencial y, por lo
tanto, repetida de las literaturas imposibles.
Más literaturas
imposibles, como en todo apéndice, y después de una conclusión.
Este capítulo requiere de varios
apéndices que no son éste. Éste solo pretende dar cuenta de esos otros apéndices,
que no escribiremos ni podemos escribir. De tal manera, esté apendice
representa en grado extremo la imposibilidad de acabar este capítulo, un
testimonio sobre algunas de las regiones y tiempos literarios no explorados
aquí, declarados imposibles tan sólo para este libro. En ese sentido, este
libro generaría, en su misma escritura, su objeto, también por fuera de
ella. Un apéndice es siempre un retazo
que quedó sin agregar, que se desmembró, que está ausente y que, muchas veces,
no llegamos a leer, ejemplo de imposibilidad literaria y de un inevitable
exceso.
[1] Este cantor ambulante ya postula las
relaciones entre oralidad y mito, escritura y conciencia histórica.
[2] Pero también estirarlas, o templarlas como a
un instrumento musical, o colocarlas en una serie.
[3] Arquíloco, Fragments (Paris: Société
d'Edition "Les belles letres"), 1958, p. 23. El fragmento 74 forma parte de los Trimetrorum fragmenta incertae sedis, donde difícilmente se
reconoce más de una palabra. Dos se
reconocen en Guy Davenport, tr.: "Little boy" (30).
[4] Traducción e itálicas son mías
[6] Pirrón (365/0-275/0 a.c.) más tarde supondría que
uno nunca está en una posición para tener creencias justificadas sobre nada,
incluyendo esta creencia. No podríamos probar nada, no tendríamos un
conocimiento preciso de lo sobrenatural, del significado de la vida, de lo
justo o injusto. Lo más sensato sería suspender el juicio: sólo esto podría
hacernos felices.
(McNall Burns, 1, 181).
[7] Jean de Meung (1240-1305), alquimista
literario, descubrió tal hermetismo a través de los cátaros y los trovadores.
De allí que el Roman de la Rose sea
una obra en código.
[8] Los escritos de los teológos gnósticos han
sido sistemáticamente destruidos por los cristianos ortodoxos (muy poco queda
hoy). Cfr. Georges Bataille, “Le bas matérialisme et la gnose”, en Documents 1 ( Paris, 1930). Sus adeptos
creen que las oraciones, palabras, imágenes y la estructura de los textos
sagrados son más que figuras literarias: estos textos podrían revelar el
sentido de la vida. El gnosticismo supone la existencia de una sombra,
inconsciente, no-ser o carencia que debe ser elucidada para alcanzar la verdad.
[9] Richard Elliott Friedman sostiene que la
Biblia contiene un "libro escondido" que tiene cerca de 3.000 años de
antiguedad y que va desde el Génesis al Primer Libro de los Reyes. Cfr. Richard
Elliott Friedman, The Hidden Book in the
Bible, San Francisco: Harper Collins, 1998.
[10] Cf. Manguel, A. Una Historia de la Lectura. Madrid: Alianza, 1998.
[11] Los dioses nunca se ocupaban de
literatura, las divinidades griegas y latinas no aparecían nunca con un libro.
El cristianismo habría sido la primera religión que colocó un libro en las
manos de su Dios. E. R. Curtius, en European Literature and the Latin Middle
Ages, citando a F. Messerschmidt, Archiv
für Religionswissenschaft (Berlin, 1931), señala que, sin embargo, los
etruscos representaron a varios de sus dioses como escribas o lectores (310
n13).
[12] La ley es así el hogar de lo impersonal
cuyas narrativas deben ser negadas, traicionadas: “¿No estaba yo ya exahusto de
tanta instrucción teórica?” (Kafka, RA,
mi trad.) o “Ustedes mismos saben cuan
ilegal es para un judío asociarse con o visitar a cualquiera de otra
nación…" (Pablo, en las Actas,
mi trad.)
[13] Teuth es el nombre griego para el dios
egipcio Thoth, dios de las ciencias ocultas, de la alquimia, de la medicina y
de la escritura. Thoth es el hijo del rey-dios y dios-sol Ammon Ra -el Sol
Escondido. Derrida apunta que Thoth substituye a Ra, representándolo a través
del habla y la escritura.
[14] El uso de la literatura para denunciar
la ficción social derivaría de los escépticos y cínicos quienes, a la vez,
rechazaban el arte y la música en tanto artificios. En el caso de los cínicos,
su escuela sería fundada por un alumno de Sócrates, Antístenes. Para éstos la
marginalidad del filósofo derivaría del contraste con los códigos cognoscitivos
y de conducta de la mediocridad. Por otra parte, lo
especialmente paradójico sobre el ataque de Platón a la escritura no sería sólo
que ocurre de una manera escrita sino que sin la escritura la misma filosofía
que conocemos habría sido imposible (Leader 226).
[15] En el libro X de La República Platón sostiene que los poetas no tienen lugar en el
Estado platónico salvo como escritores de himnos a los dioses y canciones en
alabanza de los grandes líderes.
[16] Por lo tanto todas las traducciones
serían inadecuadas. Siguiendo entonces esta lectura derridiana, los traductores
deberían prestar atención a como la escritura
significa, mas que tratar de fijar lo que
significa.
[17] En su Séptima
Carta, también Platón afirma que no escribió su filosofía, porque ésta no
podía ser escrita.
[18] La escritura es aceptada cuando se convierte
en escritura interior de “consciencia y reflexión” en oposición a otro lenguaje
que pretenda invadir al alma e "in-scribirse" en ella.
[19] La “escritura en el agua” era también
expresión de la obra inútil y sin sentido. El tiempo de la escritura lejos ya
del tiempo de la vida. Cfr. Fedro
(Buenos Aires: Planeta), 1997.
[20] Para los babilonios las estrellas eran “la
escritura del cielo”(Curtius, EL 304,
mi trad.).
[21] El renacimiento humanista se impregnaría vía Egipto
de enigmas, apartándose de la supuesta transparencia del sentido (Cita de W. Benjamin, en
Hocquenghem y Scherer 115).
[22] Durante el período babilonio fue también
escrito una especie de prototipo del Libro
de Job, el llamado Job babilonio,
contienendo algunas reflexiones sobre la impotencia humana y los misterios del
universo.
[23] El nombre en el judaísmo para esas letras es
Tetragrammaton (del griego tettara ,
‘cuatro’ y gramma , ‘letra’): el que
está separado de, y el que excede, cualquier otro nombre. En apariencia
conectado etimológicamente con una forma imperfecta del verbo hebreo “ser”, su
pronunciación estuvo prohibida. A medida en que cayó en desuso también se
volvió incierta.
[24] Moisés pertenece a una tradición de maestros
orales que incluye a Sócrates, Buda y Jesucristo.
[25] El término chino hsuan hsueh, que quiere decir aprendizaje profundo o misterioso,
referirá a un nuevo taoísmo que emergerá luego en China en los siglos III y IV.
Afirmará un No-Ser primordial que
puede sólo realizar su función a través del Ser, como lo imposible a través de
lo posible.
[26] En general a
través de Aristóteles. De Zenón sabemos también sólo lo que dijeron sus
impugnadores.
[27] Se conjetura que no quería atarse a un
texto. De ahí el magister dixit. Habría
también pensado que la letra mata y el espíritu vivifica.
[28] Citado en Norman Brown, El cuerpo del Amor. Buenos Aires: Sudamericana, 1972, pp. 263. Cfr. Filóstrato: Life of
Apollonius of Tyana. Cambridge, MA: Harvard University Press,
1912-1950.
[29] Tenemos, sin embargo, resúmenes de todos menos de
dos de los libros perdidos. Aunque voluminoso, su trabajo no era académico o
erudito; la información precisa, la consistencia de los hechos, la historia
científica, no eran su prioridad. Deseaba mostrar a sus compatriotas el gran
panorama de sus pasados, recordarles la gloria de sus ancestros e instarlos a
abandonar los caminos decadentes que habían tomado.
[31]
Más tarde en Shakespeare: “Men’s evil manners live in brass; their virtues/ We
write in water (K. Hen. VIII, IV 2). Shakespeare decide retirarse de la composición dramática
una vez logrado el bienestar económico. Su concepción de la vida como cuento
contado por un idiota, lleno de ruido y de furia y que nada significa, influiría fuertemente en Faulkner. Horacio González me
sugirió que la película Forrest Gump
podría también leerse, en ese sentido, en clave shakespereana o junto a
Faulkner. La inscripción que marca el epitafio de Keats y que el mismo
eligió también dice: “Here lies one
whose name was writ in water.”
[32] Igualmente sucedería en Fedra de Jean Racine, donde el sujeto de
la obra se volvería esta imposibilidad de la representación: el monstruo que
mata a Hippolyte desaparece de la representación. Irrepresentable, puede sólo
aparecer en una acción más alla de los límites del escenario. El deseo de
llevar a la representación a su límite resultaría en una preocupación con lo
que es representación negada: la mujer. La obra nos permitiría así imaginar
otro tipo de figuración que no sería simplemente una inversión en favor de la
mujer, sino que iría más allá hacia un tipo de antirepresentación. El laberinto
de Fedra no le permitiría una imagen
ni al hombre ni a la mujer, pero les permitiría volverse perceptibles como una
figura monstruosa: habría otro espacio que es necesario suponer oculto, que no
se hace ver, ni pensar; fugitivo a los discursos y de las percepciones, como
eso que les perturba. Cfr. J. F. Lyotard.Discours,
figure (Paris: Klincksieck, 1971), p. 135. La pintura catastrófica vista en Fedra constituiría los límites del clasicismo más allá de los
cuales la representación no es más posible (Paráfrasis de E. Berg: “Impossible
representation. A reading of Phèdre”, Romanic Review, Vol. LXXIII, nº4, Nov.
1982).
[33] En
la Teología mística de Pseudo
Dionisio aparecerá ya explicitado este cuestionamiento. En él se declaraban las insuficiencias de
la materia verbal para enunciar los atributos de Dios.
[34] Cf. Pseudo-Dionisio, "Corpus
Dionysiacum" en Works. Berlin
(N. York: de Gruyter), 1990.
[35] La mística del Budismo Zen cultiva una
poesía similar en la que la comprensión se bloquea con las exégesis racionales.
[36]
Ver al respecto: Menocal, María Rosa, Shards
of love: exile and the origins of the lyric (Durham: Duke University
Press), 1994.
[37] Virgilio (70-19 a.c.) deja inacabada la Eneida. Habría querido quemarla y Augusto no lo
consintió. Sus adynata eran conocidos en la Edad Media. Encontramos
algunos ejemplos en las "Bucólicas": … iungat vulpes et mulgeat
hircos" ("uncir zorros y ordeñar cabras macho", en III, 91).
Estas dos expresiones se usaban para indicar algo imposible, tal como hoy
decimos "pedir peras al olmo", por ejemplo. Otros ejemplos en las Bucólicas: VIII, 27-28; 52-56 (Madrid:
Ed. Gredos), 1990.
[38] Curtius encuentra cinco adynata en los dieciocho poemas de Arnaut Daniel. Sólo uno de ellos
correspondería al tipo clásico tal como se encuentra en la elegía y bucólica
romana. En los otros cuatro pasajes el adynaton habría adquirido una nueva función. En el
cuarto se describe el efecto del falso amor. En el décimo, Arnaut se describe a
sí mismo como quien “intenta atrapar el aire, caza la liebre con el buey, y
nada contra la corriente”(mi trad.).En estos ejemplos, el adynaton parecería indicar
el estrago hecho por el “falso amor” en la mente del poeta o por el dolor del
amor. Rudolf Borchardt apreciaría los adynata
de Arnaut Daniel como “una
inspirada invención de las contradicciones de la pasión” (Curtius, EL 97 n27).
[39] Los Sophismata,
como ejercicios para manejar falacias lógicas, son asociados convencionalmente
con los cursos del trivium.
Igualmente, el razonamiento lógico habría ejercido tal influencia en toda
investigación intelectual desde el siglo XIII, y el uso de sophismata habría sido un arma pedagógica tan popular y eficiente,
que el método se habría extendido al quadrivium.
[40] Por ejemplo, entre
los textos cristianos, la Mystica
Theologia de Dionisios el Aeropagita, el anónimo Cloud of Unkowing, los escritos de Jakob Boehme y Meister Eckhart;
y existen paralelos en textos zen, taoístas y sufi.
[41] Como John Freccero dice en su artículo
“The Fig Tree and the Laurel”: “La innovación extraordinaria en el
Canzoniere…se halla en lo que los versos dejan sin decir, en los espacios en
blanco que separan a esos ‘fragmentos’ líricos” (mi trad.). Freccero, John.
"The Fig Tree and the Laurel: Petrarch's Poetics" en Literary Theory/Renaissance Texts
(Baltimore: John Hopkins U. P.), 1986: 20-32.
[42] Con tal título, Petrarca subraya la
necesaria incompletud de la obra en la que trabajó la mayor parte de su vida,
de allí parte de su modernidad. Coleccionar estos fragmentos en un volumen es
la única reintegración posible frente al esparcimiento de poemas y cuerpos. El título de Cancionero
es posterior a Petrarca quien despreciaba, o fingía despreciar, sus poemas
escritos en lengua vulgar y justificaba aquí su empleo del italiano por el
deseo de hacerse entender por las mujeres.
[43] Incluían a William Heytesbury, autor de Regule solvendi sophismata, Richard
Swineshead y Thomas Bradwardine.
[44]
Cf. Roy Pearcy, Notes and Queries
(London: Oxford University Press), Septiembre 1967, “Chaucer’s ‘An impossible’
(“Summoner’s Tale” III, 2231). Por ese entonces,
Rabelais decide representar su “texto” como fragmentado. Para Rabelais, como
para Joyce, no habría tesis respetables ni dignas de defensa organizada: se van
diciendo cosas hasta agotar las posibilidades expresivas, el autor se ríe de
todo lo dicho y de la misma posibilidad de hablar.
[45] Cf. Dieterich,
Albert. Nekyia. Stuttgart: B. G.
Teubner, 1969.
[46]Como podría ser el caso de este libro. No hay
definiciones conocidas de un impossibile
en los comentadores del siglo XIV como los hay de un insolubile en, por ejemplo, William Ockam, Albert of Saxony y Peter
d’Ailly. En este tipo de Impossibilia
se afirma, en primer lugar, la imposibilidad de probar ciertas afirmaciones y,
en segundo lugar, la posibilidad de probarlas. Estrategia que se vería luego en
Kierkegaard (p.e., Either/or ) y en
Borges (p.e., "Nueva refutación del tiempo").
[47] Mandonnet sostiene que los Impossibilia serían el fruto de una
disputa escolástica real, pero la frase inicial no es menos una ficción
literaria puesto que imagina la presencia de un “sofista” autentico, que habría
venido a defender sus paradojas frente al público parisino. Somos llevados a
imaginar el texto como un informe revisado por Siger, o como la misma redacción
del autor (Von Steenberghen MSB93).
[48] Crítica de Santo Tomás al comentario de
Averroes del De anima de Aristóteles,
respondida por Siger. Leemos en la Summa
Teologica, "Malum est non ens", es decir, el mal no es esencia.
Si la literatura no es lo esencial, entonces es nada o su representación: el
mal, una "sombra de muerte"(Bataille, LE 49, mi trad.).
[49] La carrera de Siger fue interrumpida
prematuramente por la condena de 1277. Pero quizás no habría sido olvidado si
hubiera pertenecido a una de las grandes órdenes religiosas ligadas a la
Universidad de París. En las corporaciones poderosas y disciplinadas, el espíritu
de cuerpo y el culto de las tradiciones son antídotos para el olvido, aún para
personajes cuyas doctrinas se hubieran expuesto a censuras canónicas. Siger
pertenecía al clérigo secular; cuando llegaron días difíciles, se encontró solo
y recogió su herencia.
[50] Hauréau y Baeumker vieron en
los Impossibilia la refutación, por
un autor desconocido, de algunos de los errores profesados por el mismo Siger.
Era atribuir a este último las tesis contradictorias de aquellas que él
efectivamente ejercía.
[51] “…perché appressando sè al suo disire,/nostro intelletto
si profonda tanto,/ che dietro la memoria non pué ire” (Par. I, 7-9). A causa de la naturaleza absoluta de su visión, el
habla permanecería tanto inaccesible a la recuperación de la memoria como
irreductible al lenguaje. Pero el reino de lo decible no está totalmente
perdido: el tema del tercer cántico será la sombra de la luz que el peregrino
vió y atesoró en su mente.
[52] Cf. Giuseppe Mazzotta. Dante,
poet of the desert: history and allegory in the Divine comedy (Princeton, N.J. : Princeton Univ. Press),
1979. Y Dante's vision and the circle of
knowledge (Princeton, N.J. :
Princeton Univ. Press), 1993.
[53] Ver, al respecto,
las lecturas de Menocal de las danzas de Pound con Dante en Shards of love: exile and the origins of the
lyric. (Durham: Duke U. P.), 1994.
[54] Al respecto, ver la obra
demoledora de Georges Bataille.
[55] Según la cábala, las letras estaban
antes que el mundo, pero desordenadas. Dios dijo: 'hágase la luz', entonces se
ordenaron y se creó el mundo. Fue llamado el estudio de lo oculto porque busca
encontrar el alma invisible de las cosas. La traducción literal de la palabra
es "recepción".
[56] En el siglo XV habrá romanceros antiguos
que se perdieron sin llegar a imprimirse, como el romance sobre la muerte del
príncipe don Juan, hijo de los reyes católicos. Reconstruir el romancero
medieval perdido es una tarea de resultados siempre inciertos en la que caben
miles de hipótesis, como en las discusiones sobre el origen del lenguaje. Menéndez Pidal nos mostró que había una larga tradición de
literatura oral perdida que explicaba las literaturas romances: “Vivir es
variar”, cada acto vital es un texto de imposible fijacion definitiva. Y
tradicionales son aquellos cantos que se rehacen en cada actuación, que siempre
varían y reaparecen -como en el caso del Romance
del Conde Lucanor.
[57] En The
singer of Tales, Lord sostiene que “literatura oral” es un oxímoron. Y
habla de poetas cuya grandeza es sobrepasada por el arte al que han servido:
las raíces de la narrativa tradicional oral no serían artísticas sino
religiosas en el más amplio sentido. El término cubriría una enorme variedad de
perfomances: los poemas zulúes de alabanza; las canciones de los trovadores
medievales, la poesía inglesa del siglo XVII, el teatro de sombras indonesio y
la poesía homérica, por ejemplo.
[58] Los movimientos de errancia, traducción,
versión y refundición serían inseparables de la fama de la obra.
[59] Recuerdo aquí al Rabbi Yonatan diciendo
que cuando un hombre es joven, compone canciones; cuando madura, cita
proverbios; cuando envejece, habla de las futilidades de la vida.
[60]
Cf. Lukacs, Theory of the Novel. (London:
Merlin Press), 1971.
[61] En su ponencia presentada en Yale con motivo
del homenaje a Manuel Durán en 1997.
[62] La mención de lo “imposible” en el Quijote
aparecería además en los siguientes capítulos: Cap.
V: Libros de caballeria. Cap VI-Cap XX y XXII. Nota introductoria, capitulo VI.
Capitulo XXII, XVI, XXI, XIII, XI.
[63] En cuanto a
las Novelas ejemplares, tenemos también en Cañizares un
cuerpo imposible de interpretar. El problema de la aporía aquí es cómo leer la
tropelía. Hay un murmullo y no una reproducción fiel, se trata de una
transgresión de la posibilidad de fidelidad: Los perros son alabados por su
fidelidad. Se trata de acordarse de lo que venía antes del lenguaje.
Imposibilidad de saber, de interpretar, en los diálogos:
“La
carne se ha ido a la carne” (248)
“No
me maravillo de lo que hablo pero espántome de lo que dejo de hablar” (255).
En el “Coloquio de los perros” es de noche y cuando se
acabe la noche puede acabarse el habla. Berganza cuenta de cuatro locos cuyas
conversaciones escuchó en el hospital: un poeta que ha escrito un poema épico
no acabado, un matemático que dice estar cerca de localizar el punto fijo, un
alquimista que está cerca del descubrimiento de la piedra filosofal, y un
arbitrista que tiene la respuesta a los problemas económicos de España:
conocimientos absolutos: son locos confinados que viven en un futuro absoluto y
en desacuerdo con el presente. La vida de Cipión, no escrita, se hará cuando se
vea que ésta se crea o al menos no se desprecie. Berganza se pregunta: ¿Cómo la
tengo de seguir si callo? El intento por hallar el punto fijo (fijar el sol,
tomar el sol, buscar el punto cero) es como la búsqueda imposible de la
cuadratura del círculo: pena de Tántalo, de Sísifo.
[64] En el siglo XVI tomaron cuerpo, entre
los eruditos judíos, dos maneras distintas de leer la Biblia. Una de ellas, en
las escuelas askenazís, analizaba cada versículo y cada palabra, buscando en el
texto todos los sentidos posibles. Kafka pertenecería más tarde a esta
tradición. Dado que la meta del talmudista askenazí era explorar y aclarar el
texto en todos los niveles de significado concebibles y glosar todos los comentarios
hasta volver al texto original, la literatura talmúdica se convirtió en una
sucesión de textos autogeneradores que se desarrollaban como consecuencia de
lecturas sucesivas que incluían a todas las anteriores.
[65] Cf. M. de Certeau,
La fable mystique (Paris:
Gallimard), 1982.
[66] Varios siglos antes Pedro Alfonso nos ofrecía su Disciplina Clericalis (1100), en donde leemos: "De la
familiaridad con el rey: Para esta clase de instrucción hacen falta muchas
cosas que no recuerdo bien ahora, y que si te las prescribiese, tal vez te
producirían tedio ... ¿Quién puede en este mundo tener alguna cosa firme y
estable? Temed a Dios." Moisés Maimónides (Mosé ben Maimon), pensador de
la España hebrea, también nos interesa a los efectos de nuestro libro por su
reflexión sobre los imposibles literarios en su Guía de los perplejos. Allí leemos:
Cap.
58 [A Dios solamente deben adjudicarse atributos negativos].
Loor
a aquel que, cuando las inteligencias contemplan su esencia, tal percepción se
trueca en incapacidad, y cuando
examina cómo sus actos proceden de su voluntad, esa ciencia degenera en ignorancia, y cuando las lenguas
pretenden glorificarle mediante atributos, toda elocuencia se convierte en balbuceo e incapacidad
(159)
Cap.
66 [Sentido de la “escritura”, atribuida a Dios]
...la Escritura expresa
metafóricamente, por los verbos ãmar
y dibber, la realización de una cosa,
y lo mismo que se ha enunciado como “hecho por la palabra”, dícese “obra del
dedo de Dios”. Así, la expresión “escritas por el dedo de Dios” es equivalente
a “escritas por la palabra de Dios”... (178).
[67] Ver la introducción
autobiográfica a su libro de filosofía moral, The book of the seeker (New York: Yeshiva University Press, Dept.
of Special Publications), 1976.
[68] Cf. Brann Ross,
The compunctious poet: Cultural ambiguity and hebrew poetry in Muslim Spain..
Baltimore : Johns Hopkins University Press, 1991.
[69] Los rabinos talmúdicos enseñaban la
conveniencia de no exceder ciertos límites en la búsqueda del conocimiento. El
peligro de hablar y escribir le obsesiona a Sem Tob. Sobre el hablar y el
callar de hecho hay 53 estrofas en los Proverbios
Morales. El tema central del poema es la imposibilidad de comprender el
mundo y el habla como pasión y peligro.
[71] Cf. Lopez Baralt. Las huellas del Islam en la literatura
espanola. (Madrid: Hiperión), 1985.
[72] Sobre las obras innovadoras y fundamentales
de Américo Castro ver Américo Castro and
the Meaning of Spanish Civilization, ed. José Rubia
Barcia (Berkeley and Los Angeles: University of California Press), 1976, esp.
J. H. Silverman, “The Spanish Jews”, 137-65. Sobre los alumbrados,
ver Alvaro Huerga, Historia de los
Alumbrados (1570-1630), 2 vols. (Madrid: Fundación Universitaria Española),
1978; y Antonio Márquez, Los Alumbrados.
Origenes y filosofía (1525-1559) (Madrid: Taurus), 1980.
[73] Cuenta la historia que mientras Pierre
de Fermat leía la Arithmetica de
Diophantus, descubrió una importante teoría matemática que anotó en el margen
de su copia pero que no detalló completamente. Esta teoría nunca fue
reconstruída. Fermat era reticente a dar demostraciones de sus resultados y
frecuentemente otros debían proveer las pruebas de sus teorías, como Platón lo
hiciera con Sócrates.
[74] Leemos: “Las
digresiones son indiscutiblemente como la luz del sol; son la vida y la sal de
la lectura; sacadlas de este libro, por ejemplo, y es como si quitárais el
libro entero.” No debe esperarse un argumento en el sentido tradicional, no se
va a ninguna parte: “En lugar de avanzar como cualquier escritor” -dice-, “con
lo que ya llevo compuesto, resulta que voy con otros tantos volumenes de
retraso”. Este libro fue una fuente de inspiración de Jacques el fatalista, según confesara el mismo Diderot. En él una
página puede aparecer en negro como señal de duelo o quedar en blanco para que
el lector ejercite su imaginación.
[75] Las traducciones de los originales son mías.
[76] J. Starobinski supone que es Rousseau
quien inaugura ese género de escritor escribiendo contra la escritura, “homme
de lettres plaidant contre les lettres”, que se hunde en la literatura con la
esperanza de salir de allí.
[77] Derrida, quien estudió y reveló bien
esta dialéctica, ha mostrado como, para Rousseau, todas las actividades humanas
envuelven este juego de presencia/ausencia.
[78] Cit. en J. Chouillet, "Du texte
ebauche au texte impossible: Les canevas dramatiques de Diderot", en
Chouillet, Anne-Marie (ed.), Colloque
International Diderot (1713-1784). (Paris: Aux amateurs de Livres), 1985. Jacques el fatalista
es una novela que se complace en sabotearse a sí misma. En 1924 Mornet
ya habría agrupado a La Religiosa, Jacques el fatalista y El sobrino de Rameau como “sus novelas”
y pasado un juicio sumario sobre ellas: “Las novelas de Diderot tienen un poco
las cualidades de sus letras y los defectos del resto de sus obras…no están
compuestas, porque el no quería componerlas.” (trad. mía).
[79] Escrito en la contratapa de Lichtenberg, G.
Ch. Aforismos Bs. As.: Sudamericana,
1990.
[80] Trad. mía. Cuando
era niño mi abuelo solía contarme el “Cuento de la buena pipa”, que consistía
en no contármelo. Cada vez que me preguntaba si yo quería que me lo contase yo
respondía “sí”. Entonces el decía: “Yo no te digo “sí”, yo te digo si querés que
te cuente el cuento de la buena pipa. Si yo decía “no” o alguna otra cosa, se
reproducía el mismo tipo de respuesta. “Yo no te digo “no”…, etc. María
Crocetti me contó que un cuento similar existe en Calabria, llamado "el
Cuento del n’dartieniti", usado para distraer a los niños con la excusa de
que se les contará ese cuento que nunca se cuenta.
[81]
Cf.Adin Steinsaltz, The Tales of Rabbi Nachman of Bratslav (1772-1810), (Jason Aronson Inc., Northvale, N. Jersey), 1993.
Trad. Mía.
[82] J. Keats, The Complete Poetical Works and Letters of
John Keats (Riverside Press, Cambridge), 1899.
[83] Haroldo de Campos: A arte no horizonte do provável (São Paulo: Perspectiva), 1969.
[84] Jacques Scherer, Le “Livre” de Mallarmé, Paris, 1957.
[86] Derrida arguye que en la poesía de
Mallarmé las palabras que refieren a estos "blancos" o
"vacíos" no son tan claves como las variaciones sintácticas de una
poesía que se dobla sobre sí misma, indescifrable.
[87] Igitur es también una tentativa para
volver la obra posible en el punto donde lo que está presente es la ausencia de
todo poder, la impotencia.
[88] La vida de Rimbaud comenzó también sólo
cuando se vió a sí mismo como hombre muerto. Suicidios literarios. La palabra
“aggression” viene del Latin aggredi significando acercarse a alguien
para atacarlo, aggredi viene de gradi
: ir. Escribir, matar, ir.
[89]
Cf. Blanchot: L’écriture du désastre.
(Paris: Gallimard), 1980.
[90] Según Claude Jeancolas en Le Dictionnaire Rimbaud (Paris: Balland,
1991), la Cimmerie es un condado mítico rodeado de nubes y bruma, cercado por
una eterna noche. Se la imaginó cerca del infierno o en la tierra de los
muertos.
[91] En el Dictionnaire
Rimbaud (Paris: Balland, 1991) este verbo es explicado como la acción de
discutir mediante el silogismo. Un intento de explicar con argumentos absurdos.
Algunos críticos también construyen el uso de esta palabra como una evocación
del cartesiano “Cogito ergo sum”.
[92] Ver Manonni: Clefs pour l’imaginaire (Le Seuil: Paris), 1969.
[93]
Ver Henry Miller, The time of the
Assassins. (New York: New Direcions), 1962.
[94] Riesgo que el crítico rara vez asume ya que,
generalmente, reifica y sólo sabe lidiar con cosas muertas, clasificadas,
enmarcables, pero no con la vida.
[95] Acorde al Dictionnaire Rimbaud, Rimbaud usa esta palabra con su primer
significado: del latín emovere ,
hacer mover a otro lugar, poner en movimiento, mover. Agitar en términos de
efectos físicos. Excitar.
[96] Seres mediocres que viven una vida vegetativa,
banal, sin sueños.
[97] La palabra aparece trece veces en la poesía
de Rimbaud. En el Dictionnaire Rimbaud
también aparece como “esperma triste”.
[98] Pensamiento desarrollado por Maurice
Blanchot en L’écriture du désastre (Paris: Gallimard), 1980.
[99] Por sus implicancias, antes de 1800 no hay
traducciones del Werther en España:
había sido prohibida el mismo año de su publicación, 1774.
[100] Bajo el imperativo de esta insaciabilidad se
abrirían las páginas de la Crítica de la
razon pura de Kant que tampoco deja de hacerse preguntas. La razón
histórica moderna que conoce la misma avidez que Fausto...¿conoce también su
misma suerte?, se pregunta Eduardo Subirats en Figuras de la conciencia desdichada. (Taurus, Madrid), 1979: 49.
[101] Acorde a Subirats, en la figura negativa de Fausto aparecería la misma preocupación por la subjetividad
fracasada, opuesta al sujeto absoluto de Fichte o a la identidad trascendental
de Kant. Esta negatividad no sólo sería conciencia del fracaso de la ilusión
trascendental de la Ilustración sino también resistencia contra el programa del
sujeto trascendental. Cfr. Figuras de la
conciencia desdichada. (Taurus, Madrid) 1979: 55.
[102] El silencio también existe como castigo
en la “locura” de los artistas (Hölderlin, Artaud) y en penitencias (desde la
censura y la destrucción de obras de arte hasta el fin, el exilio, o la prisión
del artista).
[103] Georges Le Breton señala
correspondencias entre el fragmentario y misterioso "El Desdichado",
la alquimia y las cartas del tarot.
[105] Deleuze, Gilles Logique
du sens. (Paris: Ed. de Minuit), 1969. Una obra fracasada
de Carroll a tener en cuenta es su Sylvie
and Bruno Concluded.
[106] H. von Hofmannsthal, “Carta de
Lord Chandos”, en Sur, n. 163, mayo
de 1948, p. 30-40. La carta describe ese estado de
suspensión donde la inspiración es estéril. Lord Chandos intenta explicarle a
Francis Bacon porque renunció a toda preocupación literaria. Es que, dice él,
“yo he perdido completamente la facultad de tratar de manera continuada,
mediante el pensamiento o la palabra, un tema cualquiera".
[107] Wilde, Oscar, “Leer o no leer”,
en Pall Mall Gazette, 8/2/1886).
[108]
Sir Walter Raleigh escribió en prisión su History
of the World (1614).
[109] Para un estudio de la
gauchesca, ver Josefina Ludmer, El género
gauchesco:Un tratado sobre la patria (Bs. As., Sudamericana), 1988.
[110] Ver H. Ureña, Las corrientes literarias en la América
Hispánica.(México: Fondo de Cultura Económica), 1969.
[111] El Zohar, publicado (o
“revelado”) en 1290 por Rabbi Moses ben Shemtov of Leon. De acuerdo al Zohar, la realidad es como una almendra
cuyo carozo continuamente se nos escurre. Podemos, sin embargo, acercarnos
infinitamente a ella, removiendo sucesivas capas de corteza (231).
[112] Cf. Gilles Deleuze, La literatura y la vida. (Córdoba:
Alción, 1996).
[113] Las páginas 253 a 255 de nuestra edición se dedican
a informar sobre los proyectos de capítulos que han “quedado encerrados” para
siempre.
[114] Sobre el duelo narcisistico imposible
de la “cosa”, mas que de un “objeto”, ver Julia Kristeva: Soleil Noir. Dépression et mélancolie. Paris, Gallimard, 1987, p. 22 y siguientes.
[115] Euclides da Cunha en Os Sertões cuenta que para Conselheiro
la virtud “era un reflejo superior de la vanidad, una casi impiedad”.
Almafuerte hubiera compartido ese parecer. Según Borges, en la víspera de una
desesperada batalla, T. E. Lawrence (Seven
Pillars of Wisdom, LXXIV) habría predicado a la tribu de los serahin una
vindicación de la derrota y del fracaso, idéntica a la premeditada por
Almafuerte.
[116] De la misma manera en que cede
el mono en el relato de Kafka, "Informe para una Academia".
[117] Jorge Luis Borges, "Teoría
de Almafuerte" en La Nación,
1942. Annick Louis deduce de esto que puede implicar que un libro no escrito
justifica tanto a un escritor como un libro efectivamente escrito. Pero también
podría implicar que ese libro no escrito ha jugado un rol considerable en la
constitución de la estética del escritor. Annick Louis,
Jorge Luis Borges: oeuvres et manoeuvres,
L"Harmattan, Paris, 1997.
[118] “Château lyrique … el soñado
libro de sus poesías, nunca reunidas, románticamente edificó todos sus
castillos de ilusión, sino en España, en el aire”, Roberto F. Giusti citado en
Noé Jitrik (comp.), Atípicos en la
literatura latinoamericana: (Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires),
1997.
[119] E. Rodríguez Monegal,
"NELL, Felisberto Hernández", Buenos Aires: Sudamericana, 1947, Clinamen, 2, núm. 5 (mayo-junio de
1948), pp. 51-52. Citado en Rosario Ferré. El
acomodador. Una lectura fantástica de Felisberto Hernández. México: FCE,
1986, pp. 21-22.
[120] En un libro sagrado son
sagradas no sólo sus palabras sino las letras con que éstas fueron escritas.
Ejemplo: el alfabeto hebreo tiene veintidós letras y en El Libro de la Imagen se cuenta que una vigésimotercera se ha
perdido. Su ocultamiento habría desequilibrado el ciclo cósmico de siete mil
años en curso e impuesto la presencia del pecado y el castigo. Cuando
reaparezca en el futuro, la letra veintitrés se sumaría a sus compañeras.
Entonces, anuncia el cabalista, la existencia humana será feliz e
igualitaria. No se sabe cuando volverá
esa letra, hoy escrita en los sueños.
[121] En los apuntes de una
conferencia sobre Paradiso que no se
realizó (dossier en Paradiso, ed. Vitier:
710-714). Allí cita también a East Coker: "...Sólo existe la lucha por
recobrar lo que se ha perdido y encontrado y vuelto a perder muchas veces. Sólo
existe el intento para nosotros. El resto no es cosa nuestra".
[122] Según Coover, este es un libro sobre
alguien que está enloqueciendo por lo que está tratando de escribir.
[123] Acerca de “el tema de lo no acabado, o la sensación
de no acabado, como factor importante de una obra de arte”, Gelman recordaba:
“yo vi en San Pedro la Pietá que hizo Miguel Angel a los 23 o 24 años, que es
perfectamente apolínea, terminada y lo demás, pero años después vi en Florencia
otra Pietá que Miguel Angel no terminó, y me conmovió muchísimo más. No creo
que porque el escultor fuera más viejo y experto: hay algo más, no sé bien qué.
Todo lo que sugiere la piedra que sobra me parece extraordinario” (cit. en
Daniel Freidemberg, "Poesía contra poema. La estrategia del inacabamiento
en Juan Gelman", en Noé Jitrik, comp. Atípicos
en la literatura latinoamericana.. Buenos Aires: CBC-UBA, 1997).
[124] Conferencia dada en el
Departamento de Estudios Hispánicos de la Universidad de Puerto Rico, 1993.
[125]Ver Guilhermino Cesar, “O que era e o que
não devia ser” y “O criador do teatro do absurdo”, en Qorpo-Santo, Teatro Completo, [Rio de Janeiro],
Serviço Nacional de Teatro, Fundação Nacional de Arte, 1980, s.p.; F. Aguiar,
“Cronologia da vida e da obra de Qorpo-Santo” (Anexo I) y “Os fascículos da
Ensiqlopédia” (Anexo II), en ob. cit.,
pp. 225-244., cit. en Mónica Serra, “Los dramas de Qorpo-Santo”, en Noé Jitrik,
Atípicos en la literatura latinoamericana,
UBA, Buenos Aires, 1997. Qorpo-Santo no vería ninguna
de sus piezas en escena. Beethoven no las oía, Milton no las veía, Van Gogh no
las vendería.
[126] Muchas de las características de las
obras de Qorpo-Santo responderían a las del teatro del absurdo. De hecho fueron
numerosos los críticos que lo calificaron como precursor en este sentido, sobre
todo Flávio Aguiar y Guilhermino Cesar. Qorpo-Santo habría creado en Puerto
Alegre, en la segunda mitad del siglo XIX, el teatro del absurdo o de lo
absurdo, antes de Ionesco, Jarry o Beckett. Teatro considerado prácticamente
“irrepresentable”, escrito en libros prácticamente desaparecidos y que abunda
en estructuras dramáticas truncadas con personajes que parecen seres perdidos.
Décio de Almeida Prado, en cambio, considera que el de Qorpo-Santo es un
“teatro antes absurdo que del absurdo” (Prado, Décio de Almeida, O teatro brasileiro moderno: 1930-1980,
São Paulo, Perspectiva, 1988, p. 108, trad. mía).
[128] Los estoicos se convertirán con el tiempo en
iniciadores de una imagen del filósofo ligada a la constitución paradojal de la
teoría del sentido. Ver Deleuze, Logique
du sens (Paris: De Minuit), 1969.
[129] ”La antropofagia corre el riesgo de borrar el yo
narrativo mediante la remoción de la distinción entre el yo y el otro, el
subjeto y el objeto. Los caníbales modernistas están comiéndose sus propios
corazones” (Jackson, K. David, "Three glad races: Primitivism and
ethnicity in brasilian modernist literature", in Modernism and Modernity, Vol. I Nº 2, April 1994.trad. mía).
[130] Con Goethe, Bataille podía
acordar que lo sagrado es lo que une almas, pero la base de esta unidad era lo
que las repelía: “society stands on
things it cannot stand". Citado en John Lechte “An
introduction to Bataille: the impossible as (a practice of) writing”, en Textual Practice, Summer 1993, p. 180.
[131] Cf. Leiris, M., Brisées, “De Bataille l’Impossible à
l’impossible Documents”(Mercure de France), 1966.
[132] Marx recordó la postura de
Epicuro como enemigo de la gramática. Los escritores cometen errores
gramaticales, inventan palabras que no están en diccionario alguno. Denis Hollier, Against
Architecture: The Writings of G. Bataille, MIT, Cambridge, 1989, p. 27.
[133]Cf.
Bataille, Georges: The impossible. San Francisco: City Lights Books, 1991.
[134] Bataille usa la expresión en
una carta a Jerôme Lindon, el 9 de enero de 1962. Cfr. G. Bataille, Oeuvres Complètes, vol. 3, p. 519-521.
[135] Borges decía que tienen un numero
infinito de capítulos, porque su tema es de un número infinito de
postulaciones.
[136] Cfr. Bensmaïa, Réda. "The Kafka Effect", foreword to Deleuze & Guattari. Kafka: towards a minor literature. Minneapolis:
University of Minnesota Press, 1986.
[137] Deleuze y Guattari se oponen a
esta relación y separan a Kafka de lo que la academia llama “Literatura”.
[138]
Cf. Deleuze & Guattari, Kafka:
towards a minor literature.
[139] La idea de esta obra como obra de “remiendos”
recuerda las técnicas del collage y refiere a la aceptación de la lírica como
salvación. Constituye el encuentro de “lo que nos falta”, representa una prueba
de la necesidad de “reconquistar el lenguaje perdido”. De ahí ese aroma
torrencial donde todo entra.
[140] Para Kristeva, Joyce era el
anti-Mallarmé que exprimía las posibilidades de la literatura en un libro para
terminar todos los libros. Kristeva, J.,
“Joyce ‘the Gracehoper’ or the return of Orpheus" en Bernard Benstock
(ed.), James Joyce: The Augmented Ninth.
Syracuse, Syracuse University Press, 1988, pág. 167-180.
[141] La oración incompleta ya había
sido usada por Joyce para generar esa atmósfera de anticlímax percibible en
muchas escenas en Dublineses y en El
retrato de un artista como hombre joven.
[143] El pasaje siguiente está basado
en la teoría arnoldiana de que los celtas estaban destinados por una
imaginación superior al fracaso en el mundo pragmático de la política y del
bienestar material.
[144]
Párrafo usado por Matthew Arnold como epígrafe a The Study of Celtic Literature. London: Smith, Elder and Co.,
Cornhill, 1867. Esto
refuerza la noción de que los celtas, perdiendo las guerras, eran recompensados
sin embargo con una cultura elevada. Un famoso poema
‘They Went Forth to Battle ("the war") but They Always Fell’ fue
escrito por Shaemas O’Sheel (Ossian) en 1911.
[145] Crítica implícita de un texto
escrito. Defeca al unísono con las
‘columnas’ del primer texto que leyó aquella mañana, tiene gases. Quizás Joyce
quería indicar que había sido degradado en la transición (el writing “down”) del habla a la impresión.
[146] Específicamente, el poema de Stephen
anotado en un papel arrancado de la carta de Mr. Deasy; pero también proyecta
el miedo de Joyce de que su libro escrito no sea leído. En Finnegans Wake lo recuerda como el inútilmente ilegible ‘libro azul
de Eccles’. Las reservas de Joyce sobre la literatura escrita se hacen bien
claras cuando conlcluye “Calypso” con Bloom
limpiándose la cola con una página de Titbits.
[147] R. M. Rilke, die Aufzeichnungen des Malte Laurids Brigge (Frankfurt del Main,
1986), cit. en Alberto Manguel. Una
historia de la lectura Madrid: Alianza, 1998. Rilke, como Mallarmé, hace de
la poesía una relación con la ausencia. Escribir significa conocer el ser en el
fracaso.
[148] Cf. Siete
manifiestos DADA.
[149]
Cf. Luiz Costa Lima, Control of the
imaginary: Reason and imagination in Modern Times (Minneapolis: U. of
Minnesota Press), 1988.
[150] Schulz muere alcanzado por una bala de
las SS, sin poder concluir la novela que escribía. No conocemos más que una
ínfima parte de la obra anterior al Libro
Idólatra, la que desapareció casi totalmente, destruida por la guerra o
dispersada por lugares ignotos. Además de unos pocos dibujos y del juvenil Libro Idólatra, nada de la obra plástica
esencial de Schulz permanece: menos de doscientos dibujos en el Museo de
Literatura de Varsovia y algunas obras en otros museos y casas particulares,
sobre todo croquis, estudios y esbozos. Lo esencial habría desaparecido sin
dejar trazos. Cf. Krzysztof Stala, On the
margins of reality: The paradoxes of representation in Bruno Schulz’s Fiction.
[151] A Eco se le había prohibido usar la
lengua excepto para repetir lo que se le decía y sólo le quedo la voz. Mucho de
la ficción de Beckett se desarrollaría a partir de esta imagen de una voz
condenada a repetir palabras que no son suyas. Ver Rafael Argullol,
"Escritura del acecho", en Supl. Cultura, Diario La Nación, 18 de junio de 1995.
[152] La novela de
Gustav Meyrink, Der Golem, está
basada en la creencia de que era posible infundir vida a una figura de arcilla
mediante una combinación de letras de cualquiera de los nombres de Dios. La
palabra “golem” significa embrión en hebreo.
Asimismo, en Fray Luis de León (De
los nombres de Cristo) el libro torpe y dañado sugiere la existencia de
letras divinas que conducen hacia el “nombre inefable”, “único, glorioso y
terrible, el nombre por excelencia, oculto y miserioso, nombre de la
substancia”. Dios sería el abismo del ser, de allí los muchos nombres para él.
Jakob Boehme (Mysterium Magnum)
inauguró también una “teología negativa”. Para él debía tenerse cuidado en
distinguir entre Dios y las imágenes de Dios. Dios sería inaccesible y todas
las imágenes que nos hacemos de de él no serían sino falsedad; nosotros sólo
podríamos acercarnos a la trascendencia quemándolas.
[153]
Cf. Tucker Martin (ed.), Literary exile
in the twentieth century (New York: Greenwood Press), 1990.
[154] Es característica
de Cioran una capacidad para describir la futilidad de todo pensamiento y la
nulidad del argumento. En palabras de John Updike, vuelve al lector “inseguro
sobre lo que ha leído o sobre si realmente ha leído algo” Tucker, Martin, Literary exile in the twentieth century
(New York: Greenwood Press), 1990.
[155] Cuando Blanchot y Derrida escriben sobre
él se dejan arrastrar hacia un laberinto linguístico que pierde contacto con la
obra de éste. Es difícil medir un pensamiento vivo con los códigos de la lógica
formal.
[156] Algo que intentará en La vie mode
d’emploi (1978). Reinventar, volver a
traducir. En un reportaje a Thomas Cahill, en Clarín (6-9-98) leemos: "Creo que si uno lee las viejas
traducciones de La Ilíada en español,
en inglés o en lo que sea, no parecen muy buenas. Si uno lee una traducción del
siglo XVIII o XIX, los textos parecen pertenecer a esos siglos y no a la Grecia
del siglo VIII antes de Cristo. Me parece que hay que volver a traducir todo
otra vez, para nuestra época. Lo que necesitamos aprender hoy no es lo mismo que
necesitaban en el siglo XIX." Al respecto de su libro sobre otras historias
imposibles: The Irish saved civilization
: the untold story of Ireland's heroic role from the fall of Rome to the rise
of medieval Europe. New York : Nan A. Talese, Doubleday, 1995.
[157] Cfr. Martin
Heidegger, Hölderlin and the Essence of
Poetry.
[158] Cf. Gilles Deleuze, La literatura y la vida. (Córdoba:
Alción), 1996
[159] “Teniente” (Hõgan) refiere a Minamoto no Yoshitsune.
Cf. Ivan Morris, The nobility of failure. Tragic heroes in the history of
Japan. Holt, Rinehart and Winston,NewYork,
1975.
[160] En el siglo VII se desarrolló el koán en China tomando frecuentemente la
forma de respuestas ilógicas e inusuales a preguntas absurdas que eran luego
escritas y coleccionadas. Las enseñanzas del Zen fueron encapsuladas en estas
anécdotas breves que buscaban liberar el sí instintivo semi-dormido.
[161] En el mundo occidental, otra forma de
esa obsesión se encuentra en el temor a la ficción novelesca desde los tiempos
de Platón, quien echara a los poetas de su república ideal.
[162] Durante la guerra del Pacífico la
palabra fue shimpu, la lectura
sino-japonesa de kamikaze.
[163] Recuerdo ahora a Robert Walser quien
fuera internado en una clínica psiquiátrica donde estuvo hasta su muerte. Había
convencido a todos de que no había vuelto a escribir. Pero a su muerte se
encontraron 526 folios llenos de prolijos garabatos incomprensibles, parecidos
a la escritura taquigráfica, que en un primer momento se interpretaron como la
escritura delirante de un psicótico. Porque habían pertenecido a Walser no
fueron a parar a la basura. Un grupo de investigadores los descifró: se trata
de poemas, relatos y obras de teatro escritos en un alfabeto inventado, con
letras que no superan el milímetro de altura.
[164] Cuando Hawad les leyo algunos poemas a
mis amigos Bertrand y Dominique, éstos me contaron que parecían aullidos,
desgarramientos. Hawad llama a sus poemas Furigrafías, es decir, caligrafías
furiosas.
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