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Dramatis Personae

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Filopolímata y explorador de vidas más poéticas, ha sido traductor, escritor, editor, director de museos, músico, cantante, tenista y bailarín de tango danzando cosmopolita entre las ciencias y las humanidades. Doctor en Filosofía (Spanish and Portuguese, Yale University) y Licenciado y Profesor en Sociología (Universidad de Buenos Aires). Estudió asimismo Literatura Comparada en la Universidad de Puerto Rico y Estudios Portugueses en la Universidad de Lisboa. Vivió también en Brasil y enseñó en universidades de Argentina, Canadá y E.E.U.U.

jueves, 9 de marzo de 2017

Día de la mujer

Ahora que pasó todo el espectáculo del “día de la mujer” y se podría, tal vez, pensar y decir algo...intentaré expresar lo que me preocupa: buena parte de sus reclamos son reflejo de manifestaciones masculinas, parte de una ideología patriarcal en cuyo centro está el “hombre”. Su sentido es parte de una estructura que sostiene todo el orden simbólico masculino. En vez de rechazarlo, lo afirman en su exaltación y su particularidad. Lo mejor sobre el tema lo ha escrito Kristeva hace tiempo ya. Lean también a Cixous y busquen salir de la red opresiva de oposiciones jerárquicas binarias propagadas por la ideología patriarcal. Muchas “feministas” de las que ví ayer parecen ser mujeres que quieren poder, un lugar en el sistema, respeto, legitimación social. Muy bien. Pero hay otro feminismo menos bullicioso, más interesante, que no osa nombrarse, que puede estar y está incluso en un hombre. Encontré en general el discurso de las mujeres en su día como inherentemente opresivo, un resultado de la inversión libidinal masculina. En el reino de lo apropiado, de lo políticamente correcto. Una mujer imitando el discurso masculino es solo una mujer hablando como un hombre, que quiere ser un hombre, desde Margaret Thatcher a Cristina Fernández de Kirchner. No me interesan esas mujeres. Me interesan las que se sienten extranjeras, las que cambian la esperanza de las cosas, las que destruyen los preconceptos que pensaban que las confortarían, aquello de lo cual supuestamente podrían estar orgullosas, las que bordean y no se regodean en su propio discurso. Ni todas las mujeres son necesariamente femeninas ni todos los hombres necesariamente masculinos. No me interesan las mujeres en sí. Me interesan algunos seres que cuidan y nos cuidan. Lean a Kristeva, a Cixous, mujeres. Parte del problema es que la mayoría de las mujeres que marcharon ayer, al igual que los hombres, no leen, no pueden leer. Y el mundo que sobrevendrá entonces no será femenino ni igualitario ni nada, será terrible.

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