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Dramatis Personae
- Daniel Scarfò
- Filopolímata y explorador de vidas más poéticas, ha sido traductor, escritor, editor, director de museos, músico, cantante, tenista y bailarín de tango danzando cosmopolita entre las ciencias y las humanidades. Doctor en Filosofía (Spanish and Portuguese, Yale University) y Licenciado y Profesor en Sociología (Universidad de Buenos Aires). Estudió asimismo Literatura Comparada en la Universidad de Puerto Rico y Estudios Portugueses en la Universidad de Lisboa. Vivió también en Brasil y enseñó en universidades de Argentina, Canadá y E.E.U.U.
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jueves, 25 de diciembre de 2008
Las cosas contemporáneas
Golpe
Ficción, arbitrio, pensamiento, invento, incluso antes de la aparición de Blackhole. No es lo mismo llamar a la rebeldía que al humo. ¿Quién dijo que el Triunvirato está perdido? Atacar con destreza hacendista para que crezca el plan. La pasión del poder estaba escrita en el corazón de los mendigos. Para mandar bastaba con apretar el botón del ventilador. Los que vinieran podrían finalmente eliminar las concesiones porque eliminarían también la retórica. Serían iguales, perfectamente miméticos con aquellos otros poderes que nada tenían que exigirles, porque ellos todo lo darían. A su manera, son normativos: sostienen que es correcto servirse del método incremental, del ajuste a través de las negociaciones.
–¡Qué hermosa que era la democracia cuando no la teníamos!–, pensó Mario Vallejo.
Patricio Parada finalmente derrocó en un golpe sangriento al presidente-gobernador, quien últimamente estaba demasiado fascinado por los espectáculos, los secretos, la seducción y los encantamientos. Después del golpe no hubo más problemas. Los negocios de Giovanni, arraigado y competitivo inversor, no tuvieron barreras, fluyeron las concesiones y los virajes. Todo era máscara y Giovanni, cuando necesitaba golpear, lo hacía a través de la máscara. Luego nos abandonaría tan sólo por un puñado.
Ya tiene nuevo comisario el pueblo. El Alto Comando no hubo que cambiarlo ya que existió siempre. La lluvia caía tras el cristal de la comisaría y los inocentes comenzaron a caer en las trampas de los pérfidos. Se caían por torpeza, distracción, negligencia, o por una mala suerte que se lleva adentro como un defecto físico. Se caían, simplemente, con sus propias estaturas medianas, grosera y exasperadamente. Saber caerse de vez en cuando, después de todo, no estaba tan mal; era algo así como un considerable paso hacia la independencia de criterio.
El complot y el crimen ya eran la esencia del día que había sido estafado. Los habían arruinado junto con el día. Y seguía lloviendo.
viernes, 19 de diciembre de 2008
Aventura
Naufragio
Ésta era la anteúltima carta. El pez empieza a pudrirse, primero por los sesos. Las absurdas consultoras de la infamia dejan entender algunos mensajes. Éste, tan sólo uno de ellos, informaba sobre otro naufragio. Al escuchar esta noticia Bugis, con esa especie de tristeza cavilosa que lo caracteriza, decidió y consiguió refugiarse en esta isla, por lo menos hasta que vuelva a inundarse. Cuando el sol también se hundía susurrando en el mar, Martín se levantaba y lloraba. El horror llegaba ahora como una tempestad.
jueves, 18 de diciembre de 2008
Llegada
Lo que Martín acababa de ver se parecía a la perfidia, al malvado redondeo, al detestable pero inevitable periódico que a veces parece un milagro. Abandonándolo todo, riendo y desatando inconfesables manías, Martín Walker había conseguido llegar al extremo norte de la isla, creyendo haber llegado al pueblo de Orca Nueva, donde el milagro nunca se habría producido.
–Vean como he llegado a este último día: más quejumbroso que de costumbre, con más años aún de los que tengo–, se lamentaba el día de su supuesta muerte.
martes, 16 de diciembre de 2008
América Latina
Solos
Cuando empezó a trabajar Martín no sabía qué era lo elemental. Tampoco se equivocaba por no saberlo, ya que dependía de las paradojas y sucedía lo que el otro no sabía. Cuando lo supo, Catalina fue la que se enojó un poco porque no sabía de que se trataba todo eso. Martín le explicó que era algo que se demostraba solo, que él también era uno solo. Cuando se veían, no se sentaban en círculo sino solos, y cada uno, en realidad, no sabía nada del otro. El sentido de la vida de cada uno estaba en la capacidad de resistir, de enfrentar el destino en el modo de ser. Hay quienes dicen que cuando dos personas se enamoran es porque ambas se están mirando en el espejo del otro. Funcionaba con Catalina y Martín. Pero no fue lo mismo con George y su novia. Nunca se supo cual era el tamaño de su miedo hasta que un día George se quedó mudo y solo.
¡Quedarse solo! ¿Pero a quién se le ocurre! Sobre todo en su caso, ya que a George probablemente le hubiera dado lo mismo una u otra.
lunes, 15 de diciembre de 2008
Conductas
Misterio
Hay fuentes de la sensación de misterio. La historia de las religiones, que algo nos dice sobre eso, ha sido también la historia del enriquecimiento fantástico de individuos que han transformado la fe en capital. En Blackhole se cree en la magia de los criminales, los ferrocarriles, el industrialismo, el domingo, el fútbol. Y no sabemos nada, por ejemplo, sobre el origen de Roberto. Para él, viajar era el modo de verificarse. Sin saberlo, ya que para desplazarse sobre la onda necesita ignorarlo, cual espejo de plata que refleja un cielo fino, irisado, donde se deslizan a su vez, casi irreales, extrañas siluetas japonesas de barcos conducidos sin timonel.
viernes, 12 de diciembre de 2008
Desaparición
Martín no formaba parte de la clase de hombres que a través de los siglos alteraron deliberadamente el orden establecido para promover cambios o revoluciones.
Henri, disimulado por la vegetación durante tantos años, cazador de mariposas, había descubierto por puro azar a Roberto. Y para ambos los viajes y las revoluciones eran un modo de reflexionar desapareciendo en medio de las tormentas que estas experiencias generaban, como la misma guerra. Quienes nunca han tenido esperanzas vegetan. Pero quienes sí las han tenido sólo para verlas desaparecer son más vulnerables, sobre todo cuando aprenden que toda puerta les está cerrada. Se extravían en las selvas como pasiones soberanas.
Cuando Catalina estaba con alguien solía siempre estar contenta, pero al mismo tiempo todo le parecía casual. Le bastaba con mirar una hoja común de bambú para aprender lo que debía suceder: inclinarse más y más bajo el peso de la nieve, hasta repentinamente deslizarse por el suelo sin que la hoja se haya agitado.
Antes con el bosque, ahora sin él, muchos se esfuman en falsas partidas no anunciadas en los periódicos.
jueves, 11 de diciembre de 2008
Guerra
Finalmente, la guerra, esa sociedad sin guantes, y la sociedad, la guerra con guantes. Esa maravillosa guerra contra un enemigo perfecto, lo suficientemente fuerte para movilizar toda la energía de una nación, y lo suficientemente débil para no ser nunca realmente peligroso y así poder seguir la guerra y el espectáculo.
Intrigas y guerras se sucedían en los pequeños estados de Blackhole, en jobios dominados por los marineros que quedaron del naufragio. En cada marinero hay un patetismo total, un sentido triste de carencia que uno no percibe en el efervescente señor Giovanni. Estos marineros eran sobre todo aventureros. Decían ser piratas venidos de otras islas.
lunes, 8 de diciembre de 2008
Explosi n
Explosi n
En las clases de tradici n aqu aprendemos sobre el exterminio. Cuando estaban por matarlo, Mart n habría dicho:
–Yo pensaba que eso correspond a a un compromiso moral, conservador.
En estos d as terribles que lo dicen todo, dijeron tambi n que el que se equivoca siempre es el enemigo, que se fascinan por la ultranza y que no la admiten como compa era inevitable de lucha. El absurdo fantasma del silencio de las sonrisas fr as habla de necesidades y de tormentas.
Jam s le hab a sido concedido a Martín avizorar la ira y la violencia. Conoc a su existencia, tal como uno sabe que hay cr menes y perversiones. Hab a o do hablar de ello como un pac fico ciudadano que oye hablar de batallas, hambrunas e inundaciones desde su barrio y que, no obstante, ignora por completo el verdadero significado de esos sucesos.
Ahora las sonrisas se hielan, las armas salen del fondo de los cofres y el antagonismo entre los “hijos del sol” y los “hijos de la luna” explota con terrible violencia. El rencor, el odio, la revancha, la envidia, la traici n, son moneda corriente. Es precisamente el reino del terror, del desaliento. Aunque ambos sectores luchan contra nosotros, los hu rfanos, reforzándonos sin querer nuestros nervios y perfeccionando nuestras habilidades. Nuestros adversarios no hacen más que ayudarnos.
Temor a la muerte
domingo, 7 de diciembre de 2008
Meditación
¿Sabía esto Martín? Nunca lo sabremos. Por eso en Blackhole no se olvida jamás a los ojerosos. Aquellos que portan un libro y toda la soledad. Que dejan que la vista se deslice con rapidez, casi en diagonal, hasta que algunas palabras detengan la lectura. Por favor, Martín. Pará y meditá. ¿Volver? Ya se que es difícil volver. Volver es casi como pensar. Y no es fácil pensar.
Allí mismo, en la punta de Sagres, fue donde el Motú vivió cuarenta años de estudio y meditación. De exposición lenta en su pensar, ni las refutaciones ni las confirmaciones ajenas le interesan. Quiso, vaya si lo quiso, conmover a los intelectuales. Pero acabó con su programa de radio hablando de informaciones que se transfieren entre mercados a través de redes de telecomunicaciones de alta velocidad. Eso sí, todo eso lo piensa. Escucha pacientemente una letanía y, con la seguridad que dan años analizando el tema, nos dice a viva voz por la FM:
–¿Y qué se yo? La verdad es que tengo que levantarme siempre a las seis y media, recoger los libros y buscar un nuevo refugio.
El Motú no podía tolerar el flujo incesante, incoherente. Esta vez pareció inquietarle la última pregunta que le hicieron, como si ya hubiera pensado antes algo parecido. Y estando en la radio, no podía decir lo que hubiera querido decir: –“Juzgue por sí mismo”. Catalina había llamado quejándose:
–Nadie puede entender lo nuestro. ¿Por qué es esto así?
En esa aprobación de la vida dentro de la muerte era donde Catalina conocía la noche: esto era el ser. Aquello que no sabe verdaderamente por qué actúa de un cierto modo, aquello a quien la edad no le ha conferido sino edad. Con ella Martín había adoptado las cosas primero con mucho entusiasmo, después reflexionó, después dudó...y se quedó allí. Lo que más esperaba era un cierto conocimiento, que llegó muy tarde. Y esa tardía comprensión, a veces demasiado sensata, llegó a contenerlo.
Martín había pensado mucho en esto. Decidió abandonar la seguridad inconfortable de su pobreza, analizó el desplome de una ética a su alrededor, y estudió la nueva situación a la luz de los ejemplos que ofrecían los nuevos pícaros.
sábado, 6 de diciembre de 2008
Espolón
Pensé en construirme una balsa y conformarme con dormir en el espigón. No soportaba más las histéricas incomprensiones de las actrices de cine, enjugando caprichos en bañaderas cargadas de espuma. La punta de Sagres, más allá de la bahía de Lages, hundía (en algunos mapas) su espolón en pleno océano. Y el amor era una barcaza en el mar. Mejor el naufragio, mejor la otra espuma que la inundación.
viernes, 5 de diciembre de 2008
Proscripción
No todos los políticos de todas las tendencias podían entender que era lo que sucedía.
–¿Vio qué rápido se acostumbra la gente?–, le confesaba Max a la señora que estaba delante de él en la fila del almacén. Como todos los que estaban en esa fila, no tenía más remedio que quedarse quieto y mirar fijo al general.
–Déjeme hablar–, le contestó la señora.
Los caballeros medievales junto a sus escudos de armas se empeñaban en relatar en el programa del Motú sus victorias gramaticales. El gobernador autoidólatra proscribía del lenguaje varias palabras inadecuadas en tiempos de males linguísticos y obligaba a sus ciudadanos a arrodillarse en la nieve a su paso. Lo agujerense moderno para él debería ser discreto en las pasiones, suave a la hora de matar a alguien, obediente y risueño ante la superioridad, frente a la adversidad. Y el buen orden dependía enteramente de la corrección del lenguaje. Pero si se considera verdad a lo que todos repiten, no pensar como los otros nos colocaba a algunos en una situación desagradable. Y remató Kojiro frente a un establo:
jueves, 4 de diciembre de 2008
Bosques
Sabiendo todo esto, Martín se acostumbraba a entrar en su casa por la noche pasando por la puerta trasera, para no despertar a su perra. Pero prácticamente nunca lo conseguía.
–Ustedes llevan tan sólo quince años en la dictadura–, le explicaban los indígenas. Nosotros llevamos cinco siglos.
miércoles, 3 de diciembre de 2008
Alternativa
Introducción
Ahora, combate la espera. Cuando empezó a llover sobre una pradera azul él volvió en carreta a su pueblo. Jack, cuyo único fin había sido la obtención de seguridad –especialmente económica- para él y su familia gracias al camión, habría introducido en su momento a Martín en un mundo de hombres, de mitos, de tangos. Walker habría querido huir luego de donde no había posibilidad de huir. Estaba todo adentro, en el mismo lugar, como un virus ya inoculado que alguna vez fuera aerotransportado. Las marchas son en Blackhole retornos. Un cigarro displicente cortaba oblicuamente los labios de un gitano. Adentro.
martes, 2 de diciembre de 2008
Anhelo
Martín Walker había presenciado quizás por demasiado tiempo la consumación. Y compartió el arroz y los porotos y las camas de mujeres y las insoportables preguntas de los nocturnos y los desolados. En su anhelo de fuga hacia los soñados espacios puros y abiertos de Blackhole había encontrado el contacto ilusorio y esperanzado con otra realidad.
lunes, 1 de diciembre de 2008
Antinomias
Sentarse
Alguna gente, no molesta con lo que escucha, no fracasa, no se muere de hambre, nada. No entienden nada de todo lo que se habla pero, a la vez, no les molesta. Eso sí, no sea cosa de que un día alguien salga y haga algunas preguntas. ¿Qué podemos hacer? Nada se demuestra tan rápido. Sin embargo, hoy no tenemos nada que perder. Recordemos que los nambiquara yacen desnudos luego de revolcarse por la arena. Mientras tanto, se volvía a oír la voz del Motú relatando:
–Todo el mundo ha muerto. Ya no queda nadie. Ningún hombre, ninguna mujer. Nada.
Martín no quería escucharlo. No quería escuchar la música ni quería escuchar nada. Sólo trataba de no pensar en nada.
–Nada, no dicen nada–, se decía.
Catalina se hallaba ocupada haciendo compras, comiendo cosas ricas, bebiendo de más y haciendo proyectos de felicidad. No hacía nada que estuviera realmente mal y llevaba a flote su barco sin molestar a nadie.
Pero en apariencia, casi nada andaba bien: ni los bolsillos ni las esperanzas. Cuando no tenía nada que hacer y se iba a jugar al truco con el Mono y el Loco en el bar de Martínez, Martín les contaba eso de ser aprobado y admitido cuando demuestre que no cree desesperadamente en nada, que no se aferra demasiado al colchón, y que no enloquecerá nunca por nada. Eso sí, todo sentado. Había que quedarse sentado en el sillón sin hacer nada.
–Que vivamos en un sistema democrático no quiere decir nada: aquí hay una larga historia que no termina de un día para el otro, tal vez nunca–, solía decir Kojiro cuando le preguntaban sus amigos por la situación política. Y nada más lejos que la semana que viene cuando el sueño llega y desaparece el miedo. Nada mejor que el lenguaje ambiguo de las imágenes para la insinuación.
La gente se sienta en las sillas para seguir escuchando al Motú cómodamente. El marinero Bugis, testigo del asesinato del bello guardaespaldas Macasar, perpetrado en agosto, contaría en el programa lo sucedido. Cada uno de sus dichos y consejos es como la ruina que ha quedado de un gran relato perdido:
–El barco estaba allí, y de golpe no hubo más nada. Nada más que la repetición sin fin de la misma escena sórdida. Yo ya no tenía opinión sobre nada.
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