Martín no formaba parte de la clase de hombres que a través de los siglos alteraron deliberadamente el orden establecido para promover cambios o revoluciones.
Henri, disimulado por la vegetación durante tantos años, cazador de mariposas, había descubierto por puro azar a Roberto. Y para ambos los viajes y las revoluciones eran un modo de reflexionar desapareciendo en medio de las tormentas que estas experiencias generaban, como la misma guerra. Quienes nunca han tenido esperanzas vegetan. Pero quienes sí las han tenido sólo para verlas desaparecer son más vulnerables, sobre todo cuando aprenden que toda puerta les está cerrada. Se extravían en las selvas como pasiones soberanas.
Cuando Catalina estaba con alguien solía siempre estar contenta, pero al mismo tiempo todo le parecía casual. Le bastaba con mirar una hoja común de bambú para aprender lo que debía suceder: inclinarse más y más bajo el peso de la nieve, hasta repentinamente deslizarse por el suelo sin que la hoja se haya agitado.
Antes con el bosque, ahora sin él, muchos se esfuman en falsas partidas no anunciadas en los periódicos.
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