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Dramatis Personae

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Cartógrafo cognitivo y filopolímata, traductor, escritor, editor, director de museos, músico, cantante, tenista y bailarín de tango danzando cosmopolita entre las ciencias y las humanidades. Doctor en Filosofía (Spanish and Portuguese, Yale University) y Licenciado y Profesor en Sociología (Universidad de Buenos Aires). Estudió asimismo Literatura comparada en la Universidad de Puerto Rico y Estudios Portugueses en la Universidad de Lisboa. Vivió también en Brasil y enseñó en universidades de Argentina, Canadá y E.E.U.U.

sábado, 2 de diciembre de 1995

Viaje a los viajes de la literatura peruana X (1995)

Las huídas, las fugas

La tensión lleva a Ernesto a la fuga. Ernesto mismo es testigo de la fuga general. Ernesto no tiene dónde refugiarse. Ernesto, el personaje de Arguedas, quería escapar a la fatalidad canina de los personajes de Vargas Llosa. ¿Querría ser un escaso jaguar? También La casa verde  comienza con una fuga de nativos, que huyen al advertir la expedición. En “La casa y la culpa” de Fernando Ampuero, el  leit-motiv  del cuento es el siguiente mensaje: “Lo han descubierto todo. Escapa”. En la novela Caramelo verde , del mismo autor, el blanco huye y tiene la suerte de ser rescatado por un grupo de indígenas que también andaban huyendo.

Arguedas huye y, com el personaje de Ampuero, finalmente obtiene refugio en una comunidad indígena. ¿O el personaje de Ampuero habla de Arguedas? Dice el narrador en Los ríos profundos  : “...Debíamos tener apariencia de fugitivos, pero no veníamos derrotados sino a realizar un gran proyecto.”32

También se escapan las nativas en La casa verde , Bonifacia las hace escapar porque sintió que querían irse. Como Adrián Nieves que

“...nada malo,patrón, no maté a nadie, sólo que se escapó del servicio, no podía vivir encerrado en un cuartel, para él no había como el aire libre, se llamaba Nieves y antes que le echaran lazo los soldados era práctico”33 

Y Lalita también se escapa, y se encuentra con Fushía para escaparse juntos:

“Y AL ANOCHECER ella escapó como él le dijo, bajó el barranco y Fushía por qué te demoraste tanto, rápido, a  la lanchita. Se alejaron de Uchamala con el motor apagado, casi a oscuras, y él todo el tiempo ¿no te habrán visto, Lalita?, pobre de ti si te vieron, me estoy jugando el pescuezo, no sé por qué lo hago y ella, que iba de puntero, cuidado, un remolino y a la izquierda rocas. Por fin se refugiaron en una playa, escondieron la lancha, se tumbaron en la arena. Y él estoy celoso, Lalita, no me cuentes del perro de Reátegui, pero necesitaba una lancha y comida, nos esperan días amargos pero ya verás, saldré adelante y ella saldrás, yo te ayudaré, Fushía. Y él hablaba de la frontera, todos andarán diciendo se fue al Brasil, se cansarán de buscarme, Lalita, a quién se le va a ocurrir  que me vine de este lado, si pasamos al ecuador no hay problema.”34

Todos estos desertores de los que está compuesta una gran parte de la literatura peruana son segregados, vagabundos, perseguidos, exiliados, que se escapan de toda prisión. Pocas huídas tan bellas como ésta de Garcilaso:

 “...debo agradecerle muy mucho [a su fortuna] el haberme tratado mal , porque, si de sus bienes y favores hubiera partido largamente conmigo, quizá yo hubiera echado por otros caminos y senderos que me hubieran llevado a peores despeñaderos o me hubieran anegado en ese mar de sus olas y tempestades (...) y con sus disfavores y persecuciones me ha forzado a que, habiéndolas yo experimentado, le huyese y me escondiese en el puerto y abrigo de los desengañados...” (Garcilaso, en el Proemio de La Florida ).35

Las fugas, las huídas, vuelven una y otra vez en La casa de cartón  de Martín Adan, con los intentos de escapar de un lugar que lo condena a la impotencia ”hasta el punto en que se puede soñar con el viaje pero nunca realizarlo”.36


(32) Arguedas, Los ríos profundos, op. cit., cap. 1 "El viejo"

(33) Vargas Llosa, Mario. La casa verde, op. cit., p. 105.

(34) Vargas Llosa, Mario. La casa verde, op. cit. p. 214-215.

(35) Citado en Loayza, Luis, El sol de Lima, FCE, México: 1993 (1974), p. 8.

(36) Loayza, Luis. El sol de Lima, p. 134.

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