Translate

Dramatis Personae

Mi foto
Cartógrafo cognitivo y filopolímata, traductor, escritor, editor, director de museos, músico, cantante, tenista y bailarín de tango danzando cosmopolita entre las ciencias y las humanidades. Doctor en Filosofía (Spanish and Portuguese, Yale University) y Licenciado y Profesor en Sociología (Universidad de Buenos Aires). Estudió asimismo Literatura comparada en la Universidad de Puerto Rico y Estudios Portugueses en la Universidad de Lisboa. Vivió también en Brasil y enseñó en universidades de Argentina, Canadá y E.E.U.U.

viernes, 9 de octubre de 1992

Literatura comparada: Entre la mitificación y la herejía (1992)

No creo que el movimiento entre la mitificación y la herejía sea una característica esencial de la Literatura Comparada. Este movimieno entre lo nómade y lo sedentario constituye una estrategia, un procedimiento propio de la picaresca. Tal vez eso sea un buen comparatista: un pícaro que juega a los mitos con Shaw y sus influencias, o Guillén y el género, o Hatzfeld y el estilo, para socavar luego como Lawall en sus antologías (y, como ven, debe ser parásita lazarillo de las masterpieces), o Hernadi (que en todo se mete y en todos los campos husmea) o Culler (que no deja nada en pie sino la muerte del mito o, mejor dicho, su descuartizamiento), o Pratt (sutil revolucionaria postmoderna que ve en el comparatismo un campo político de construcción cultural). Sí, eso creo: los comparatistas son infiltrados, algunos en pos de su propia mitificación y deificación; otros, pretenden derribar el edificio que ya no pueden poseer. Para que haya herejes ha de haber mitos. La Literatura Comparada es un raro caso de mito herético con respecto al mundo. Y negocia esta identidad día a día muy hábilmente. Y e entiende: sus representantes son refugiados, escépticos, desesperanzados, resentidos, errantes, vagabundos, inconformistas, molestos en toda silla, habituados a la máscara. 
La Literatura Comparada es la carcajada herética de Dios en el cementerio, la voluntad de re-ligare y re-eligere en una comunión ya sólo (o, tal vez, siempre) posible en las variadas tretas de la ficción.

No hay comentarios: